—¿Por qué estoy viendo muchas cuentas bancarias vacías? ¿Registro de gente a la que han echado con una liquidación tan pobre? ¿Quejas de maltrato laboral? ¿Qué es esto Farah? —Decido pasar a lo verdaderamente importante.
—Iba a venderle esta empresa a Edward Daniels.
—Tienes que estar bromeando.
—Hablo en serio. Iba a quedarme en Los Ángeles a vivir y ya quería descansar de todo esto. Estaban pasando muchas cosas en ese momento y no pensé, simplemente actué. No me importaba tener que venderlo todo para tener el dinero necesario para… —La observo apretar sus labios y cerrar sus ojos con fuerza. Suspira y vuelve a mirarme —, para algo personal.
—Okey…
—Así que accedí a venderle mis acciones. Yo tan solo me quedaría con una minoría, él básicamente sería el dueño de todo.
—Ese hombre no tiene buenas referencias en los negocios que ha hecho. Ha tenido éxito pasando por sobre todo y todos. —Le informo.
—No lo sé, ¿vale? Solo sé que yo llevaba tiempo conociéndolo y se veía como alguien dedicado en su trabajo, por eso pensé que la empresa quedaba en buenas manos.
—Bien. Dime: ¿Qué fue lo que pasó?
—Despidió a un cuarenta por ciento del personal, encima los estafó y compró a personas para que lo encubrieran. Ha estado gastando los fondos de la empresa en supuestas cosas que necesitan reparación, lo cual es falso porque todo está absolutamente bien, hasta el sistema eléctrico. —Entiendo a lo que se refiere porque hace unos minutos vi un recibo de un pago por unas lámparas y reparaciones de unos cables y extensiones —. Trabaja dos horas al día, trata mal al personal y los ha amenazado con despedirlos también si se atrevían a decirme algo. Les dijo que yo no volvería porque ya estaba prácticamente hecho el traspaso de las acciones y que ahora él era el jefe.
—Pues es lo que dijiste que harías… ¿no?
—Sí, pero no así. En este tiempo ni siquiera había llegado a pensar en eso, no he realizado ningún traspaso y luego de hablarlo con mi madre he decidido que no quiero darle nada. Menos si será así de m****a con una empresa a la que le he dedicado mi vida.
—¿Quieres demandarlo?
—Sí. —Responde sin titubear y yo asiento, revisando el resto de los papeles.
—Bien, me encargaré de esto personalmente.
—Gracias. Quería contactarte antes de que él lo hiciera porque sé lo bueno que eres en tu ámbito y si él lograba que tú estuvieras de su parte…
—No puedo creerlo… —susurro.
—¿Qué?
—Creí que me conocías. Jamás trabajaría con alguien como él así me ofreciera todos los millones del mundo.
—Lo sé, pero no quería arriesgarme… —murmura, avergonzada.
—Esto sí que me ha dolido, Farah.
—Perdón… —susurra, ambos nos miramos fijamente. Esos profundos ojos negros penetran en los míos, sin contemplación alguna, queriendo quedarse una vez más en mi alma.
Aguanta Archer. Solo, respira y no te dejes llevar por tus emociones. Ya creciste, maduraste y quieres lo mejor para ti y eso no es ella, al igual que tú no eres lo mejor para ella. Ya lo dijo una vez, tiene mejores opciones de donde elegir.
—Si esto es todo, debo llevarme esta computadora para sacar todas las pruebas y ponerme a trabajar en el caso.
—No es necesario que seas tú, puede ser alguien de tu bufet…
—¿Tiene contraseña? —Pregunto, ignorando su comentario anterior.
—No. Se la he quitado.
—Vale.
—He visto correos suyos allí donde estaba haciendo negocios con otras empresas no registradas y que no me dan buena espina, por favor revisa eso también. No quiero que me meta en problemas.
—Tranquila.
Si ya de por sí lo doy todo de mí por el bienestar de mis clientes, por ella no solo lo daré todo de mí, daré hasta mi vida de ser necesario.
—Gracias, Archer.
—Un placer, Farah.
Me levanto de mi asiento y frunzo el ceño volviendo a mirarla.
—¿Falta algo?
—No. Es solo que, me estoy acordando que acabo de ver a tu madre. Creo que era ella porque se parece mucho, pero al mismo tiempo está muy cambiada, son años sin verla, prácticamente desde que nosotros… ya sabes. —Rasco mi nuca, tratando de no mencionar lo acontecido.
—Sí, ella ya extrañaba Nueva York, tenía mucho tiempo en Los Ángeles, cinco años ya… Tu… ¿La… viste… con alguien? —Pregunta, y puedo escuchar su frase un poco temblorosa. Frunzo el ceño y niego con su cabeza, lo que la hace recostarse en su silla y respirar con profundidad, asintiendo con su cabeza.
—Estaba entrando aquí al lado, a la oficina de al lado. Me gustaría ir a saludarla —Farah se pone recta y abre sus ojos enormemente. De hecho, se para y sacude su cabeza en negación —, pero la última vez me trató mal, fue hace mucho, pero prefiero no averiguar si me sigue odiando.
—Lo hace. Ella te odia, mucho.
—Qué injusto… —susurro —, sobre todo porque no fue yo el que lastimó al otro.
Nos miramos una vez más y ella baja su mirada. Nada de altanería, ni encogimiento de hombros o que le dé igual. ¿Qué está pasando?
—Avísame cuando comiences la demanda, ¿vale?
—Una pregunta: ¿Él sabe que harás esto?
—No tiene idea de que estoy aquí.
—Como tú abogado voy a pedirle a tus guardias que no lo dejen entrar y que le comuniquen que debe buscarse un abogado para que enfrente la demanda que voy a interponerle. Trataré de tenerla lista para mañana mismo porque así no se nos adelanta.
—Está bien.
—Y mantente alejada de él. No lo conozco personalmente, pero podría jurar que es de esas personas que no se toman bien este tipo de noticias.
—Haré lo que me dices. —Asegura.
—Te conozco, Farah. Sé que si te saca de tus casillas te hará enojar y encontrará una reacción de tu parte, trata de no dársela. No lo veas, no le des el gusto.
—Está bien.
—Promételo.
—Lo prometo —dice con rapidez.
—¿Tus promesas todavía son confiables? —Pregunto en un suave susurro y veo como caen sus hombros en derrota.
—Lo son, Archer. Sabes que sí.
Mi mirada se posa detrás de ella y ladeo mi cabeza, extrañado, al ver una pequeña radio detrás de ella, encima de una pequeña mesa de vidrio donde también está un vino. Sacudo mi cabeza, sin querer ponerme a imaginar cosas que no son.
Me despido de ella, tomo la laptop y salgo de su oficina.
Tengo muchos sentimientos encontrados y debo despejar mi mente.
Tal vez debí tomar su consejo y darle este caso a uno de los abogados del bufet. Confío en ellos. Sé lo buenos que son, pero la mejor manera de asegurarme de que todo saldrá bien es haciendo las cosas por mí mismo.
A lo mejor no está bien que lo haga, más que nada porque sé que las veces que vuelva a verla, debido al caso, pequeñas partes de mi alma irán perdiéndose.
Todo estará bien ¿verdad?
Una vez que vea a mis amigos y a mi novia, que regrese a mi mundo con mi familia y mis mascotas, ella quedará de lado, como todo este año en el que casi no estuvo, y seguiré siendo feliz.
Mientras tanto debo pensar en la manera de decirle a mi novia que ahora soy el abogado de mi exnovia.
¡Hola! He regresado finalmente. No saben lo emocionada que estoy. Les pido disculpas, pero hubieron problemas técnicos y por eso no les aparecía la historia todavía. Bienvenidos a esta segunda parte de Amores Millonarios. Espero que Archer y Farah los atrape tanto o más de lo que los atraparon Stella y Aarón. Quiero invitarlos también a leer otra historia que estoy subiendo y que es autoconclusiva. Pueden encontrarla en mi perfil, se llama ''El Amor es un Mito'', es de romance. Espero poder tener el apoyo de ustedes en esa historia también. ¡Nos vemos pronto!
22 de febrero de 2022.Archer Alarcón.Mis pulmones se extienden con fuerza cuando tomo una profunda bocanada de aire. Estiro mis manos y me desestreso un poco antes de inclinarme y quedar sentado en la cama.Un nuevo día.Solo cuatro días para mi boda.Sonrío porque voy a casarme con una mujer maravillosa.Volteo a mirarla dormir y la veo con su brazo tapando su rostro mientras respira con suavidad.Como siempre, me inclino hacia ella y dejo un beso en su frente antes de acariciar su rostro.—Darla, es momento de despertar —susurro con suavidad para no incomodarla o que se levante asustada. Soy yo el que me encargo de levantarla todas las mañanas. Fue un acuerdo tácito al que hemos llegado.—Otro poco más… —pide, acurrucándose contra sí misma.—Sabes que no hay ratitos más, debes levantarte para ir a patearle el trasero a todos los empleados que compiten contra ti.—Ya te pareces a tu amigo hablando de esa manera.—¿A cuál de los dos? —Bromeo.—Iba a decir que a Ángel, pero Aarón tam
Voy a la cocina y caliento café ya hecho en el microondas para luego tomarme un poco mientras sigo leyendo las estupideces que ponen. A lo lejos miro a Darla entrar a la ducha y yo miro la hora, estoy bien de tiempo, tiempo un poco de sobra antes de irme a la empresa. [Jezabel: ¡Ya lo leí! ¿Lo prometes?] Frunzo el ceño al leer lo que escribe. ¿Prometer qué? Ah, y otra vez me han ignorado. De todas maneras, lo que puse, es cierto. [Ángel: Lo prometo, niña intocable] [Jezabel: Bien, iré] [Ángel: Y si no pretendías ir, te buscaba yo mismo y te llevaba cargada] [Jezabel: Quisiera verte intentarlo] [Ángel: ¿Acaso me estás retando?] [Stella: Niños, basta] [Ángel: ¿Niños? Respeta Gilabert] [*Ángel ha agregado a un número nuevo al grupo*] Escupo el café que tengo en la boca y con suma rapidez agarro una pequeña toalla de la encimera de la cocina para limpiarlo. Voy hacia la habitación y tomo un pequeño pañuelo al que le rocío un poco de alcohol para pasarlo sobre el aparato. Jamás
23 de febrero de 2022.Farah Brownbear.—Pero quiero ir contigo… —suplica mi hija por décima vez esta mañana.Mientras la escucho hablar y hablar, yo me muevo por la cocina verificando que esté todo listo para que ellas no tengan que hacer muchas cosas. Ya les preparé el almuerzo y guardé un poco en una vianda para llevarme, me ha quedado delicioso el pollo al horno que he realizado.Ella sigue hablando de las razones por las que yo debo dejar que salgan y vean la ciudad. La más importante, según mi hija, es que le quedan solo tres días para ponerse al día y disfrutar lo más que puedan antes de que nos vayamos.—No puedes ir conmigo al trabajo, es un riesgo para ti si saben quién eres —es todo lo que respondo mientras camino por el pasillo que da hacia su habitación. Quiero verificar que hizo sus tareas matutinas antes de irme. Sonrío mientras escucho sus pasos detrás de mí. Volteo a mirarla de reojo y la encuentro con sus brazos cruzados, un puchero en sus labios y viendo al piso, si
Enorme sorpresa la que me llevo cuando estaciono frente a ella y dos de los vigilantes se acercan a mí. El chico que siempre recibe mi auto y se lo lleva hacia el estacionamiento y retrocedo un poco cuando miro como Edward da grandes pasos hacia mí, pero es agarrado por otros dos guardias. —¡Tú m*****a perr*a! —Me grita, intentando soltarse de mí. Sus ojos son rojos, pero no por haber llorado, él se ha tomado todos los licores de la ciudad, por lo que veo —¡¿Cómo te atreviste?! ¡¿Cómo pudiste?! Prácticamente me muerdo la lengua para no responderle y poder cumplir con mi promesa a Archer. Dejo de mirarlo y en medio de sus gritos y los flashes que no sé de dónde vienen, levanto mi cabeza y mentón, con determinación, y me adentro al edificio. Todo mundo me mira con la boca y ojos muy abiertos, impresionados. Supongo que no solo su asombro es por lo que acaba de pasar, sino por la reacción de mi parte. Normalmente no me hubiese podido controlar. La Farah de hace unos meses se hubiese l
>>Pero hubo dos sobrevivientes y también vieron los videos de seguridad de la empresa. Piensan que ella estuvo de nuestra parte todo este tiempo. Creen que como impedimos que la mataran y la llevamos con nosotros, forma parte de nuestro equipo, y no es así. —¿Pero entonces sigue contigo? —Sí, no la puedo dejar ir hasta que esté a salvo o logre comprobar que no trabaja para mí. —Y supongo que ella quiere irse. —Supones bien, pero yo no la dejo ir. Por eso es que te digo que es un secuestro. Es por su bien. —Se encoge de hombros al decirlo, y se acerca más a mí, quitando las manos de mi rostro y juntando nuestras frentes —. En el fondo no quiero encontrar alguna prueba y quiero dejar que ellos sigan creyendo que ella trabaja para mí, porque así no tendría que dejarla ir… —Te gusta… —Susurro, sonriendo. —Creo que es más que eso… —¿Y ella? —Ella es una testaruda de m****a —se aparta de mí y suspira fuertemente, mirando hacia el piso, como quedando en un pequeño trance que lo hace n
23 de febrero de 2022.Archer Alarcón.—No. No, no, no, no, no. ¡¿Por qué?! —La escucho gritar y golpear la puerta con una mano, pues la otra la tiene ocupada intentando sujetar bien tanto el postre como su cartera —. ¡Maldición!—¿Tan malo es? Digo, puedes llamar a los vigilantes que estaban allá afuera…Ella voltea a mirarme, y, por un momento, vuelvo a ser ese chico tímido que le avergonzaba decir estupideces. Farah se molestaba porque luego de que dijera las cosas, no las sostenía. Decía que por más vergüenza que uno sienta, lo hecho, hecho está, y no cambiará, así que hay que vivir con ello y no pensar tanto en las cosas.Solo se debe seguir adelante intento superarlo. Punto.—Ya cambiaron de turno, pero los que se fueron, tuvieron que haberle avisado a los que entraron que estamos acá, así que esperar a los vigilantes sería una buena opción, pero hay dos cosas que me hacen afirmarte que ellos no vendrán en nuestra ayuda. Al menos, no pronto.—¿Qué cosas? —Pregunto, comenzando a
—Lo he arruinado por tu culpa… —murmura entrecortadamente. Su pequeño llanto no la deja hablar bien y no puedo evitar pegarme más a ella y tomar su barbilla para que me mire fijamente.Estamos demasiado cerca. A nuestros cuerpos solo los separa nuestra ropa, la cual se toca por nuestra cercanía. Sus profundos ojos negros con líneas rojizas debido al llanto me miran con debilidad, con tristeza, e incluso podría jurar que me están gritando mil cosas que no sé interpretar.Solloza, mirándome fijamente, y siento mis ojos pinchar también, pero trato de contenerme lo más que pueda. Sus delicadas facciones se contraen cuando traga saliva con fuerza. Acerca su rostro un poco más y nuestras narices son las que ahora entran en contacto. La siento temblar. Cada vez va más vulnerable.—Quiero consolarte con las mismas fuerzas con las que quiero besarte —me sincero.—Si lo haces no habrá vuelta atrás, Archer. Será incluso peor —gimotea.—Sin embargo, estás allí, sujetando con fuerzas un dibujo que
24 de febrero de 2022.Farah Brownbear.Me remuevo incómoda y aprieto con fuerza la almohada, simulando que es esa persona prohibida a la que quisiera tener a mi lado. Siempre hago lo mismo, la hago pasar por él. No quiero dejarlo ir, pero luego suena la alarma y me saca de mi ensoñación.Solo que… esta vez no hay alarma alguna, y mejor aún —o podría decirse que en vez de mejor debería ser peor—, esta almohada no se siente como una. Se siente de carne y hueso, muy realista.¿Saben de esa sensación que tienen cuando están durmiendo y el sueño es tan pesado que por más que intentan despertar, no pueden hacerlo? Bueno, así estoy desde hace muchos minutos. Quiero levantarme, pero, al mismo tiempo, quiero seguirme sintiendo protegida entre los brazos de este hombre al que mi imaginación está creando.Pero esperen…Él sí estaba acá conmigo…Y este abrazo se siente tan real…Abro mis ojos de golpe.Primero separo mi rostro del suyo y abro mis ojos tan grandes que si cualquier persona me vier