13/ …, y soy tu hija. p3

No es justo. Ella dijo que no vendría y yo bajé la guardia, si hubiese sabido que estaría aquí, por lo menos me hubiese preparado.

—Eso no importa, Archer. Solo enfócate en lo que sucederá ahora. Será nada más y nada menos que tu boda.

Asiento, dándole la razón.

Suspiro profundamente y miro a otros invitados. Mi familia está en los asientos de adelante, mis abuelos, los padres de mi papá, están en los asientos del lado derecho. Mi abuelo levanta sus pulgares hacia mí, pero mi abuela no deja de mirar hacia los asientos puestos en el lado izquierdo, donde se encuentra su otro nieto, Stefan, junto con mi ex novia, Farah. Al lado de mis abuelos están mis padres, quienes me miran con orgullo, mamá incluso está llorando, y eso que todavía no comienza la boda.

Analizo a las demás personas que se encuentran tratando de no mirar hacia Farah: detrás de mis familiares, abuelos, primos y tíos, están los padres de Aarón y algunos compañeros que tuve en la facultad y con los que sigo manteniendo contacto, pero no hablamos tan seguido, al menos no como con Aarón y Ángel. Del otro lado, del izquierdo, se encontraban puros amigos del trabajo y otras personas conocidas. También estaban los padres de Darla y algunas de sus tías.

Todo estaba bien, todo estaba perfecto…

Hasta que mi mirada siguió de largo y volví a verla: Farah estaba con un vestido color violeta, un morado oscuro que hacía resaltar su pálida piel. Su larga coleta recogida desde el comienzo de su cabeza y caía por sobre la parte delantera de su vestido y llegaba hasta su cintura. Sus ojos se veían más oscuros de lo normal debido al maquillaje que cubría sus facciones y las resaltaba más. Sus labios iban de un marrón rojizo intenso y en su cuello tenía un colgante con una estrella como dije.

—Archer… —escucho un susurro, pero no le presto atención —. ¡Archer!  —Esta vez el susurro es más firme, así que volteo a mirar qué es lo que Aarón quiere.

Cuando planeo preguntarle qué es lo que quiere, una música me hace abrir los ojos y enfocar mi mirada en la entrada de la iglesia.

Darla aparece, hermosa, muy hermosa. Tiene un enorme vestido blanco que llega hasta sus tobillos y se estira hacia atrás, en una enorme cola que dos de sus sobrinas toman con sus pequeñas manos. Su rostro está cubierto por un velo blanco transparentoso. Ella camina hacia mí, y siento… siento…

Maldición.

Son muchas emociones encontradas a la vez, pero si hablamos de sentir…

Siento que no es lo correcto.

Trago saliva con fuerza. Y me convenzo una vez más.

Es momento de ser feliz, Archer. De continuar tu camino y no seguir estancado esperando algo que no va a suceder y a alguien que en realidad no te quiere en su vida.

Así que sonrío. Y lo hago de verdad. Con sinceridad.

Darla me mira y sonríe también. Sigue caminando a través de las personas, en medio de ellas, tan linda y brillante. La espero, espero a que llegue a donde estoy y cuando lo hace, estiro mi mano hacia ella.

La cantidad de flashes son incontables. Desde su entrada se ha alborotado todo tanto fuera como dentro de la iglesia.

La ayudo a subir el escalón que da hacia el altar y ella queda parada frente a mí.

El cura comienza a dar la bienvenida y a decir unas palabras, yo me inclino hacia adelante y descubro su rostro cuando me lo indican. Va pasando el tiempo y todo va ocurriendo, siento que pasa rápido, pero que se siente bien. Sonrío y no suelto las manos de Darla mientras escuchamos las palabras destinadas a nosotros. A nuestro presente y futuro, el cual se ruega que sea infinito.

—Archer Alarcón, pon este anillo a tu esposa/esposo como señal de fidelidad y amor —Aarón y Ángel se acercan a mí y este último me entrega el aniño de alianza. Ambos me abrazan y se retiran a sus lugares.

Tomo la mano derecha de Darla y trago saliva con fuerza, tomando todo de mí para no voltear a mirar otra cosa que no sea ella. La miro con fijeza y mientras coloco el anillo en el dedo anular le digo las siguientes palabras:

—Darla Mickayla Montreal, llegaste a mi vida para ser la luz que ilumina mis días. Eres eso que necesitaba y que tanta paz me trae. Espero estar a tu altura y hacerte tan feliz como me haces y como sé que me seguirás haciendo a mí.

Ella repite mi acción, tomando mi mano derecha y colocando el anillo que previamente le entregaron dos de sus mejores amigas, las cuales fueron sus madrinas, en mi dedo anular.

—Archer Alarcón. Siempre supe que mi vida estaba destinada a un gran hombre, pero no sabía que tú, eres incluso mucho más que eso. En definitiva, no pareces de este planeta. Tu amabilidad, bondad y hermosa manera de querer son las que te hacen ser una maravilla de persona. Te quiero un mundo, y espero que vengan buenos tiempos para nosotros.

Ambos nos miramos, su sonrisa es inmensa y yo también sonrío y luego volteamos a mirar al cura, pero por un momento, alguien en la entrada llama nuestra atención.

Es inevitable no mirar a Jezabel entrar, con su mentón en alto, ceja levantada y actitud retadora. Ángel le murmura algo a Aarón, creo oir que dice: ‘’la conozco, algo trama’’, pero la chica tan solo va y se sienta junto a su amiga, que, aunque no se escucha lo que le dice porque hablan en voz baja, sé que le está dando un sermón por prácticamente irrumpir en la boda de esa manera. Estaba invitada, pero está llegando tarde.

—Archer Alarcón… —El cura llama mi atención y así es como la boda continúa —. ¿Aceptas a esta mujer, Darla Montreal, para amarla y respetarla, cuidarla y protegerla, hasta que la muerte los separe…?

Respiro profundamente y asiento.

—Acepto.

—Darla Montreal… ¿Aceptas a este hombre, Archer Alarcón, para amarlo y respetarlo, cuidarlo y protegerlo, hasta que la muerte los separe…?

—Acepto.

Nos miramos una vez más.

Ya casi estamos listos. Ya casi somos esposos.

—Si hay alguien que se oponga a este matrimonio, que hable ahora o…

Mi corazón comenzó a saltar con fuerza a escuchar unas pequeñas pero muy firmes pisadas. Voltee enseguida a mirar qué ocurrida, y una pequeña voz…

Esa pequeña voz… se hizo presente en todo el lugar, dejándonos mudos a todos.

—¡Yo me opongo!

Frunzo el ceño, soltando las manos de Darla y volteándome por completo para mirarla bien. Ella es…

Mi cabeza gira hacia Farah, quien a su vez observa a su hija. Esa pequeña acaba de interrumpir la boda y hacer a todos callarse. Es el centro de atención.

La pequeña no deja de caminar, con la cabeza en alto y su meta firme. Su vestido floreado hace juego con sus zapatillas rosas, que incluso tienen un poco de tacón. Sus uñas las tiene pintadas, y su cabello rosado va a juego con sus joyas.

Cuando llega ante Darla y yo, ella me sonríe, solo a mí, quita los lentes que cubren su mirada y el aire se drena de mis pulmones. Sus ojos…

Esos ojos son mis ojos. Son verdes iguales que los míos.

—Tú… —doy un paso hacia ella. Miro a Farah, quien es protegida por el cuerpo de mi hermano, y vuelvo a mirar a la pequeña.

—Mucho gusto —la niña estira su mano y yo la miro aturdido, pero, aun así, la tomo —. Mi nombre es Estrella Anjana Brownbear…, y soy tu hija.

Aiis

No les puedo decir lo que me causó escribir este capítulo. Andaba gritando toda emocionada. Ya quería llegar a esta parte.

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