15/ Lo sabía. Archer no me cree.

26 de febrero de 2022.

Farah Brownbear

—No tienes idea de cuánto te odio, Farah. Te odio como jamás pensé odiar a nadie en este mundo.

El abrir la puerta y encontrarme con nada más y nada menos que a una de las tres personas a las que más amo en este mundo decirme esas horribles palabras con semejante firmeza, es de lejos lo peor que me ha pasado. El que Archer me odie lo supera todo.

No sé por qué me impacta tanto el que me lo diga. Tenía muy en claro que, una vez que se enterara que tenía una hija a la que no crió por años, iba a odiarme.

Pensé que estaba preparada para cuando llegara este momento.

Se supone que tuve años donde me fui haciendo a la idea y no me dolería tanto cuando ese día llegara…

Pero ese día es hoy, y no solo duele. Está destrozándome por dentro.

El saber que soy la culpable de sus ojos rojizos, lágrimas incontenibles, cuerpo tembloroso y rígido, me parte por dentro.

Ni siquiera intento cerrar la puerta. Lo hecho, hecho está. El día ha llegado, debo afrontar las consecuencias y tratar de salir viva de aquí.

—¿Farah?

Stefan se asoma y lo miro abrir sus ojos cuando nota que su hermano fue quien tocó de manera desesperada su puerta. Yo abrí de manera normal ya que esperaba a la esposa de Stefan, quien se supone que vendría en algún momento.

—Stefan… —murmuro en un susurro tembloroso.

—¿Siempre fuiste su cómplice? ¿Lo supiste todo y nunca me dijiste nada? —Archer mira con fijeza a su hermano. Me ignora. El resentimiento es palpable en su voz y en sus rasgos faciales.

—Archer, por favor. Solo te pido que la escuches. No seas tan duro con ella hasta escucharla. No trates mal.

—¿Por qué la defiendes tanto? ¿Estás enamorado de ella? ¿No se supone que eres homosexual? Oh, cierto, también estás casado con una mujer, lo que significa que serías bisexual, lo que al mismo tiempo respondería mis dudas. Farah te gusta —resuelve. Abro mis ojos, mirándolo con horror debido a sus suposiciones.

—Quiero creer que solo estás diciendo esas cosas porque estás resentido —replica Stefan, mirándolo con tristeza.

—Archer… —Intento mediar, pero él sigue mirando a su hermano.

—Si no es que estás enamorado de la misma mujer a la que tu hermano menor ha amado durante toda su m*****a existencia, entonces significa que lo dices porque me crees alguien capaz de llegar hasta ciertos extremos, como, por ejemplo, la violencia. ¿Crees que sería capaz de ponerle una mano encima a Farah?

—No pongas palabras en mi boca que no he dicho.

—¡¿Entonces por qué te entrometes en algo que nos incumbe a ella y a mí?! —Cierro mis ojos cuando lo escucho gritarle a su hermano.

Demonios esto es mi culpa. No solo he roto a Archer, ahora también romperé a su familia.

A lo mejor su m*****a abuela tiene razón y yo siempre seré la perdición del hombre que hoy mira entre su hermano mayor y yo, encontrándose dolido, desarmado y destrozado.

—¡Solo te hice una pregunta, Stefan! ¡Solo una! ¿Lo sabias? ¡¿Siempre lo supiste y nunca me dijiste?! —Mientras habla toca el pecho de Stefan con su dedo índice y Stefan lo deja hacerlo.

Niego con mi cabeza y decido entrometerme.

No puedo más quedarme sin hacer nada.

—Esto es entre tú y yo, Archer. Tú mismo lo acabas de decir —camino poniéndome en medio de ambos y levanto mi mirada que se cristaliza en cuanto nuestros ojos impactan. Sus ojos se cristalizan nuevamente y todo lo que quiero es abrazarlo. Suspira cansado. Se ve perdido y agotado —. Él lo supo por accidente, hace un año. Yo lo convencí de que no te dijera nada.

—No es así y lo sabes —dice Stefan, queriendo colocarse delante de mí, pero volteo a mirarlo.

—Lo único que importa es que lo hiciste para proteger a mi hija —aclaro y Stefan asiente. No quiere llevarme la contraria —. Voy a pedirte que, por favor, nos dejes tu departamento para hablar. Archer y yo necesitamos conversar y necesitamos espacio para eso.

Stefan mira de mí a su hermano y así sucesivamente.

—Aunque pudiera odiar a Farah toda una vida, jamás podría hacerle daño. Nunca la lastimaría. Pensé que me conocías, Stefan —susurra Archer.

Y lo entiendo. Stefan piensa que Archer de verdad podría hacerme algo. Nunca hemos experimentado a un Archer molesto en tal magnitud, y supongo que es por eso que su hermano mayor duda; pero yo no lo hago. Confío en Archer con los ojos cerrados. Sé quién es él. Jamás sería capaz de hacerme daño.

Todo lo contrario: debería protegerlo a él de mí.

Es Archer quien necesita más apoyo que nunca, sobre todo ahora que hablaremos y se sabrá todo. No pienso quedarme callada, pase lo que pase.

—Llamaré a Micaela. Ella no vendrá esta noche.

—Puedes ir a casa de Aarón. Allí está Estrella junto con su abuela, mis amigos y Jezabel —murmura Archer estando un poco más calmado, mirando hacia la nada.

Stefan tan solo asiente y me dice que esperará a que le avise cuando puede regresar. Sale del departamento y yo me adentro, cierro mis ojos con fuerza y volteo con lentitud cuando siento los pasos de Archer recorrer el living. Lo observo quedarse detenido en el marco del living y mirar todo a su alrededor.

Cuando su mirada se posa en mi nos perdemos un instante el uno en el otro. Él niega con su cabeza y suspira. Se lleva sus manos a su rostro y lo frota. Está frustrado y yo también lo estoy.

Ninguno de los dos se sienta, todo lo que hacemos es estar a la expectativa.

—¿Me amaste alguna vez, Farah? ¿Lo hiciste realmente?

Esa es su primera pregunta, y, dependiendo de lo que responda a la que voy a hacerle yo ahora, veré su hablaré con absoluta verdad o sigo siendo la villana ante sus ojos.

—¿Creerás las respuestas que voy a darte?

—Siempre termino perdiendo por creerte, pero, aun así, no puedo dejar de hacerlo. Si vas a destruirme hazlo bien, hazlo por completo. Dímelo todo, pero hazlo ya, porque no soporto más. Tú robaste todo de mí, me tienes por completo en tus maldit*s manos, Farah Brownbear, y es curioso cómo, aunque me aplastes y me dañes entre ellas, yo sigo queriendo quedarme allí, en la calidez de esas palmas, siendo sostenido por siempre.

>>Qué masoquista soy ¿verdad? —Mis ojos se cristalizan. Doy un paso hacia adelante inconscientemente, pero me detengo en cuanto veo como él retrocede.

Accedió a hablar conmigo, pero no planea que yo esté cerca. Entiendo lo doloroso e insoportable que es tener que estar conmigo en el mismo lugar.

—Ya que estamos siendo sinceros, entonces te lo diré todo, Archer. ¿Estás seguro de poder con todo lo que te diré?

—Prefiero verdades que duelan, a mentiras que me tengan enceguecido por siempre.

—Te amé, te amo y te amaré por el resto de mi vida —mi voz se rompe al soltar esas palabras. Él niega con su cabeza, pero no porque no me crea, sino porque le duele saber que, aunque lo amo, hice de todo para impedir que estuviésemos juntos.

—¿Heikel?

—Nunca pasó nada entre él y yo. Una persona nos encerró y desnudó para tomarnos fotos y que luego llegaras tú y nos vieras, pero nos durmieron, nos dieron algo que nos hizo quedar inconscientes. Esa persona aún tiene esas fotos y todo este tiempo me ha manipulado para que yo esté lejos de ti o va a soltar esas fotos. Yo al ser una figura pública no iba a quedar bien parada. Además de eso, ella es muy poderosa, prometió quitármela si tú te enterabas de que tenías una hija. Y yo no podía permitirlo, Archer. Tú todavía no eras el hombre que eres hoy en día. Dependías de tus padres y no tenías manera de defenderte, yo menos.

>>Ella me quitaría a Estrella…, y aunque te amo, mi hija está primero.

Lo veo bajar su cabeza y asentir mientras frunce el ceño.

—No me digas quien es.

Soy yo quien ahora lo mira extrañada.

Lo sabía.

Archer no me cree.

—Archer. Sé que merezco todo lo malo, sé que incluso podrías quedarte con Estrella, hacerla feliz, pero…, por favor. Te lo imploro. No me alejes de ella. No me quites a mi hija… —Me acerco hacia él, quien me mira aturdido. Sus ojos muy abiertos, asombrado. Yo me arrodillo y tomo su camisa entre mis puños. Archer es el mejor abogado y tiene pruebas suficientes para quitarme a mi niña —. No me dejes sin Estrella, te lo pido.

—¿Qué haces, Farah? —Él toma mis brazos y me hace levantarme, atrapa mi cuerpo con el suyo y yo me protejo, escondiéndome en su cuello, donde lloro incesantemente —. Un momento crees en mí y en que jamás te haré daño y al siguiente crees que apartaré a Estrella de tus brazos…, ¿no crees que eso no tiene sentido?

Me separo solo un poco de él y lo miro a su rostro. Estamos muy cerca, demasiado cerca.

—No quieres que te diga quien me obligó a no decirte que tenías una hija. Eso significa que no me crees…, no crees que alguien me haya obligado a mentirte.

—O significa que ya lo deduje todo y sé quién podría ser.

Me quedo muda. No puedo dejar de mirarlo y entonces, caigo en cuenta de que nuestros cuerpos aún se están tocando, mucho. Demasiado. Pero no quiero apartarme.

—¿Cómo…?

—Stefan protegiéndolas. Las decisiones de nuestra familia. La insistencia en ciertas cosas y enlaces. Las cuentas que no me daban y que iba a una agencia de protección…, son muchas cosas que ahora tienen sentido y que encajan perfectamente en el rompe cabezas.

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