03/ El abogado de mi exnovia. p2

—¿Por qué estoy viendo muchas cuentas bancarias vacías? ¿Registro de gente a la que han echado con una liquidación tan pobre? ¿Quejas de maltrato laboral? ¿Qué es esto Farah? —Decido pasar a lo verdaderamente importante.

—Iba a venderle esta empresa a Edward Daniels.

—Tienes que estar bromeando.

—Hablo en serio. Iba a quedarme en Los Ángeles a vivir y ya quería descansar de todo esto. Estaban pasando muchas cosas en ese momento y no pensé, simplemente actué. No me importaba tener que venderlo todo para tener el dinero necesario para… —La observo apretar sus labios y cerrar sus ojos con fuerza. Suspira y vuelve a mirarme —, para algo personal.

—Okey…

—Así que accedí a venderle mis acciones. Yo tan solo me quedaría con una minoría, él básicamente sería el dueño de todo.

—Ese hombre no tiene buenas referencias en los negocios que ha hecho. Ha tenido éxito pasando por sobre todo y todos. —Le informo.

—No lo sé, ¿vale? Solo sé que yo llevaba tiempo conociéndolo y se veía como alguien dedicado en su trabajo, por eso pensé que la empresa quedaba en buenas manos.

—Bien. Dime: ¿Qué fue lo que pasó?

—Despidió a un cuarenta por ciento del personal, encima los estafó y compró a personas para que lo encubrieran. Ha estado gastando los fondos de la empresa en supuestas cosas que necesitan reparación, lo cual es falso porque todo está absolutamente bien, hasta el sistema eléctrico. —Entiendo a lo que se refiere porque hace unos minutos vi un recibo de un pago por unas lámparas y reparaciones de unos cables y extensiones —. Trabaja dos horas al día, trata mal al personal y los ha amenazado con despedirlos también si se atrevían a decirme algo. Les dijo que yo no volvería porque ya estaba prácticamente hecho el traspaso de las acciones y que ahora él era el jefe.

—Pues es lo que dijiste que harías… ¿no?

—Sí, pero no así. En este tiempo ni siquiera había llegado a pensar en eso, no he realizado ningún traspaso y luego de hablarlo con mi madre he decidido que no quiero darle nada. Menos si será así de m****a con una empresa a la que le he dedicado mi vida.

—¿Quieres demandarlo?

—Sí. —Responde sin titubear y yo asiento, revisando el resto de los papeles.

—Bien, me encargaré de esto personalmente.

—Gracias. Quería contactarte antes de que él lo hiciera porque sé lo bueno que eres en tu ámbito y si él lograba que tú estuvieras de su parte…

—No puedo creerlo… —susurro.

—¿Qué?

—Creí que me conocías. Jamás trabajaría con alguien como él así me ofreciera todos los millones del mundo.

—Lo sé, pero no quería arriesgarme… —murmura, avergonzada.

—Esto sí que me ha dolido, Farah.

—Perdón… —susurra, ambos nos miramos fijamente. Esos profundos ojos negros penetran en los míos, sin contemplación alguna, queriendo quedarse una vez más en mi alma.

Aguanta Archer. Solo, respira y no te dejes llevar por tus emociones. Ya creciste, maduraste y quieres lo mejor para ti y eso no es ella, al igual que tú no eres lo mejor para ella. Ya lo dijo una vez, tiene mejores opciones de donde elegir.

—Si esto es todo, debo llevarme esta computadora para sacar todas las pruebas y ponerme a trabajar en el caso.

—No es necesario que seas tú, puede ser alguien de tu bufet…

—¿Tiene contraseña? —Pregunto, ignorando su comentario anterior.

—No. Se la he quitado.

—Vale.

—He visto correos suyos allí donde estaba haciendo negocios con otras empresas no registradas y que no me dan buena espina, por favor revisa eso también. No quiero que me meta en problemas.

—Tranquila.

Si ya de por sí lo doy todo de mí por el bienestar de mis clientes, por ella no solo lo daré todo de mí, daré hasta mi vida de ser necesario.

—Gracias, Archer.

—Un placer, Farah.

Me levanto de mi asiento y frunzo el ceño volviendo a mirarla.

—¿Falta algo?

—No. Es solo que, me estoy acordando que acabo de ver a tu madre. Creo que era ella porque se parece mucho, pero al mismo tiempo está muy cambiada, son años sin verla, prácticamente desde que nosotros… ya sabes. —Rasco mi nuca, tratando de no mencionar lo acontecido.

—Sí, ella ya extrañaba Nueva York, tenía mucho tiempo en Los Ángeles, cinco años ya… Tu… ¿La… viste… con alguien? —Pregunta, y puedo escuchar su frase un poco temblorosa. Frunzo el ceño y niego con su cabeza, lo que la hace recostarse en su silla y respirar con profundidad, asintiendo con su cabeza.

—Estaba entrando aquí al lado, a la oficina de al lado. Me gustaría ir a saludarla —Farah se pone recta y abre sus ojos enormemente. De hecho, se para y sacude su cabeza en negación —, pero la última vez me trató mal, fue hace mucho, pero prefiero no averiguar si me sigue odiando.

—Lo hace. Ella te odia, mucho.

—Qué injusto… —susurro —, sobre todo porque no fue yo el que lastimó al otro.

Nos miramos una vez más y ella baja su mirada. Nada de altanería, ni encogimiento de hombros o que le dé igual. ¿Qué está pasando?

—Avísame cuando comiences la demanda, ¿vale?

—Una pregunta: ¿Él sabe que harás esto?

—No tiene idea de que estoy aquí.

—Como tú abogado voy a pedirle a tus guardias que no lo dejen entrar y que le comuniquen que debe buscarse un abogado para que enfrente la demanda que voy a interponerle. Trataré de tenerla lista para mañana mismo porque así no se nos adelanta.

—Está bien.

—Y mantente alejada de él. No lo conozco personalmente, pero podría jurar que es de esas personas que no se toman bien este tipo de noticias.

—Haré lo que me dices. —Asegura.

—Te conozco, Farah. Sé que si te saca de tus casillas te hará enojar y encontrará una reacción de tu parte, trata de no dársela. No lo veas, no le des el gusto.

—Está bien.

—Promételo.

—Lo prometo —dice con rapidez.

—¿Tus promesas todavía son confiables? —Pregunto en un suave susurro y veo como caen sus hombros en derrota.

—Lo son, Archer. Sabes que sí.

Mi mirada se posa detrás de ella y ladeo mi cabeza, extrañado, al ver una pequeña radio detrás de ella, encima de una pequeña mesa de vidrio donde también está un vino. Sacudo mi cabeza, sin querer ponerme a imaginar cosas que no son.

Me despido de ella, tomo la laptop y salgo de su oficina.

Tengo muchos sentimientos encontrados y debo despejar mi mente.

Tal vez debí tomar su consejo y darle este caso a uno de los abogados del bufet. Confío en ellos. Sé lo buenos que son, pero la mejor manera de asegurarme de que todo saldrá bien es haciendo las cosas por mí mismo.

A lo mejor no está bien que lo haga, más que nada porque sé que las veces que vuelva a verla, debido al caso, pequeñas partes de mi alma irán perdiéndose.

Todo estará bien ¿verdad?

Una vez que vea a mis amigos y a mi novia, que regrese a mi mundo con mi familia y mis mascotas, ella quedará de lado, como todo este año en el que casi no estuvo, y seguiré siendo feliz.

Mientras tanto debo pensar en la manera de decirle a mi novia que ahora soy el abogado de mi exnovia.

Aiis

¡Hola! He regresado finalmente. No saben lo emocionada que estoy. Les pido disculpas, pero hubieron problemas técnicos y por eso no les aparecía la historia todavía. Bienvenidos a esta segunda parte de Amores Millonarios. Espero que Archer y Farah los atrape tanto o más de lo que los atraparon Stella y Aarón. Quiero invitarlos también a leer otra historia que estoy subiendo y que es autoconclusiva. Pueden encontrarla en mi perfil, se llama ''El Amor es un Mito'', es de romance. Espero poder tener el apoyo de ustedes en esa historia también. ¡Nos vemos pronto!

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