Estaba confundida e ignoraba totalmente lo que significaba aquel sueño, mi mente estaba tan fastidiada con otras cosas que preocuparme por una más sería mi caída. Me era difícil estar bien, el trabajo de recuperarme podía durar un mes o más y en un segundo ya deseaba desaparecer, yo no le pedía mucho a la vida, solo quería de vuelta mi felicidad, ser amada como algo sagrado y disfrutar de esta estadía con las personas que habían puesto en mi camino.
Todos los días me hacía falta algo, me sentía tan vacía que no había nada para llenarlo, me sentía tan sola, tan infeliz.
—Hola amiguito —sonreí. Todo cambiaba cuando veía a mi pequeña ave, todo mi lado oscuro desaparecía y me olvidaba de todo. Miré hacia la ventana y ya era noche; me levanté de mi cama, quería percatarme de que ya había luz; al darme cuenta de que era así, prendí mi laptop y empecé mi búsqueda por g****e, hasta que lo vi, allí estaba él, mi pequeño amiguito.
—¡Te he encontrado! —dije emocionada. Me voltee y tome a mi pequeña ave; di click sobre una página —Eres un... —hice una pequeña pausa —Ruiseñor... y un ave migratoria, tal vez por eso todavía te encontré aquella noche en el bosque cerca de la universidad y me alegra que haya sido así. Fui a salvarte aquella vez, eras tan pequeño y tan frágil que me daba miedo pensar en que no sobrevivirías, pero eres muy fuerte y me alegra que así sea. ¿Sabes? ahora que lo pienso, te llamaré "ruiseñor" ¿te gusta? —el ruiseñor trino y yo sonreí.
Empecé a escuchar gritos, me paré; abrí un poco la puerta de mi habitación, eran mis padres.
—¡Ten tantita vergüenza de aceptar que tienes otra!
—¡Ya te dije que no tengo a nadie más! ¡Entiende!
—¡Ella misma me marcó!
—¡Estás loca! seguramente se equivocaron de número
—Sí y de nombre también... —mi madre lloró
—¡Me tienes harto con tus llantos! tú y tu hija me tienen harto ya... ¡ambas están locas!
—¿Y por qué no te vas?
—¡Porque ésta es mi casa!
Mi madre guardó silencio por un momento
—Tienes razón... —su voz estaba quebrada y mi corazón sintió otra apuñalada más.
—Siempre tengo razón... —fueron las palabras que mi padre mencionó. —Iré a descansar, no quiero que me molesten —se dio la media vuelta y subió.
Cerré la puerta antes de que mi padre pudiera verme, escuché como entro al cuarto y como mi madre lloraba. Me subí a la cama, y me senté, miré la ventana; me paré, me puse una sudadera, tomé a mi amigo y salí por la ventana, era alto, pero no me importaba porque yo quería salir de allí, busqué la manera de bajar y cuando faltaba poco, caí dándome un golpe fuerte en la espalda. Me quedé un rato acostada sobre el césped que rodeaba la casa, el dolor impedía moverme, pensé que el ruiseñor había sido aplastado por mí y si no había sido así tenía miedo de hacerlo.
Escuché un trinar y giré mi cabeza; el ruiseñor se encontraba bien, me alegré. Me quedé acostada y miré al cielo, las estrellas brillaban más de lo normal, iluminaban dentro de mi habitación y casi la mitad de la casa. El ruiseñor subió a mi pecho y se acurrucó.
—Hay muchos mitos sobre el significado de las estrellas, algunos dicen que son personas importantes las que están en el cielo, otros dicen que son los que obran bien, los que hicieron historia en el mundo, personas que amas pero que lamentablemente murieron o que son una nube de gases que se encuentran vagando por el universo; pienso que cada quien le da un significado —hablaba con el ruiseñor, mientras miraba al cielo —Mi significado lo relaciono con lo último; cada estrella representa a cada ser humano que habitamos aquí, cada uno brilla a su manera e ilumina su vida a su forma, puede juntarse con las demás y hacer de algo tan simple a algo tan hermoso ¡cómo esa! —señalé —¿Lo ves? es un ruiseñor, como tú —sonreí —Después de una gran cantidad de billones de años siendo un cuerpo brillante, el hidrógeno que resulta como combustible para la estrella, ha sido quemado y esto provoca que la estrella se contraiga nuevamente —quedé en silencio por un momento —Yo me estoy contrayendo, cada vez me es más difícil brillar como todas las que están en el cielo, mi ciclo pronto terminará —suspiré. Miré al ruiseñor y lo toqué con mi dedo —Tú debes ser una estrella fugaz; esa clase de estrella que pocos logran ver y después de verla, piden un deseo —cerré los ojos, pensando que deseo pedir, pero nada llegó a mi mente —No tengo ningún deseo, pero te tengo a ti. —lotoqué con mis dedos
Era una noche diferente, a pesar de no tener algo en especial, el estar acostada con el ruiseñor hacía que lo disfrutara más. Miré a la casa y me di cuenta que dentro de esas cuatro paredes era un infierno, pero desde afuera se veía como una casa normal; nadie podría imaginarse que es lo que sucede dentro de ella, supongo que en todos los hogares, pasa lo mismo, la realidad se encuentra adentro donde pocos ven, pocos escuchan y pocos saben.
Me sentía libre estando fuera de ella, sentía que podía tocar el cielo con mis dedos, me sentía lejos de los problemas y de la muerte. Había pasado tanto tiempo sin sentirme así de bien, que simplemente deseé que la noche no terminara jamás, que fuera eterna y que no volviese a ver la luz del día.
El tiempo y la noche, se mantuvieron cerca aquella ocasión; todo pasaba lento, parecía no tener fin.
El tiempo y la noche se volvieron amigos, por primera vez.
Los problemas en la casa cada vez tomaban más peso, empezaban a ser parte de mi vida cotidiana; era como cargar con un costal de piedras, cada vez se llenaba más, me era más difícil avanzar y estar de pie. No tardé mucho para que la situación en la que me encontraba comenzara a ser cada vez más evidente, se reflejaba en mis calificaciones, en mi humor e inclusive, en mi rostro. Tampoco había necesidad de que yo escuchara por otra persona lo que ya sabía, verme todos los días en el espejo y saber que no había aprendido a vivir casi nada para empezar a sentirme cansada.—¿Podría cambiar de cara? —me pregunté mientras tocaba mi mejilla con mis dedos. Noté que debajo de mis ojos habitaban unas enormes ojeras; mis ojos esta
No podía moverme, mis pies comenzaban a congelarse, el agua sucia era fría y mis dientes comenzaron a castañear; temblaba de frío y de miedo. Mi cuerpo me dolía, el simple hecho de mover una parte de mí hacía que me recorriera un frío por dentro, como si el agua pudiese traspasar mi piel.—Vamos Alanna, inténtalo —decía mientras veía el agua subir poco a poco. Me había paralizado por un momento, sabía que debía moverme rápidamente para llegar al ruiseñor sino me ahogaría, aunque no sabía cómo hacerlo porque de los escalones también corría agua sucia. —Muévete Alanna ¡muévete! —me repetía —¡Alanna, el agua sube haz algo rápido! ¡hazlo ya! —comencé a mover mi pie derecho poco a poco pero era una tortura hacerlo; me quejaba del
Después de aquel viaje, las cosas cambiaron un poco. Comencé a distanciarme más con mi padre y solo respondía a un "sí" o un "no" para lo que él me preguntara o dijera, intentaba no hablarle mucho ni molestarlo; cuando él llegaba yo me subía a mi habitación y allí me quedaba con mi pequeño amigo, dibujaba, jugaba con él, leía y le contaba todos mis secretos. Mientras menos contacto tuviera con mi papá yo me sentía mucho mejor, aunque a veces escuchaba como discutía con mi mamá.Pensé —Que tonta fuiste al creer que en un momento todo cambiaría, que volverías a ser feliz. Creo que quise cegarme para no ver la realidad, no quise poner los pies en la tierra y saber que mi familia estaba completamente destruida. Pensé que un viaje resolvería lo que más de 5 años llevo cargando; pensé que un viaje
Los siguientes días fueron difíciles, extrañaba mucho a Tara y sus palabras no dejaban de girar en mi cabeza.—Alanna... —mencionó Janne —¿Estás bien?—Sí—Estás más distraída que de costumbre ¿sucede algo? —preguntó MiaLiam, Archie, Janne, Mia, Thomas y yo nos encontrábamos en la biblioteca de la universidad, todos teníamos nuestras guías y nuestros libros de apoyo para estudiar, solo que yo no podía concentrarme, leía un pequeño párrafo y mi mente empezaba a distraerse con mis problemas.—Alanna, tienes que concentrarte, en cuatro semanas más empezamos exámenes. —comentó Archie—Sí, lo sé —miré a Archie. Luego agache mi mirada para seguir estudiando. Una risa se robó mi atención.
Durante los siguientes días mi cabeza no dejaba de pensar en Bastian; no entendía por qué, no era un chico al que conociera de años o meses, tampoco había durado más de cinco minutos charlando con él, sólo lo había visto una vez y en tan solo un segundo había comenzado a sentir lo mismo que cuando conocí a mi novio y me sentía tonta por sentirlo.—Esto no es un cuento de hadas Alanna. Esto no es Blanca nieves o la Bella durmiente —mencioné —Lástima que no lo sea.Tenía miedo de lo que mis sentimientos pudieran significar con Bastian, no quería traicionar a Iker, a pesar de la difícil situación que estábamos pasando ahora, había sido muy lindo conmigo, me había ayudado con mis proyectos, Iker y yo íbamos a cualquier lugar juntos, reíamos, comíamos; en su momento fueron lindos momen
A veces tenía deseos de saber qué era lo que me esperaba en un futuro para que mis decisiones fueran más fáciles y mi vida más sencilla, pero debía dejar de llevarme por mis impulsos o en ocasiones lo que sentía y en ciertos momentos me era difícil saber qué es lo que realmente quería.—Alanna...—escuché decir vagamente sin prestar atención—. ¡Alanna! te estoy hablando—comentó mi mamá—Mande—la miré al mismo tiempo—Te pregunté, si me ibas a acompañar al centro—Sí—Estás muy distraída hoy ¿qué te sucede?—Nada mamá, no te preocupes mejor vámonos —tomé mi bolsa—¡Ah! espera—mi madre se detuvo. Subí corriendo los escalones
Poco a poco mi relación con Bastian fue en aumento. Me divertía pasando tiempo con él, no lo veía seguido pero cada que podíamos, hacíamos que el día fuera tan especial, sólo que a veces deseaba que estos días fueran los que tuviera que pasar con Iker, sin embargo aunque era Bastian quién comenzaba a ocupar su lugar me divertía mucho.—Agárrate fuerte—decía Bastian mientras pedaleaba más rápido. El ruiseñor volaba adelante de nosotros.—Soltaré mis manos—mencioné—¡Alanna no lo hagas!Poco a poco me levanté y comencé a soltar mis manos de su cintura, las fui extendiendo.—¡Alanna!Cuando sentí el aire pegar en mi cuerpo, cerré los ojos. Era como volar, como tocar el cielo, era como ser libre —¡Esto es
Entré a casa, después de perder de vista a Bastian. Mi mamá me ayudó a subir las escaleras y me llevó a mi cuarto.—¿Cómo fue que pasó? —preguntó mi madre preocupada —Bastian dijo que había sido su culpa ¿por qué?—Soy torpe mamá, resbalé. Él no tuvo nada que ver —No quería que mi mamá supiera exactamente lo que había sucedido; mi mamá tenía una buena imagen sobre Bastian y quería que permaneciera así.—¿Y por qué me dijo eso?—Porque no quería que me regañaras—¡Ay Alanna! ya te he dicho que tengas cuidado siempre.—Lo siento mamá—Alanna ya no eres una niña, debes tener más cuidado por donde caminas, no siempre podré estar a tu lado