Faddei había vuelto tres día después, por su cara Hester supo que no eran buenas noticias.
- Hester ‒susurra bajo tras besarla con intensidad, nada más verla la había abrazado como si se hubiese estado ahogando‒, al parecer ese mocoso es mío ‒dice serio tras separarse, ella quería reír por como lo había dicho, pero intuía que era algo muy serio.
- Por tu tono, sé que no lo crees ‒él sonríe como si hubiese resuelto el misterio del siglo.
- Es así, no creo que lo sea, por eso mande a que hicieran la prueba de nuevo, no siento la conexión que tengo con Darice, no siento ganas de abrazarlo y mimarlo, y no es porque sea un varón, eso es lo de menos, porque estoy convencido que si tenemos otro bebé y es niño, será lo mismo que con Darice ‒Hester le mira con sorpresa, sus mejillas se ponen rojas, no había esperado que él quisiera más hijos fuera de su pequeña.
- ¿Quieres más hijos? ‒pregunta bajo, apenada.
- Claro, no ahora pero más adelante me gustaría, si estás de acuerdo ‒le sonríe acariciando su mejilla, estaba segura que no le costaría convencerla de eso, disfrutaba mucho a su pequeña, otro u otra pequeña igual, le emocionaba la idea.
- Más adelante ‒asiente sonriendo, Faddei la besa de nuevo, lento, sin prisas.
- No sé si este sea un buen momento, quizás jamás lo sea, pero te amo Hester, como no he amado a nadie más en la vida ni creo volver a hacerlo, ¿entiendes lo aterrador que es eso para mí?, ¿el arma tan grande que pongo en tus manos? Yo, Faddei Artem Grigoryev te estoy dando el poder de destruirme Hester Valentine, por favor, no me traiciones ‒aquello sin lugar a dudas la había dejado en blanco, su corazón latía errático, hasta ahora había pensado que le gustaba o la quería, no que la amaba a tal magnitud.
- ¿Cómo podría hacerlo? Te amo Faddei, con todo lo que eres, aunque eso me preocupe o no me guste, aunque tenga miedo de que te hagan algo, aunque me mientas y me ocultes cosas, aún así no puedo dejarte, ¿lo comprendes ahora? ‒le ve asentir, sostiene su rostro suave, acaricia sus mejillas con los pulgares‒, ves que tanto puedes lastimarme, sabiendo esto, ¿crees que podría traicionarte? ‒él niega antes de besarla con devoción, esa era una certeza total y absoluta que ninguno de ellos se traicionaría.
Después de aquellas declaraciones de absoluta sinceridad, todo pareció ir mejor, si es que eso era posible, una carta vino a joder un momento su felicidad.
- Señora, le trajeron esto ‒dice Katina extendiéndole un sobre, baja el libro y lo toma.
- Gracias Katina ‒la mujer asiente sonriéndole.
- Si necesita algo más, no dude en llamarme ‒ella asiente, mira el sobre con detenimiento ya que no tenía más que su nombre, lo abre y nota que hay una carta.
Querida prometida falsa, me he tomado la libertad de enviarte esta carta como una consideración hacia mi reemplazo, a final de cuentas, en este mundo gana quién dé un heredero hombre, y bueno, fuiste incapaz de hacerlo, así que gano yo.
Te dejó la prueba de que no miente, saludos querida.
Abro la otra hoja, con lo que me había dicho, era obvio que era la prueba de paternidad que Faddei mencionó antes, sonrío negando, seguro pensaría que esto me haría más daño.
- Al parecer, mi actuación fue más convincente de lo esperado, porque tú eres la única estúpida Clarisse ‒se pone de pie y arroja las hojas al fuego, mira a su bebé, Faddei adoraba a su hija, si bien no le gustaba que fuera llamada heredera de la mafia, pero estaba segura que Faddei no la expondría a eso, la dejaría escoger y a sus futuros hijos, pensar en eso la emocionaba y asustaba, claro que temía por Darice, podía quedar en medio del fuego cruzado.
- Me ha dicho Katina que te llegó una carta ‒no había escuchado cuando entro.
- Sí, pero no es nada importante ‒se acerca y lo abraza, él la besa con amor‒, un intento de que me enojé con mi amado esposo ‒le sonríe mientras se encoge de hombros, le mira con sorpresa‒, pero bueno, sólo son chismes ‒Faddei comienza a reír mientras la besa, se acerca cuando escucha a su pequeña removerse, así que se acerca a ella y la alza suave.
- ¿Qué pasa printsessa?, ¿extrañas a papi? ‒la voz de él parece calmarla, chupa su mano mientras ve a su papi.
- Parece que sí, le gusta tu voz ‒se acerca y rodea la cintura de su esposo, sonríe.
- Será bueno cantarle una nana a esta preciosa printsessa ‒le mece suave‒, Tili Tili bom, zakroy glaza skoree, kto-to hodit za oknom I stuchitsya v dveri. Tili Tili bom, krichit nochnaya ptitsa, on ezhe probralsya v dom k tem, komu ne spitsya. On idet, on uzhe Blisko. Tili Tili bom, ty slyishish, kto-to ryadom? Pritailsya za uglom I pronzaet vzglyadom. Tili Tili bom, vse skroet noch nemaya, za toboy kradetsya on I vot-vot poymaet. On idet, on uzhe Blisko.
Conforme él cantaba, ella se iba quedando dormida, debía decir que tenía una bonita voz.
- Veo que si le gustó, de saber que era tan fácil que se durmiera ‒digo bajo.
- Te enseñaré para que se la cantes, quiero que ella aprenda el idioma de mis padres también, aunque domino más el ruso ‒ella asiente.
- Será bueno para ella ‒pasa los dedos por el cabello de su pequeña, verla dormir con esa paz, le daba una felicidad que sin saber, terminaría pronto.
- Papi debe ir a un lugar desagradable, ojalá pudiera llevarte para que todo fuera perfecto, mi sladkaya printsessa ‒besa su cuello, ella ríe removiéndose, su pequeña ahora tenía siete meses, verla crecer había sido un deleite, aunque no le emocionaba que se convirtiera en adulta‒. No te vas a volver grande, ningún glupyy mal'chik posmotrit svoimi gryaznymi glazami na tvoye krasivoye litso, yesli on kosnetsya khotya by odnogo voloska, ya zastavlyu yego poznat' ad (estúpido chico pondrá sus asquerosos ojos en tu precioso rostro, si te llega a tocar un sólo cabello lo haré conocer el infierno) ‒suelta en ruso, pensar en eso le hacía hervir la sangre. - No necesito hablar ruso para saber que acabas de maldecir a un chico que ni siquiera existe y que tardará años en aparecer ‒ríe bajito, se acerca y lo besa de manera casta, su pequeña ni enterada estaba de la rabieta de su papá, estaba entretenida chupando su puño con ganas. - Ninguno será merecedor de ella ‒refunfuña mientras la pega a
Tras llegar a la casa de su abuela le había explicado que él saldría de la ciudad y ella había preferido pasar unos días aquí en lugar de quedarse en esa enorme mansión, como sólo tenía una maleta y la pañalera, su abuela no dudo de aquello. Tras instalarse en la habitación de invitados llama a su amiga, se sentiría mejor si ella estaba aquí con ella, aunque no pudiera decirle más que mentiras, era mejor eso a nada.- Vamos Mark, esto se acaba hoy ‒su mejor amigo asiente antes de salir de la mansión, había enviado a detalle el plan al resto de sus hombros, debían dejar los pisos francos y reunirse en el viejo almacén junto al puerto norte, ahí es donde la inteligencia había marcado que estaba esa mujer.En el momento en que salió tomo el lugar del conductor y arranco casi con furia, iba a más de lo permitido pero poco le importaba, debía conseguir que esas familias retrocedieran y esperaba que tras la muerte de Clarisse eso ocurriera.Nada más llegar baja sacando su arma, sus hombres
- M*****a, mil veces m*****a, te mataré ‒grita antes de toser, apunta y dispara, sonríe al escuchar el grito de ella. - Se acabo Clarisse ‒se gira a la voz de Mark, sí, al fin todo sería suyo‒, fue tan fácil, ¿no lo crees? ‒él sonreía de una manera extraña, sin darle tiempo a reaccionar él alza la mano y le dispara en medio de la frente, lo único que pudo hacer fue una gran o con la boca antes de caer muerta‒. Ya pueden apagar el gas ‒dice mediante el comunicador que traía en la ropa. - ¡Mark! Ayúdame a sacarlo de aquí ‒le grita con desesperación, este se acerca y lo alza con cuidado, sale mientras sus hombres se encargan del resto, podía ver que algunos todavía luchaban pero otros se habían dado por vencidos al escuchar las declaraciones de esa mujer, además Faddei seguía en la jugada por lo que tomaría represalias, ahora que Clarisse estaba muerto, no había quién pudiera competir contra su amigo, todo era suyo. Una vez fuera Hester comenzó a revisarlo, gracias al cielo la bala se
Había pasado más de un mes sin tener noticias de ellas, eso lo estaba desquiciando. - Faddei, necesito hablar de algo importante contigo ‒dice Mark sentándose frente a él, había analizado la situación con detenimiento y él ya no lo necesitaba como al inicio. - ¿Qué pasa?, ¿ocurre algo malo? Sólo el cielo sabe que no podría con otra cosa ‒frota su rostro. - No es nada malo, al menos eso espero ‒le sonríe bromista‒, después de todo esto me di cuenta que me enamoré de Lola, es amable, dulce y considerada, sin embargo y viendo como fueron las cosas con Hester, no podría arrastrarla a esta vida, así que he decidido retirarme y llevar una vida normal junto a ella, estaremos en contacto y si me necesitas, ahí estaré, ¿verdad que comprendes? ‒Faddei asiente, lo entendía muy bien. - Haz lo que te haga feliz amigo mío ‒se pone de pie y lo abraza, ya no usaba el cabestrillo pero tenía que tener cuidado. - Gracias ‒lo abraza con fuerza, lo suelta antes de salir, suspira una vez fuera de la ma
Estaba cansada, adolorida, tenía sueño y harta de los constantes acosos de aquel hombre, y claro, como siempre que ocurría, la persona con más poder era la víctima, no malinterpreten, amaba lo que hacía, ser enfermera era lo más cercano a un doctor, ella habría querido serlo pero sus posibilidades no se lo permitieron, así que optó por enfermería, le encantaba atender a los pacientes, los sentía como de su familia. Pero también estaban tipos nefastos como el doctor Cranston, que pretendía a todas las mujeres de aquel pequeño hospital a pesar de ser un hombre casado, pero ella no quería y no tenía el tiempo de seguirle el juego, y eso lo molestaba mucho.Lo único que le importaba era su abuela, pagar las deudas y sobrevivir un día más sin caer en colapso por estrés ya que era la única que trabajaba, la pensión de su abuela no era mucha y su padre, su querido y desobligado padre no aportaba nada, salvo problemas y más deudas.Se dejó caer en el asiento del autobús, esta semana había est
- Bueno, entonces le pagaré a usted, deme su teléfono o algo –lo único que quería era largarse de una buena vez.- ¿Crees que podrías? –la mira con burla, era bonita pero no una belleza–, en realidad sí –la ve dar un respingo por la sorpresa–, salgan, necesito hablar con ella en privado –hace un ademán con la mano, Dimitri se acerca y hace como pide.- No me voy a acostar contigo, si pretendes que con eso te pague –sentencia seria, ella no iba a hacer nada que fuera contra sus principios.- ¿Qué? –comienza a reír con ganas–, no me acostaría contigo ni aunque fueses la última mujer en la faz de la tierra –la mira con fría burla, ella se sonroja pero en sus ojos puede ver ira contenida.- Que bueno es saber que compartimos el sentimiento de repulsión hacia el otro –se encoge de hombros como si hubiese anunciado el clima, eso lo molesto, estaba acostumbrado a que todas las mujeres se pusieran a sus pies con sólo una sonrisa–. Entonces, ¿cómo pretendes que te pague? –por una ayuda que no
- No comeré nada ‒se gira con los brazos cruzados cuando una de las sirvientas deja la charola, no había comido nada desde que llegó, estaba en huelga de hambre, a ver si muerta le servía de algo.- Señorita, por favor ‒insistía la joven sirvienta, ella se había negado siquiera a ver la comida.- Sal, ya ‒ordena Faddei nada más entrar en la habitación, la chica asiente cerrando la puerta tras de sí‒, estas agotando mi paciencia mujer ‒dice bajo con ira contenida, ella se pone de pie y toma un florero, lo tira al suelo y toma un trozo, lo lleva a su garganta.- Si no me dejas ir me corto el cuello, no te voy a servir de nada muerta ‒intenta no sonreír, debía ver que hablaba en serio.- Bueno, quizás te interese lo que tengo para decirte ‒lo mira con desconfianza, no bajaría el trozo de cerámica‒, supe de muy buena fuente que tu abuela esta hospitalizada, al parecer el estúpido de tu padre le dijo lo que hizo, así que por la ira se puso grave y la internaron en ese horrible hospital don
No estuvieron en aquel salón más de 3 horas, habían hecho todo lo que se hace en una boda, vals, cortar el pastel y tras un brindis, se habían despedido alegando que ella estaba cansada, pudo ver en la cara de todos que pensaban que se iban para tener la anhelada noche de bodas, y debía admitir que temía que quisiese que pasara algo entre ellos, no era virgen por gusto, en realidad alguna vez pensó en perderla con alguien experimentado, pero siempre estaba ocupada y ese momento jamás se dio, quiso pensar que algún día encontraría al hombre de sus sueños y con él lo haría, ahora quizás la perdería con un extraño.La ayuda a subir al mercedes negro porque sabía que los fotógrafos seguían ahí, pero estaba segura que la abría subido con violencia, como la primera vez. Él había dado la orden de regresar a la mansión, apretaba el costoso vestido intentando alejar los nervios.- Veo que fuiste sensata esta tarde, espero que lo seas siempre o ‒ella rueda los ojos y lo detiene de manera brusca