27 de febrero de 2022.
Archer Alarcón.
—No creo que sea prudente que lleguemos juntos… —dice Farah al terminar de tragar un bocado de uno de los dos sándwiches que le preparé —. Es decir, sé que todo está bien…, o eso creo —se corrige —, pero ¿no te parece muy apresurado un ‘’nosotros’’?
Frunzo el ceño y vuelvo a terminar de preparar mi sándwich, sobre todo cuando la estaba mirando como un idiota que ahora no quiere ver nada más que no sea ella. Ella y esos profundos ojos negros que me recuerdan a un bosque oscuro en el que me he perdido y no hago el más mínimo esfuerzo por ser encontrado. Es un placer vivir en ese bosque para siempre.
—¿Crees que nuestros amigos no saben sumar uno más uno? Ninguno de los dos apareció anoche, ni siquiera para saber cómo se encontraba su hija luego de todo el desorden que se armó, cosa que no me enorgullece porque significa que no estoy comenzando mi labor como padre con buen pie… —pongo mis sándwiches listos sobre un plato y me volteo, antes de ir hacia la mesa donde se encuentra ella y sentarme. Me la quedo mirando cuando noto que ella no para de hacerlo conmigo. Una enorme sonrisa baila en sus labios y sus ojos brillan con ternura —. Extrañaba que me miraras de esa manera —admito.
—Aún sin saber que eras padre, tú ya eras uno excelente, lo sigues y lo seguirás siendo.
—Adoro tu fe en mí —sonrío, comienzo un bocado de mi sándwich.
—Hablo en serio.
—Yo también —murmuro después de tragar.
—Ella te adora. Y no somos malos padres por haber dejado a Estrella con su abuela, sus tíos postizos y tío real. Sabes que con ellos ella está a salvo.
Tuve unas tremendas ganas de decirle que, si sabe que la niña siempre estará a salvo con nosotros, por qué nunca nos contó nada. Prefiero respirar profundo y callar porque sé que lo nuestro no se va a arreglar por completo de la noche a la mañana, es algo que lleva tiempo, dedicación y no más mentiras o secretos. Es algo complejo y ella lo sabe, porque de no ser así, entonces no pensaría que un ‘’nosotros’’ es muy apresurado.
—Sí, lo sé —me limito a decir. No planeo decir más. Quiero darle su tiempo para que medite lo que quiere y desea. Yo nunca voy a obligarla a hacer algo que no quiere.
—Entonces, ah, yo sé que ellos sospechan nos quedamos juntos, y probablemente también piensan que hicimos más cosas de lo que realmente sucedió… —enarco una ceja al notar como comienza a sonrojarse. Farah Anjana Brownbear Klein sonrojándose es algo digno de ver. Pocas veces lo hace, y la mayoría de esas veces he sido yo el privilegiado de haberlo podido lograr.
—¿Creen que tuvimos sexo? —Pregunto de manera directa y ella abre sus ojos y boca sorprendida.
—¿Desde cuando eres tan directo? —Cuestiona.
—Mucho tiempo con Ángel.
—Tiene sentido.
—Entonces…, ¿no crees que sea prudente que estemos juntos?
—No es eso…, o bueno sí, pero no.
Okey, eso me dejó más confundido de lo que ya estaba, y mi expresión debió decírselo porque resopla.
—Si tú quieres estar conmigo… —titubea al decirlo y la conozco tanto como para saber que ella cree que a lo mejor estoy tranquilo en este momento, pero que más adelante podría salirle con alguna sorpresita como reclamarle el hecho de haberme ocultado a mi hija, y la verdad es que, me entristece que sea así, porque ella me conoce. Yo ya le dije todo lo que tenía que decirle, lo único de lo que tenemos que hablar es que me cuente bien todo el lío con mi abuela, la enfermedad de mi hija y comenzar a disfrutar de un futuro prometedor en el que nadie pueda separarnos nuca más —, yo estaré de acuerdo porque es algo que deseo, y en el fondo siempre lo supiste, por eso no te dabas por vencido con la perdida de nuestra relación. Pero anoche ibas a casarte. No quiero imaginar el revuelo que hay en todos los medios comunicativos sobre tú teniendo una hija y que encima esa hija es mía…, es mucho para digerir. Y, el que tú y yo retomemos la relación al día siguiente de haber estado a punto de casarte con otra…, pues, perdón, pero suena a que estás siendo obligado a estar conmigo.
—No sabía que te importaba lo que dijera la gente.
—Y me importa una m****a. Es por ti por quien estoy preocupada, Archer.
—No lo entiendes, Farah. Yo no soy ese adolescente ingenuo que vivía de sueños absurdos donde creía que el mundo era bueno y yo siempre estaría bien. Donde pensaba que jamás me ocurrirían cosas malas solo por ser bueno, y sería recompensado debido a ello. Sé y entiendo que por más bien o mal que hagamos, eso no nos asegura nada. Puede que seas bueno y te pasen cosas malas, o que hagas cosas malas y tengas la suerte de vivir experiencias buenas, pero, al final de cuentas, todo lo que verdaderamente importa es el por qué haces esas cosas, ya sean buenas o malas, y cómo dejarán tu consciencia y la manera de verte y quererte. Yo elijo ser bueno, pero ahora sé que el serlo, no significa que todo vaya a ser positivo en mi vida y que nunca pasaré por tragedias o cosas que me alteren.
—Extrañaba tanto escucharte hablar —ella estira su mano sobre la mesa y yo la tomo con la mía. Su calidez me arropa de inmediato y ambos sonreímos al ver como nuestros dedos se enredan en los del otro —, bien. Entonces, opino que deberíamos dejarlo fluir.
—¿Dejarlo fluir?
—Dejarlo fluir —afirma.
—Me gusta.
{-}
—¡Papi! ¡Mami! —Mi sonrisa es inmediata cuando entramos al departamento de Archer y veo a mi hija correr hacia mí. Sin pensarlo dos veces me agacho y estiro mis brazos para que ella se encaje entre ellos y corresponda a mi abrazo. En cuanto lo hace, nos aferramos al otro. Siento como me aprieta con fuerza a su pequeño cuerpo y mis ojos se cristalizan una vez más. Un escalofrío recorre mi espina dorsal y, aunque mi subconsciente me grita que esto es un sueño, yo me impongo diciendo que es real.
—Hola, Corazón —Me separo un poco de ella y lo primero que hago es besar su mejilla, cosa que la hace reír.
—¡Tu barba me da cosquillas, papi! —Exclama entre risas.
—¿Quieres que la quite? —Pregunto, estando dispuesto a hacer cualquier cosa por ella.
—No. Mami dice que así te ves muy guapo.
Volteo a mirar a la mujer parada detrás de mí y ella enseguida voltea a mirar hacia otro lado, son dejar de morder su labio inferior. Niego con mi cabeza y regreso mi atención hacia nuestra hija.
—Me gusta tu cabello.
Estiro mi mano y toco uno de los pocos rulos cortos que tiene. Ella tiene el cabello corto y liso, pero hay pequeñas ondas formándose en algunas puntas. El color de este es negro, como el de su madre y hacen que el verde en su mirada resalte más.
Dios, estoy tan orgulloso de lo que Farah y yo hemos hecho juntos. Esta niña es maravillosa, es un ser de luz, es…
—Perfecta.
—¿Qué cosa, papi?—Tú, eres perfecta —su sonrisa se amplía mucho más y lleva sus manos también hacia su cabello.—Es cortito, pero me gusta. A veces uso las pelucas porque me gusta usarlas, no porque sean necesarias o porque me de vergüenza mi poco cabello. Me enorgullece porque, como dice mami, significa que soy una guerrera que ha superado algo muuuuuy grande.—En eso estoy totalmente de acuerdo.—Igual, para mí es más dificil superar la escuela que superar la escuela, que superar mi enfermedad. Mami dice que es al revés, pero yo no lo creo.—¿Se te hace muy dificil la escuela?—Sí. La mayor parte del tiempo lo paso en clases virtuales o mi maestra, la tutora designada para mí, viene a casa a darme clases, desde hace dos años, poquitas veces he ido a la escuela.—¿Ella no puede ir al colegio todavía? ¿No puede ir de manera constante? —Le pregunto a Farah.—Se supone que ahora a finales de marzo, que estaría comenzando el primero de los dos cuatrimestres de primaria podría comenzar s
—¿Por qué se supone que mi madre te está dando las gracias? —Pregunta Farah, quien es la única que no se encuentra desayunando. Según ella, el desayuno que le hice esta mañana estuvo más que suficiente; sin embargo, Estrella y yo también desayunamos antes y ahora estamos desayunando de vuelta. Estoy muy orgulloso de mi hija, ¿ya lo había dicho? —Por nada —Responde su madre. —Jezabel tuvo la idea de interrumpir la boda de papá, mami —le comenta Estrella. Yo casi me atraganto con el pedazo de tostada y Rebeka abre los ojos ampliamente al escucharla. —¡Estrella! —Déjala —dice Jezabel, colocándose recta en su asiento y mirando a todos con la barbilla en alto y actitud de ser el ser más imponente del mundo, y en cierta forma, lo era —. Me enorgullece que todos sepan que fue mi idea. —Pedazo de loca… —murmura Ángel, mirando hacia otro lado. Él no ha probado bocado de comida. Dice no tener hambre, lo cual es raro. Suele comer incluso más que yo. —Imbécil —responde ella, cruzándose de br
28 de febrero de 2022Farah Brownbear.—¡Quiero a todo mundo en la sala de juntas! ¡Ahora! —Entro al edificio gritando.Tengo que apretar mis labios con fuerza para no reírme como quisiera. Tengo que aparentar rectitud y seriedad, algo que últimamente me cuesta mucho hacer. Quiero sonreír a cada rato. De solo pensar en el día de ayer mientras miraba a mi hija y su padre jugar, cantar y contarse mil cosas, es imposible no querer estar con los labios ensanchados a cada rato.Sin embargo, también recuerdo las palabras de Archer a la perfección: no debo demostrarle miedo a las personas. Mucho menos si se trata de su abuela, a quien sí le temo, he de decir, pero ella no tiene por qué saberlo. No tiene por qué seguirlo creyendo. Llegó Farah Brownbear, aquella que antes era insolente, aquella a la que algunos denominaban como: ‘’Corazón de hielo’’, o directamente aseguraban que ni corazón tenía.Antes, mi seria, indestructible y firmeza forma de ser se debía a una careta que debía imponer de
Me levanto y me encamino hacia la sala de junta donde todos me esperan. Vuelvo a contenerme para no reírme en sus caras por lo mal y angustiados que se ven. Ellos creen que de verdad regresó la Farah que era una arpía con ellos, que no los dejaba descansar y que no quería más que perfección para su empresa. —Comentaré unas cosas y ordenaré otras —comienzo a decir. Miro la hora en el reloj postrado en la pared sobre mí y volteo a verlos a todos, quienes ahora me miran atentos. —Traigo buenas noticias: más de la mitad del personal que habían despedido han decidido regresar, el resto no lo hizo y se les indemnizó por el mal trato recibido a causa del imbé…, de Edward —me corrijo rápidamente, antes de continuar hablando —. Más manos de obra, menos trabajo —los oigo celebrar y yo sonrío con malicia —, pero eso será a partir del día dos porque hoy nadie se va de acá sin que una segunda revista esté lista para salir mañana mismo. La sala se queda completamente muda. —Es imposible que añ
28 de febrero de 2022Archer AlarcónSiento su cuerpo ponerse rígido en cuánto hago el pedido. Levanta su mirada a la mía y analiza mi rostro, yo frunzo el ceño, esperando a que hable, y pienso que no va a hacerlo.Me gustaría que fuese abierta conmigo en este aspecto, porque a pesar de que soy parte de ese pasado tan hermoso como doloroso, no parezco ser tan fiable o seguro como para ella hablar de eso conmigo.Su rostro perdido me pide disculpas y mis hombros se hunden cuando confirman lo que ya sé: no dirá nada, y no me gusta obligar a las personas a hablar si no lo quieren hacer.Justo cuando estoy por asentir, sintiéndome derrotado, su voz me sorprende:—Necesito estar un poco distanciada para poder hablarte de todo, porque si sigo sentada en tus piernas, y teniendo tu cuerpo a solo un centímetro de mí, voy a llorar a cada segundo, queriendo que me tengas abrazada y nunca terminaré de contarte todo. Va a ser muy dificil.Aun procesando en mi mente todo lo que ha dicho, muevo mi c
Todo lo que ella me cuenta es demasiado para soportar. No imagino lo que tuvo que vivir, no quiero siquiera pensar lo que fue estar en su piel en ese momento. Debió ser horrible, y yo… yo no estuve allí. De solo pensarlo mi pecho punza en dolor. >>Tuve lo que se le llama Síndrome del Gemelo Evanescente. Ellas serían gemelas. No sería solo Estrella. Iban a ser Estrella y Luna. —Íbamos a tener dos hijas… —susurro. Sintiendo el shock asentarse en todas mis terminaciones nerviosas. —Perdóname, Archer, fue mi culpa. Fue mi culpa. Sin pensarlo dos veces, me levanto de mi asiento y la hago levantarse para cargarla hasta el mueble más cercano y sentarnos allí. Ambos lloramos juntos. Ahora la entiendo. Entiendo su miedo. El trauma que desarrolló todo lo que vivió y todo lo que ese temor causó. Ella ha perdido mucho. Demasiado. Y eso ya ha acabado. Es hora de que termine porque no es justo que sigamos perdiendo cuando no le hemos hecho daño a nadie. No lo merecemos. Ella menos que nadie.
28 de febrero de 2022.Farah Brownbear.—Sube que ya vamos tarde.—Dijeron que nos veríamos dentro de una hora en el restaurante…—Ya ves que no.—No. Me iré solo.—Es que ya no vamos al restaurante. Cambiaron los planes. Sube —comienzo a estresarme cuando lo veo negar con su cabeza —¡Ángel, sube al auto!—No.—Por favor, tío Ángel…La sonrisa del susodicho se borra de su rostro cuando mira a mi hija asomarse desde la parte trasera hasta quedar en medio de los dos asientos delanteros de mi auto. Lo mira con carita adorable y junta sus manos en súplica. Yo aprieto mis labios para no reír.—¿Así que eso harán a partir de ahora para convencerme de hacer lo que quieran? —Pregunta él, cruzándose de brazos.Mi niña intensifica su mirada de gatito de Sherk, y yo sonrío orgullosa de ella cuando mi mejor amigo resopla y rodea el auto para subirse. Decide subir hacia la parte trasera y saludar a Estrella dándole un beso en su mejilla.Arranco el auto mientras ellos comienzan a hablar y escucho
—Yo se lo dije y ella no me hizo caso —escucho a Stella refunfuñar y salgo de mi estupor para observar cómo se voltea entre los brazos de Aarón y cruza sus brazos molesta —. Quiero golpear a mi mejor amiga. Mucho.—Quiero entender por qué quieres golpear a Jezabel…Ella vuelve a voltearse entre los brazos de Aarón para dejar de mirarlo y ahora mirarme a mí.—Le dije que había una chispa entre ella y Ángel. Me aseguró que no, que solo son amigos que se hacen bromas y compiten por todo, y para demostrármelo, llamó a su ex, quien ahora no es su maldito ex porque lo llamó justo para decirle que sí quería regresar con él.—Vaya…—Hace un año terminó con Darvin. La verdad es que era un buen chico. Ella lo hacía enloquecer, y siempre buscaba motivos para terminar con él. Pensaba que él la engañaba con la veterinaria de su gata, o que viajaba para ver a sus padres a otro país para no tener que soportar su actitud, y que a él le molestaba su forma de ser…, aunque eso último era cierto. Darvin