05/ ¿Estás saliendo con Heikel? p3

>>Pero hubo dos sobrevivientes y también vieron los videos de seguridad de la empresa. Piensan que ella estuvo de nuestra parte todo este tiempo. Creen que como impedimos que la mataran y la llevamos con nosotros, forma parte de nuestro equipo, y no es así.

—¿Pero entonces sigue contigo?

—Sí, no la puedo dejar ir hasta que esté a salvo o logre comprobar que no trabaja para mí.

—Y supongo que ella quiere irse.

—Supones bien, pero yo no la dejo ir. Por eso es que te digo que es un secuestro. Es por su bien. —Se encoge de hombros al decirlo, y se acerca más a mí, quitando las manos de mi rostro y juntando nuestras frentes —. En el fondo no quiero encontrar alguna prueba y quiero dejar que ellos sigan creyendo que ella trabaja para mí, porque así no tendría que dejarla ir…

—Te gusta… —Susurro, sonriendo.

—Creo que es más que eso…

—¿Y ella?

—Ella es una testaruda de m****a —se aparta de mí y suspira fuertemente, mirando hacia el piso, como quedando en un pequeño trance que lo hace negar con su cabeza y sonreír mientras piensa en algo, o creo que sería mejor decir que piensa en alguien, en ella —. Altanera. Peleona. Boca sucia. Rebelde…

—Te tiene loco, eh.

—Ama a otro. Y no soy de los que obliga a las personas a que estén conmigo.

—Lo dice el que la secuestró… —Bromeó.

—Ya te expliqué por qué.

—Ajá.

Mi celular vibra sobre la mesa y veo el chat grupal de Los Triple A. Me Coloco recta en mi asiento y dejo de sonreír cuando veo que Ángel ha enviado una foto al grupo…

Una foto mía y de Heikel con nuestras frente y narices juntas y sonrisas en nuestros rostros. M****a.

Volteo a mirar a Ángel y me saluda como si nada.

—Oye, ya debo irme. Saluda a mi sobrina de mi parte ¿vale? Dile que su tío la adora. —Abre un poco su saco y saca un pequeño estuche para entregármelo —. Entrégale este regalo.

—¿Puedo abrirlo? —Le pregunto.

—Puedes.

Sonrío y me sorprendo cuando abro el estuche y miro una pulsera de oro muy hermosa. Es finita y con pequeños detalles que resaltan el nombre de mi hija en ella.

—Waow… —levanto mi mirada y luego me pongo de pie para abrazarlo —. Ella te quiere mucho y siempre pregunta por ti.

—La próxima vez iré directo a los ángeles para tener un día sobrina-tío.

—Y con su abuela también. Ya sabes que no se le despega.

—Será perfecto. Un día de cuatro, me parece justo.

—Adiós, Heikel. Cuídate mucho.

—Adiós, Farah. Interrumpe esa boda, por favor.

—Eso no sucederá.

—Es una lástima —se lamenta, besando mi mejilla y saliendo del lugar. Veo cómo se reúne con varios hombres que esperan a que él pase para luego ir detrás de él.

—Mesero… —levanto mi mano, llamando la atención de uno de ellos.

—Dígame —se acerca hacia mí y comienza a levantar las cosas de encima de la mesa.

—¿Me pasas la cuenta de lo que hemos consumido?

—El señor lo ha dejado todo pago. ¿No te dijo nada? —Me mira, extrañado.

—Debí haberlo olvidado.

Estúpido Heikel. Siempre me hace la misma jugada. Quedamos en que una vez pagaba él y la próxima yo, y así sucesivamente, pero él siempre paga todo antes de irse para que yo luego no lo haga.

Otro mensaje llega al grupo y lo veo. Es otra foto mía y de Heikel, esta vez despidiéndonos, pero ambos tenemos la pulsera de mi hija entre nuestras manos. Ángel pone: ‘’Alguien obtuvo un regalo en su cita’’.

Observo bien la imagen tratando de observar si se ve el nombre que tiene plasmada la pulsera, pero por suerte no se ve, así que respiro en alivio. Guardo el celular y el estuche en mi cartera y me levanto, caminando hacia la mesa donde están Ángel y Jezabel.

—¿Por qué se supone que son necesarias esas fotos explicando lo que hago con mi vida? —Le pregunto a Ángel y me siento frente a él, sin importarme no haber sido invitada.

—Porque eres nuestra amiga, y porque quiero molestar a Archer —se encoge de hombros.

—¿Y por qué Archer se molestaría?

No tiene sentido. Cada quien siguió con su vida. Punto.

—¿Estás saliendo con Heikel? ¿Es cierto todo lo de la universidad? —Ángel siempre sin tapujos en la lengua.

—No voy a hablar de eso.

—Nunca quieres hablar de eso.

—¿Qué se supone que es un eso? —Se entromete Jezabel.

Mi celular suena y veo que quien llama es Archer.

—Hola, Archer…

Ángel enarca una ceja y yo ruedo mis ojos.

—Ya acabé en mi oficina, estoy yendo hacia ICON.

—Estoy en un restaurante con Ángel y con Jezabel.

—Sí, ya lo sé, por eso te avisaba, quería saber si aún íbamos a vernos o lo dejábamos para otro día.

Su tono cortante y muy técnico me hizo sentir rara. Ya sabe que estoy aquí con ellos.

Traducción: ya ha visto los mensajes y sabe que estaba aquí con Heikel.

—Ya voy hacia ICON —es todo lo que respondo.

—Nos vemos allá.

Él cuelga la llamada y yo observo mi celular con el ceño fruncido. ¿Qué le pasa?

—¿Todo bien, mi queridísima Farah?

Ángel se burla de mí, pero luego deja de reír cuando ve que volteo a mirar a Jezabel.

—Búscale una chica de la que se enamore perdidamente para que luego sufra al no poder tenerla.

—Lo haré —ella aplaude y luego se encoge de hombros cuando observa la indignación con la que él la mira.

—Pensé que éramos amigos —le dice él.

—Mi única amiga es Stella —responde ella.

—Pero…

Jezabel le mete un pedazo de pan en la boca para que deje de hablar y yo ruedo mis ojos antes de salir de ese lugar.

Subo a mi auto y manejo hasta mi empresa. La verdad es que no queda lejos. Está como a ocho minutos en auto y a quince caminando. Me fuese caminando, ya que eso me ayuda a pensar, pero quiero llegar rápido porque Archer también está cerca, no me sorprendería si ya estuviese allí.

Entonces, cuando voy a entrar al estacionamiento, su auto se detiene frente al mío y ambos quedamos atrapados en la entrada. Nos vemos por nuestra ventana y él traga saliva con fuerza antes de apartar su mirada de mí y hacer a su auto retroceder un poco para que yo pueda entrar. Con su mano me hace señas para que me adelante y así lo hago. Por el retrovisor lo veo venir detrás. Detengo mi auto y él coloca el suyo al lado del mío y se toma su tiempo para salir, al igual que yo.

—Hola… —murmuro una vez que estamos afuera. Incluso sueno tímida y me quiero golpear por eso. ¿Tímida yo? No me jodas.

—Hola, Farah. ¿Cómo estuvo tu almuerzo? —Pregunta, tiene el rostro neutro, sin expresión alguna.

Nunca supe lo que era ver a Archer celoso. Él sabía lo perdidamente enamorada que estaba de él y Heikel llegó al final, fue la gota que colmó el vaso, así que jamás experimente eso, pero ahora se siente como si estuviésemos en la adolescencia y él me reclamara de manera muy cordial y amable por haber ido a comer con Heikel.

—Bien…

En realidad, había dejado mi almuerzo aquí, en mi oficina. Mientras trabajaba me olvidé de comer, de existir, de mí. Todo lo que importaba era acabar lo que estaba haciendo, y luego cuando Heikel me ofreció la comida fue que recordé que no había comido, por eso no dudé en comer.

—¿Vamos a tu oficina? —Tan solo asiento y camino delante de él, acomodando mi cartera sobre mi hombro, para que no se cayera.

Entramos y el oficial me saluda. Todos los empleados se fueron porque su horario acabó hace hora y media, tan solo quedaron dos vigilantes que acaban su turno en media hora, a las siete de la tarde. Saludo a uno de ellos y me dejan pasar junto con Archer.

Vamos directo a mi oficina y nos sentamos, yo en mi respectivo asiento y el frente a mí.

Le ofrezco algo de beber o comer, pero él coloca delante de mí una caja que traía consigo y de la que no me di cuenta. Mi respiración se entrecorta al ver que se trata de un postre de Pavlova. Mi favorito de toda la vida. También es el favorito de mi hija.

—Es para ti. Me llevan muchos regalos cuando gano algún caso y me dieron una de esta entera, ya la repartí entre todos mis amigos, y como te estás integrando al grupo nuevamente y se supone que somos amigos, la he traído.

Una parte de mi siente decepción por su explicación, pero otra me impulsa a regalarle una pequeña sonrisa de agradecimiento.

Lo pongo a un lado sobre la mesa y prometo que me lo llevaré en cuanto acabemos y me lo comeré junto a mi hija y mi madre en casa.

—Gracias.

—Un placer.

No me gusta que me hable de esta manera. Y es estúpido e irónico que piense de esta manera porque estoy a nada de pedirle que nos mantengamos de manera más profesional y me asigne a otro abogado de su staff que no sea él.

—¿Cómo fue todo lo de la demanda?

—Un juez nos dio dos meses para armar el caso. Nos dio varios consejos y pautas a seguir, necesitamos todas las pistas posibles sobre Edward y si hay algo ocurrido de manera externa a esta empresa también nos ayudaría mucho.

—Estuve pensando en eso. Ya estoy averiguando.

—Bien. También necesitamos archivos, documentos que prueben la legalidad de esta empresa, el tiempo que lleva funcionando, que todas sus conexiones y papeles estén en orden y el progreso de la contabilidad desde que comenzó a existir hasta la actualidad.

—Todas esas cosas están en el depósito de archivo, pero yo tengo mucho tiempo sin ir allí. No sabría con exactitud cuáles son esos papeles a menos que revisemos todo, pero hay demasiados. Son años y años acumulando papeles en ese inmenso lugar.

—Bueno, podemos ir ahora y ver cómo está ordenado todo en el depósito y ponemos un día en el que podemos vernos allí para buscar con calma.

—No quiero molestarte, debes estar muy ocupado, digo, falta poco para tu boda…

¿Y ahora de donde m****a salió eso?

—Yo sé cómo administrar mi tiempo, si te digo que pautemos un día y horario, es porque puedo.

Asiento.

—Bueno, vamos. Debo irme temprano, me están esperando. Te mostraré el lugar, así ya sabes dónde queda por si en algún momento debes venir a buscar algo y yo no esté. Daré la orden de que te dejen entrar sin problemas.

—Vale.

Tomo mi cartera y el postre porque en cuanto salgamos del depósito no vendré a la oficina nuevamente, me iré directo a mi departamento.

Una vez que llegamos abajo, luego de haber tocado el piso menos tres, pongo mi huella dactilar en la entrada y la puerta de metal se desbloquea. Pesa mucho, así que es Archer quien la empuja y deja abierta mientras yo paso. Suspiro mirando los estantes repletos de carpetas y el miedo que da todo ese lugar cerrado. Una pequeña luz al final es todo lo que alumbra el lugar porque intento mover el interruptor y la luz parpadea, por lo que la apago, es espeluznante.

Niego con mi cabeza y volteo a ver a Archer, él justo suelta la puerta y voltea a verme. Abro mis ojos ampliamente cuando veo que la puerta, la cual dejó de sujetar, se fue moviendo sola.

—Archer, ¡no! —Corro hacia él e intento detener la puerta. Él también intenta hacerlo cuando se da cuenta de lo que pasa, pero ya era demasiado tarde.

 Nos hemos quedado encerrados.

Aiis

¡Holaaaa! Quería agradecerles por la enorme recepción que está teniendo esta historia. De verdad que no me lo esperaba, eso me tiene muy feliz. Ahora ando de exámenes finales y es por eso que no he subido tantos capítulos de corrido, pero a partir del día seis del mes que viene, que es cuando tengo mi último parcial, prometo compensarlos subiendo lo más que pueda. ¡Espero que les haya gustado este capítulo! Saludos.

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