—Vas a ver, Archer, que esa mujer volverá a jugar contigo y te destruirá peor de lo que lo hizo la primera vez —dice Adelaida, con sus dientes apretados. Se sacude y hace que Ángel la suelte, antes de dar media vuelta y salir con mucha rapidez de la iglesia.
Miro a mi padre y levanto el mentón, esperando a que diga algo, pero prefiero adelantarme, así que le digo:
—Si tú también quieres reprocharme, vas a tener que esperar porque tengo a una niña a la que cuidar de la gente que no acepta la realidad. Es mi hija —trato de decirle lo más calmado posible, pero la verdad es que mi voz es tan amenazadora como llena de veneno.
Todos están sorprendidos con esta faceta de mí, y no es para menos…, Archer Alarcón suele ser el más tranquilo, pacífico y mediador, pero eso se acabó.
—¿Cómo te atreves, Archer? Pareciera que no me conocieras. Por Dios, esa niña es prácticamente una copia tuya. Es tu hija, eso está más que claro.
Trago saliva con fuerza y siento un claro alivio al escuchar sus palabras.
—Es que no entiendo por qué ella tuvo esa reacción —digo, refiriéndome a mi abuela.
—Bueno. Todo esto está ocurriendo muy de repente. Obviamente vamos a tener distintas maneras de reaccionar. Esto es muy impactante, incluso para mí.
—Yo… —respiro profundamente y estiro mis brazos a mis costados —, solo quiero estar con mi hija. ¿Podría ser posible?
Nadie responde. Algunos bajan sus cabezas, otros están llorando, otros sorprendidos, pero todo lo que sé que, mañana, o incluso en este mismo momento, los medios de comunicación se deben de estar dando un festín con todo lo que ha ocurrido el día de hoy.
Sin esperar respuesta de nadie, me volteo hacia Estrella, quien corre hacia mí y trepa a mi pecho. La cargo y la sujeto fuerte contra mí para que no se caiga. Ella me abraza el cuello y esconde su rostro en mi cuello. Camino con decisión, saliendo de la iglesia e ignorando las estupideces que los paparazzis empiezan a preguntar, aunque no hace falta, porque puedo notar como Ángel discute con dos y como Aarón siguen intentando dame el paso para salir de allí.
Camino toda una cuadra con mis amigos detrás de mí y con Jezabel y Rebeka, a quienes eventualmente noto. Entramos en un garaje donde se encuentra mi auto y con una mano sigo sujetando a mi hija mientras que con la otra arranco el lazo gigantesco que estaba sobre el capó. Abro una puerta y la meto dentro del asiento del copiloto.
—Archer… —escucho a Rebeka hablar detrás de mí y cuando veo que mi hija se sienta bien en el asiento es que volteo a mirarla. Ella me mira con una mezcla de súplica y disculpa. Está avergonzada. Cierro la puerta del auto, tratando de que mi hija no nos escuche porque presiento que ya comenzaré a soltar todo lo que siento —. Perdóname…
—¿Por qué? ¿Por el hecho de hacerme creer que yo había hecho algo para que tú dejaras de hablarme de repente? ¿O porque dejaste que tu hija me quitara seis años de paternidad junto a la mía? —Respondo de manera irónica.
—Si tan solo supieras…
—¡Es que de eso se trata! ¡No sé nada! ¡No entiendo nada! ¡Estoy cansado de esta situación de m****a y se acabó! —Exploto. Grito con fuerza y volteo a mirar hacia el auto, escuchando como una canción suena desde él y como mi hija se encuentra bailando. Al parecer sabe ponerse ella sola la música.
Mejor así, para que no escuche nada de esto.
—No seas injusto, por favor… —suplica. Comienza a llorar y yo niego con mi cabeza.
—¿Injusto yo? ¡Me acabo de enterar que soy padre de una niña que tiene seis años! ¡Seis años en los que no la crié! ¿Y yo soy el injusto? ¿Es en serio?
—¡Perdón!
—¡Ya deja de pedir perdón!
—¡Es que no sé qué más hacer!
—Yo sí —respondo con determinación. Dime donde está Farah, porque es con ella con quien debería estar teniendo esta conversación.
Su rostro se torna pálido de un momento a otro. Ella empieza a negar con su cabeza y a temblar.
—En el departamento de tu hermano. Allí es donde pretende que le llevemos a Estrella para irse en dos horas a Los Ángeles —Responde Jezabel. Ella ni siquiera está mirándome, tan solo mira sus uñas mientras habla.
—Definitivamente, eres una víbora —murmura Ángel, para nada por lo bajo, y ella todo lo que hace es reír y sentirse superior.
—¡Jezabel! —Reprocha Rebeka.
—¿No estás cansada de todo esto, Rebeka? ¡Porque yo me enteré de esto hace dos días y estaba que moría asfixiada por este enorme secreto! ¡Llegó el momento de que todo esto sea enfrentado! ¡Punto! —Se impone la chica, dejándonos a todos con la boca abierta.
—Farah no se va a llevar a mi hija —advierto.
—Las llevaré a todas a mi departamento. Habla con Farah y luego, cuando se haya solucionado todo o tomado una decisión, vienen a mi departamento donde estará ella conmigo.
—Júrame que no dejarás que Rebeka se la lleve —le suplico a mi mejor amigo.
—Nadie volverá a separarte de tu hija, Cura Joven —promete Ángel y yo asiento.
—Bien.
Camino hacia mi auto y abro la puerta del copiloto. Mi hija voltea a mirarme y me regala una sonrisa radiante. Yo le sonrío y vuelta y la observo como apaga la radio, para luego inclinarse hacia mí. Nuestros rostros quedan muy cerca.
—Quería encender también el aire, tengo mucho calor.
—Puedes encender lo que quieras, siempre y cuando no toques las llaves o intentes manejar.
—Sé que eso no lo debo hacer hasta que cumpla los dieciocho. Eso dijo mami.
Trago saliva con fuerza al pensar en Farah. La verdad es que el corazón me duele.
Siento que me lo han arrancado por completo, siento que he quedado sin uno; pero también siento que, al mirar a mi hija, todo el dolor desaparece. Ella es capaz de hacerme sentir vivo, completo.
—Bien.
—Peeeero. Es en serio, papi. Tengo calor.
—Ya tío Archer traerá su auto y le pediré que ponga aire para ti. Deberás ir con ellos y tu abuela hasta que yo regrese.
Miro como su cuerpo se pone rígido y como lentamente baja su mirada.
—¿No vendrás conmigo? ¿Vas a dejarme?
—Jamás te dejaré —respondo con rapidez y tomo su carita entre mis manos, haciéndola mirarme —. Necesito hablar con tu mamá, pero ya regresaré contigo. Y nunca más estaremos separados. ¿De acuerdo?
—De acuerdo.
Ella se lanza a abrazarme y yo le correspondo. Me aferro a ella con mi cuerpo, con mi alma, con mi vida. Es tan pequeña y frágil, pero al mismo tiempo es fuerte, y sé que es una guerrera cuando remueve los lentes de su cabeza y se quita la peluca que ya había notado que tenía.
Mis ojos se empañan una vez más y toco el poco cabello liso que tiene.
—Tranquilo, papi. La enfermedad se fue y el médico prometió que, si seguía mis controles y sus instrucciones, nunca más iba a regresar.
Asiento y vuelvo a atraerla hacia mí, abrazándola una vez más.
—Mi pequeña guerrera… —susurro.
Media hora después estoy de camino hacia el departamento de mi hermano y todo lo que digo en cuanto noto quien me abre la puerta es:
—No tienes idea de cuánto te odio, Farah. Te odio como jamás pensé odiar a nadie en este mundo.
26 de febrero de 2022.Farah Brownbear—No tienes idea de cuánto te odio, Farah. Te odio como jamás pensé odiar a nadie en este mundo.El abrir la puerta y encontrarme con nada más y nada menos que a una de las tres personas a las que más amo en este mundo decirme esas horribles palabras con semejante firmeza, es de lejos lo peor que me ha pasado. El que Archer me odie lo supera todo.No sé por qué me impacta tanto el que me lo diga. Tenía muy en claro que, una vez que se enterara que tenía una hija a la que no crió por años, iba a odiarme.Pensé que estaba preparada para cuando llegara este momento.Se supone que tuve años donde me fui haciendo a la idea y no me dolería tanto cuando ese día llegara…Pero ese día es hoy, y no solo duele. Está destrozándome por dentro.El saber que soy la culpable de sus ojos rojizos, lágrimas incontenibles, cuerpo tembloroso y rígido, me parte por dentro.Ni siquiera intento cerrar la puerta. Lo hecho, hecho está. El día ha llegado, debo afrontar las
—Entonces… ¿sí me crees? —Pregunto con timidez. —Siempre. —¿Por qué? Te he dañado mucho, Archer. Incluso la persona más enamorada, luego de tanta decepción, se da por vencida —reconozco. —Siempre supe que había un motivo. Sabía que me amabas. Había una razón la suficientemente fuerte para que no me quisieras a tu lado aun cuando me amabas con la misma intensidad con la que yo te amo. Por eso no me daba por vencido contigo, hasta que casi logras convencerme…, desde hace una semana estaba convencido de que tú no me querías y que esas miradas de anhelo que me dabas eran imaginaciones mías. —¿Me amas o me odias? No logro entenderlo —susurro contra sus labios. —¿Creerás la respuesta que voy a darte? —responde como yo le respondí al comienzo de nuestra conversación. No espera a que yo responda —. Puedo entender tus motivos, Farah, pero pienso que debiste confiar un poco más en mí y darme más crédito. Independientemente de si era muy joven o no, debiste decirme y que juntos buscáramos un
Jezabel convence a Estrella y a Rebeka de no permitir a Archer casarse.La chica manejaba mientras sus labios se curvaban en una enorme sonrisa y su mano derecha se movía de lado a lado al ritmo de la canción.Rebeka iba relajada, tranquila, sabiendo que ya estaba por acabar el peligro de ser descubiertas. Ya iban de camino al aeropuerto. Estaba todo planeado: llegarían hoy y esperarían a que Farah se les juntara el día de mañana. Serían la misma familia de tres que se apoyaba y hacían locuras que hicieran sonreír a la pequeña Estrella. Esa niña era todo lo que a su mamá y su abuela les importaba.Así que todo iba bien…Muy bien.De hecho, iba demasiado bien para ser verdad.La paz acabó en cuanto notó como, a pesar de que Jezabel iba cantando y bailando a todo pulmón mientras manejaba, y de cómo la pequeña estrella sonreía y seguía el coro sin dejar de peinarse la peluca color violeta que tenía sobre su cabeza; la chica detrás del volante se desviaba de camino, tomando la ruta de la
Stefan ve a Archer y a Farah durmiendo en su cama.—Todavía tengo miedo de que esto sea un sueño y que cuando despierte tu hayas reaccionado de peor manera y me odies para siempre —admite Farah mirando a Archer con nada más que adoración.La expresión del chico se suaviza y sonríe, dejando un casto beso en sus labios y tomándola de la mano para guiarla hacia el mueble donde primero se sienta él y la hace acomodarse entre sus piernas.—Nunca te había dicho que te odiaba porque pensaba que era algo que jamás sentiría por ti, y no voy a mentirte, Farah, en cuanto supe de la existencia de Estrella, te odié. Te lo dije de manera directa, porque puedo ser tímido para algunas cosas, pero no me gustan las mentiras, y lo sabes…, sin embargo, puede que te haya odiado en ese instante, y puede que todavía sienta que me quitaste mucho, pero también sé que vas a recompensarlo, conmigo y con Estrella. El odio que pude sentir por ti no duró ni dos horas, y es demasiado obvio que eso pasa cuando es im
27 de febrero de 2022.Archer Alarcón.—No creo que sea prudente que lleguemos juntos… —dice Farah al terminar de tragar un bocado de uno de los dos sándwiches que le preparé —. Es decir, sé que todo está bien…, o eso creo —se corrige —, pero ¿no te parece muy apresurado un ‘’nosotros’’?Frunzo el ceño y vuelvo a terminar de preparar mi sándwich, sobre todo cuando la estaba mirando como un idiota que ahora no quiere ver nada más que no sea ella. Ella y esos profundos ojos negros que me recuerdan a un bosque oscuro en el que me he perdido y no hago el más mínimo esfuerzo por ser encontrado. Es un placer vivir en ese bosque para siempre.—¿Crees que nuestros amigos no saben sumar uno más uno? Ninguno de los dos apareció anoche, ni siquiera para saber cómo se encontraba su hija luego de todo el desorden que se armó, cosa que no me enorgullece porque significa que no estoy comenzando mi labor como padre con buen pie… —pongo mis sándwiches listos sobre un plato y me volteo, antes de ir hac
—¿Qué cosa, papi?—Tú, eres perfecta —su sonrisa se amplía mucho más y lleva sus manos también hacia su cabello.—Es cortito, pero me gusta. A veces uso las pelucas porque me gusta usarlas, no porque sean necesarias o porque me de vergüenza mi poco cabello. Me enorgullece porque, como dice mami, significa que soy una guerrera que ha superado algo muuuuuy grande.—En eso estoy totalmente de acuerdo.—Igual, para mí es más dificil superar la escuela que superar la escuela, que superar mi enfermedad. Mami dice que es al revés, pero yo no lo creo.—¿Se te hace muy dificil la escuela?—Sí. La mayor parte del tiempo lo paso en clases virtuales o mi maestra, la tutora designada para mí, viene a casa a darme clases, desde hace dos años, poquitas veces he ido a la escuela.—¿Ella no puede ir al colegio todavía? ¿No puede ir de manera constante? —Le pregunto a Farah.—Se supone que ahora a finales de marzo, que estaría comenzando el primero de los dos cuatrimestres de primaria podría comenzar s
—¿Por qué se supone que mi madre te está dando las gracias? —Pregunta Farah, quien es la única que no se encuentra desayunando. Según ella, el desayuno que le hice esta mañana estuvo más que suficiente; sin embargo, Estrella y yo también desayunamos antes y ahora estamos desayunando de vuelta. Estoy muy orgulloso de mi hija, ¿ya lo había dicho? —Por nada —Responde su madre. —Jezabel tuvo la idea de interrumpir la boda de papá, mami —le comenta Estrella. Yo casi me atraganto con el pedazo de tostada y Rebeka abre los ojos ampliamente al escucharla. —¡Estrella! —Déjala —dice Jezabel, colocándose recta en su asiento y mirando a todos con la barbilla en alto y actitud de ser el ser más imponente del mundo, y en cierta forma, lo era —. Me enorgullece que todos sepan que fue mi idea. —Pedazo de loca… —murmura Ángel, mirando hacia otro lado. Él no ha probado bocado de comida. Dice no tener hambre, lo cual es raro. Suele comer incluso más que yo. —Imbécil —responde ella, cruzándose de br
28 de febrero de 2022Farah Brownbear.—¡Quiero a todo mundo en la sala de juntas! ¡Ahora! —Entro al edificio gritando.Tengo que apretar mis labios con fuerza para no reírme como quisiera. Tengo que aparentar rectitud y seriedad, algo que últimamente me cuesta mucho hacer. Quiero sonreír a cada rato. De solo pensar en el día de ayer mientras miraba a mi hija y su padre jugar, cantar y contarse mil cosas, es imposible no querer estar con los labios ensanchados a cada rato.Sin embargo, también recuerdo las palabras de Archer a la perfección: no debo demostrarle miedo a las personas. Mucho menos si se trata de su abuela, a quien sí le temo, he de decir, pero ella no tiene por qué saberlo. No tiene por qué seguirlo creyendo. Llegó Farah Brownbear, aquella que antes era insolente, aquella a la que algunos denominaban como: ‘’Corazón de hielo’’, o directamente aseguraban que ni corazón tenía.Antes, mi seria, indestructible y firmeza forma de ser se debía a una careta que debía imponer de