26 de febrero de 2022.
Farah Brownbear
—No tienes idea de cuánto te odio, Farah. Te odio como jamás pensé odiar a nadie en este mundo.
El abrir la puerta y encontrarme con nada más y nada menos que a una de las tres personas a las que más amo en este mundo decirme esas horribles palabras con semejante firmeza, es de lejos lo peor que me ha pasado. El que Archer me odie lo supera todo.
No sé por qué me impacta tanto el que me lo diga. Tenía muy en claro que, una vez que se enterara que tenía una hija a la que no crió por años, iba a odiarme.
Pensé que estaba preparada para cuando llegara este momento.
Se supone que tuve años donde me fui haciendo a la idea y no me dolería tanto cuando ese día llegara…
Pero ese día es hoy, y no solo duele. Está destrozándome por dentro.
El saber que soy la culpable de sus ojos rojizos, lágrimas incontenibles, cuerpo tembloroso y rígido, me parte por dentro.
Ni siquiera intento cerrar la puerta. Lo hecho, hecho está. El día ha llegado, debo afrontar las consecuencias y tratar de salir viva de aquí.
—¿Farah?
Stefan se asoma y lo miro abrir sus ojos cuando nota que su hermano fue quien tocó de manera desesperada su puerta. Yo abrí de manera normal ya que esperaba a la esposa de Stefan, quien se supone que vendría en algún momento.
—Stefan… —murmuro en un susurro tembloroso.
—¿Siempre fuiste su cómplice? ¿Lo supiste todo y nunca me dijiste nada? —Archer mira con fijeza a su hermano. Me ignora. El resentimiento es palpable en su voz y en sus rasgos faciales.
—Archer, por favor. Solo te pido que la escuches. No seas tan duro con ella hasta escucharla. No trates mal.
—¿Por qué la defiendes tanto? ¿Estás enamorado de ella? ¿No se supone que eres homosexual? Oh, cierto, también estás casado con una mujer, lo que significa que serías bisexual, lo que al mismo tiempo respondería mis dudas. Farah te gusta —resuelve. Abro mis ojos, mirándolo con horror debido a sus suposiciones.
—Quiero creer que solo estás diciendo esas cosas porque estás resentido —replica Stefan, mirándolo con tristeza.
—Archer… —Intento mediar, pero él sigue mirando a su hermano.
—Si no es que estás enamorado de la misma mujer a la que tu hermano menor ha amado durante toda su m*****a existencia, entonces significa que lo dices porque me crees alguien capaz de llegar hasta ciertos extremos, como, por ejemplo, la violencia. ¿Crees que sería capaz de ponerle una mano encima a Farah?
—No pongas palabras en mi boca que no he dicho.
—¡¿Entonces por qué te entrometes en algo que nos incumbe a ella y a mí?! —Cierro mis ojos cuando lo escucho gritarle a su hermano.
Demonios esto es mi culpa. No solo he roto a Archer, ahora también romperé a su familia.
A lo mejor su m*****a abuela tiene razón y yo siempre seré la perdición del hombre que hoy mira entre su hermano mayor y yo, encontrándose dolido, desarmado y destrozado.
—¡Solo te hice una pregunta, Stefan! ¡Solo una! ¿Lo sabias? ¡¿Siempre lo supiste y nunca me dijiste?! —Mientras habla toca el pecho de Stefan con su dedo índice y Stefan lo deja hacerlo.
Niego con mi cabeza y decido entrometerme.
No puedo más quedarme sin hacer nada.
—Esto es entre tú y yo, Archer. Tú mismo lo acabas de decir —camino poniéndome en medio de ambos y levanto mi mirada que se cristaliza en cuanto nuestros ojos impactan. Sus ojos se cristalizan nuevamente y todo lo que quiero es abrazarlo. Suspira cansado. Se ve perdido y agotado —. Él lo supo por accidente, hace un año. Yo lo convencí de que no te dijera nada.
—No es así y lo sabes —dice Stefan, queriendo colocarse delante de mí, pero volteo a mirarlo.
—Lo único que importa es que lo hiciste para proteger a mi hija —aclaro y Stefan asiente. No quiere llevarme la contraria —. Voy a pedirte que, por favor, nos dejes tu departamento para hablar. Archer y yo necesitamos conversar y necesitamos espacio para eso.
Stefan mira de mí a su hermano y así sucesivamente.
—Aunque pudiera odiar a Farah toda una vida, jamás podría hacerle daño. Nunca la lastimaría. Pensé que me conocías, Stefan —susurra Archer.
Y lo entiendo. Stefan piensa que Archer de verdad podría hacerme algo. Nunca hemos experimentado a un Archer molesto en tal magnitud, y supongo que es por eso que su hermano mayor duda; pero yo no lo hago. Confío en Archer con los ojos cerrados. Sé quién es él. Jamás sería capaz de hacerme daño.
Todo lo contrario: debería protegerlo a él de mí.
Es Archer quien necesita más apoyo que nunca, sobre todo ahora que hablaremos y se sabrá todo. No pienso quedarme callada, pase lo que pase.
—Llamaré a Micaela. Ella no vendrá esta noche.
—Puedes ir a casa de Aarón. Allí está Estrella junto con su abuela, mis amigos y Jezabel —murmura Archer estando un poco más calmado, mirando hacia la nada.
Stefan tan solo asiente y me dice que esperará a que le avise cuando puede regresar. Sale del departamento y yo me adentro, cierro mis ojos con fuerza y volteo con lentitud cuando siento los pasos de Archer recorrer el living. Lo observo quedarse detenido en el marco del living y mirar todo a su alrededor.
Cuando su mirada se posa en mi nos perdemos un instante el uno en el otro. Él niega con su cabeza y suspira. Se lleva sus manos a su rostro y lo frota. Está frustrado y yo también lo estoy.
Ninguno de los dos se sienta, todo lo que hacemos es estar a la expectativa.
—¿Me amaste alguna vez, Farah? ¿Lo hiciste realmente?
Esa es su primera pregunta, y, dependiendo de lo que responda a la que voy a hacerle yo ahora, veré su hablaré con absoluta verdad o sigo siendo la villana ante sus ojos.
—¿Creerás las respuestas que voy a darte?
—Siempre termino perdiendo por creerte, pero, aun así, no puedo dejar de hacerlo. Si vas a destruirme hazlo bien, hazlo por completo. Dímelo todo, pero hazlo ya, porque no soporto más. Tú robaste todo de mí, me tienes por completo en tus maldit*s manos, Farah Brownbear, y es curioso cómo, aunque me aplastes y me dañes entre ellas, yo sigo queriendo quedarme allí, en la calidez de esas palmas, siendo sostenido por siempre.
>>Qué masoquista soy ¿verdad? —Mis ojos se cristalizan. Doy un paso hacia adelante inconscientemente, pero me detengo en cuanto veo como él retrocede.
Accedió a hablar conmigo, pero no planea que yo esté cerca. Entiendo lo doloroso e insoportable que es tener que estar conmigo en el mismo lugar.
—Ya que estamos siendo sinceros, entonces te lo diré todo, Archer. ¿Estás seguro de poder con todo lo que te diré?
—Prefiero verdades que duelan, a mentiras que me tengan enceguecido por siempre.
—Te amé, te amo y te amaré por el resto de mi vida —mi voz se rompe al soltar esas palabras. Él niega con su cabeza, pero no porque no me crea, sino porque le duele saber que, aunque lo amo, hice de todo para impedir que estuviésemos juntos.
—¿Heikel?
—Nunca pasó nada entre él y yo. Una persona nos encerró y desnudó para tomarnos fotos y que luego llegaras tú y nos vieras, pero nos durmieron, nos dieron algo que nos hizo quedar inconscientes. Esa persona aún tiene esas fotos y todo este tiempo me ha manipulado para que yo esté lejos de ti o va a soltar esas fotos. Yo al ser una figura pública no iba a quedar bien parada. Además de eso, ella es muy poderosa, prometió quitármela si tú te enterabas de que tenías una hija. Y yo no podía permitirlo, Archer. Tú todavía no eras el hombre que eres hoy en día. Dependías de tus padres y no tenías manera de defenderte, yo menos.
>>Ella me quitaría a Estrella…, y aunque te amo, mi hija está primero.
Lo veo bajar su cabeza y asentir mientras frunce el ceño.
—No me digas quien es.
Soy yo quien ahora lo mira extrañada.
Lo sabía.
Archer no me cree.
—Archer. Sé que merezco todo lo malo, sé que incluso podrías quedarte con Estrella, hacerla feliz, pero…, por favor. Te lo imploro. No me alejes de ella. No me quites a mi hija… —Me acerco hacia él, quien me mira aturdido. Sus ojos muy abiertos, asombrado. Yo me arrodillo y tomo su camisa entre mis puños. Archer es el mejor abogado y tiene pruebas suficientes para quitarme a mi niña —. No me dejes sin Estrella, te lo pido.
—¿Qué haces, Farah? —Él toma mis brazos y me hace levantarme, atrapa mi cuerpo con el suyo y yo me protejo, escondiéndome en su cuello, donde lloro incesantemente —. Un momento crees en mí y en que jamás te haré daño y al siguiente crees que apartaré a Estrella de tus brazos…, ¿no crees que eso no tiene sentido?
Me separo solo un poco de él y lo miro a su rostro. Estamos muy cerca, demasiado cerca.
—No quieres que te diga quien me obligó a no decirte que tenías una hija. Eso significa que no me crees…, no crees que alguien me haya obligado a mentirte.
—O significa que ya lo deduje todo y sé quién podría ser.
Me quedo muda. No puedo dejar de mirarlo y entonces, caigo en cuenta de que nuestros cuerpos aún se están tocando, mucho. Demasiado. Pero no quiero apartarme.
—¿Cómo…?
—Stefan protegiéndolas. Las decisiones de nuestra familia. La insistencia en ciertas cosas y enlaces. Las cuentas que no me daban y que iba a una agencia de protección…, son muchas cosas que ahora tienen sentido y que encajan perfectamente en el rompe cabezas.
—Entonces… ¿sí me crees? —Pregunto con timidez. —Siempre. —¿Por qué? Te he dañado mucho, Archer. Incluso la persona más enamorada, luego de tanta decepción, se da por vencida —reconozco. —Siempre supe que había un motivo. Sabía que me amabas. Había una razón la suficientemente fuerte para que no me quisieras a tu lado aun cuando me amabas con la misma intensidad con la que yo te amo. Por eso no me daba por vencido contigo, hasta que casi logras convencerme…, desde hace una semana estaba convencido de que tú no me querías y que esas miradas de anhelo que me dabas eran imaginaciones mías. —¿Me amas o me odias? No logro entenderlo —susurro contra sus labios. —¿Creerás la respuesta que voy a darte? —responde como yo le respondí al comienzo de nuestra conversación. No espera a que yo responda —. Puedo entender tus motivos, Farah, pero pienso que debiste confiar un poco más en mí y darme más crédito. Independientemente de si era muy joven o no, debiste decirme y que juntos buscáramos un
Jezabel convence a Estrella y a Rebeka de no permitir a Archer casarse.La chica manejaba mientras sus labios se curvaban en una enorme sonrisa y su mano derecha se movía de lado a lado al ritmo de la canción.Rebeka iba relajada, tranquila, sabiendo que ya estaba por acabar el peligro de ser descubiertas. Ya iban de camino al aeropuerto. Estaba todo planeado: llegarían hoy y esperarían a que Farah se les juntara el día de mañana. Serían la misma familia de tres que se apoyaba y hacían locuras que hicieran sonreír a la pequeña Estrella. Esa niña era todo lo que a su mamá y su abuela les importaba.Así que todo iba bien…Muy bien.De hecho, iba demasiado bien para ser verdad.La paz acabó en cuanto notó como, a pesar de que Jezabel iba cantando y bailando a todo pulmón mientras manejaba, y de cómo la pequeña estrella sonreía y seguía el coro sin dejar de peinarse la peluca color violeta que tenía sobre su cabeza; la chica detrás del volante se desviaba de camino, tomando la ruta de la
Stefan ve a Archer y a Farah durmiendo en su cama.—Todavía tengo miedo de que esto sea un sueño y que cuando despierte tu hayas reaccionado de peor manera y me odies para siempre —admite Farah mirando a Archer con nada más que adoración.La expresión del chico se suaviza y sonríe, dejando un casto beso en sus labios y tomándola de la mano para guiarla hacia el mueble donde primero se sienta él y la hace acomodarse entre sus piernas.—Nunca te había dicho que te odiaba porque pensaba que era algo que jamás sentiría por ti, y no voy a mentirte, Farah, en cuanto supe de la existencia de Estrella, te odié. Te lo dije de manera directa, porque puedo ser tímido para algunas cosas, pero no me gustan las mentiras, y lo sabes…, sin embargo, puede que te haya odiado en ese instante, y puede que todavía sienta que me quitaste mucho, pero también sé que vas a recompensarlo, conmigo y con Estrella. El odio que pude sentir por ti no duró ni dos horas, y es demasiado obvio que eso pasa cuando es im
27 de febrero de 2022.Archer Alarcón.—No creo que sea prudente que lleguemos juntos… —dice Farah al terminar de tragar un bocado de uno de los dos sándwiches que le preparé —. Es decir, sé que todo está bien…, o eso creo —se corrige —, pero ¿no te parece muy apresurado un ‘’nosotros’’?Frunzo el ceño y vuelvo a terminar de preparar mi sándwich, sobre todo cuando la estaba mirando como un idiota que ahora no quiere ver nada más que no sea ella. Ella y esos profundos ojos negros que me recuerdan a un bosque oscuro en el que me he perdido y no hago el más mínimo esfuerzo por ser encontrado. Es un placer vivir en ese bosque para siempre.—¿Crees que nuestros amigos no saben sumar uno más uno? Ninguno de los dos apareció anoche, ni siquiera para saber cómo se encontraba su hija luego de todo el desorden que se armó, cosa que no me enorgullece porque significa que no estoy comenzando mi labor como padre con buen pie… —pongo mis sándwiches listos sobre un plato y me volteo, antes de ir hac
—¿Qué cosa, papi?—Tú, eres perfecta —su sonrisa se amplía mucho más y lleva sus manos también hacia su cabello.—Es cortito, pero me gusta. A veces uso las pelucas porque me gusta usarlas, no porque sean necesarias o porque me de vergüenza mi poco cabello. Me enorgullece porque, como dice mami, significa que soy una guerrera que ha superado algo muuuuuy grande.—En eso estoy totalmente de acuerdo.—Igual, para mí es más dificil superar la escuela que superar la escuela, que superar mi enfermedad. Mami dice que es al revés, pero yo no lo creo.—¿Se te hace muy dificil la escuela?—Sí. La mayor parte del tiempo lo paso en clases virtuales o mi maestra, la tutora designada para mí, viene a casa a darme clases, desde hace dos años, poquitas veces he ido a la escuela.—¿Ella no puede ir al colegio todavía? ¿No puede ir de manera constante? —Le pregunto a Farah.—Se supone que ahora a finales de marzo, que estaría comenzando el primero de los dos cuatrimestres de primaria podría comenzar s
—¿Por qué se supone que mi madre te está dando las gracias? —Pregunta Farah, quien es la única que no se encuentra desayunando. Según ella, el desayuno que le hice esta mañana estuvo más que suficiente; sin embargo, Estrella y yo también desayunamos antes y ahora estamos desayunando de vuelta. Estoy muy orgulloso de mi hija, ¿ya lo había dicho? —Por nada —Responde su madre. —Jezabel tuvo la idea de interrumpir la boda de papá, mami —le comenta Estrella. Yo casi me atraganto con el pedazo de tostada y Rebeka abre los ojos ampliamente al escucharla. —¡Estrella! —Déjala —dice Jezabel, colocándose recta en su asiento y mirando a todos con la barbilla en alto y actitud de ser el ser más imponente del mundo, y en cierta forma, lo era —. Me enorgullece que todos sepan que fue mi idea. —Pedazo de loca… —murmura Ángel, mirando hacia otro lado. Él no ha probado bocado de comida. Dice no tener hambre, lo cual es raro. Suele comer incluso más que yo. —Imbécil —responde ella, cruzándose de br
28 de febrero de 2022Farah Brownbear.—¡Quiero a todo mundo en la sala de juntas! ¡Ahora! —Entro al edificio gritando.Tengo que apretar mis labios con fuerza para no reírme como quisiera. Tengo que aparentar rectitud y seriedad, algo que últimamente me cuesta mucho hacer. Quiero sonreír a cada rato. De solo pensar en el día de ayer mientras miraba a mi hija y su padre jugar, cantar y contarse mil cosas, es imposible no querer estar con los labios ensanchados a cada rato.Sin embargo, también recuerdo las palabras de Archer a la perfección: no debo demostrarle miedo a las personas. Mucho menos si se trata de su abuela, a quien sí le temo, he de decir, pero ella no tiene por qué saberlo. No tiene por qué seguirlo creyendo. Llegó Farah Brownbear, aquella que antes era insolente, aquella a la que algunos denominaban como: ‘’Corazón de hielo’’, o directamente aseguraban que ni corazón tenía.Antes, mi seria, indestructible y firmeza forma de ser se debía a una careta que debía imponer de
Me levanto y me encamino hacia la sala de junta donde todos me esperan. Vuelvo a contenerme para no reírme en sus caras por lo mal y angustiados que se ven. Ellos creen que de verdad regresó la Farah que era una arpía con ellos, que no los dejaba descansar y que no quería más que perfección para su empresa. —Comentaré unas cosas y ordenaré otras —comienzo a decir. Miro la hora en el reloj postrado en la pared sobre mí y volteo a verlos a todos, quienes ahora me miran atentos. —Traigo buenas noticias: más de la mitad del personal que habían despedido han decidido regresar, el resto no lo hizo y se les indemnizó por el mal trato recibido a causa del imbé…, de Edward —me corrijo rápidamente, antes de continuar hablando —. Más manos de obra, menos trabajo —los oigo celebrar y yo sonrío con malicia —, pero eso será a partir del día dos porque hoy nadie se va de acá sin que una segunda revista esté lista para salir mañana mismo. La sala se queda completamente muda. —Es imposible que añ