Al día siguiente comenzaron a mover las cosas de Hester a la habitación de Faddei, si podía definirla, usaría la palabra sobria, no había nada, parecía que casi no pasaba el tiempo ahí, y teniendo en cuenta que durante varios meses habían dormido en su habitación, suponía que era normal que se viera así.
- Puedes hacer los cambios que desees, sólo quiero que estes cómoda ‒besa su cabeza mientras ella observa a las chicas de servicio acomodar su ropa.
- Quizás algunas fotografías, un edredón diferente, cortinas ‒susurra mirando a todos lados.
- Hester, ahora que mencionas las fotografías, me gustaría hacer una sesión de bodas después de que nazca nuestra pequeña, y quiero una sesión de ella también, si estás de acuerdo ‒ella le asiente sonriendo.
- Sería lindo, podemos colgar las fotos por todos lados ‒eso sería bello, que cada vez pareciera más una casa cálida que sólo una morada.
- Se hará como desees ‒besa su frente sonriendo‒, ya que casi terminan, ¿te parece salir a desayunar antes de ir de compras? ‒ella asiente.
- Sólo me abrigo, afuera hace mucho frío ‒camina al closet y la ve tomar varios suéteres, no puede evitar sonreír como un idiota, era demasiado tierna. La llevaría a una pequeña cafetería cerca del centro comercial, ahí había calefacción y la comida era buena.
Tras abrigarse salen animados, Yakov ya los esperaba, le alegraba que su señora estuviera bien.
Una vez en la cafetería Hester pudo quitarse las capas de abrigos, el lugar era muy cálido y todo olía bien.
- Buenos días, ¿están listos para ordenar? ‒una amable chica se había acercado, Hester miraba atenta el menú que no se dio cuenta de cómo la chica miraba a su marido, y como este la ignoraba por ver la concentración de Hester.
- Un chocolate caliente, panqueques, huevo, tocino y un sándwich ‒le sonríe a la chica, se recarga en la silla y acaricia su vientre‒, oh, y tráeme pastel de chocolate y pay de zarzamora y fresa, gracias ‒le sonríe, tenía muchos antojos.
- Un café americano doble y el desayuno continental ‒deja el menú en la mesa, mira el anillo de Hester, necesitaba conseguirle otro, quizás podrían escogerlos.
- Claro, en un momento ‒dice suave, sin embargo, podía verse muy claro la cara de decepción de la chica.
- Tenemos muchos antojos ‒dice apenada, sus mejillas estaban rojas.
- Esta bien, pueden comer lo que deseen ‒toma suave su mano y la besa‒. Estaba pensando en cambiar nuestros anillos, que sea algo que ambos escojamos, ¿qué te parece? ‒la mira atenta‒, quizás no pueda darte por ahora una boda que te guste o cortejarte como es debido, pero hacer bien pequeñas cosas, creo que podemos empezar con eso.
- Esta bien, más adelante podríamos pensar en eso, por ahora vayamos un día a la vez ‒él asiente, besa su palma mientras acaricia su vientre, no estaba seguro en no comprar la tienda infantil completa.
Tras desayunar y que ella volviese a colocarse todo, salieron al centro comercial, habían entrado a una tienda de muebles para bebé, habían comprado el cambiador, el carrito, una silla para bebé, un portabebés, una sillita y la cuna, todo sería enviado a la mansión. La siguiente tienda fue la de ropa, Hester veía enternecida la ropita.
- Decidido ‒Hester lo mira frunciendo el ceño, ve a una chica acercarse‒, quiero un modelo de cada cosa en diferentes tallas.
- Sí señor ‒dice la joven emocionada por la venta.
- No, no, espera ‒detiene a la chica‒, Faddei, eso es demasiada ropa que no se pondrá, para eso tendría que cambiarla cada media hora ‒le sonríe apenada a la mujer‒, además, de aquí a que tenga diez, seguro ni le va a gustar ‒se gira a la chica apenada‒, no porque crea que es fea, sino porque habrá otro tipo de ropa y seguro le gustará, compremos ropa de cero a un año, ¿te parece? Y no toda la de esas etapas, por favor ‒Faddei asiente, ella suspira de alivio.
- Esta bien ‒toma el suéter que ella le muestra, era muy pequeño y moría de emoción por ver cómo le quedaría.
Tras una hora habían logrado ponerse de acuerdo con la cantidad de ropa que llevarían, que Faddei tuviese tanto dinero, no significaba que le dejaría despilfarrarlo con la bebé, no quería ni imaginar lo que sería una vez creciera.
- Muchas gracias por su compra ‒susurra la vendedora, varios hombres habían llevado las bolsas fuera de la tienda, tras unos minutos los habían reconocido, el famoso matrimonio Grigoryev, se había hablado mucho por su romance secreto y su ostentosa boda, muchos decían que no era real y que quizás ella lo había engatusado de algún modo, pero al verlos hoy, ella podía dar fe de que se amaban, y que él estaba loco por la pequeña que ella llevaba en su vientre.
- Esta es una de las mejores joyerías de la ciudad ‒le susurra mientras entran, había varias personas pero eso no sería problema para él. Un vendedor lo reconoce y va donde ellos.
- Señor Grigoryev, señora Grigoryev, sean bienvenidos ‒dice quizás, con demasiada emoción.
- Queremos un par de anillos, los que tenemos fueron comprados en otra tienda y no nos gustan más, mi esposa merece algo mejor ‒mira a Hester con amor, toma y besa suave su mano, ella se sonroja.
- Claro que sí, por aquí, tenemos unos que estoy seguro le gustaran a vuestra esposa ‒les muestra el camino, la mujer era bonita y tenía aire de ser una dama sencilla pero elegante, del hombre sólo podía decir que estaba sorprendido de sus expresiones suaves cuando la veía, porque solía ser un hombre serio y frío‒, estos acaban de llegar, son de oro blanco, el anillo que es para ella tiene pequeños grabados y diamantes entre ellos, también tenemos oro, plata, oro florentino, lo que desee ‒había puesto varias cajas frente a ellos, Faddei dejaría que ella eligiera.
- Estos ‒señala unos preciosos anillos en oro blanco, estos se entrecruzaban, le recordaba a un infinito, el que ella usaría tenía pequeños diamantes, no lo elegía por eso, más bien por la forma.
- Esos serán ‒el vendedor asiente‒, y quiero este anillo también ‒señala un precioso anillo de oro blanco, era liso y con diseño de infinito, en el centro tenía un pequeño zafiro azul en forma de corazón.
- Excelente elección, es un modelo nuevo también y muy romántico ‒dice el hombre emocionado, eran de sus productos más caros, más que nada por los materiales de primera calidad que se usaban.
- El anillo que le di antes fue de mi abuela, si bien es especial, quería darle algo que representara todo lo que siento por ella ‒con cuidado quita ambos anillos, toma el de compromiso y sonríe al ver que le queda perfecto. Los otros estaban siendo grabados, siendo para él, lo tendrían en un momento.
- Es precioso ‒no podía evitar la enorme y estúpida sonrisa en su rostro, sin duda, era mucho más llamativo que el otro, de oro y con un pequeño diamante en forma de lágrima, bonito pero muy simple.
- En cuanto lo vi, sólo pude pensar en ti teniéndolo puesto ‒acaricia su mejilla, no le importaba el mundo o lo que pensaran de él, ahora era un hombre enamorado de su esposa.
- Gracias, es precioso ‒toca su vientre, podía sentir a su pequeña moverse.
Tras esa última parada, procedieron a comer en un pequeño restaurante dentro del centro comercial, era sencillo pero muy cálido, algo que le gustaba a Hester.
Ella le contaba cosas graciosas que había visto en su estancia en el hospital y él no paraba de reír, verlo así, relajado, lo hacía ver más joven y claro, mucho más atractivo.
Pero dicen que todo lo bueno no dura para siempre.
- Buenos días ‒le sonríe Hester cuando ve entrar a su esposo a la cocina, su cara de sorpresa era épica‒, me desperté temprano porque Darice no quería dormir más y pensé que hace tiempo no te cocinaba nada ‒siente sus mejillas sonrojarse, se sentía nerviosa. - Muchas gracias a ambas ‒se acerca sonriendo, la rodea con sus brazos y la besa con ternura. - Se te enfría y vas a llegar tarde ‒él asiente antes de volver a besarla, se sienta y la observa servir el desayuno, tenía un suéter largo y unas mallas gruesas junto a unas botas afelpadas, era demasiado tierna. - Gracias ‒susurro cuando pone el plato enfrente, me sirvo café y la veo prepararse un té‒. Hoy haré muchas cosas, una de ellas ir a verla, necesito ir anexando la parte de la mafia que tiene bajo su poder, además de unas cuantas reuniones en las empresas, en fin ‒suspira, ella ríe bajito ante la obvia molestia de él. - ¿Vendrás a cenar? Puedo preparar algo ‒le mira emocionada, hace mucho no se sentían tan en paz, él asiente
- No es necesario que te quedes aquí día y noche, puedes ir a trabajar y Katina se quedará con nosotras ‒no sabía cuántas veces le había dicho aquello en lo que iba de la semana, debido a lo que pasó estaba en observación, pronto podrían irse, uno o dos días más.- Puedo trabajar desde aquí ‒señala su computadora y toda la pila de documentos que tenía, cada cierto tiempo venía Ariosha con papeles y así mismo se llevaba los que ya estaban listos.- Al menos podrías ir a la casa para bañarte y descansar bien, al menos una noche ‒miro a Darice, dormía en completa calma.- Estoy muy bien, tranquila ‒deja la computadora y se acerca a nuestra pequeña, la alza con cuidado y mece suave‒, además, no me perdería ni un minuto con ella ‒besa su cabeza, no podía evitar sonreír al ver lo feliz que era, la mirada tan dulce y cargada de amor con la que la veía, no podía pedir nada más.Tras su salida del hospital, Faddei instalo un despacho provisional dentro de la habitación, le ayudaba a cambiarle
Faddei había vuelto tres día después, por su cara Hester supo que no eran buenas noticias. - Hester ‒susurra bajo tras besarla con intensidad, nada más verla la había abrazado como si se hubiese estado ahogando‒, al parecer ese mocoso es mío ‒dice serio tras separarse, ella quería reír por como lo había dicho, pero intuía que era algo muy serio. - Por tu tono, sé que no lo crees ‒él sonríe como si hubiese resuelto el misterio del siglo. - Es así, no creo que lo sea, por eso mande a que hicieran la prueba de nuevo, no siento la conexión que tengo con Darice, no siento ganas de abrazarlo y mimarlo, y no es porque sea un varón, eso es lo de menos, porque estoy convencido que si tenemos otro bebé y es niño, será lo mismo que con Darice ‒Hester le mira con sorpresa, sus mejillas se ponen rojas, no había esperado que él quisiera más hijos fuera de su pequeña. - ¿Quieres más hijos? ‒pregunta bajo, apenada. - Claro, no ahora pero más adelante me gustaría, si estás de acuerdo ‒le sonríe a
- Papi debe ir a un lugar desagradable, ojalá pudiera llevarte para que todo fuera perfecto, mi sladkaya printsessa ‒besa su cuello, ella ríe removiéndose, su pequeña ahora tenía siete meses, verla crecer había sido un deleite, aunque no le emocionaba que se convirtiera en adulta‒. No te vas a volver grande, ningún glupyy mal'chik posmotrit svoimi gryaznymi glazami na tvoye krasivoye litso, yesli on kosnetsya khotya by odnogo voloska, ya zastavlyu yego poznat' ad (estúpido chico pondrá sus asquerosos ojos en tu precioso rostro, si te llega a tocar un sólo cabello lo haré conocer el infierno) ‒suelta en ruso, pensar en eso le hacía hervir la sangre. - No necesito hablar ruso para saber que acabas de maldecir a un chico que ni siquiera existe y que tardará años en aparecer ‒ríe bajito, se acerca y lo besa de manera casta, su pequeña ni enterada estaba de la rabieta de su papá, estaba entretenida chupando su puño con ganas. - Ninguno será merecedor de ella ‒refunfuña mientras la pega a
Tras llegar a la casa de su abuela le había explicado que él saldría de la ciudad y ella había preferido pasar unos días aquí en lugar de quedarse en esa enorme mansión, como sólo tenía una maleta y la pañalera, su abuela no dudo de aquello. Tras instalarse en la habitación de invitados llama a su amiga, se sentiría mejor si ella estaba aquí con ella, aunque no pudiera decirle más que mentiras, era mejor eso a nada.- Vamos Mark, esto se acaba hoy ‒su mejor amigo asiente antes de salir de la mansión, había enviado a detalle el plan al resto de sus hombros, debían dejar los pisos francos y reunirse en el viejo almacén junto al puerto norte, ahí es donde la inteligencia había marcado que estaba esa mujer.En el momento en que salió tomo el lugar del conductor y arranco casi con furia, iba a más de lo permitido pero poco le importaba, debía conseguir que esas familias retrocedieran y esperaba que tras la muerte de Clarisse eso ocurriera.Nada más llegar baja sacando su arma, sus hombres
- M*****a, mil veces m*****a, te mataré ‒grita antes de toser, apunta y dispara, sonríe al escuchar el grito de ella. - Se acabo Clarisse ‒se gira a la voz de Mark, sí, al fin todo sería suyo‒, fue tan fácil, ¿no lo crees? ‒él sonreía de una manera extraña, sin darle tiempo a reaccionar él alza la mano y le dispara en medio de la frente, lo único que pudo hacer fue una gran o con la boca antes de caer muerta‒. Ya pueden apagar el gas ‒dice mediante el comunicador que traía en la ropa. - ¡Mark! Ayúdame a sacarlo de aquí ‒le grita con desesperación, este se acerca y lo alza con cuidado, sale mientras sus hombres se encargan del resto, podía ver que algunos todavía luchaban pero otros se habían dado por vencidos al escuchar las declaraciones de esa mujer, además Faddei seguía en la jugada por lo que tomaría represalias, ahora que Clarisse estaba muerto, no había quién pudiera competir contra su amigo, todo era suyo. Una vez fuera Hester comenzó a revisarlo, gracias al cielo la bala se
Había pasado más de un mes sin tener noticias de ellas, eso lo estaba desquiciando. - Faddei, necesito hablar de algo importante contigo ‒dice Mark sentándose frente a él, había analizado la situación con detenimiento y él ya no lo necesitaba como al inicio. - ¿Qué pasa?, ¿ocurre algo malo? Sólo el cielo sabe que no podría con otra cosa ‒frota su rostro. - No es nada malo, al menos eso espero ‒le sonríe bromista‒, después de todo esto me di cuenta que me enamoré de Lola, es amable, dulce y considerada, sin embargo y viendo como fueron las cosas con Hester, no podría arrastrarla a esta vida, así que he decidido retirarme y llevar una vida normal junto a ella, estaremos en contacto y si me necesitas, ahí estaré, ¿verdad que comprendes? ‒Faddei asiente, lo entendía muy bien. - Haz lo que te haga feliz amigo mío ‒se pone de pie y lo abraza, ya no usaba el cabestrillo pero tenía que tener cuidado. - Gracias ‒lo abraza con fuerza, lo suelta antes de salir, suspira una vez fuera de la ma
Estaba cansada, adolorida, tenía sueño y harta de los constantes acosos de aquel hombre, y claro, como siempre que ocurría, la persona con más poder era la víctima, no malinterpreten, amaba lo que hacía, ser enfermera era lo más cercano a un doctor, ella habría querido serlo pero sus posibilidades no se lo permitieron, así que optó por enfermería, le encantaba atender a los pacientes, los sentía como de su familia. Pero también estaban tipos nefastos como el doctor Cranston, que pretendía a todas las mujeres de aquel pequeño hospital a pesar de ser un hombre casado, pero ella no quería y no tenía el tiempo de seguirle el juego, y eso lo molestaba mucho.Lo único que le importaba era su abuela, pagar las deudas y sobrevivir un día más sin caer en colapso por estrés ya que era la única que trabajaba, la pensión de su abuela no era mucha y su padre, su querido y desobligado padre no aportaba nada, salvo problemas y más deudas.Se dejó caer en el asiento del autobús, esta semana había est