Se había despertado bastante tarde, y bueno, era entendible después de haberse dormido entrada la madrugada.
Tras bañarse y vestirse, supo que su esposo había salido, así que almorzó algo y decidió preparar la comida, de ese modo le mostraría su buena voluntad.
Tras terminar la comida procede a enviarle un mensaje a la misteriosa mujer de ayer, esta le respondió encantada porque ella se hubiese animado, le contó que dentro de unos días habría una pasarela y si le interesaba estar, debía asistir a un ensayo, sonriendo presionó la respuesta, debía decir que le emocionaba mucho la idea, era diferente a lo que hacía pero sin duda, le dejaría mayor ingreso, así podría pagar el hospital de su abuela y devolverle a Faddei todo lo que había gastado, así que estaba bien.
Fue a su habitación para buscar que se pondría, tenía que ser algo casual pero elegante, ante todo, debía verse como la esposa de un hombre muy rico, una vez seleccionado el conjunto se sentó a leer, cada tanto dejaba el libro para hablar con Amelie, la enfermera que cuidaba a su abuela, también con Lola, quería que salieran a tomar algo, ella no estaba segura de que a él le gustase la idea, menos cuando había logrado hacer las paces con él, quizás salir al cine o a tomar un café, podría ser que a eso no se opusiera.
Por la noche llegó él, así que Hester lo invitó a cenar, Faddei acepto gustoso, si debía ser sincero, le gustaba como cocinaba Hester, y aunque algunos creyeran que daba igual quien preparase la comida, el sabor casero sin duda superaba al del mejor chef del mundo.
- Me han invitado a modelar, mañana hay ensayo, ¿está bien? –le mira atenta, estaba nerviosa.
- Siempre que te comportes, está bien –se encoge de hombros, muchas mujeres de sus socios tenían ese pasatiempo, así que no sería mal visto.
- No te preocupes, me portaré bien –sigue comiendo feliz, se habían sumergido en un silencio tranquilo, algo que le agradaba a Hester, odiaba estar como el perro y el gato, era mejor si convivían en santa paz.
Al día siguiente, tras desayunar, fue a su habitación para cambiarse de ropa, antes de salir se observó varias veces y una vez que estuvo conforme tomo su bolso de mano y salió de la mansión, Yakov ya la esperaba.
- Buenos días señora –dice abriendo la puerta, Jasha se acerca y se sube del otro lado.
- Buenos días Yakov –le sonríe antes de entrar al auto–, buenos días a ti también Jasha –se coloca el cinturón, el hombre asiente y pronto están en marcha.
Estaba nerviosa y emocionada en partes iguales, conforme los edificios iban pasando se sentía cada vez más ansiosa. Pareció que en su estómago apareció un agujero negro cuando el auto se detuvo frene a un impresionante edificio, Jasha salió primero y la ayudó a bajar, le agradeció y entró seguida de él.
- Buenos días, ¿en que la puedo ayudar? –la amable recepcionista le sonríe.
- Soy la señora Grigoryev, tengo cita con la señora Athens –la mujer teclea algo y asiente.
- Adelante señora Grigoryev, la señora ya la espera –dice entregándole un gafete de visitante, Hester le agradece antes de seguir el camino que la amable mujer le había indicado, llama al elevador. Cuando llega entra y presiona el piso seis, ahí sería el ensayo; al llegar se acerca a otra recepcionista, le dice su nombre y de inmediato la hace pasar.
- Señora Grigoryev, bienvenida –le sonríe besando ambas mejillas.
- Señora Athens, puede llamarme Hester –la mujer asiente.
- Muy bien chicas, comencemos, Alisa nos mostrará como se hace, y después lo harán ustedes, ¿de acuerdo? –me acerco al resto tras asentir, la chica en cuestión comienza a caminar, observo cada detalle, tras hacerlo un par de veces es nuestro turno de hacerlo, nos coloca en parejas para evaluarnos una a la otra.
- Muy bien, ¿te puedo llamar Hester? –pregunta mi compañera, asiento–, igual puedes llamarme Claire.
- Claro Claire, ¿de verdad lo he hecho bien? –ella asiente, suspiro aliviada–. Jamás había hecho esto, así que estoy nerviosa –juega con sus manos.
- ¿De verdad? ¡Lo haces de maravilla! –me sonríe, le devuelvo la sonrisa, eso me tranquilizaba mucho–. Tu marido debe amarte mucho para permitir que vengas, hay hombres que ni en sueños dejarían a sus esposas hacer esto, ya sabes, mostrarse con poca ropa frente a otros –sonrío de lado, ese sería su caso si no hubiese enfrentado a Faddei.
- Es muy comprensivo, además, suele decirme que me veo impresionante con cualquier cosa que me ponga, y la que no –dice bajo, abochornada, menos mal su cerebro pensaba con rapidez bajo presión, y sin duda, esto la había pillado por sorpresa.
- Me imagino –ríe bajito–, ¿se conocen hace mucho? –Claire camina los pasos de la otra chica, podía ver que tenía experiencia.
- Más o menos, unos tres o cuatro meses, ya sabes, amor a primera vista –suspira sonriendo enamorada–, y cuando me propuso matrimonio, no pude decirle que no –sonríe con timidez, Claire sonríe, eso era todo lo que necesitaba saber para confirmar lo que sabía: que él no se había casado por amor, ¿Fad casándose tan pronto con una extraña? Claro que no se tragaría ese cuento, la pregunta era, ¿por qué?
- Es una lástima que el señor Grigoryev no viviera para ver a su hijo tan feliz –dice con fingido pesar.
- Sí, eso suele decir el personal –sonríe triste de manera forzada, comienza a caminar, pronto nota como va mejorando.
Pronto la verdad la abofeteó en la cara, de lo poco que conocía al señor Grigoryev sabía lo mucho que le pesaba la soledad, era probable que lo hubiese obligado, ¿así que este es un falso matrimonio? Que bien la había jugado, pero él había subestimado su inteligencia, y sobre todo, había escogido a la mujer más idiota de este mundo, ni siquiera podía fingir bien, podía detectar una mala actuación a kilómetros de distancia, pero bueno, esto era algo que a ella le beneficiaba, tenía a Faddei donde quería.
Cuando el ensayo terminó, todas las damas salieron hablando, todas menos ella.
* Hola querido, sabes, me entere de algo muy interesante y quisiera hablarlo contigo en privado, así que nos vemos en tres días en el lugar de siempre, te conviene venir ya que sé sobre tu falso matrimonio, sólo tú pudiste escoger a una estúpida por esposa –presiona enviar y sonríe, lo tenía en sus manos.
Faddei estaba arreglando unos asuntos en la base cuando su móvil vibro, al inicio puso cara de fastidio al ver al remitente, pero esa expresión pronto pasó a la furia y la rabia conforme leía.
- M*****a sea –grita arrojando su teléfono contra la pared, se pone de pie molesto y sale de la base directo a su casa, sólo le había pedido una cosa y no la había cumplido–. Rápido, llévame a la casa –le ordena al chófer una vez se sube, este asiente y arranca yendo a toda velocidad. Nada más llegar Faddei baja casi corriendo.
- Sea bienvenido señor –Sergei se acerca para recibir su saco, este niega, podía ver lo enojado que estaba.
- ¿Dónde está ella? –ladra la pregunta, Sergei lo mira con sorpresa, ¿qué pudo haber hecho la señora para enojarlo tanto?
- En su habitación, llegó hace poco –Faddei no escuchó lo último, ya estaba a medio camino. Subió las escaleras dando grandes zancadas hasta la habitación de Hester, abre la puerta con furia y se acerca a ella, estaba acostada en total calma, eso lo hizo enfurecer más.
- ¿Faddei? –había escuchado el ruido, se había sentado usando sus brazos de apoyo, ¿por qué lucía tan molesto?
- ¿Por qué demonios le dijiste a una desconocida sobre nuestro trato? ¡Responde! –grita acorralándola contra la cama, Hester no entendía de que hablaba, ella no había hablado con nadie, ni siquiera le había dicho a Lola, o sea, se lo había dicho a su abuela pero por favor, ella estaba en coma.
- No, yo... yo –intentaba procesar todo, buscaba cada pequeño detalle, cualquier rastro de información que se le hubiese escapado de cualquier forma.
- Estas mintiendo, m*****a sea Hester, por tu bien me dirás la verdad, ¿a quién demonios le contaste? ¡Habla! –grita con rabia, Hester estaba paralizada, no lo había visto así de molesto antes.
- A nadie, te lo juro, a nadie, o sea, a mi abuela pero está en coma, ¡sólo a ella! –niega asustada, quería irse pero él la tenía apresada, no entendía que estaba pasando, pero debía descubrirlo, y pronto.
- ¡No me mientas maldita sea! –pronto la ira estaba comenzando a sustituir el miedo, o quizás era instinto de supervivencia.- No sé quién te haya dicho eso, pero miente, no le dije ni a Lola, ¡menos a alguien desconocido! –le espeta molesta–, no soy tan estúpida como crees que soy –ahora estaba rabiosa, estaba harta de que menospreciara su inteligencia.- Habíamos hecho un trato, ¿qué debería hacer?, ¿detengo los pagos al hospital o volvemos esto real? –la miraba con burlesca diversión.- No te atrevas, si lo haces lo pagaras muy caro –al fin había logrado quitarlo de encima, se sienta y tras sentir que sus piernas no van a fallar, se pone de pie, así se sentía menos indefensa.- ¿Sí, qué harás? –si las miradas mataran, ella estaría más que muerta.- Te juro por mi madre que así tenga que vender mi alma al diablo, derribaré esta casa hasta los cimientos –apretaba los puños a su lado, temblaba de rabia y porque no, de miedo.- ¿Así es cómo pagas tus deudas, metiendo en aprietos a otro
No sabía en que punto se habían quedado dormidos, lo único que supo Hester al despertar es que él ya no estaba, y era mejor, le daba tiempo a pensar y reflexionar, claro que había actuado por impulso, si algo tenía era su terquedad.Se pone de pie y muerde su labio, sentía extraño en medio de sus piernas, suponía que era normal. Camina lento hasta el baño, abre las llaves de la tina y una vez lista, entra, nada más hacerlo siente como sus músculos se relajan, cierra los ojos intentando no pensar, pero era inevitable recordar sus besos o sus caricias, jamás pensó que todo resultaría así.Debía analizar todo, si bien se arrepentía de haber actuado por la rabia, no así de haber compartido la cama con él.Estas últimas semanas se habían llevado bien, se habían contado algunas cosas e incluso creyó que podrían considerarse amigos, pero la realidad era otra, cada que ocurría algo él tenía la bendita costumbre de culparla, algo que la molestaba mucho, ¿tan difícil era confiar en su palabra?,
Tras volver a casa ya entrada la noche, pregunto por ella, le pareció muy raro no verla en la cocina, y no es que sólo ahí pudiese estar, pero esperaba con ansias una de sus deliciosas cenas.- Ella no ha salido en todo el día, Katerina le llevó la comida, pero apenas la tocó –Faddei lo mira desconcertado, ¿estaba enojado por lo de anoche? Creyó que tras hablar todo estaba bien, pero bueno, no sabía cómo funcionaba la cabeza de Hester. Suspira antes de camina hacia la habitación, llama a la puerta, pero no hay respuesta, quizás se durmió, piensa antes de volver a llamar, Katina sale con una bandeja casi completa.- La señora no se siente bien, ha pedido que nadie la moleste –Faddei asiente tras suspirar, camina hacia su habitación cabizbajo, quizás podría enviarle un mensaje, no era lo que hubiese querido pero peor era no hacer nada, ¿no?Con esa idea entra en su habitación, saca su móvil y comienza a redactar un mensaje de, ¿disculpa?, ¿preocupación? Suspira escribiendo y borrando va
Hester había pedido de manera explícita que no la molestaran, no tenía ganas de nada. - Señora –llama Katina, era de las pocas que entraban a su habitación–, sé que pidió que nadie la molestara, pero han venido a verla –dice alto, silencio es lo único. - Hester Valentine Grigoryev, abre ahora mismo –aquella voz la hizo saltar, se sienta y mira la puerta como si pudiera ver a través de ella, se apresura para abrir la puerta. - Lola –la abraza sonriendo, su amiga le devuelve el abrazo, se sentía tan feliz. - Qué es eso de qué no quieres salir de aquí, ¿eh? –la mira alzando una ceja, Hester la lleva dentro, hasta unos pequeños sillones individuales. - No me siento con ganas –dice bajo, muerde su labio, no podía decirle la verdad. - No sé qué te hizo ese hombre, pero me llamó pidiendo ayuda para que lo perdonaras, si fuera yo le habría hecho comprarme dos o tres tiendas, pero siendo tú, sé que un lo siento no es suficiente, cuéntame –Hester se sorprende al escuchar aquello, ¿él la h
Hester solía ir y venir a casa de su abuela, a veces la acompañaba Lola y otras ella sola, podía ver que estaba mejor y la enfermera era buena con ella, así que estaba tranquila. - ¿Listo Hest? –Lola le sonríe mientras termina de arreglarse, la aludida asiente y tras ponerse un suéter sale, hacía un poco de fresco y no quería enfermarse. - Me siento muy tranquila con lo de mi abuela, la siguiente semana le toca revisión, pero la veo mucho mejor –Lola asiente de acuerdo. - Hester, Dolores –la voz de Faddei las hace saltar–, buenos días. - Buenos días –le sonríe Lola, a su lado nota a un hombre bastante atractivo, le sonríe coqueta, .. sabía apreciar la belleza masculina–, buenos días caballero desconocido –dice tras terminar de bajar las escaleras. - Buenos días, Dolores, Hester –les sonríe a ambas, ambas eran hermosas, cada una a su manera, Hester era más una belleza clásica, mientras que Lola era exótica, sus rasgos eran por demás llamativos. - Aquí tenemos dos problemas, uno,
Escucharla hablar le estaba generando mucho estrés además de rabia, ella que sabía.- Además, debes saber que soy la única mujer a la que ha amado y que amara, tú sólo eres una mera herramienta, y es tan así que cuando ese falso matrimonio terminé, se divorciara de ti para casarse conmigo –dice con suficiencia y burla–, y por si tienes alguna duda –le ve sacar su móvil, claro que dudaba un poco, Faddei se había portado muy lindo con ella, además, esta mujer podría estar loca.Le entrega el móvil mientras se reproduce un vídeo, aquello la deja de piedra, y bueno, también había sentido que su corazón se rompía, podía ver como la abrazaba y le decía que en efecto, se casaría con ella cuando el contrato con Hester terminara, si aquella mujer dijo algo más no lo supo, fue como si su cuerpo entrara en automático, se sentía adormilada y todo el camino se mantuvo en un silencio sepulcral, su corazón dolía, quizás porque se había hecho la idea de que quizás todo entre ellos era diferente, porq
El rostro de Faddei cambio de la rabia a estar sombrío tras escuchar aquello, eso le hizo preguntarse varias cosas, por su cabeza pasó el hecho que sí o sí, ambas tuvieron que encontrarse, de qué modo sabría Hester sobre Clarisse, ¿quién había buscado a quién? Niega, eso no importaba ahora, debía centrarse en que sabía.- No sé porque tienes que meterla a ella en todo esto –sisea molesto, eso hace que Hester se ponga morada del coraje.- ¿Yo la estoy metiendo en todo esto? Por favor, no me hagas reír –niega mientras sonríe–, eres increíble Grigoryev, lo haces ver como si yo la hubiese buscado y dicho que esto era falso, ¿eso crees que hice, eh? –resopla molesta–, seguro yo fui a verme con ella a escondidas tuyo para decirle que me divorciaría y que podían casarse, y además le dije que te citará para hablar de eso y claro, que te deshicieras de mí para casarte con ella, claro, así de maquiavélica soy, brillante, claro que sí –resopla rodando los ojos.- Hester –susurra amenazante, apre
Nada más llegar bajó casi corriendo y gritando que necesitaba a un doctor, una enfermera se acercó junto a un camillero, con cuidado la acostaron.- ¿Qué le pasó? –pregunta un doctor comenzando a revisarla, checa el pulso y los reflejos pupilares, así como su respiración y corazón.- Se desmayó de la nada, noté que le dolía la cabeza porque se frotaba las sienes y cerraba con fuerza los ojos y se desplomó –el doctor asiente, no parecía tener alguna afección cardíaca o respiratoria.- ¿Sabe si tiene alguna enfermedad? –Faddei niega, la verdad es que no sabía mucho de ella, podría llamar a Dolores, pero eso lo expondría y eso era lo último que necesitaba en este momento–. ¿Probabilidad de embarazo? –lo mira atento.- No, imposible –niega confundido, debía calmarse, era una pregunta de rigor.- Le haremos varios estudios para determinar qué fue lo que pasó, por favor aguarde en la sala de espera y en cuanto tenga los resultados se lo haré saber –Faddei iba a replicar, pero se detuvo perm