07/ Por la misma razón que tú…

24 de febrero de 2022.

Farah Brownbear.

Me remuevo incómoda y aprieto con fuerza la almohada, simulando que es esa persona prohibida a la que quisiera tener a mi lado. Siempre hago lo mismo, la hago pasar por él. No quiero dejarlo ir, pero luego suena la alarma y me saca de mi ensoñación.

Solo que… esta vez no hay alarma alguna, y mejor aún —o podría decirse que en vez de mejor debería ser peor—, esta almohada no se siente como una. Se siente de carne y hueso, muy realista.

¿Saben de esa sensación que tienen cuando están durmiendo y el sueño es tan pesado que por más que intentan despertar, no pueden hacerlo? Bueno, así estoy desde hace muchos minutos. Quiero levantarme, pero, al mismo tiempo, quiero seguirme sintiendo protegida entre los brazos de este hombre al que mi imaginación está creando.

Pero esperen…

Él sí estaba acá conmigo…

Y este abrazo se siente tan real…

Abro mis ojos de golpe.

Primero separo mi rostro del suyo y abro mis ojos tan grandes que si cualquier persona me viera se asustaría pensando que podrían salirse de su lugar. Trago saliva con fuerzas cuando intento mover mi cuerpo y no puedo hacerlo debido a su muy bien apretado agarre. Tiene ambos brazos envueltos en mi cintura y nuestros cuerpos conectan de una manera muy prometedora.

¿Cómo m****a acabamos así? Recuerdo que yo me fui a una esquina a sentarme mientras trataba de evitarlo. Me puse a leer una carpeta del archivero y él se quedó revisando las demás, buscando datos y pistas importante que pudieran servir para el futuro juicio en contra de mi socio. Luego de eso, supongo que me quedé dormida porque no recuerdo nada más.

Ayer, luego de que viniera al trabajo por cuenta propia, puesto que Winston debía ir a un acto de su pequeña hija, él insistió en que quería, por lo menos, cubrir la segunda parte del día, fue por eso que en la tarde vino y se llevó mi auto y me aseguró que vendría por mí en cuanto lo llamara.

En este momento me estoy arrepintiendo, y mucho, de no haber insistido más yo y haberme salido con la mía, como siempre. Porque, si el auto hubiese estado aquí, en el estacionamiento, los vigilantes hubiesen sabido que me encontraba aquí y no se fuesen quedado tranquilos hasta dar conmigo. Más todavía si yo no les contestaba el celular porque no tenía señal.

Aunque bueno, ya no sé si esté tan arrepentida…

Lo veo soltar aire lentamente de entre sus labios en un pequeño suspiro. Y por un instante, solo uno muy pequeño, me permito ser débil y lamentarme porque sé que estoy perdiendo al mejor hombre del mundo. Un hombre que no solo es único y maravilloso, sino que también corresponde mis sentimientos tal cual como yo correspondo a los suyos.

Es muy difícil conseguir eso en esta vida. Muchas personas se enamoran solos, y eso debe ser doloroso.

Quisiera estirar mi mano y tocarlo, por lo menos una última vez. Acariciar su rostro y labios, besar su cuello y respirar escondida en él.

Sí, definitivamente me lamento por lo que estoy perdiendo.

Por ser una m*****a cobarde que no hace nada por miedo a terminar perdiéndolo todo.

No es una simple cosa la que está en juego. Se trata de mi hija, de mi empresa y el bienestar de mi pequeña familia. Incluso el mismo Archer está en peligro…

—Si de verdad existe una siguiente vida y se nos da la oportunidad de estar juntos en ella nuevamente, prometo no ser tan cobarde como lo soy en esta —susurro. Siento mis ojos pinchar y humedecerse mientras trato de que mi borrosa vista no afecte lo que miro. Sus largas pestañas, pómulos varoniles y barba corta, piel pálida y bien hidratada, sus cejas pobladas, las cuales resaltan su mirada verdosa cada vez que abre sus ojos, o sus labios carnosos. No hay una cosa en Archer que esté mal. Ni con su físico, y mucho menos en cuanto a su forma de ser.

Él es todo lo que está bien. Es el hombre que cualquiera quisiera tener. Y yo, que lo tuve, lo arruiné.

Ahora debo vivir bajo las sobras de algo que no fue, y que dolerá por el resto de mi vida.

Recuesto mi cabeza en su hombro nuevamente, y lo miro un poco más mientras limpio mis lágrimas. Suspiro varias veces y me remuevo, sabiendo que so va a hacer que se levante. Sin embargo, aprieta más mi cintura y yo gimo cuando su prominente erección choca contra mi pelvis. Ay Dios.

Lo veo fruncir el ceño e ir abriendo sus ojos lentamente. Evalúa el lugar en el que está y luego posa su mirada en la mía. Me sonríe, y aunque por un instante dudo en si caer o no, rápidamente me recompongo e intento salir de sus garras.

—¿Puedes soltarme, por favor?

Él baja su mirada y nota como me está tomando. Abre sus ojos ampliamente y me suelta con rapidez. Yo me levanto enseguida y acomodo mi traje.

—Lo siento.

—¿Cómo fue que terminé dormida entre tus brazos? —Me cruzo de brazos y lo veo rascar su nuca y desviar su mirada, escondiéndose de mí.

Tuve un momento de dejavú, donde el viejo Archer se avergonzada de las cosas y trataba de esconderse del mundo, con su timidez.

—Bueno, es que tú tenías frío y…

—¿Te pareció buena idea abrazarme?

Él frunció el ceño y me miro, molesto.

—No parecía disgustarte mientras me abrazabas como un coala.

—Como sea. No vuelvas a hacerlo.

—Ajá.

—Hay que ver cómo salir de aquí…

En cuanto digo esas palabras, estando molesta por lo que pasó, algo que no controlé y que me ha afectado mucho, la puerta del archivero se abre. Estuve a punto de decir un ‘’¡Gracias a Dios!’’, pero el asombro de ver a mi secretaria besarse apasionadamente con Josh Fernsby no me dejó hacerlo.

Abro mi boca muy en grande cuando observo como él prácticamente la tira contra un estante y se come su boca de manera exagerada, y lo peor es que ella le responde con la misma euforia y devoción.

Archer se aclara la garganta y ambos se separan, volteando a mirarnos, alarmados. La mano de Josh sale de entre la falda de Analía, y esta, estando toda sonrojada, y agitada, baja su mirada, pasando de la excitación al susto.

—Señorita Farah… —susurra, comenzando a juguetear con sus manos.

—Archer… —dice Josh, pero a diferencia de Analía, este nos mira con sospecha, como si intuyera que Archer y yo hemos venido a hacer lo mismo que estaban haciendo ellos. ¡Ya quisiera yo!

Digo… Esperen, ¿qué? ¡No! No quiero.

En fin.

—Nos quedamos encerrados anoche y no hemos podido salir o buscar ayuda. Aquí no llega la señal, así que no pudimos comunicarnos con nadie —les informo.

—Si logras subir las escaleras de aquel lado, hasta la parte de arriba del último estante de la columna izquierda, te encontrarás con que ese es el único pequeño espacio donde puedes conseguir algo de señal en este lugar —explica Josh.

—Tu explicación ha llegado tarde, Josh. Y a todas estas… ¿Cómo entraste?

Solo mi huella y la de Edward abre este lugar, y hay dos llaves, una la tiene Analía, pero recuerdo haberme dicho que no la encontraba aún, y la otra la tienen en administración por su ocurre alguna falla en el sistema de la huella dactilar.

—El año pasado me diste acceso a este lugar, ¿recuerdas? Yo estaba con mi tesis y estudiar en cualquier otro lugar de este edificio era una tortura. No hay un segundo en que la gente no deje de parlotear.

—Lo había olvidado —admito.

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