01/ La excusa perfecta. p2

Cuando acabo de vestirme, salgo de la habitación y voy hacia la mía. Cuando llego medito un poco sobre lo que pasará una vez abra la puerta. Así que tomo el pomo y lo giro, adentrándome en mi habitación.

Archer se encuentra sentado en uno de los dos pequeños muebles que hay en ambos extremos de la habitación, quedando mi cama en medio de ellos. Él está encorvado, sentado hacia adelante, y con sus dedos entrecruzados. Levanta un poco su cabeza y me mira.

Contengo mi respiración al ver sus ojos rojizos.

—Venía a decirte que acabo de entrar a esta universidad. Quería que fuese sorpresa —es el primero en hablar. Nunca nada dolió tanto, como saber aquello. Él hizo lo que prometió. Estaríamos juntos costase lo que costase, así que se esforzó porque estuviésemos en el mismo lugar, así viésemos distintas materias, diferentes carreras.

—Archer…

—Dime que lo que vi es un error, Farah. Dímelo y cerramos este tema —más que un pedido era una súplica. Una lágrima traicionera rodó desde mi ojo izquierdo y él se levantó a quitarla de mi piel. Su contacto me hizo estremecer. Nadie va a hacerme sentir como él.

—No puedo, Archer. No puedo, ni quiero mentirte.

Ya lo estoy haciendo, pero es por su bien.

—No, mi estrella…

Cierro mis ojos con fuerza, sollozando, al recordar el porqué de ese apodo: un día estábamos en el patio de mi casa, había una pequeña reunión por mi cumpleaños, pero nosotros dos, estando en nuestra burbuja de enamorados, nos alejamos de los demás, y bajo el cielo nocturno nos prometimos amarnos por siempre. Yo le regalé una constelación y él me dijo que yo representaba a todas las estrellas del cielo. Yo era su cielo, su estrella, su todo.

—Anoche él y yo salimos…

—Me niego a aceptarlo —negó con su cabeza, apretando sus manos en mis hombros.

—Nos emborrachamos, pero éramos muy conscientes de lo que pasaba…

—Dime que no es cierto, por favor, Farah. No me rompas de esta manera, tú no, mi estrella.

—Una cosa llevó a la otra y…

Él se separó con brusquedad de mí y ahora sí comencé a llorar. Las lágrimas también brotaban de sus ojos, éramos un desastre de emociones desmedidas.

—No lo digas… —susurró.

—Heikel y yo follamos. Nos acostamos y follamos —calmé mi voz. Limpié mis mejillas. Levanté mi frente.

Lo enfrenté.

Me miró, sin poder creer que yo estuviese soltando todo, con dolor, pero al mismo tiempo tan tranquila.

—Farah… —No dejaba de mirarme, pero al mismo tiempo se encontraba perdido. Destrozado. Herido.

—No merezco tener a alguien como tú en mi vida, no después de lo que hice. No me perdonaría mantenerte a mi lado cuando mereces respeto y fidelidad. De mi parte no la has obtenido, ni la obtendrás. Hay algo que me he estado negando a mí misma desde que entré a Columbia, y es que, dejé de sentir cosas por ti desde el momento en que pisé esta universidad.

La mentira comenzaba a salirme muy natural. Sé que puedo hacerlo mejor. Sé que puedo volver esto un hábito.

—¿Qué estás queriendo decir?

—Me enamoré de Heikel en cuanto entré aquí —fui directa.

La mezcla de confusión, tristeza y decepción en su mirada, me hacían querer flaquear. Tuve que dejar de mirarlo y centrarme en otra cosa, para no hacer algo de lo que luego pudiera arrepentirme.

Archer tiene que alejarse, odiarme.

—¿Por qué no terminaste conmigo en ese momento? ¿Por qué tener que joderme de esta manera, Farah? No te creo nada, Farah. Tú no eres así.

—Tú no sabes cómo realmente soy.

—Y al parecer tú tampoco me conoces. Si lo hicieras, entonces estarías consciente de que todo esto que dices, de llegar a ser cierto, es más que suficiente para alejarme de ti.

—Me parece perfecto que te alejes. No quiero volver a verte. Estoy cansada de nosotros, quiero hacer lo que me plazca. Tengo veintidós años, quiero disfrutar de mi vida sin tener que rendirle cuentas a nadie.

—¿Y acaso nuestra relación te ha quitado libertad alguna? ¿Hice que te sintieras encadenada? ¿Por qué no me lo dijiste, Farah?

—Porque vives en tu propio mundo, Archer. No ves más allá de ti y del bienestar de tu familia. Me quieres a mí, pero cuando se trata de ellos y de complacerlos tú… —suspiro —. No importa, solo quiero que acabe.

—Nunca asumas, porque podrás ver lo que yo quiero que veas en el exterior, pero no me conoces realmente, no sabes cómo pienso, actúo o siento.

—Aunque no lo creas, te conozco, Archer.

—A lo mejor sí que lo haces, pero veo que el que nunca conoció a la otra persona en esta relación, fui yo.

Comienza a alejarse y mi vida se desploma con cada paso que da.

—¿No te piensas despedir de mí? ¿Ni siquiera en nombre de esa amistad de tantos años que tuvimos antes de comenzar nuestro noviazgo? —Pregunto, prácticamente suplicándole que me dé un poco de su atención por última vez.

—¿Qué es lo que quieres de mí, Farah? —Se voltea, cabizbajo, cansado. Mis labios tiemblan y, por más que trato de controlarlos, no puedo.

—Despidámonos, Archer… —digo en un susurro tembloroso, caminando hacia él y comenzando a desabotonar su camisa —, si esta es la última vez que vamos a estar juntos… —doy un pequeño pico en sus labios —entonces hagamos que sea memorable, inolvidable, y que nos marque a ambos por el resto de nuestras vidas.

Y fue así como terminamos follando, con amor, con dolor, con el peso de saber que esa sería la última vez que volveríamos a estar juntos.

Yo me quedé dormida, y al despertarme, él ya no se encontraba en mi habitación. Se había ido. Estuve mal por más de dos días en los que no salí de mi habitación. Aun me parece extraño que Heikel haya sido mi consuelo, pero así fue. Él me aseguró que no nos habíamos acostado, todo estaba en el video, alguien nos tendió una trampa.

Yo por un momento me arrepentí de lo que hice y me dispuse a buscar a Archer, pero me volví a topar con ella, y resulta que tenía muchas fotos mías y de Heikel desnudos en su habitación, y que pretendía mandar a todos los medios de comunicación existente. Esto iba a dañar mi reputación y la de mi familia, pero aun así quise contarle a Archer.

La misma amenaza vino de nuevo: Archer saldría lastimado en todos los sentidos si me empecinaba en estar con él. Ya tenían una vida asegurada para él y yo no tenía cabida en ella. Así que, esta vez, si decidí alejarme.

Luego comenzó a suceder algo para lo que no estaba para nada preparada. Tuve que salirme de la universidad e irme a otra ciudad. Veía clases virtuales, mientras me mantenía oculta.

Estaba embarazada, y antes de dar a luz me entró una crisis. Yo necesitaba que Archer supiera que iba a tener una hija, pero en cuanto puse un pie en nueva york, recibí otra amenaza.

Esas benditas advertencias junto con el pensamiento de que iba a ser rechazada por Archer, me acobardaron.

¿Qué va a pasar cuando me vea toda embarazada? ¿Con quién se supone que me acosté primero? ¿Y si él niega a mi bebé por creer que era de Heikel y no suyo?

Ni siquiera las amenazas me iban a doler tanto como presenciar algo así.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo