No mentí cuando dije a Reginald que iba a renunciar, y la verdad es que tener esa responsabilidad hizo que me diera cuenta de que antes tengo que ser responsable conmigo. Por eso decidí cambiar muchas cosas y entre esas volver a la universidad cuando acabara el trimestre en mi horario nocturno. Es la primera de ellas, Reginald lo tomó muy bien; sin embargo, tampoco iba a irme sin terminar aquel reto que me había puesto y que creo que terminamos empatados. Entregué los diez análisis completos y él demostró que tenía su buen humor oculto en el fondo y lo dejó salir. Luego de eso, llevé mi carta de renuncia.
No fue fácil, pero estoy convencida de que aún debo prepararme más y no dejar que sea mi apariencia la que hable. Lo veo así porque precisamente por esa causa era que creí que conseguiría todo. Además, que he comenzado a entender que, aunque papá hizo todo mal, al final estaba pensando en nosotras y ya no debería recriminarle su error, aunque estuviese mal. Otra de las cosas
―En serio te desconozco ―Kia exclama lanzando un resoplido.Ella me mira como si fuera alguien extraño o no fuera la Anna que conoció el día de mi primera clase en la universidad. No era algo que quería hacer y lo terminé haciendo por la presión de mi madre y hermana. En ese momento lo sentí así y por eso, aunque escogí una carrera que me gustaba, no le estaba poniendo todo el interés y lo que quería era salir volando y hacer muchas cosas, menos estudiar.Kia apareció en ese momento, ella andaba igual de distanciada que yo de lo que era el ambiente universitario y tuvimos una idea en común: odiábamos tener que ser correctas y estudiosas, y desde que hablamos la primera vez cuando nos encontramos en el baño fingiendo retocarnos el maquillaje, supimos que éramos afines. Ella era el impulso que necesitaba para hacer lo que quería. Nos hicimos amigas desde ese instante y empezamos a vivir la verdadera vida loca universitaria, esa que deja detrás las ñoñerías del estudio y
Un mensaje llega a mi teléfono y es de Christine, la hermana mayor de Reginald. Me escribe para consultarme si me puedo pasar más tarde por la casa de Reginald y mirar si han instalado los muebles que hacen falta. Sonrío al enviarle mi respuesta diciéndole que sí. Ella envía un guiño complaciéndose con mi respuesta. Y es que desde que Reginald me presentó formalmente con ellas, han sido muy amables conmigo y me tienen en cuenta para las decisiones, también que él les dijo que cualquier cosa me consultaran si querían mi opinión y lo han hecho. Ya falta poco para que esté terminada y luego de eso terminará nuestro nido de amor en el hotel.Desde que mamá buscó su propio y tranquilo lugar, yo sigo viviendo con él. Al principio fue extraño, pero al final, ambos nos hemos acostumbrado, aunque eso no significa que él quiera compartir su nueva casa conmigo. Hasta ahora no me ha dicho nada y, de todos modos, no quiero quedarme solo en eso y estoy buscando un lugar para mí. Solo que l
Pensar en ser plenamente feliz no es algo que hubiera meditado muy seguido, ya que mi felicidad se reducía a cosas un poco vanas, pero con el tiempo ―y las lecciones de la vida incluidas―, he aprendido que la felicidad es más que comprar vestidos, maquillaje, zapatos y verte como una seductora para ir de caza a las fiestas. Es solo tener a tu lado lo que es más importante. Las personas que te quieren bien: Tu familia. Yo me siento plena y feliz porque aparte de mi familia tengo también a la persona que quiero: Reginald, el hombre que supo ganarme, y que también terminé ganándolo.Las cosas han ido bien para los dos y juntos hemos podido empezar a construir lo que será nuestro futuro. En la víspera de mis veinte cumpleaños me pidió que me casara con él, pero solo ha sido hasta seis meses después cuando lo hemos llevado a cabo. No obstante, ese tiempo ha servido para que ambos arregláramos todo aquello que nos faltaba ordena
Anna════⁂════Personalmente, no anhelaba este día y deseaba que nunca llegara porque solo significa tener responsabilidades que no quiero; pero llegó. Termino de arreglarme y bajo hasta el comedor. Mamá está allí tomando su desayuno y no pierde vista de cada uno de mis movimientos, como si contara cada uno de mis pasos y calibrara lo poco decididos que están. Ahora somos solo ella y yo desde que Emma se casara y se marchara, y no me quejo porque me gusta estar en casa.Es grande y bonita, solo le hemos hecho un par de arreglos para remodelarla ahora que tenemos el dinero, para mantenerla a la altura. Todo eso es bueno, pero sé que ella no está contenta conmigo porque desearía que fuera otra “Emma”, abnegada y obediente; y yo no soy ella, tampoco será posible nunca. Ella ahora es feliz con su flamante marido y mientras, yo tengo que seguir buscando lo que quiero, pero no será por mucho tiempo porque también pienso encontrarme un
Hago un comedido asentimiento. Justo mi comida termina de calentarse, pero no la retiro aún del microondas. Parece un ejecutivo de planta y no quiero pasar esa vergüenza.―¿Dependencia? ―continúa preguntando ahora de forma más directa.Me espabilo un poco.―¿Disculpe?―¿En qué lugar empezaste a trabajar?―¡Ah, eso! ―exclamo un poco avergonzada porque me ha tomado por sorpresa―, recepcionista en la dirección general ―respondo y él hace un leve gesto con su boca que no sé si es de aprobación o lo contrario―, trabajaré como pasante para el señor Junot ―añado para más referencias.―¿En serio? ―pregunta demasiado asombrado y no puedo evitar sonreír.―Eh, sí ―respondo algo cohibida y deseando saber quién es y por qué el interés.―¿Y ya le has visto? ―pregunta y me da la impresión de que quiere generar algo de confianza.―Eh, no todavía, aunque me da igual si no le conozco. Pero seguramente he de caerle bien, porque él apreciab
Supongo que sentirme estúpida después de mi metida de patas es poco para lo que he tenido que aguantar del señor odioso Junot. Después de ese incidente y a lo largo de toda la semana he tratado de buscar el momento adecuado para hacerle ojitos y disculparme, pero no ha sido posible, siempre tiene cara de póker y anda apurado con una reunión tras otra. Me da la impresión de que no quiere verme ni en pintura, y para su mala suerte estoy allí como una estampa en el mostrador de la entrada.Lo pienso así porque cada que entra pasa por delante y ni siquiera se digna a mirarme, como si eso que dijo que ya había visto suficiente de mí fuera cierto.¡Qué le pasa!En un principio le había disculpado su pésima actitud porque fue mi error no informarme bien y corroborar que lleva el mismo nombre de su padre, pero tampoco era suficiente para que me tratara como si fuese invisible. Me pregunto si con Emma era así.¡Qué estupidez!Seguro que no, la buen
Reginald════⁂════―Debería evitar hacer esos espectáculos ―menciono cuando la señorita Callum por fin entra en la oficina.Ella me mira, y su sonrisa nerviosa luce igual de espantada que su cara. Quisiera decir que estoy a gusto con esta mujer, pero hay algo en ella que me repelen y son sus ganas urgentes de encontrar marido. Lo tengo claro.―¿Disculpa? ―protesta con una voz tan fina como petulante.―Tomarme del brazo sin mi consentimiento, a ese espectáculo me refiero.―Ah, no lo hice a propósito.―Si lo hizo ―la acuso―, como también dirigirse al puesto de la señorita Hasburg sin motivos.―¡No hice tal cosa!―Odio la gente mentirosa, y sé que lo ha hecho. Debe denigrarle un poco saber que es la hermana de la persona que se ha quedado con su exnovio ―expongo y ella prácticamente se queda sin habla.―Vaya,
Anna════⁂════Mi intención era zafar las dos clases, pero no pude y me tocó asistir a la primera, por lo que tuve que soportarla. La segunda para mi buena suerte fue cancelada. La profesora tuvo un percance de última hora y aunque debería sentir rabia como mis otros compañeros porque no envió un remplazo, es todo lo contrario y deseo que se tome su buen tiempo en recuperarse. Con mis cosas en mano y a punto de dirigirme a mi auto para ir al club, me tropiezo con uno de mis nuevos compañeros.Es así, porque anteriormente tomaba las clases durante el día y por el trabajo y mis pocas ganas de volver a retomarlas, lo estoy haciendo en las noches, por ende, no conozco a nadie. Es más, sé que lo es porque se sienta a mi lado en varias de las materias que tomamos juntos.―¡Hola! ―dice con los ánimos algo excitados.―Que hay ―respondo cortante porque no me interesa ser social con nadie.―Estamos recogiendo firmas p