Marcos Bórrelo, investigador de crímenes es presionado por Rebeca, su esposa, para que renuncie a su trabajo.; Al mismo tiempo en que es comisionado para esclarecer una cadena de crímenes cometidos por un asesino serial. Con la resolución del caso descubre que fue víctima de una conspiración que lo conduce hacia un fatal desenlace.
Leer másA medida que fueron pasando las semanas de diciembre, Borrel fue conversando más seguido con Luis Carlos. Pero, también hizo contacto con algunos excompañeros de la División de Homicidios y, lo que antes eran solo sospechas y datos aislados, se fue convirtiendo en evidencia de que efectivamente entre Rebeca y uno de los directivos de la institución existía una relación sentimental. Le informaron que algunos de sus antiguos jefes estaban enterados y que entre ellos fraguaron la conspiración en su contra para que les dejara el campo libre. Pero, todavía no tenía claro quien o quienes, hasta que llegó ese veinte de diciembre.Era el día de la fiesta de fin de año de la institución. Una vez habiendo averiguado el lugar donde se realizaría la recepción, Borrel viajó desde Córdova para llegar a la capital. Su pretexto del viaje, según dijo en la deleg
Llegó el mes de noviembre y dieron de alta a Berenice. A Borrel le preocupaba que ella notara su inquietud y dejó pasar los días. En cuanto pudo se presentó en el que fuera su antiguo apartamento y salió a atenderlo la misma señora que cuidaba a Luis Carlos cuando estaba pequeño. Vio a Luis Carlos y conversó con él por poco tiempo, fingiendo una alegría que realmente no sentía. Porque se había acercado hasta allí impulsado por la curiosidad de saber y no por el interés de verlo.Durante ese mes en que permaneció en la capital, tuvo el tiempo suficiente para conversar con mucha gente que lo conocían a él y a Rebeca y fue descubriendo la madeja que a su alrededor se había tejido sin él saberlo. Cuando hablaba por teléfono con Rosa Amalia, evitó hablarle de estas cosas y centraba la conversación en la recuperación de su
En los días siguientes a la detención de José Alfredo Cedeño, alias El Billy, hubo cierto júbilo, por el esclarecimiento de los hechos y la captura del autor material de los mismos. La delegación fue visitada por el gobernador del Estado, los directivos de la institución y por representantes de los medios de comunicación regional y nacional. Hubo ruedas de prensa en la que fueron formuladas y se respondieron muchas preguntas. Todos celebraban que los casos se hubieran resuelto. Pero, para Marcos Borrel, esta celebración estuvo opacada por el recuerdo de la muerte de su amigo.Los demás miembros de la Brigada de Homicidios se habían unido a las celebraciones. Hubo reconocimientos públicos y ascensos por méritos. Borrel sólo recibió la felicitación por escrito porque tenía poco tiempo de haber ascendido. Total, a él eso en ese momento no le importa
Marcos Borrel, en la tarde del tercer día, con todos los elementos que constituían el perfil criminal, trató de reunirse con los que él consideraba que conformaban su red de informantes, llevándoles ahora información más precisa. Por otra parte Borrel visitó de nuevo cada uno de los recintos turísticos donde se suscitaron las muertes y volvió a entrevistar a propietarios y empleados sobre la posibilidad de trabajadores o reparadores de áreas que cumplieran con el perfil. Se dedujo que debido al incremento de la población flotante en temporada alta, todos habían contratado ocasionalmente trabajadores que encuadraban dentro del perfil. Así se obtuvo varios retratos hablados de trabajadores furtivos y algunas fichas de identificación, pero sin fotografías.Dichas fichas fueron sometidas a análisis y se localizaron a algunos de los sujetos que aparecían en
Los Laurence - Renault, se habían alojado en un “aparto – hotel” de tres habitaciones, que como único medio de acceso tenía una puerta metálica con pines de seguridad y usaba tarjeta magnética como llave de acceso, las cuales se codificaban en la recepción. La puerta no presentaba signos de violencia, lo que implicaba que el o los autores habían utilizado una llave o les fue abierto desde adentro. Esta era una de las primeras incógnitas que rondaban en la mente de Marcos Borrel.Los cadáveres fueron encontrados, cuando las mucamas del piso pasaron para cambiar las toallas de baño, labor que realizaban diariamente, siendo sorprendidas al ingresar al apartamento, por lo que dieron parte a la recepción. Los cuerpos, yacían en dos áreas: en una habitación pequeña, sobre una cama, se encontraban las dos niñas vestidas con batas de dorm
En la Delegación del Estado de Barajos, se recibieron en el transcurso de esos días, al final de las tardes y en la noche, un total de seis llamadas telefónicas de tres personas diferentes, tratando de hablar con el Detective Bertinelli y cuando les informaban que este había fallecido hacía ocho meses, se sorprendían. Esto sucedía porque la prensa local, cuando reseño sobre su muerte, informaba sobre el fallecimiento de un Detective de nombre Manollo Di Lucca Benavente, o simplemente el Detective Di Lucca. Luego, los que llamaron pidieron hablar con el Inspector Marcos Borrel. Pero, en las ocasiones en que se dieron las llamadas Borrel no estuvo presente y los funcionarios que estaban de guardia olvidaron informarle. Total, las personas que llamaron no dejaron ningún mensaje en concreto para él. Sólo dejaron dicho los nombres de quienes le habían llamado.El Cuarto día de estad&ia
Transcurrieron los días y en la mañana del 28 de agosto del 2012, en la costa occidental de la península de Calbos Torrentes, a unos 30 kilómetros del hallazgo anterior, fueron encontrados en el interior de una habitación del Hotel Turístico Walkidia Mar, en el Balneario Punta Larga, otra familia de turistas asesinados. En esta ocasión se trató de un grupo familiar de origen francés: Charles Laurence de 38 años de edad, su esposa, Clearise Renault de 30, junto con sus dos hijos, Isabella y Candice, de 11 y 9 años respectivamente. Según el reporte recibido de la policía local, señalaba que los cadáveres se encontraban en sendos charcos de sangre, presuntamente apuñalados. Los cuerpos fueron hallados por las mucamas que hacían el cambio de lencerías.Si había existido alguna duda de que se trataba de un asesino en serie, la hipótesis,
Apenas llegó el mes de marzo, Leo, el abogado, lo llamó para informarle que ya se había decretado el divorcio y que se procedería con las ventas, por lo que en los próximos días podría recibir en su cuenta personal la transferencia por el monto que le había correspondido en la negociación. Que fuera buscando en que invertirlo. Borrel no volvió a hacer preguntas. Sólo pensó en que Bertinelli le dijo que la ciudad de Córdova era un buen lugar para comenzar de nuevo. A él le parecía que todo Barajos, aunque en la Península todo era más costoso. Pero, aún no sabía de cuanto iba a disponer, por lo que decidió esperar antes de ponerse a buscar.A finales de ese mismo mes, Borrel recibió una llamada de Rosa Amalia, quien quería saber de Raley. Fue directa al decirle que antes sabía del perro y de él por in
Llegó la época decembrina y los días se descontaron veloces. El veintidós de ese mes, pasó a visitar a los médicos forenses para dejarles un presente a cada uno antes de viajar, como lo había hecho el año anterior. Pero, esta vez fue acompañado de su compañero y amigo Bertinelli. Los doctores Roberti, Duarte y Cartaya, junto con el personal de la Medicatura, lo estaban esperando con un pequeño agasajo y le tenían de regalo tres botellas de vino tinto. Bertinelli lo sabía, porque lo había planificado con ellos y querían despedirlo lo más alegre posible para cuando se fuera a pasar el fin de año con su mamá en la capital. Le habían preparado una especie de cena navideña y habían servido Ponche Crema. Borrel destapó una de las botellas de vino con la cual brindaron. Cuando salieron de la Medicatura, pasaban de las siete de la noche. B