"Ruiseñor ¿dónde estás? tiene tiempo que no escucho tu canto ¿A caso me abandonaste? Me has ayudado a aliviar mi corazón, a curar las heridas, me has enseñado a vivir de nuevo, por favor, no te vayas, yo te necesito... te necesito" —comencé a llorar. El ruiseñor me escuchó y soltó un canto, supe lo que significaba; tenía la certeza de que no importaría en donde yo me encontrara, él me escucharía y yo oiría su canto".
Leer másAl siguiente día de llegar a nuestro nuevo hogar, comenzamos a acomodar las cosas. Mi mamá y yo, nos divertimos redecorando la nueva casa.El timbre sonó—Seguramente es la señora Eva, dijo que traería algunas cosas para nosotros—Mamá, conoces a todo mundo por aquí—Me crie aquí hija—se dejó caer en el sofá—Anda ve a abrir y ayúdale porque ya es una persona mayor—Ya voy—reíAbrí la puerta—Déjeme ayudarla—mencioné sin mirar a la persona. Tomé la caja y noté que las manos que la sostenían eran jóvenes. Miré lentamente hacia arriba. Quedé muda al verlo.—Hola hija ¿tú mamá se encuentra?Mi mamá llegó enseguida—
No puedo decir que lo siguientes minutos fueron sencillos, en realidad, mi corazón latía rápidamente. Estaba confundida.La puerta se abrió y él entró mi padre. El abogado de mi mamá había llegado minutos después de que se encontrara aquí la otra señora que mi papá tenía.Mi padre entró a la sala y no me dirigió la palabra, ni siquiera la mirada.—Bueno, empecemos entonces —mencionó el licenciado de mi mamá.El abogado de mi padre era quien se movía para revisar que todo marchara bien.Subí a mi habitación y mis sentimientos se convirtieron en nostalgia; mi madre entró.—Hola cariño — sonrió—Hola má —también le sonreí—¿Cómo te sientes?—Supongo
—¿Y tú trabajo?—pregunté apenadaDerek soltó una pequeña risa—Después de la escena que hiciste ¿tú qué crees que pasó?—me miróAgaché mi cabeza—Lo siento...—También es culpa mía—¿A qué te refieres?—Lo miré—Siento mucho no haber hablado con ustedes todo este tiempo.Después de lo que me había contado y la escena que le había armado en el trabajo, no podía cuestionarlo más.Miré al ruiseñor, quien se encontraba mirando a Derek y sin tener que preguntarle, él solo me fue aclarando mis dudas.—Me sentía culpable de la muerte de mi mejor amigo, lo menos que podía hacer era cumplir mi promesa de verte feliz, aunque no ha sido
No me atreví a leer las otras dos cartas, eso era asunto de mis padres.Así que una la dejé encima de su pequeño mueble que estaba al lado de su cama para que mi madre pudiese leerla y la otra, me aseguré de que mi padre pudiese leerla, así que la guardé en su estuche de colecciones de monedas.Era extraño, pero al no saber nada de él y a pesar de su carácter, deseaba verlo y más aún, que se encontrara bien.Al meter el cofre en el cajón, tiré su portafolio.—¡Ay no! —me incliné para acomodarlo —Si mi padre me hubiese visto, hubiera dicho "Ay Alanna, no puedes ser más tonta" o algo así —reí y miré al ruiseñor. Noté que en su pequeño pico llevaba una tarjeta, lo tomé. Decía el nombre de Derek y la dirección en dónde encontra
Tara se quedó a dormir en casa y al día siguiente, se marchó. Antes dijo que volvería más pronto, que esa última vez.Después de ese día, todo volvió a ser normal. El ciclo escolar en la universidad estaba a punto de concluir, traté de disfrutar lo más que pudiera.Desde que surgió la pelea con Bastian e Iker, el ruiseñor me acompañaba aún en mi universidad, no es que estuviera siempre en mi hombro o que los demás supieran que él estaba allí, bastaba con mirar a la ventana para verlo.—¡Alanna! —mis amigos caminaron a mí—¡Hey! —Liam me abrazó —¿Cómo estás?—¿Lista para dar lo último?—Sí —sonreí—Serán los mejores díasThomas, Liam, Archie y Janne se adelantaron
Los siguientes días para mí fueron difíciles, por un lado, tenía la ansiedad de buscar a Bastian y saber qué fue lo que sucedió, por otra parte, tenía Iker mandándome mensajes de que aún me amaba y le diera una oportunidad más, y por otro lado estaba Derek, necesitaba hablar con él.—Alanna —Iker venía persiguiéndome en los pasillos de la universidad —¡Alanna!—¡Iker ya déjame! —voltee furiosa—¿Por qué me tratas así?—¿Soy la mala ahora?—Has cambiado —hizo una pausa —No te reconozco, eres muy dura y ya no quieres verme—¿Y qué esperabas?—¡Deja de ser así!—Estoy cansada ¿no lo entiendes?—Alanna te amo, te necesito—Yo ya no.—¡Demonio
Estaba tan emocionada de que hoy sería el día en donde por fin hablaría con Bastian sobre lo que sentía.—Buen... —entré a la habitación de mi madre, pero ella no estaba. Había olvidado que tenía cita hoy con el licenciado, para ver lo del proceso de divorcio —. Creo que sólo somos tú y yo —sonreí al ruiseñor que se encontraba en mi hombro. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Tome un plato, un poco de leche y cereal —. Hoy será un gran día ¿no lo crees? —sonreí. El ruiseñor trinó.Pensaba que después de todo lo que había pasado, era tiempo de que las cosas comenzaran a marchar mejor. Estaba tan feliz, planee ir con Bastian y contarle todo lo que me hacía sentir.Tome mi celular y le mandé un mensaje a Bastian, le había comentado que lo verí
Tal vez y en su momento sí fue amor verdadero que llegué a sentir por Iker, lo que él provocaba en mí y lo que soñé a llegar con él.Nadie sabe lo que pasará o lo que sucederá después. Cuando inicié mi relación con Iker, no imaginaba que llegaríamos a estos extremos, jamás imaginé que él sería capaz de golpearme e inclusive humillarme; la verdad es que pensé en otro tipo de relación con él, de esos que son inseparables, de los que sólo tiene ojos para ti, de esos que siempre te hacen sentir amada y deseada, de esas relaciones que duran toda una vida.El ruiseñor se acercó a mí.—Extraño a Tara —abracé mis piernas —Lo bueno es que tú estás aquí pequeño amigo —sonreí un poco. El ruiseñor trinó, por un moment
—¿Te acostaste con ella infeliz?—¡Cállate! —Bastian le soltó un puñetazoLos encargados de mantener el orden en la institución llegaron a separar a Bastian e Iker, ambos habían respondido ante los golpes que uno le daba. Los ojos de Bastian estaban llenos de furia y enojo, jamás había visto a Bastian actuar de esa manera y también me había sorprendido que esta ve el ruiseñor estuviera en esta situación.Los de seguridad se llevaron a ambos a la dirección.—¿Estás bien? —preguntó Thomas—Sí—Ese imbécil no debió ponerte una mano encima—¿Qué pasará con ellos? —no dejé de mirar por donde caminaban e intenté ir pero, Thomas tomó mi mano y me detuvo.—No puedes ir, mejor explícame qu&eac