02/ ¡¿Qué caraj*s hacen aquí?! p3

—Analía, llama a los trabajadores que fueron despedidos y ofrézcale sus propios puestos más una indemnización. Si alguno no quiere regresar porque ya consiguió trabajo o algún otro motivo, de todas maneras, te pido que revises su liquidación para darles un poco más de dinero a causa de despido y también busca reemplazo para ellos. Pero solo si alguno no regresa. Si regresan todos, obviamente no busques a nadie más. ¿Cuántos trabajadores fueron despedidos?

—Veintisiete, señorita —la miro fijamente y ella baja sus hombros y se pone nerviosa. No quiero intimidarla, porque es que mi reacción no es para ella. Es para ese maldito imbécil que despidió a veintisiete personas que eran claves para el funcionamiento de la empresa.

—Lo voy a matar —siseo entre mis dientes. Paso mis manos por mi rostro con frustración y vuelvo a voltearme a mirar a mis trabajadores. Todos se ponen rectos en cuanto ven que me dirijo a ellos —. Voy a vigilar que me hagan todo como se debe para esta semana. Olvídense de lo que sea que ese imbécil les dijo, deben trabajar como lo han hecho desde que están conmigo. Volveremos a los beneficios, mientras mejor trabajen, más puntos ganarán y el área con puntaje más alto tendrá sus beneficios —muchos celebran esta noticia —. Espero que no hayan perdido la practica porque para el mes que viene este ya esta revista debe estar nuevamente remontada en los ratings del mundo. Pueden irse.

Todos comienzan a salir y tomo a Analía del brazo cuando pretende hacerlo.

—Necesito que los trabajadores se incorporen ya. Si es posible mañana mismo. Trata de hacer todo lo posible, Analía. Confío en ti.

—Sí, señorita Brownbear.

—Y llama a mi abogado. Ese hijo de perra de Daniels no se saldrá con la suya.

—Pasa que, los abogados Los Pinos han renunciado en su mayoría, y Navarro fue uno de ellos.

—¿Qué m****a me estás diciendo?

¿Qué otra cosa mala podría pasarme hoy? Definitivamente no es mi día.

—Archer Alarcón se llevó a toda su clientela en menos de un año. Los dejó prácticamente en bancarrota. Navarro se fue del país y te dejó unas carpetas y cosas de los trabajos anteriores que ustedes han tenido.

¡Maldito seas, Archer Alarcón! ¡Te odio! ¡Te detesto!

—¿Algún otro bufete de abogados que podamos contactar? —Pregunto con desesperación.

—Jefa, perdón por lo que voy a decirte. Corro el riesgo de quedar sin cabeza, pero debo hacerlo.

—¿Qué? ¿Ahora qué pasa?

—Si usted quiere hundir como se debe a Edward Daniels debe ir con Archer —comienzo a mover mis dedos y a cerrar mis manos en puños. Ir con Archer… vaya ironía de la vida —. Si llegas a buscar un abogado por tu parte y Daniels logra conseguirse uno del bufete de Archer, perderás. Por más que seas la víctima en este caso y tengas todas las pruebas a favor, vas a perder. Desde que Archer se posicionó no ha perdido ningún caso.

—No creo que Archer sea de los que toma un caso sin importarle si realmente son inocentes o no. Él ayuda a las personas que lo merecen… —susurro. O al menos eso quiero seguir creyendo. Archer no pudo haber cambiado tanto ¿verdad? Me niego a creerlo. Él es bueno, es la persona con el corazón más puro del mundo.

—Es mejor no arriesgarse a averiguarlo.

¿Qué otra cosa podría pasarme hoy?

—Llévame un café cargado a mi oficina, por favor. Y contáctate con Archer Alarcón. Pregúntale si tiene el tiempo de atenderme personalmente, que es por un asunto personal y muy importante. Pídele una cita —todo lo digo en automático. Mirando hacia la nada.

Después de un año veré esos ojos verdes idénticos a los de mi hija. Siento la ansiedad recorrer mi cuerpo y las ganes de salir corriendo se asientan en mi ser. Si así estoy ahora, no sé cómo será cuando esté ante él.

Camino a mi oficina y comienzo a buscar carpetas y todo el papeleo relacionado con el último año. Dejo las cosas más importantes en una carpeta color rojo y las que no me sirven las regreso a sus estantes. Analía me trae el café y me dice que enseguida irá a comunicarse con Archer. Trato de que no me afecte su nombre. Soy una mujer nueva que ya no tiene nada que ver con él. Él tiene pareja, yo soy una madre soltera que está cambiando para bien… O eso quiero creer, porque esto de tener que contener mis emociones y ser más amable como que no va conmigo, pero por lo menos lo estoy intentando.

Me enrumbo hacia la oficina del imbécil de Edward y la registro de pies a cabeza. Dejo todo hecho un desastre. Paso toda la tarde tirando cosas, quedándome con lo que puede incriminarlo y decomisándole su laptop y hasta su máquina de chocolate caliente me llevo conmigo. Le pido a Josh que la ponga en mi oficina y ruedo los ojos cuando veo la tensión entre él y Analía cuando se ven. Santo Dios, son las dos personas más estúpidas del mundo.

Se gustan desde que se conocieron aquí en el trabajo, tuvieron un pequeño amorío que terminó mal. Él sigue detrás de ella y ella según salió adelante, olvidándose de él, pero todo el edificio sabe que es a quien ama. Eso de tener otra pareja no quita sus sentimientos verdaderos.

No iré a saberlo yo… já.

Niego con mi cabeza y voy a mi oficina. Me adentro y sonrío al ver la máquina a un costado. Se ve hermosa. Ya quiero que su dueño venga a reclamarla.

Analía entra y me mira de forma extraña. Pensé que ya su miedo había pasado.

—¿Qué pasó? ¿Acaso llegó Daniels? Dile que entre. Lo estaré esperando con todo el gusto del mundo.

—No es eso, es que… —ella traga saliva con fuerza.

—Analía, no tengo paciencia. Habla ahora o…

—Tenemos un gran problema, señorita Farah —su rostro cada vez se torna más pálido.

—Analía… —estoy perdiendo mi paciencia ya.

¿Ven lo que pasa cuando uno quiere ser mejor persona? Me la están poniendo muy difícil. Creo que mejor sigo siendo la Farah de siempre.

—Hablé con Archer Alarcón, cuando supo que era de tu parte decidió atenderme enseguida… —trato de mantenerme tranquila. Parece que aún soy un poco importante en su vida —. Él está viniendo hacia acá en este momento, dijo que estaba muy cerca de aquí, así que pasaría ahora.

—Mejor. Si la conversación ocurre en mi territorio, es mucho mejor. No le veo el problema —me cruzo de brazos y hago girar mi asiento un poco.

—El problema es que acaba de llegar otra visita…

—¿Qué visita?

Desearía no haberlo preguntado porque la puerta se abre de repente y un gran grito resuena en toda mi oficina.

—¡Mami! —Una emocionada Estrella corre hacia mí. Me levanto conmocionada y asustada, mirándola venir hacia mí y arroparme con su cuerpo. El miedo se impregna en todo mi ser. Esto no puede ser —¡Sorpresa! —Grita ella, abrazándome con más fuerzas.

Miro a mi madre posarse en el marco de la puerta de mi oficina con una enorme sonrisa en sus labios. ¿Qué hicieron? ¡¿Qué m****a acaban de hacer?!

—¡¿Qué carajos hacen aquí?! —Grito esta vez yo, sin poder contenerme.

Siento a mi hija separarse y mirarme asustada. No me gusta su reacción, jamás la he regañado o tratado mal, es la primera vez que me mira así, pero no lo puedo evitar. Todo se me está acumulando y no puedo controlar mi reacción.

La sonrisa de mi madre se borra y me mira con el ceño fruncido. Mi hija corre hacia ella y me mira con culpabilidad. Sabe que lo que hicieron está mal.

El teléfono del escritorio de Analía, afuera, suena. Ella va hacia él y siento mis ojos picar porque sé quién es.

—Señorita Brownbear… —susurra mi secretaria, mirándome con miedo —Archer Alarcón está aquí. Ya viene subiendo el ascensor.

Mi madre me mira con sus ojos muy abiertos y no quiero ni imaginarme como estoy yo. Nos vemos las caras entre todos, angustiados, hasta que mi hija nos hace mirarla, puesto que es la única con una enorme sonrisa en sus labios y con toda la felicidad del mundo dice:

—¿Mi papá?

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