Cuando acabo de vestirme, salgo de la habitación y voy hacia la mía. Cuando llego medito un poco sobre lo que pasará una vez abra la puerta. Así que tomo el pomo y lo giro, adentrándome en mi habitación.
Archer se encuentra sentado en uno de los dos pequeños muebles que hay en ambos extremos de la habitación, quedando mi cama en medio de ellos. Él está encorvado, sentado hacia adelante, y con sus dedos entrecruzados. Levanta un poco su cabeza y me mira.
Contengo mi respiración al ver sus ojos rojizos.
—Venía a decirte que acabo de entrar a esta universidad. Quería que fuese sorpresa —es el primero en hablar. Nunca nada dolió tanto, como saber aquello. Él hizo lo que prometió. Estaríamos juntos costase lo que costase, así que se esforzó porque estuviésemos en el mismo lugar, así viésemos distintas materias, diferentes carreras.
—Archer…
—Dime que lo que vi es un error, Farah. Dímelo y cerramos este tema —más que un pedido era una súplica. Una lágrima traicionera rodó desde mi ojo izquierdo y él se levantó a quitarla de mi piel. Su contacto me hizo estremecer. Nadie va a hacerme sentir como él.
—No puedo, Archer. No puedo, ni quiero mentirte.
Ya lo estoy haciendo, pero es por su bien.
—No, mi estrella…
Cierro mis ojos con fuerza, sollozando, al recordar el porqué de ese apodo: un día estábamos en el patio de mi casa, había una pequeña reunión por mi cumpleaños, pero nosotros dos, estando en nuestra burbuja de enamorados, nos alejamos de los demás, y bajo el cielo nocturno nos prometimos amarnos por siempre. Yo le regalé una constelación y él me dijo que yo representaba a todas las estrellas del cielo. Yo era su cielo, su estrella, su todo.
—Anoche él y yo salimos…
—Me niego a aceptarlo —negó con su cabeza, apretando sus manos en mis hombros.
—Nos emborrachamos, pero éramos muy conscientes de lo que pasaba…
—Dime que no es cierto, por favor, Farah. No me rompas de esta manera, tú no, mi estrella.
—Una cosa llevó a la otra y…
Él se separó con brusquedad de mí y ahora sí comencé a llorar. Las lágrimas también brotaban de sus ojos, éramos un desastre de emociones desmedidas.
—No lo digas… —susurró.
—Heikel y yo follamos. Nos acostamos y follamos —calmé mi voz. Limpié mis mejillas. Levanté mi frente.
Lo enfrenté.
Me miró, sin poder creer que yo estuviese soltando todo, con dolor, pero al mismo tiempo tan tranquila.
—Farah… —No dejaba de mirarme, pero al mismo tiempo se encontraba perdido. Destrozado. Herido.
—No merezco tener a alguien como tú en mi vida, no después de lo que hice. No me perdonaría mantenerte a mi lado cuando mereces respeto y fidelidad. De mi parte no la has obtenido, ni la obtendrás. Hay algo que me he estado negando a mí misma desde que entré a Columbia, y es que, dejé de sentir cosas por ti desde el momento en que pisé esta universidad.
La mentira comenzaba a salirme muy natural. Sé que puedo hacerlo mejor. Sé que puedo volver esto un hábito.
—¿Qué estás queriendo decir?
—Me enamoré de Heikel en cuanto entré aquí —fui directa.
La mezcla de confusión, tristeza y decepción en su mirada, me hacían querer flaquear. Tuve que dejar de mirarlo y centrarme en otra cosa, para no hacer algo de lo que luego pudiera arrepentirme.
Archer tiene que alejarse, odiarme.
—¿Por qué no terminaste conmigo en ese momento? ¿Por qué tener que joderme de esta manera, Farah? No te creo nada, Farah. Tú no eres así.
—Tú no sabes cómo realmente soy.
—Y al parecer tú tampoco me conoces. Si lo hicieras, entonces estarías consciente de que todo esto que dices, de llegar a ser cierto, es más que suficiente para alejarme de ti.
—Me parece perfecto que te alejes. No quiero volver a verte. Estoy cansada de nosotros, quiero hacer lo que me plazca. Tengo veintidós años, quiero disfrutar de mi vida sin tener que rendirle cuentas a nadie.
—¿Y acaso nuestra relación te ha quitado libertad alguna? ¿Hice que te sintieras encadenada? ¿Por qué no me lo dijiste, Farah?
—Porque vives en tu propio mundo, Archer. No ves más allá de ti y del bienestar de tu familia. Me quieres a mí, pero cuando se trata de ellos y de complacerlos tú… —suspiro —. No importa, solo quiero que acabe.
—Nunca asumas, porque podrás ver lo que yo quiero que veas en el exterior, pero no me conoces realmente, no sabes cómo pienso, actúo o siento.
—Aunque no lo creas, te conozco, Archer.
—A lo mejor sí que lo haces, pero veo que el que nunca conoció a la otra persona en esta relación, fui yo.
Comienza a alejarse y mi vida se desploma con cada paso que da.
—¿No te piensas despedir de mí? ¿Ni siquiera en nombre de esa amistad de tantos años que tuvimos antes de comenzar nuestro noviazgo? —Pregunto, prácticamente suplicándole que me dé un poco de su atención por última vez.
—¿Qué es lo que quieres de mí, Farah? —Se voltea, cabizbajo, cansado. Mis labios tiemblan y, por más que trato de controlarlos, no puedo.
—Despidámonos, Archer… —digo en un susurro tembloroso, caminando hacia él y comenzando a desabotonar su camisa —, si esta es la última vez que vamos a estar juntos… —doy un pequeño pico en sus labios —entonces hagamos que sea memorable, inolvidable, y que nos marque a ambos por el resto de nuestras vidas.
Y fue así como terminamos follando, con amor, con dolor, con el peso de saber que esa sería la última vez que volveríamos a estar juntos.
Yo me quedé dormida, y al despertarme, él ya no se encontraba en mi habitación. Se había ido. Estuve mal por más de dos días en los que no salí de mi habitación. Aun me parece extraño que Heikel haya sido mi consuelo, pero así fue. Él me aseguró que no nos habíamos acostado, todo estaba en el video, alguien nos tendió una trampa.
Yo por un momento me arrepentí de lo que hice y me dispuse a buscar a Archer, pero me volví a topar con ella, y resulta que tenía muchas fotos mías y de Heikel desnudos en su habitación, y que pretendía mandar a todos los medios de comunicación existente. Esto iba a dañar mi reputación y la de mi familia, pero aun así quise contarle a Archer.
La misma amenaza vino de nuevo: Archer saldría lastimado en todos los sentidos si me empecinaba en estar con él. Ya tenían una vida asegurada para él y yo no tenía cabida en ella. Así que, esta vez, si decidí alejarme.
Luego comenzó a suceder algo para lo que no estaba para nada preparada. Tuve que salirme de la universidad e irme a otra ciudad. Veía clases virtuales, mientras me mantenía oculta.
Estaba embarazada, y antes de dar a luz me entró una crisis. Yo necesitaba que Archer supiera que iba a tener una hija, pero en cuanto puse un pie en nueva york, recibí otra amenaza.
Esas benditas advertencias junto con el pensamiento de que iba a ser rechazada por Archer, me acobardaron.
¿Qué va a pasar cuando me vea toda embarazada? ¿Con quién se supone que me acosté primero? ¿Y si él niega a mi bebé por creer que era de Heikel y no suyo?
Ni siquiera las amenazas me iban a doler tanto como presenciar algo así.
21 de febrero de 2022.New york.Farah Brownbear.Desabrocho el cinturón que pertenece a mi asiento y espero pacientemente a que todos los pasajeros bajen del avión, hasta que llega mi turno de bajar, y lo hago. No quise comprar un vuelo en la zona VIP porque he aprendido desde hace pocos años a no darme esos lujos. He invertido el dinero en la enfermedad de mi hija y no me arrepiento en lo absoluto. Podría quedar sin absolutamente nada y no me importaría, siempre y cuando Estrella esté bien.Me entregan las maletas y salgo del aeropuerto, trato de ignorar todos los puestos que están con periódicos o cualquier medio informativo. Ese bendito compromiso cubre cada página principal o portada de cualquier revista, hasta en ICON lo pusieron de primera plana, y no he podido hacer o decir nada al respecto porque eso es lo que está vendiendo y lo más importante y sonado del momento.Ya superé a Archer Alarcón, así que no me importa lo que haga con su vida. Puede casarse, divorciarse y estar c
Sintiéndome completamente extrañada porque no tomen la llamada, decido marcar su número. Puede ser que todavía duerman, pero de mi madre no lo creo. Ella sí que suele ser madrugadora, y si estuviese durmiendo igual se despertara con el sonido porque ella es de las que se despierta con cualquier mínimo ruido.—Hola ¿hija? —escucho mucho ruido desde el otro lado de la llamada y frunzo el ceño.—Estuve llamando al teléfono del departamento. ¿Por qué no contestabas? ¿Estabas durmiendo?—No. Estoy despierta, muy despierta —se escucha emocionada, y, aunque me hace reír, también me parece extraño.—¿Por qué tanta felicidad?—Estamos cometiendo una locura.Ay Dios, no. Sus locuras son muy extremistas.—¿Qué están haciendo, mamá? ¿Qué hace Estrella despierta a esta hora? —Pregunto, temiendo su respuesta.—No te puedo decir, hija. Lo siento mucho.—Pásame a mi hija.—Pero…—Ya.—¿Mami?—¿Qué travesuras están haciendo, Estrella? —Sé que le pregunto en vano.—Nosotras… este… eh…—Estrella, te qui
—Analía, llama a los trabajadores que fueron despedidos y ofrézcale sus propios puestos más una indemnización. Si alguno no quiere regresar porque ya consiguió trabajo o algún otro motivo, de todas maneras, te pido que revises su liquidación para darles un poco más de dinero a causa de despido y también busca reemplazo para ellos. Pero solo si alguno no regresa. Si regresan todos, obviamente no busques a nadie más. ¿Cuántos trabajadores fueron despedidos?—Veintisiete, señorita —la miro fijamente y ella baja sus hombros y se pone nerviosa. No quiero intimidarla, porque es que mi reacción no es para ella. Es para ese maldito imbécil que despidió a veintisiete personas que eran claves para el funcionamiento de la empresa.—Lo voy a matar —siseo entre mis dientes. Paso mis manos por mi rostro con frustración y vuelvo a voltearme a mirar a mis trabajadores. Todos se ponen rectos en cuanto ven que me dirijo a ellos —. Voy a vigilar que me hagan todo como se debe para esta semana. Olvídense
21 de febrero de 2022.Archer Alarcón.Le pongo seguro al auto una vez que me bajo de él y cierro su respectiva puerta. Trago con fuerza mirando el enorme edificio frente a mí. Ahora entiendo a Stella, podré haberlo visto muchas veces anteriormente, incluso podría venir a diario y siempre sentiría lo mismo: da una sensación de miedo mezclado con emoción. Este lugar crea una de las revistas más importantes del país y del mundo, y encima, comandado por una mujer con carácter, fuerza y dedicación.Nadie hubiese sacado adelante a esta empresa como lo hizo Farah. No tiene comparación alguna.Y no lo digo como su ex, o porque tenga ese tipo de sentimientos por ella aun, que no es el caso, sino porque he sido testigo de cuanto le ha costado mantenerse en la cima y llegar donde está, y que, aún con todas las adversidades, nunca se dio por vencida.Respiro profundamente y quiero reírme de mi porque no puedo evitar sentirme como ese chiquillo tímido y al que le costaba decir o hacer las cosas p
—¿Por qué estoy viendo muchas cuentas bancarias vacías? ¿Registro de gente a la que han echado con una liquidación tan pobre? ¿Quejas de maltrato laboral? ¿Qué es esto Farah? —Decido pasar a lo verdaderamente importante. —Iba a venderle esta empresa a Edward Daniels. —Tienes que estar bromeando. —Hablo en serio. Iba a quedarme en Los Ángeles a vivir y ya quería descansar de todo esto. Estaban pasando muchas cosas en ese momento y no pensé, simplemente actué. No me importaba tener que venderlo todo para tener el dinero necesario para… —La observo apretar sus labios y cerrar sus ojos con fuerza. Suspira y vuelve a mirarme —, para algo personal. —Okey… —Así que accedí a venderle mis acciones. Yo tan solo me quedaría con una minoría, él básicamente sería el dueño de todo. —Ese hombre no tiene buenas referencias en los negocios que ha hecho. Ha tenido éxito pasando por sobre todo y todos. —Le informo. —No lo sé, ¿vale? Solo sé que yo llevaba tiempo conociéndolo y se veía como alguien
22 de febrero de 2022.Archer Alarcón.Mis pulmones se extienden con fuerza cuando tomo una profunda bocanada de aire. Estiro mis manos y me desestreso un poco antes de inclinarme y quedar sentado en la cama.Un nuevo día.Solo cuatro días para mi boda.Sonrío porque voy a casarme con una mujer maravillosa.Volteo a mirarla dormir y la veo con su brazo tapando su rostro mientras respira con suavidad.Como siempre, me inclino hacia ella y dejo un beso en su frente antes de acariciar su rostro.—Darla, es momento de despertar —susurro con suavidad para no incomodarla o que se levante asustada. Soy yo el que me encargo de levantarla todas las mañanas. Fue un acuerdo tácito al que hemos llegado.—Otro poco más… —pide, acurrucándose contra sí misma.—Sabes que no hay ratitos más, debes levantarte para ir a patearle el trasero a todos los empleados que compiten contra ti.—Ya te pareces a tu amigo hablando de esa manera.—¿A cuál de los dos? —Bromeo.—Iba a decir que a Ángel, pero Aarón tam
Voy a la cocina y caliento café ya hecho en el microondas para luego tomarme un poco mientras sigo leyendo las estupideces que ponen. A lo lejos miro a Darla entrar a la ducha y yo miro la hora, estoy bien de tiempo, tiempo un poco de sobra antes de irme a la empresa. [Jezabel: ¡Ya lo leí! ¿Lo prometes?] Frunzo el ceño al leer lo que escribe. ¿Prometer qué? Ah, y otra vez me han ignorado. De todas maneras, lo que puse, es cierto. [Ángel: Lo prometo, niña intocable] [Jezabel: Bien, iré] [Ángel: Y si no pretendías ir, te buscaba yo mismo y te llevaba cargada] [Jezabel: Quisiera verte intentarlo] [Ángel: ¿Acaso me estás retando?] [Stella: Niños, basta] [Ángel: ¿Niños? Respeta Gilabert] [*Ángel ha agregado a un número nuevo al grupo*] Escupo el café que tengo en la boca y con suma rapidez agarro una pequeña toalla de la encimera de la cocina para limpiarlo. Voy hacia la habitación y tomo un pequeño pañuelo al que le rocío un poco de alcohol para pasarlo sobre el aparato. Jamás
23 de febrero de 2022.Farah Brownbear.—Pero quiero ir contigo… —suplica mi hija por décima vez esta mañana.Mientras la escucho hablar y hablar, yo me muevo por la cocina verificando que esté todo listo para que ellas no tengan que hacer muchas cosas. Ya les preparé el almuerzo y guardé un poco en una vianda para llevarme, me ha quedado delicioso el pollo al horno que he realizado.Ella sigue hablando de las razones por las que yo debo dejar que salgan y vean la ciudad. La más importante, según mi hija, es que le quedan solo tres días para ponerse al día y disfrutar lo más que puedan antes de que nos vayamos.—No puedes ir conmigo al trabajo, es un riesgo para ti si saben quién eres —es todo lo que respondo mientras camino por el pasillo que da hacia su habitación. Quiero verificar que hizo sus tareas matutinas antes de irme. Sonrío mientras escucho sus pasos detrás de mí. Volteo a mirarla de reojo y la encuentro con sus brazos cruzados, un puchero en sus labios y viendo al piso, si