- A las siete debe estar lista señora –Hester asiente, se coloca las pantuflas y va dónde Faddei, sabía que estaba en su habitación, debía jugar bien esta carta.
- Adelante –escucha que autoriza y entra, vestía un short, una blusa de tirantes, sería fácil remover aquello.
- Necesito decirte algo –dice tras suspirar, Faddei se gira arreglándose el moño del traje corte inglés que le quedaba como un guante, era probable que fuera a la medida.
- ¿Eso tiene que ver con el hecho de que no te has vestido? –la mira serio alzando una ceja, eso la hace volver a la realidad.
- Sí, quiero que sepas que no volveré a causar problemas, más que nada porque no me gusta que me castigues –lo mira seria, no creía mucho en lo que acababa de decir pero si quería que accediera, tenía que verse sumisa–, además quiero volver a trabajar, no me gusta estar aquí sin hacer nada –alza la mano deteniendo lo que sea que vaya a decir–, si te niegas, no iré contigo a la fiesta –se encoge de hombros como si aquello no tuviese relevancia, hasta ahí acababa lo de ser sumisa. Podía ver la expresión sombría en su bello rostro, lo ve suspirar intentando calmar su rabia.
- Esta bien, puedes volver a trabajar –dice entre dientes, ve a Hester sonreír contenta.
- Gracias, ahora sí que voy a cambiarme –canturrea feliz antes de salir.
Suspira presionando el puente de su nariz, que Dios lo ayudara.
- ¿Quiere ayuda con el peinado? –pregunta una de las sirvientas cuando la ve entrar en la habitación.
- Te lo agradecería –asiente agradecida, toma asiento y deja que la mujer le haga un semi recogido, primero hizo ondas en todo mi cabello, salvo una parte ya que me haría una trenza que fungiría como diadema, era algo sencillo pero elegante, además me colocaría pequeños broches en la trenza logrando un efecto de tiara o broche, según se viera.
Una vez lista me puse el vestido con su ayuda y por último los zapatos.
- El señor ha dicho que use esto –la mujer se acerca al tocador y abre uno de los cajones, de ahí saca una preciosa gargantilla gruesa de oro blanco, tiene incrustaciones de zafiro azul y diamante, esta demás decir lo costoso que se ve, también vienen unos pendientes a juego así como un brazalete delgado con un zafiro en forma de corazón, y dos más en corte circular rodeados de tres diamantes, eran hermosos–. Perfecto –dice la mujer tras ayudarme a abrochar el brazalete, verme al espejo era como ver a alguien más, no reconocía a la mujer frente a mí, era hermosa, elegante y delicada.
- Gracias –le sonrío con sinceridad, tomo el bolso estilo cartera que me extiende, guardo mi móvil y un labial rosa natural antes de salir de ahí directo a la sala.
- Señora, se olvida del abrigo –dice la mujer justo cuando estoy por bajar las escaleras, alzaba un poco el vestido para evitar tropezar.
- Es verdad, gracias –tomo el abrigo de paño en color nude, bajo alzando un poco más el vestido, decir que no estaba acostumbrada era quedarse corta–. Estoy lista –digo lo bastante alto para que Faddei me escuche, se gira y me doy cuenta que habla por teléfono, así que me quedo quieta, él me observa con detenimiento y estoy segura que sólo comprueba que todo esté bien, que no tuviese el dinero para comprar ropa y accesorios tan caros, no significa que no sepa del tema, mi consuelo eran las revistas de moda.
- Buen trabajo, ahora vamos que llegamos tarde –asiento, me extiende el brazo y lo acepto gustosa, no quería caerme y pasar una enorme vergüenza, estaba segura que en cuanto encontrara como moverme con naturalidad estaría comoda.
Me ayuda a subir al auto para acto seguido, subirse él, durante el trayecto me puse a pensar en cómo le hacían las mujeres de la época victoriana para subir en los carruajes con esos vestidos bromosos y corses de muerte, suponía que a todo se acostumbraba uno, pero que horror vivir en esa época, si ahora era difícil y eso que tenían menos tela, no quería ni imaginar en esa época.
El viaje fue silencioso, estaba bien para ella, de todos modos no tenía tema de conversación y estaba claro que no le diría a donde iban a ir, así que se dedicó a ver por la ventana.
Mira con asombro el precioso, y por demás; lujoso hotel, era uno de los más caros de la ciudad y encontrar un lugar ahí era casi imposible si en tu cuenta bancaria no tenías 6 ceros antes de cualquier número, pero imaginaba que para su esposo o cualquier amigo de este, esto no era problema.
Se detienen enfrente, Faddei baja cuando el conserje le abre la puerta, extiende su mano para ayudarle a bajar, le sonríe en agradecimiento y permite que la conduzca adentro. Un mayordomo toma su abrigo antes de comenzar a caminar hacia un precioso y por demás, lujoso salón, en el había muchas personas, algunas recordaba haberlas visto en su boda, otras eran desconocidas. La mayoría estaban sentados, señal de que la boda iba a comenzar pronto, así que toman asiento en sus respectivos lugares.
Veía a todos y les sonreía mientras entrelazaba su mano con la de su esposo, sonreía y actuaba como una mujer enamorada, todos parecían convencidos, sobre todo cuando veían a Faddei besar su mano o arreglar su cabello con delicadeza.
Cuando escuchan la marcha nupcial es que se dan cuenta que la boda está por comenzar, todos se ponen de pie y vemos como entra el novio junto a su madre, se detuvo frente al altar y tras unos minutos, entró la novia del brazo de su padre, fue entonces que la reconoció, era la hija de un famoso noble que se había instalado en la ciudad, se decía que estaban en bancarrota y que necesitaban casarla con un hombre rico de aquí, no sabía si esos rumores eran ciertos, pero podía ver la adoración del novio por la chica, así que quizás eran sólo eso, rumores malintencionados, se daban mucho en aquel circulo que frecuentaba su esposo, y bueno, si debía ser honesta, eso pasaba también en su estrato, mujeres y hombres casándose por interés, ella bien podría pasar por una.
Tras una hora la ceremonia concluyo con aplausos, tras salir fueron conducidos a un salón mucho más grande, todo dentro gritaba dinero y opulencia, suspira sin apartarse de Faddei, algunas personas se acercaban para hablar con ambos, preguntarles cómo les iba en su matrimonio y claro, la pregunta más fastidiosa: cuando tendrían hijos, había sonreído con falsedad y les había explicado una gran mentira de cómo estaba en tratamiento por infertilidad, eso pareció consternarlos a todos y dejaron de preguntar, Faddei actuaba como un hombre amoroso y preocupado por mi bienestar, sólo esperaba no hacerlo enojar con esto, pero es que no quería seguir escuchando aquello.
- Ya vuelvo –susurra bajo antes de alejarse hacia unas personas desconocidas para mí, le sonrío con falsedad a la mujer que relata sus viajes por el mundo, era la conversación más aburrida que había tenido en la vida, justo ahora extrañaba a mis pacientes, incluso la mujer más molesta era mejor que esto.
- Hola, que precioso vestido –susurra una mujer tras de ella, se gira para verla–, aunque bueno, no podría lucir así de bien si no fuera por tu buena figura, además de hermoso rostro, es tan simétrico –comenta animada–, ¿has pensado en ser modelo? Tienes todo lo que se necesita, y la verdad es que no se necesita mucho para serlo, si te interesa puedes llamarme a este número –dice extendiéndole su tarjeta–, puedes actuar de manera ocasional, así que piénsalo –Hester asiente mientras se despide de la mujer, mira la tarjeta y se lo piensa con detenimiento, si trabajase de esto podría solventar los gastos de su abuela además de pagarle el dinero a Faddei, no quería deberle nada a nadie, así que mañana le llamaría, nada perdía con intentar.
Tras una hora y sin saber de su esposo, ella procedió a retirarse en silencio, el mayordomo le entrego su abrigo y tras ponérselo, salió de aquel lugar, busco a Yakov por todos lados y al no verlo, opto por llamarlo, este apareció unos minutos después.
Sin más se subió al auto, estaba segura que Faddei había ido a otro lado, que malvado era, trayéndola a una boda sin un solo detalle y después abandonándola con personas que no conoce.
Al llegar a casa se relaja por el alivio, los pies la estaban matando, así que en el rellano de las escaleras se quitó los tacones y subió a toda prisa para cambiarse, suspiro al estar dentro de la habitación, dejo los zapatos en su lugar y comienzo a quitarme el vestido, tomo la camisa y el short para usarlos como pijama.
- Adelante –digo mientras me quito los accesorios del suelo.
- Señora, perdone que la moleste pero el señor no se encuentra bien, se ve que tomó mucho, ¿qué hacemos? –le pregunta la mujer nerviosa, Hester muerde su labio pensativa.
- Dile a Yakov o Jasha que lo traigan aquí, por favor –la mujer asiente antes de salir, ella suspira y quita el edredón.
Tras unos minutos Dimitri y Jasha entran cargando a su jefe, lo acuestan en la cama y tras desearle buenas noches, se despiden. Se acerca y toca su frente, tenía un poco de fiebre, así que va al baño, llena la jarra que tiene para el agua, toma unas toallas pequeñas y las coloca en su cabeza, cada tanto las cambiaba, poco a poco su temperatura fue cambiando, así que cerca de las cinco de la mañana pudo dormir tranquila.
Faddei se despertó y no reconoció el cuarto, al girar su rostro pudo ver a Hester dormida hecha un ovillo, así que la cobijó antes de ponerse de pie y salir de ahí, se sentía confundido, ¿había pasado algo entre ellos? No lo recordaba, m*****a fuese la hora en que aceptó hacer esa loca combinación de bebidas.
- Buen día señor, ¿se siente mejor? –Faddei asiente–, la señora lo cuidó toda la noche, no lo dejó hasta que su fiebre se calmó, cada tanto iba para ver si no necesitaba ayuda –él asiente caminando hacia el despacho, no recordaba la última vez que alguien que no fuera el personal de servicio; lo habían cuidado, frota su corazón sintiendo una alegría que rara vez tiene, no la molestaría hasta que despertara.
Se había despertado bastante tarde, y bueno, era entendible después de haberse dormido entrada la madrugada.Tras bañarse y vestirse, supo que su esposo había salido, así que almorzó algo y decidió preparar la comida, de ese modo le mostraría su buena voluntad.Tras terminar la comida procede a enviarle un mensaje a la misteriosa mujer de ayer, esta le respondió encantada porque ella se hubiese animado, le contó que dentro de unos días habría una pasarela y si le interesaba estar, debía asistir a un ensayo, sonriendo presionó la respuesta, debía decir que le emocionaba mucho la idea, era diferente a lo que hacía pero sin duda, le dejaría mayor ingreso, así podría pagar el hospital de su abuela y devolverle a Faddei todo lo que había gastado, así que estaba bien.Fue a su habitación para buscar que se pondría, tenía que ser algo casual pero elegante, ante todo, debía verse como la esposa de un hombre muy rico, una vez seleccionado el conjunto se sentó a leer, cada tanto dejaba el libro
- ¡No me mientas maldita sea! –pronto la ira estaba comenzando a sustituir el miedo, o quizás era instinto de supervivencia.- No sé quién te haya dicho eso, pero miente, no le dije ni a Lola, ¡menos a alguien desconocido! –le espeta molesta–, no soy tan estúpida como crees que soy –ahora estaba rabiosa, estaba harta de que menospreciara su inteligencia.- Habíamos hecho un trato, ¿qué debería hacer?, ¿detengo los pagos al hospital o volvemos esto real? –la miraba con burlesca diversión.- No te atrevas, si lo haces lo pagaras muy caro –al fin había logrado quitarlo de encima, se sienta y tras sentir que sus piernas no van a fallar, se pone de pie, así se sentía menos indefensa.- ¿Sí, qué harás? –si las miradas mataran, ella estaría más que muerta.- Te juro por mi madre que así tenga que vender mi alma al diablo, derribaré esta casa hasta los cimientos –apretaba los puños a su lado, temblaba de rabia y porque no, de miedo.- ¿Así es cómo pagas tus deudas, metiendo en aprietos a otro
No sabía en que punto se habían quedado dormidos, lo único que supo Hester al despertar es que él ya no estaba, y era mejor, le daba tiempo a pensar y reflexionar, claro que había actuado por impulso, si algo tenía era su terquedad.Se pone de pie y muerde su labio, sentía extraño en medio de sus piernas, suponía que era normal. Camina lento hasta el baño, abre las llaves de la tina y una vez lista, entra, nada más hacerlo siente como sus músculos se relajan, cierra los ojos intentando no pensar, pero era inevitable recordar sus besos o sus caricias, jamás pensó que todo resultaría así.Debía analizar todo, si bien se arrepentía de haber actuado por la rabia, no así de haber compartido la cama con él.Estas últimas semanas se habían llevado bien, se habían contado algunas cosas e incluso creyó que podrían considerarse amigos, pero la realidad era otra, cada que ocurría algo él tenía la bendita costumbre de culparla, algo que la molestaba mucho, ¿tan difícil era confiar en su palabra?,
Tras volver a casa ya entrada la noche, pregunto por ella, le pareció muy raro no verla en la cocina, y no es que sólo ahí pudiese estar, pero esperaba con ansias una de sus deliciosas cenas.- Ella no ha salido en todo el día, Katerina le llevó la comida, pero apenas la tocó –Faddei lo mira desconcertado, ¿estaba enojado por lo de anoche? Creyó que tras hablar todo estaba bien, pero bueno, no sabía cómo funcionaba la cabeza de Hester. Suspira antes de camina hacia la habitación, llama a la puerta, pero no hay respuesta, quizás se durmió, piensa antes de volver a llamar, Katina sale con una bandeja casi completa.- La señora no se siente bien, ha pedido que nadie la moleste –Faddei asiente tras suspirar, camina hacia su habitación cabizbajo, quizás podría enviarle un mensaje, no era lo que hubiese querido pero peor era no hacer nada, ¿no?Con esa idea entra en su habitación, saca su móvil y comienza a redactar un mensaje de, ¿disculpa?, ¿preocupación? Suspira escribiendo y borrando va
Hester había pedido de manera explícita que no la molestaran, no tenía ganas de nada. - Señora –llama Katina, era de las pocas que entraban a su habitación–, sé que pidió que nadie la molestara, pero han venido a verla –dice alto, silencio es lo único. - Hester Valentine Grigoryev, abre ahora mismo –aquella voz la hizo saltar, se sienta y mira la puerta como si pudiera ver a través de ella, se apresura para abrir la puerta. - Lola –la abraza sonriendo, su amiga le devuelve el abrazo, se sentía tan feliz. - Qué es eso de qué no quieres salir de aquí, ¿eh? –la mira alzando una ceja, Hester la lleva dentro, hasta unos pequeños sillones individuales. - No me siento con ganas –dice bajo, muerde su labio, no podía decirle la verdad. - No sé qué te hizo ese hombre, pero me llamó pidiendo ayuda para que lo perdonaras, si fuera yo le habría hecho comprarme dos o tres tiendas, pero siendo tú, sé que un lo siento no es suficiente, cuéntame –Hester se sorprende al escuchar aquello, ¿él la h
Hester solía ir y venir a casa de su abuela, a veces la acompañaba Lola y otras ella sola, podía ver que estaba mejor y la enfermera era buena con ella, así que estaba tranquila. - ¿Listo Hest? –Lola le sonríe mientras termina de arreglarse, la aludida asiente y tras ponerse un suéter sale, hacía un poco de fresco y no quería enfermarse. - Me siento muy tranquila con lo de mi abuela, la siguiente semana le toca revisión, pero la veo mucho mejor –Lola asiente de acuerdo. - Hester, Dolores –la voz de Faddei las hace saltar–, buenos días. - Buenos días –le sonríe Lola, a su lado nota a un hombre bastante atractivo, le sonríe coqueta, .. sabía apreciar la belleza masculina–, buenos días caballero desconocido –dice tras terminar de bajar las escaleras. - Buenos días, Dolores, Hester –les sonríe a ambas, ambas eran hermosas, cada una a su manera, Hester era más una belleza clásica, mientras que Lola era exótica, sus rasgos eran por demás llamativos. - Aquí tenemos dos problemas, uno,
Escucharla hablar le estaba generando mucho estrés además de rabia, ella que sabía.- Además, debes saber que soy la única mujer a la que ha amado y que amara, tú sólo eres una mera herramienta, y es tan así que cuando ese falso matrimonio terminé, se divorciara de ti para casarse conmigo –dice con suficiencia y burla–, y por si tienes alguna duda –le ve sacar su móvil, claro que dudaba un poco, Faddei se había portado muy lindo con ella, además, esta mujer podría estar loca.Le entrega el móvil mientras se reproduce un vídeo, aquello la deja de piedra, y bueno, también había sentido que su corazón se rompía, podía ver como la abrazaba y le decía que en efecto, se casaría con ella cuando el contrato con Hester terminara, si aquella mujer dijo algo más no lo supo, fue como si su cuerpo entrara en automático, se sentía adormilada y todo el camino se mantuvo en un silencio sepulcral, su corazón dolía, quizás porque se había hecho la idea de que quizás todo entre ellos era diferente, porq
El rostro de Faddei cambio de la rabia a estar sombrío tras escuchar aquello, eso le hizo preguntarse varias cosas, por su cabeza pasó el hecho que sí o sí, ambas tuvieron que encontrarse, de qué modo sabría Hester sobre Clarisse, ¿quién había buscado a quién? Niega, eso no importaba ahora, debía centrarse en que sabía.- No sé porque tienes que meterla a ella en todo esto –sisea molesto, eso hace que Hester se ponga morada del coraje.- ¿Yo la estoy metiendo en todo esto? Por favor, no me hagas reír –niega mientras sonríe–, eres increíble Grigoryev, lo haces ver como si yo la hubiese buscado y dicho que esto era falso, ¿eso crees que hice, eh? –resopla molesta–, seguro yo fui a verme con ella a escondidas tuyo para decirle que me divorciaría y que podían casarse, y además le dije que te citará para hablar de eso y claro, que te deshicieras de mí para casarte con ella, claro, así de maquiavélica soy, brillante, claro que sí –resopla rodando los ojos.- Hester –susurra amenazante, apre