- Papi debe ir a un lugar desagradable, ojalá pudiera llevarte para que todo fuera perfecto, mi sladkaya printsessa ‒besa su cuello, ella ríe removiéndose, su pequeña ahora tenía siete meses, verla crecer había sido un deleite, aunque no le emocionaba que se convirtiera en adulta‒. No te vas a volver grande, ningún glupyy mal'chik posmotrit svoimi gryaznymi glazami na tvoye krasivoye litso, yesli on kosnetsya khotya by odnogo voloska, ya zastavlyu yego poznat' ad (estúpido chico pondrá sus asquerosos ojos en tu precioso rostro, si te llega a tocar un sólo cabello lo haré conocer el infierno) ‒suelta en ruso, pensar en eso le hacía hervir la sangre.
- No necesito hablar ruso para saber que acabas de maldecir a un chico que ni siquiera existe y que tardará años en aparecer ‒ríe bajito, se acerca y lo besa de manera casta, su pequeña ni enterada estaba de la rabieta de su papá, estaba entretenida chupando su puño con ganas.
- Ninguno será merecedor de ella ‒refunfuña mientras la pega a su corazón, comienza a cantarle la nana, era demasiado preciada, no podía ni imaginar lo que su vida sería sin ellas.
- O puede gustarle una chica, ¿ella si sería digna? ‒le mira alzando una ceja interrogante, lo ve congelarse por la sorpresa, seguro no había pensado en esa opción‒. Deja a nuestra hija en paz y ve a trabajar ‒ríe mientras se la quita con cuidado, él suspira y asiente de mala gana, la besa con amor, después besa la frente de su pequeña y sale de ahí seguido de Ariosha.
Esperaba con impaciencia a que todo explorara, se reía imaginando la cara de esa estúpida al recibir la carta, seguro lo había mandado al diablo, lo que facilitaba mucho todo, si ella era la que solicitaba el divorcio, le dejaría el camino libre, nadie podría detenerla en convertirse en la dueña absoluta de la mafia, aunque bueno, quizás después de que se aburriera terminaría por matarlo.
- Pequeño, pequeño ‒mira con disgusto al bebé, no sentía ni pizca de amor por él, lo había tenido porque así convenía a sus planes‒, eres mi boleto al éxito, te convertirás en el heredero y te controlaré, será divertido ‒comienza a reír, mataría a esa estúpida mujer y a esa mocosa.
- Mi señora ‒dice uno de sus hombres, había logrado colarse‒, me temo que su plan no ha salido como quería, me informan por dentro que los resultados no inquietaron a la mujer, por el contrario, parecen más unidos que nunca.
- ¡Maldita sea! ‒grita tirando la mesita de noche, escucha al niño llorar, seguro se había asustado‒. Enfermera, saca a ese engendro de aquí ‒chilla la orden con furia, una mujer entra y toma al pequeño, lo lleva fuera del alcance de esa mujer loca, había visto que no le prestaba ni la más mínima atención, había pensado en sacarlo de ahí y ponerlo a salvo en alguna casa hogar o dárselo a alguien que quisiera un pequeño, era lo mejor, incluso había hecho un plan de escape, esa mujer ni siquiera lo extrañaría.
- ¿Qué quiere que hagamos señora? ‒dice el hombre con total calma, estaba acostumbrado a las rabietas de su señora.
- Reúne a todas las pequeñas familias que puedas, iremos contra ellos, estoy harta de ese imbécil ‒se pone de pie, le extiende la mano y este le entrega el móvil, tenía una llamada muy importante que hacer.
Faddei había ido primero a la empresa, necesitaba revisar algunos papeles sobre un nuevo inversionista, habría querido quedarse en casa con sus mujeres
- Señor, tenemos un problema ‒dice Dimitri tras entrar en la oficina sin anunciarse, por su rostro Faddei supo que algo no iba bien‒. Los Cerroni, Giuliani, Angelucci, Sokolov y los Kevyanos se han unido y han atacado nuestras instalaciones y dos pisos francos ‒se pone de pie maldiciendo, en ese momento entra Mark, estaba agitado y no era para menos.
- Nos estamos quedando sin opciones Faddei, no podemos con tantas familias al mismo tiempo, debemos ser cuidadosos, sabes mejor que nadie que lo primero que harán será ir tras Hester y tu hija, así que no te apresures ‒lo ve apretar la mandíbula y golpear el escritorio, se inclina y lo ve sacar un folder.
- Vamos, tenemos cosas que hacer. ‒Ambos hombres asienten mientras salen detrás de él, esto era su culpa y si algo les pasaba, no se lo perdonaría jamás.
- Podemos ponerlas a salvo en el piso franco en el lado oeste, no es muy conocido y seguro no llegaran ahí, en todo caso, podrían usar el túnel de escape ‒hablaba Mark mientras caminaban fuera de la empresa, Faddei tenía cara de póker por lo que no podía adivinar sus emociones.
Suben al auto en un completo y sepulcral silencio, apretaba con fuerza el folder, sólo con eso sabía que estaba furioso.
Nada más llegar baja con tal rapidez que le cuesta un poco de trabajo seguir a su amigo.
- ¿Faddei? Creí que no vendrías hasta la noche ‒le sonríe con cariño mientras daba palmaditas en la espalda de su pequeña, estaba haciéndola eructar.
- Sí, eso planeaba, pero hubo un cambio de planes ‒suelta seco, lo que deja a todos los presentes sorprendidos‒. Hester, quiero decirte que me deje llevar por el tema de la casita feliz, hoy al revisar algunas cosas en la oficina encontré el acuerdo de divorcio que firmé mucho antes del acta de matrimonio, y recordé mi objetivo principal, el poder absoluto de la mafia, algo que ya tengo porque ya pasó más de un año, ver eso me hizo darme cuenta que me deje llevar, pero esto es estúpido, me haré cargo de ella, toma este dinero en compensación y lárgate de mi casa, puedes quedarte con esa horrible casa que compre a tu abuela, ahora podrás estar con ella siempre ‒deja el folder sobre un mueble y sin esperar respuesta sale sintiendo su corazón desplomarse hasta el suelo, la verdad es que no iba a esperar una respuesta porque sabía que se derrumbaría ahí mismo y se arrepentiría de haber soltado aquello que no sentía, quería creer que aquello era lo mejor, al menos estarían a salvo, perderlas era lo único que no podría soportar, fue descuidado y un idiota por no haber arreglado todo antes de que escalara hasta este punto.
- Faddei, ¿qué demonios fue eso? ‒la voz de Mark sonaba furiosa, él niega.
- Intento ponerlas a salvo ‒Mark se sorprendió con el dolor tan profundo en aquella frase, entonces comprendió que su amigo se había arrancado el corazón.
- Pudimos ponerlas en el piso franco ‒Faddei niega, esto era mejor.
- Si ella está lejos, será más fácil para mí concentrarme por completo, al menos sabiéndola fuera de aquí o en algún sitio que fuese peligroso, acabaría muerto ‒sonríe de lado, pero era verdad‒. Ahora vamos y armemos esa estrategia, estoy seguro que ella está detrás de todo esto, casi puedo jurarlo ‒la maldice por lo bajo.
Hester lo vio alejarse sin más, ¿qué había pasado?, ¿por qué tan de repente? Tras acostar a su pequeña toma la carpeta y al abrirla, nota que en efecto, son los papeles del divorcio firmados por él, alza el cheque y lo rompe en varios pedazos, no quería ni una m****a de él. Katina se acerca cuando ve a su señora comenzar a llorar.
- Cuida a Darice, ya vuelvo ‒sube a su cuarto y empaca algo de ropa de ambas, sale con una maleta y la pañalera de su pequeña. Mientras guardaba todo intentaba buscar una explicación razonable, sabía que estaba mintiendo, cuando lo hacía no la miraba a los ojos, algo debía estar pasando y era lo bastante grave como para plantearle el divorcio, su sexto sentido le decía que debía hacer como pidió, quizás era una forma de mantenerlas a salvo, lo conocía demasiado bien, el no podía fingir tanto amor, era imposible incluso para el más excelente y experimentado actor, y teniendo en cuenta lo tosco y frío que era, sabía que no estaba fingiendo.
Baja las escaleras, toma a su pequeña y sale sin volver a tocar la carpeta, caminaría hasta la salida de la propiedad y tomaría el taxi que había pedido mientras guardaba la ropa, besa la cabeza de su pequeña, saber que era por su bien no lo hacía menos doloroso.
Hola, hola, paso a decirles que la historia esta por concluir, uno o dos capítulos apare del epílogo y habrá terminado, gracias por todo.
Tras llegar a la casa de su abuela le había explicado que él saldría de la ciudad y ella había preferido pasar unos días aquí en lugar de quedarse en esa enorme mansión, como sólo tenía una maleta y la pañalera, su abuela no dudo de aquello. Tras instalarse en la habitación de invitados llama a su amiga, se sentiría mejor si ella estaba aquí con ella, aunque no pudiera decirle más que mentiras, era mejor eso a nada.- Vamos Mark, esto se acaba hoy ‒su mejor amigo asiente antes de salir de la mansión, había enviado a detalle el plan al resto de sus hombros, debían dejar los pisos francos y reunirse en el viejo almacén junto al puerto norte, ahí es donde la inteligencia había marcado que estaba esa mujer.En el momento en que salió tomo el lugar del conductor y arranco casi con furia, iba a más de lo permitido pero poco le importaba, debía conseguir que esas familias retrocedieran y esperaba que tras la muerte de Clarisse eso ocurriera.Nada más llegar baja sacando su arma, sus hombres
- M*****a, mil veces m*****a, te mataré ‒grita antes de toser, apunta y dispara, sonríe al escuchar el grito de ella. - Se acabo Clarisse ‒se gira a la voz de Mark, sí, al fin todo sería suyo‒, fue tan fácil, ¿no lo crees? ‒él sonreía de una manera extraña, sin darle tiempo a reaccionar él alza la mano y le dispara en medio de la frente, lo único que pudo hacer fue una gran o con la boca antes de caer muerta‒. Ya pueden apagar el gas ‒dice mediante el comunicador que traía en la ropa. - ¡Mark! Ayúdame a sacarlo de aquí ‒le grita con desesperación, este se acerca y lo alza con cuidado, sale mientras sus hombres se encargan del resto, podía ver que algunos todavía luchaban pero otros se habían dado por vencidos al escuchar las declaraciones de esa mujer, además Faddei seguía en la jugada por lo que tomaría represalias, ahora que Clarisse estaba muerto, no había quién pudiera competir contra su amigo, todo era suyo. Una vez fuera Hester comenzó a revisarlo, gracias al cielo la bala se
Había pasado más de un mes sin tener noticias de ellas, eso lo estaba desquiciando. - Faddei, necesito hablar de algo importante contigo ‒dice Mark sentándose frente a él, había analizado la situación con detenimiento y él ya no lo necesitaba como al inicio. - ¿Qué pasa?, ¿ocurre algo malo? Sólo el cielo sabe que no podría con otra cosa ‒frota su rostro. - No es nada malo, al menos eso espero ‒le sonríe bromista‒, después de todo esto me di cuenta que me enamoré de Lola, es amable, dulce y considerada, sin embargo y viendo como fueron las cosas con Hester, no podría arrastrarla a esta vida, así que he decidido retirarme y llevar una vida normal junto a ella, estaremos en contacto y si me necesitas, ahí estaré, ¿verdad que comprendes? ‒Faddei asiente, lo entendía muy bien. - Haz lo que te haga feliz amigo mío ‒se pone de pie y lo abraza, ya no usaba el cabestrillo pero tenía que tener cuidado. - Gracias ‒lo abraza con fuerza, lo suelta antes de salir, suspira una vez fuera de la ma
Estaba cansada, adolorida, tenía sueño y harta de los constantes acosos de aquel hombre, y claro, como siempre que ocurría, la persona con más poder era la víctima, no malinterpreten, amaba lo que hacía, ser enfermera era lo más cercano a un doctor, ella habría querido serlo pero sus posibilidades no se lo permitieron, así que optó por enfermería, le encantaba atender a los pacientes, los sentía como de su familia. Pero también estaban tipos nefastos como el doctor Cranston, que pretendía a todas las mujeres de aquel pequeño hospital a pesar de ser un hombre casado, pero ella no quería y no tenía el tiempo de seguirle el juego, y eso lo molestaba mucho.Lo único que le importaba era su abuela, pagar las deudas y sobrevivir un día más sin caer en colapso por estrés ya que era la única que trabajaba, la pensión de su abuela no era mucha y su padre, su querido y desobligado padre no aportaba nada, salvo problemas y más deudas.Se dejó caer en el asiento del autobús, esta semana había est
- Bueno, entonces le pagaré a usted, deme su teléfono o algo –lo único que quería era largarse de una buena vez.- ¿Crees que podrías? –la mira con burla, era bonita pero no una belleza–, en realidad sí –la ve dar un respingo por la sorpresa–, salgan, necesito hablar con ella en privado –hace un ademán con la mano, Dimitri se acerca y hace como pide.- No me voy a acostar contigo, si pretendes que con eso te pague –sentencia seria, ella no iba a hacer nada que fuera contra sus principios.- ¿Qué? –comienza a reír con ganas–, no me acostaría contigo ni aunque fueses la última mujer en la faz de la tierra –la mira con fría burla, ella se sonroja pero en sus ojos puede ver ira contenida.- Que bueno es saber que compartimos el sentimiento de repulsión hacia el otro –se encoge de hombros como si hubiese anunciado el clima, eso lo molesto, estaba acostumbrado a que todas las mujeres se pusieran a sus pies con sólo una sonrisa–. Entonces, ¿cómo pretendes que te pague? –por una ayuda que no
- No comeré nada ‒se gira con los brazos cruzados cuando una de las sirvientas deja la charola, no había comido nada desde que llegó, estaba en huelga de hambre, a ver si muerta le servía de algo.- Señorita, por favor ‒insistía la joven sirvienta, ella se había negado siquiera a ver la comida.- Sal, ya ‒ordena Faddei nada más entrar en la habitación, la chica asiente cerrando la puerta tras de sí‒, estas agotando mi paciencia mujer ‒dice bajo con ira contenida, ella se pone de pie y toma un florero, lo tira al suelo y toma un trozo, lo lleva a su garganta.- Si no me dejas ir me corto el cuello, no te voy a servir de nada muerta ‒intenta no sonreír, debía ver que hablaba en serio.- Bueno, quizás te interese lo que tengo para decirte ‒lo mira con desconfianza, no bajaría el trozo de cerámica‒, supe de muy buena fuente que tu abuela esta hospitalizada, al parecer el estúpido de tu padre le dijo lo que hizo, así que por la ira se puso grave y la internaron en ese horrible hospital don
No estuvieron en aquel salón más de 3 horas, habían hecho todo lo que se hace en una boda, vals, cortar el pastel y tras un brindis, se habían despedido alegando que ella estaba cansada, pudo ver en la cara de todos que pensaban que se iban para tener la anhelada noche de bodas, y debía admitir que temía que quisiese que pasara algo entre ellos, no era virgen por gusto, en realidad alguna vez pensó en perderla con alguien experimentado, pero siempre estaba ocupada y ese momento jamás se dio, quiso pensar que algún día encontraría al hombre de sus sueños y con él lo haría, ahora quizás la perdería con un extraño.La ayuda a subir al mercedes negro porque sabía que los fotógrafos seguían ahí, pero estaba segura que la abría subido con violencia, como la primera vez. Él había dado la orden de regresar a la mansión, apretaba el costoso vestido intentando alejar los nervios.- Veo que fuiste sensata esta tarde, espero que lo seas siempre o ‒ella rueda los ojos y lo detiene de manera brusca
Hester veía el monitor de su abuela mientras pensaba en todo lo que había pasado, parecía que fue ayer, y quizás lo era, no lo sabía con certeza.- Quizás no me gusté su forma de hacer las cosas, es un mandón de primera y bastante temperamental, pero debo agradecerle por haberme sacado de ese lugar –le cuenta bajo a su abuela–, también está pagando tu tratamiento, ni vendiendo todos mis órganos podría pagar una sola hora en este hospital, te prometo que se lo agradeceré como es debido –besa su mejilla, las enfermeras la habían dejado estar otro ratito.- Ya no podemos extender más esto –dice una de las amables enfermeras, asiente mientras sale, tras la llamada con su mejor amiga había ido con la recepcionista para preguntarle quienes se encargaban de cuidar a su abuela en los diferentes turnos, una de las enfermeras encargadas de ese piso le había dado toda la información, Hester le había contado que también era enfermera sólo que ella trabajaba en un hospital público, eso hizo que la