Hester veía el monitor de su abuela mientras pensaba en todo lo que había pasado, parecía que fue ayer, y quizás lo era, no lo sabía con certeza.
- Quizás no me gusté su forma de hacer las cosas, es un mandón de primera y bastante temperamental, pero debo agradecerle por haberme sacado de ese lugar –le cuenta bajo a su abuela–, también está pagando tu tratamiento, ni vendiendo todos mis órganos podría pagar una sola hora en este hospital, te prometo que se lo agradeceré como es debido –besa su mejilla, las enfermeras la habían dejado estar otro ratito.
- Ya no podemos extender más esto –dice una de las amables enfermeras, asiente mientras sale, tras la llamada con su mejor amiga había ido con la recepcionista para preguntarle quienes se encargaban de cuidar a su abuela en los diferentes turnos, una de las enfermeras encargadas de ese piso le había dado toda la información, Hester le había contado que también era enfermera sólo que ella trabajaba en un hospital público, eso hizo que la enfermera se volviera más flexible y le permitiera estar otros minutos con ella, después de todo, solía ver esto todo el tiempo, pacientes que querían quedarse con su familiar el mayor tiempo posible en caso de un deceso repentino, y aunque ellas la habían tranquilizado diciéndole que eso no pasaría, que estarían al pendiente y cualquier cosa le informarían, o más bien a su esposo ya que ese era el número que tenían registrado, no le había causado mucha gracia pero no había de otra, no tenía su móvil y a saber cuándo le permitirían tener el suyo u otro, era probable que su flamante y millonario esposo la dejara usar su muy obsoleto móvil, había suspirado resignada tras darse cuenta que eso no ocurriría, ese hombre sería capaz de vestirla cual muñeca, pero no se dejaría, si tenía que ser una, sería Barbie.
- Muchas gracias, ahora que puedo ver que esta mejor y en buenas manos, me retiro, pero mañana estaré de regreso –le sonríe a la mujer, esta le asiente.
Camina hacia el elevador, seguro el chófer la estaría esperando en el estacionamiento, ella le había pedido que la bajara frente al hospital, pero estaba bastante claro que no podría permanecer en aquel lugar mucho tiempo, y no sólo por las visitas, sino por su querido esposito, estaba segura de tener un móvil, ya estaría llamándole sin parar.
Mira la pantalla que indica que el elevador está subiendo, entra nada más se abren las puertas, selecciona el estacionamiento y sonríe, al menos había podido verla y saber que estaba bien, la hacía sentirse un poco feliz, quedarse con ella todo el tiempo sin duda la haría en extremo dichosa.
Cuando las puertas se abren de nuevo, sale intentando buscar el Mercedes, al parecer su nuevo esposo sólo tenía de esa marca, había visto muchos autos de ese estilo. Justo cuando logra distinguirlo, siente a alguien detrás de ella, un trapo cubre su nariz y boca, se remueve hasta que siente como su mente comienza a nublarse, antes de desmayarse ve como 2 tipos se acercan, entonces todo se vuelve negro.
Aquella información sin duda alguna lo había puesto de mal humor, bebe el trago que el barman le había servido, niega cuando el hombre le pregunta acerca de servirle otro.
- Me largo, escuchar sobre esa mujer me puso muy de malas –se pone de pie y sale sin más. Se acerca al elegante Mercedes negro aparcado frente al bar, sube y sin más el chófer arranca directo a la mansión, su señor parecía muy molesto y si no le había mencionado alguna dirección, quería decir que debían ir directo a la mansión.
Faddei iba sumido en sus pensamientos, evocando recuerdos y emociones, claro que en su momento le había dolido, era un hombre después de todo, era ingenuo y ella utilizó aquello para jugarle sucio. Aunque había una cosa en la que Mark tenía razón, de no haberse ido quizás ahora estaría fuera de la organización, o muerto, había aprendido lo desleal de aquella mujer.
Nada más llegar a la mansión baja del auto y entra, es recibido por Sergei.
- Señor, sea bienvenido, ¿desea cenar? –Faddei niega–, por cierto, la señora ha salido, me ha informado que usted lo autorizo –había comenzado a alejarse cuando escuchó aquello, se gira molesto.
- Te pidió información sobre su abuela –era más una afirmación que una pregunta, no la creía lo bastante estúpida para escaparse sabiendo todo lo que eso conlleva. Frota su rostro, justo ahora no podía con esto, sale de la mansión maldiciendo bajo, sube al auto y le pide al chófer que arranque directo al hospital, el hombre hace como se le ordena.
Faddei frota su rostro varias veces, de verdad que aquella mujer acabaría por desquiciarlo, no sabía cuándo, pero presentía que estaba muy cerca de eso.
Al llegar baja y va directo a recepción.
- La señora Valentine vino, hace unos momentos se fue –le informa la recepcionista.
- Vi que iba para el estacionamiento, quizás aún la alcance –dice otra enfermera antes de correr a un cuarto, asiente y va hacia el elevador, lo llama mientras piensa en todo lo que le hará nada más la vea, que pudiese venir a ver a su abuela no quería decir que podía hacerlo sola, pensar en lo inconsciente que es le daba dolor de cabeza.
Entra cuando las puertas se abren, su mano derecha presiona el botón del estacionamiento y tras un minuto o menos; llegan al sótano, al abrirse las puertas nota al otro chófer acercarse a las puertas.
- Señor –dice solemne–, ¿habrá visto a la señora? Tiene casi media hora dentro, ella me dijo que no se tardaba nada pero eso no ha pasado –Faddei frunce el ceño, ¿acaso se había escapado? Sentía la vena de su cabeza a punto de estallar, no era posible que se comportara así.
- Señor, tengo malas noticias –dice uno de los hombres que siempre lo acompañan–, mientras hablaba con él –señala al chófer–, me puse a revisar las cámaras de seguridad para comenzar con la búsqueda, y me di cuenta que unos hombres se la llevaron, estoy muy seguro que los enemigos tienen que ver con esto –y como si aquello hubiese sido una señal, su móvil comenzó a vibrar anunciando un mensaje, al abrirlo pudo ver que adjunto había un vídeo, al reproducirlo pudo ver a Hester sentada en medio de una habitación, sus ojos estaban vendados y a pesar de sólo ver su rostro, sabía con certeza que estaba amarrada, maldijo para sus adentros a Clarisse, m*****a fuese ella y toda su descendencia.
- Si deseas volver a verla con vida, te espero en nuestro lugar de siempre en una hora, si no estás aquí, mis hombres la mataran, no sin antes divertirse un poco con ella –la ira crecía en él mientras releía aquel mensaje, m*****a fuese, la odiaba con todo su ser.
Estaba asustada, se había despertado sintiendo que todo le daba vueltas, y se había preocupado cuando notó que no podía ver, creyó haberse quedado ciega, poco después se dio cuenta que tenía una venda en los ojos y que estaba amarrada a una silla, agudizo el oído y notó que estaba sola, eso le dio tiempo a pensar en quién pudo haberla secuestrado, quizás su padre con ayuda de algún enemigo de su nuevo esposito, aunque lo dudaba, su padre no tenía forma de saber dónde estaba su abuela y mucho menos que ella iría a visitarla, a menos que la hubiese seguido o hecho guarda durante muchos días, algo que le parecía poco creíble teniendo en cuenta que su padre amaba apostar más que otra cosa en el mundo, entonces sólo le quedaba la idea de que era algún enemigo, uno de los muchos que tenía Faddei. A los pocos segundos pudo escuchar una puerta abrirse y a alguien entrar, las botas resonaban contra el piso, eran de un hombre, lo supo por lo pesadas que se escuchaban, también pudo sentir que e
Había estado meditando durante esos días, y había llegado a la conclusión que nada ganaba con esto, él no iba a cambiar de parecer, así que era hora de aceptarlo y seguir, quizás en un punto lograría convencerlo, con esto en mente, se fue a dormir.Faddei se despertó más temprano que de costumbre, quizás porque ayer le había llegado todo el cansancio de golpe y se había dormido temprano.Hizo su rutina de todos los días, baño, entrenamiento y regadera antes de irse a la cocina, grande fue su sorpresa al ver que Hester estaba ahí.- Buenos días –le dice suave, deja un plato en la isla de la cocina–, siéntate, ahora te sirvo el café, cargado y sin azúcar, ¿verdad? –él asiente mientras se sienta, la observa servir el café y dejarlo frente a él, mira el desayuno y se sorprende al ver que era su comida favorita, un platillo tradicional ruso que mi madre me hacía en la infancia, syrniki–, no sé qué prefieras, si mermelada o miel, así que te dejo ambas –se gira tras dejar las cosas frente a
El regreso a casa fue por demás silencioso, no uno cómodo sino letal, al menos así lo sintió Hester, se había concentrado en ver por la ventana, no se había atrevido ni siquiera a ver el móvil para saber si Lola estaba bien, temía que Faddei arremetiese contra ella en ese momento.Tras unos minutos llegaron, Faddei bajo hecho una furia, ella fue tras él con rapidez, estaba tentada a irse a su habitación, pero sabía que sería peor, lo mejor era enfrentar el problema de una buena vez.- Es increíble que uses a tu abuela de pretexto para salir a divertirte –casi había ladrado en cuanto cerro las puertas–, te recuerdo que eres mi maldita esposa, ¿sabes dónde me dejaría eso parado si se enteran de que andas en ese tipo de lugares? –se había acercado a ella, a pesar de temerle, no se movió–. No volverás a salir –sentencia, Hester resopla, estaba harta de todo esto– y si te atreves a desobedecerme, ya sabes quienes pagaran el precio –la apunta con el dedo.- Sabes una cosa Faddei, estoy hart
- A las siete debe estar lista señora –Hester asiente, se coloca las pantuflas y va dónde Faddei, sabía que estaba en su habitación, debía jugar bien esta carta.- Adelante –escucha que autoriza y entra, vestía un short, una blusa de tirantes, sería fácil remover aquello.- Necesito decirte algo –dice tras suspirar, Faddei se gira arreglándose el moño del traje corte inglés que le quedaba como un guante, era probable que fuera a la medida.- ¿Eso tiene que ver con el hecho de que no te has vestido? –la mira serio alzando una ceja, eso la hace volver a la realidad.- Sí, quiero que sepas que no volveré a causar problemas, más que nada porque no me gusta que me castigues –lo mira seria, no creía mucho en lo que acababa de decir pero si quería que accediera, tenía que verse sumisa–, además quiero volver a trabajar, no me gusta estar aquí sin hacer nada –alza la mano deteniendo lo que sea que vaya a decir–, si te niegas, no iré contigo a la fiesta –se encoge de hombros como si aquello no
Se había despertado bastante tarde, y bueno, era entendible después de haberse dormido entrada la madrugada.Tras bañarse y vestirse, supo que su esposo había salido, así que almorzó algo y decidió preparar la comida, de ese modo le mostraría su buena voluntad.Tras terminar la comida procede a enviarle un mensaje a la misteriosa mujer de ayer, esta le respondió encantada porque ella se hubiese animado, le contó que dentro de unos días habría una pasarela y si le interesaba estar, debía asistir a un ensayo, sonriendo presionó la respuesta, debía decir que le emocionaba mucho la idea, era diferente a lo que hacía pero sin duda, le dejaría mayor ingreso, así podría pagar el hospital de su abuela y devolverle a Faddei todo lo que había gastado, así que estaba bien.Fue a su habitación para buscar que se pondría, tenía que ser algo casual pero elegante, ante todo, debía verse como la esposa de un hombre muy rico, una vez seleccionado el conjunto se sentó a leer, cada tanto dejaba el libro
- ¡No me mientas maldita sea! –pronto la ira estaba comenzando a sustituir el miedo, o quizás era instinto de supervivencia.- No sé quién te haya dicho eso, pero miente, no le dije ni a Lola, ¡menos a alguien desconocido! –le espeta molesta–, no soy tan estúpida como crees que soy –ahora estaba rabiosa, estaba harta de que menospreciara su inteligencia.- Habíamos hecho un trato, ¿qué debería hacer?, ¿detengo los pagos al hospital o volvemos esto real? –la miraba con burlesca diversión.- No te atrevas, si lo haces lo pagaras muy caro –al fin había logrado quitarlo de encima, se sienta y tras sentir que sus piernas no van a fallar, se pone de pie, así se sentía menos indefensa.- ¿Sí, qué harás? –si las miradas mataran, ella estaría más que muerta.- Te juro por mi madre que así tenga que vender mi alma al diablo, derribaré esta casa hasta los cimientos –apretaba los puños a su lado, temblaba de rabia y porque no, de miedo.- ¿Así es cómo pagas tus deudas, metiendo en aprietos a otro
No sabía en que punto se habían quedado dormidos, lo único que supo Hester al despertar es que él ya no estaba, y era mejor, le daba tiempo a pensar y reflexionar, claro que había actuado por impulso, si algo tenía era su terquedad.Se pone de pie y muerde su labio, sentía extraño en medio de sus piernas, suponía que era normal. Camina lento hasta el baño, abre las llaves de la tina y una vez lista, entra, nada más hacerlo siente como sus músculos se relajan, cierra los ojos intentando no pensar, pero era inevitable recordar sus besos o sus caricias, jamás pensó que todo resultaría así.Debía analizar todo, si bien se arrepentía de haber actuado por la rabia, no así de haber compartido la cama con él.Estas últimas semanas se habían llevado bien, se habían contado algunas cosas e incluso creyó que podrían considerarse amigos, pero la realidad era otra, cada que ocurría algo él tenía la bendita costumbre de culparla, algo que la molestaba mucho, ¿tan difícil era confiar en su palabra?,
Tras volver a casa ya entrada la noche, pregunto por ella, le pareció muy raro no verla en la cocina, y no es que sólo ahí pudiese estar, pero esperaba con ansias una de sus deliciosas cenas.- Ella no ha salido en todo el día, Katerina le llevó la comida, pero apenas la tocó –Faddei lo mira desconcertado, ¿estaba enojado por lo de anoche? Creyó que tras hablar todo estaba bien, pero bueno, no sabía cómo funcionaba la cabeza de Hester. Suspira antes de camina hacia la habitación, llama a la puerta, pero no hay respuesta, quizás se durmió, piensa antes de volver a llamar, Katina sale con una bandeja casi completa.- La señora no se siente bien, ha pedido que nadie la moleste –Faddei asiente tras suspirar, camina hacia su habitación cabizbajo, quizás podría enviarle un mensaje, no era lo que hubiese querido pero peor era no hacer nada, ¿no?Con esa idea entra en su habitación, saca su móvil y comienza a redactar un mensaje de, ¿disculpa?, ¿preocupación? Suspira escribiendo y borrando va