Annalinne Hasburg lo perdió todo cuando su familia quedó en la quiebra, y aunque su hermana se encargó de que nada les faltara a ella y a su madre, esto para Anna no fue suficiente y deseaba aún más, incluso recuperar la vida de lujos que tenía. Después de sufrir de abandono y ser acogido por una familia que no solo le ha brindado amor sino todo lo que poseen, Reginald Junot pareciera que lo tiene todo; sin embargo, a pesar de esa buena fortuna sigue anhelando encontrar aquello que le hace falta para conseguir lo que le hará sentirse completo. Anna y Reginald terminarán conociéndose cuando ella asuma el trabajo en remplazo de su hermana, descubriendo a su paso que él no solo es atractivo sino codicioso como ella, y entonces se propondrá conquistarle; no obstante, a pesar del deseo de Reginald él no es de los que se dejan envolver tan fácilmente.
Leer másReginald════⁂════De todos los viajes que he hecho a lo largo de mi vida, este es el menos grato, y no porque sea malo del todo, sino por lo que conlleva. Habría deseado quedarme enredado bajo las sábanas con Anna sintiendo su cuerpo tibio pegado al mío; pero no podía hacerlo, porque esto, más que una obligación es un deber moral para con el hombre y la mujer que asumieron sin pedírselo el rol de ser mis padres, y han sido los mejores, aunque aún no me termine de convencer de que es así.Suspiro hondo mirando por la ventana del jet familiar. Un capricho de Françoise para que las empresas Junot estuvieran a la altura de las muchas otras familias exitosas con un transporte de lujo privado; sin embargo, al final es más que un lujo porque nos sirve para ir a todas partes.Sacudo mi cabeza y pienso mejor en Anna y en que estará haciendo o pensando cuando lea la nota que le dejé, y creo que solo ella ha podido sacar e
La alarma suena y, al aceptar que el tiempo de recreo había terminado, nos arreglamos y volvemos a la mesa de reunión para comer el desayuno y ponernos a trabajar como si no hubiera pasado nada. Él, en su puesto, a la cabeza, mirando mis informes y yo al lado mirándole a él. Lo único es que no llevo mis bragas, se las ha guardado otra vez y me pregunto si en realidad es algún fetiche.Aprieto mis labios con una sonrisa admirada de su temple. En un momento es el amante perfecto para toda principiante del sexo, y al otro, el jefe indulgente que revisa con lupa tu trabajo. Termina de revisar, cierra y apila cada carpeta, después levanta su mirada y pone una de misterio en su atractivo rostro.―¿Y bien? ―pregunto.―Aprobado el cincuenta por ciento.―Solo la mitad ―me quejo.―Te hace falta un poco más de perspicacia y también completar la cuota de diez, el porcentaje es sobre los cinco primeros entregados y algunos están incompletos ―expone.Aunq
La alarma suena y, al aceptar que el tiempo de recreo había terminado, nos arreglamos y volvemos a la mesa de reunión para comer el desayuno y ponernos a trabajar como si no hubiera pasado nada. Él, en su puesto, a la cabeza, mirando mis informes y yo al lado mirándole a él. Lo único es que no llevo mis bragas, se las ha guardado otra vez y me pregunto si en realidad es algún fetiche.Aprieto mis labios con una sonrisa admirada de su temple. En un momento es el amante perfecto para toda principiante del sexo, y al otro, el jefe indulgente que revisa con lupa tu trabajo. Termina de revisar, cierra y apila cada carpeta, después levanta su mirada y pone una de misterio en su atractivo rostro.―¿Y bien? ―pregunto.―Aprobado el cincuenta por ciento.―Solo la mitad ―me quejo.―Te hace falta un poco más de perspicacia y también completar la cuota de diez, el porcentaje es sobre los cinco primeros entregados y algunos están incompletos ―expone.Aunque me molesta un poco que sea tan estricto,
Anna════⁂════No puedo afirmar que esto lo arregla todo, pero sí que hacerlo con él podría decirse que remedia en algo todos mis males y me meten en una burbuja que no quiero explotar, donde solo existe él y yo. Su cuerpo se mueve convulso dejándome en un letargo placentero por cuarta vez. Me abrazo a su cuello y permanecemos allí, quietos, solo escuchando los estertores de su pecho y el mío.Quisiera que no acabara, e incluso no salir a la realidad, porque no es bonita y me llevan a momentos como estos que terminan siendo, aunque muy significantes, bastante efímeros.No quiero eso.―Espera ―digo cuando se mueve para levantarse.Deseo que nos quedemos así un poco más.―¿Todavía no estás satisfecha? ―pregunta ladino.―¿Aun te quedan fuerzas? ―pregunto poniéndole un poco de sar
Reginald════⁂════Tiene razón, estoy perdiendo el juicio y toda compostura con ella. Debería avergonzarme de mí mismo por hacer cosas que no son propias de mí, pero no lo hago. Debe ser porque por primera vez estoy siendo rebelde, viviendo una etapa que pasé por alto y que nunca disfruté, y no porque Franç y Betty me lo hayan impedido, fue porque yo lo quise así.Ellos me rescataron de un futuro que tal vez no sería ni la sombra de lo que estoy viviendo ahora, convirtiéndome en un chico afortunado; sin embargo, lo asumí del modo en que debía esforzarme y trabajar duro para corresponder con gratitud a la caridad que tuvieron conmigo.―¿Se te han quitado las ganas? ―pregunta con algo de picardía, apartando de tajo los aciagos pensamientos.Esos que me devuelven a un Reginald sin apellido, desamparado y que solo esperaba una única oportunidad en la vida para salir de su miseria.―No
Mentiría si dijera que las palabras de Reginald no calaron hondo dentro de mí. Eso último que dijo en sí fue bastante directo; sin embargo, no me hace sentir valorada como debería. Es que nadie ha puesto un precio, he sido yo quien lo he buscado. Cada cosa que me ha pasado solo es el reflejo de las consecuencias que yo misma he provocado. No obstante, si me hace muy feliz que no haya cambiado de opinión. Era lo que esperaba y lo que cualquier hombre adulto y sensato haría frente a una chica que hasta ahora está descubriendo lo que en verdad quiere.La noticia de Emma también debería haberme puesto feliz; pero extrañamente la realidad de la situación me ha hecho ver que no era necesario hacer tantas locuras porque al final solo te queda darte golpes de pecho.―¿Pasa algo, Anna? ―mamá pregunta.Debe ser porque la monotonía con la que trato de comer el desayuno
Anna════⁂════«Lo dije», no era que lo tenía pensado, pero se lo hice.¡Maldita sea!¿Por qué hice esa tontería?Sin embargo, observando cómo ha acabado todo, es obvio que saldría así. Sería tonto pensar que el estirado de Reginald iba a aplaudir que yo hiciera algo como eso. Empezando porque desde el comienzo solo han sido tropiezos con él. Así que es normal su indiferencia de estos días, que es casi como han sido algunos de los anteriores, donde quizás solo trata de evitarme. No me extraña, pero ahora me causa un poco de ansiedad, como si de verdad me importara lo que piense al respecto o el concepto que ahora tenga de mí. Creo que lo había vaticinado, y se cumplió.Y esto solo me hace sentir estúpida porque la Anna de antes no se dejaría menguar por nada. Mi afán de tenerlo todo me tenía cegada y poco importaba que dejara a más de uno con las ganas solo porque no iba a sacar nada de ello; sin embargo, co
«Tengo que devolver ese dinero», ese ha sido el pensamiento recurrente y que no me deja concentrar en nada desde que vi esa cifra en mi cuenta. En otro momento habría flipado de la felicidad, pero ahora, sí que me alegra porque no creí que nunca lo lograría, pero estoy sintiendo el peso de lo que esa responsabilidad significa. Entonces me siento estúpida y tal vez dándole la razón a algunas de las cosas que ha dicho Emma, y que ahora me hacen sentir como una desagradecida.No es que pensara que ella hacía todo por mi mal, pero sí que se entrometía en lo que no le importaba. Sentía que estaba invadiendo mi vida, no solo ella, también mamá; sin embargo, estaba equivocada y es cuando te das cuenta de eso que obtienes el resultado de lo que siembras porque solo lo has estado embarrando.«Esto es grave», me digo, luego tengo que mirar al frente y tratar de prestar atención a la clase. Ruego que ya se acabe, porque siento que estoy perdiendo el tiempo y no puedo concentrarme
Reginald════⁂════Supongo que ha sido un invento de última hora; pero la verdad es que estaba deseando tenerla otra vez cerca. Muy cerca. Sin embargo, luce algo distraída y lo cierto es que me gustaría saber qué está pasando por su cabeza.―¿Ya cenaste algo? ―le pregunto.―No.―Yo tampoco.―¿Quería cenar conmigo? ―pregunta demostrando que, aunque ande distraída, nunca pierde su afilado humor.―La verdad, sí ―contesto con sinceridad.Ella curva sus labios y luego lo muerde en un gesto bastante sugestivo, después vuelve a mirar al frente.―¿Quiere ir a algún restaurante?―No ―deniego―, preferiría algo más rápido y menos formal.―¿En serio? ―Ella parece mofarse de mí.―Creo que he dicho que nunca juego con mis respuestas ―repongo, ella sonríe y se alza de hombros.―Vale, ¿puedo sugerir? ―propone.―Adelante ―digo.Ella retuerce sus labios como si me