No estuvieron en aquel salón más de 3 horas, habían hecho todo lo que se hace en una boda, vals, cortar el pastel y tras un brindis, se habían despedido alegando que ella estaba cansada, pudo ver en la cara de todos que pensaban que se iban para tener la anhelada noche de bodas, y debía admitir que temía que quisiese que pasara algo entre ellos, no era virgen por gusto, en realidad alguna vez pensó en perderla con alguien experimentado, pero siempre estaba ocupada y ese momento jamás se dio, quiso pensar que algún día encontraría al hombre de sus sueños y con él lo haría, ahora quizás la perdería con un extraño.
La ayuda a subir al mercedes negro porque sabía que los fotógrafos seguían ahí, pero estaba segura que la abría subido con violencia, como la primera vez. Él había dado la orden de regresar a la mansión, apretaba el costoso vestido intentando alejar los nervios.
- Veo que fuiste sensata esta tarde, espero que lo seas siempre o ‒ella rueda los ojos y lo detiene de manera brusca.
- Sí, sí, el bienestar de ellas, menudo matón ‒dice eso último por lo bajo, ni siquiera había pensado en lo que dijo, sólo lo soltó, él fingió no escucharla, de ahora en más la ignoraría si tenía la oportunidad.
Tras llegar a la mansión ella bajo casi corriendo, debía quitarse el estúpido vestido ya que deseaba ver a su abuela, eso si él no quería otra cosa, sacude la cabeza sacando aquella idea de su cabeza, sube a la habitación y con la ayuda de una criada, una que le sugería esperar a que su esposo subiera para quitárselo; había logrado, después de muchos intentos, quitarse al fin ese estúpido vestido.
- Señora, quizás esto sea más adecuado ‒saca un camisón corto de seda negro, ella niega de manera tajante.
- Investiga dónde esta mi esposo ‒se acerca a la ventana, escucha la puerta cerrarse y suspira, haría lo que fuera para escapar de la noche de bodas. Tras unos minutos que le parecieron eternos, entro la criada.
-El mayordomo informa que el señor ha salido ‒parecía desconcertada, seguro que no esperaba que un recién casado lo pasara fuera y lejos de su esposa.
- Gracias, puedes retirarte ‒la criada asiente antes de salir, se deja caer en el sillón aliviada, así que después de todo esto era un falso matrimonio, un contrato dónde estaba en juego su libertad, eso quería decir que se había preocupado por nada, aunque también debía decir que estaba decepcionada, más que nada porque parecía que no tenía ninguna utilidad dentro de ese matrimonio, o sea, no haría nada, sería una de esas esposas trofeo, y eso la ponía de mal humor, ella estaba acostumbrada a trabajar, amaba ser enfermera y no sabía si ese tempano de hielo la dejaría trabajar, debía preguntarle la siguiente vez que lo viera.
Pensar en su trabajo le recordó lo de su abuela, ahora que todo lo de la boda había pasado, recordaba porque había hecho todo eso, él le había dicho que después de la boda podría ir a verla, y ya era después de ese evento, así que decidida toma un abrigo, porque debía verse de acuerdo a su nuevo estatus, según palabras de su marido; y salió buscando a Sergei, estaba segura que él sabría donde estaba su abuela, y si no, tenía los medios para buscarla.
No se equivocó, Sergei le dio la información que necesitaba, así que sin más fue con el primer chófer que encontró.
- Señora ‒el hombre se pone derecho, parecía nervioso, seguro no esperaba verla ahí nada más llegar de la boda.
- Necesito que me lleves a esta dirección ‒le entrega el papel que minutos antes le había dado Sergei.
- Señora, yo ‒se rasca la cabeza apenado, estaba claro que él no podía seguir sus órdenes.
- Por favor, es un hospital, ahí esta mi abuela y el señor dijo que podría ir a verla, por favor, desde hace días que estoy preocupada por ella, si él te dice algo diré que te amenace, por favor ‒lo mira suplicante, el hombre asiente y le abre la puerta‒. Gracias ‒le sonríe sincera, sube y por primera vez en días, se sentía tranquila. En el hospital debía buscar un teléfono para hablar con Lola, seguro se había preocupado y vuelto loca sin saber de ella los primeros días, pero ahora que su rostro estaba en primera plana, ella tendría muchas preguntas, las cuales no podría responder, más le valía pensar en algo que sonará bastante convincente, Lola no era tonta y ella era mala para mentir, suspira mientras el auto sale de la mansión, miraba por la ventana, podría decirle que lo conoció una noche en el hospital, había ingresado por la puerta de atrás y nadie podía mencionar nada, ella lo atendió, ella no sabía quien era él ya que usaron un nombre falso, eso bien pudo haber pasado, ella sabía por otros que la familia Grigoryev era poderosa y temible, pero no conocía sus rostros y mucho menos sus nombres, y con un nombre falso, ella no pudo darse cuenta. Él había estado tan agradecida que había comenzado a enviarle flores, mismas que dejaba en el hospital a sus pacientes de geriatría para animarlas, si bien no podían verse seguido él iba cada tanto para poder verla aunque fuese unos minutos, pasado un tiempo se dio cuenta que lo amaba y cuando le propuso matrimonio y le explicó quien era, a ella no le importó, sonaba bastante bien, sobre todo porque ella no solía juzgar la profesión de otros, o al menos no lo había exteriorizado con demasiado odio, así que podría pasar como un cambio de opinión por haberse enamorado.
Tras llegar baja y cuando le informan en recepción que Adelei Valentine esta en aquel hospital, casi da saltos de emoción. Una amable enfermera la lleva a la habitación, rompe en llanto cuando la ve conectada a los tubos, se acerca y toma su mano.
- Sólo puede estar unos minutos, no más de 10 ‒dice la enfermera antes de salir, asiente.
- Mi querida abuela, me duele tanto verte así, pero él prometió que pagaría todo tu tratamiento y con eso vas a recuperarte pronto, lo sé ‒acomoda su cabello, sus signos eran estables, toma el expediente que esta a los pies de la cama y lo hojea, estaba delicada y necesitaba una cirugía para reparar algo de su corazón y darle tiempo a encontrar un donante, esperaba que su nuevo marido no moviera sus influencias para conseguirle un corazón, aunque estaba aterrada de perderla, no le quitaría la posibilidad a alguien más, su abuela era fuerte y saldría de esto.
Tras terminar la visita y saber a que hora podía venir, llamó a su amiga Lola y le explicó todo, claro que había estado asustada los primeros días, pero con su explicación se había quedado tranquila, o eso esperaba.
- Pensé que no vendrías por estar festejando a lo grande tu boda ‒dice nada más verlo entrar, Faddei rueda los ojos con fastidio.
- Que gracioso Mark, tú mejor que nadie sabe las razones de esa absurda boda ‒le hace una seña al barman, él sabía lo que le gustaba, pronto le sirven un vaso de Ron Stroh, una bebida fuerte que le encantaba, lo bebe de un trago.
- No me pareció que la chica fuera fea ‒toma un sencillo whisky en las rocas, no era tan resistente al alcohol como su mejor amigo.
- Pero no es una belleza, y prefiero mantener mi penis dentro de mis pantalones cuando de negocios se trata, tú mejor que nadie sabe lo mal que acabo la última vez que pensé con él, así que no, no le daré a nadie el poder de herirme como lo hizo Clarisse, además ella me detesta y el sentimiento es mutuo, a pesar de tener todo en contra le gusta llevarme la contraria y eso me cabrea de sobre manera, pero la necesito para heredar la mafia, es mejor una chica sencilla y humilde que una de esas chicas con las que suelo rodearme, porque el estúpido de Miller seguro sabría que todo es una treta, pero al verla a ella no podrá decir que es mentira que la quiero ‒había dicho lo último casi con asco.
- No todas son como Clarisse, además si me hubiese pasado lo mismo que a esa chica, también habría protestado ‒su amigo le lanza una mirada mortal, Mark se encoge de hombros divertido.
- Da igual, sólo será por un año, gracias al cielo no estipulo un hijo o esto se habría vuelto una guerra campal ‒toma el siguiente trago que le sirve.
- Pagaría por ver eso, no he conocido a nadie que te lleve la contraria y viva para contarlo, ya me agrada ‒Faddei le lanza el maní que estaba en un platito, Mark ríe mientras bebe con calma.
- Ya verías tú lo difícil que es tratar con ella ‒toma lo que resta del trago y se lo extiende al camarero, pronto vuelve a estar lleno.
- ¿Vas a seguir saliendo con tus mujeres? Pregunto porque los reporteros están a la espera de cualquier jugoso chisme ‒lo mira atento.
- Sé bien como esconderme, quizás me mantenga bajo perfil 1 o 2 meses, ya veré que hago después ‒se encoge de hombros.
- No quería decirte esto pero tras meditarlo, creo que es importante que lo sepas ‒Mark se pone serio tras aquello, mira atento a su amigo‒. La verdad no me sorprende lo que escuché, después de todo esa arpía se fue con tu peor enemigo por poder ‒lo ve hacer una mueca de disgusto‒, supe de muy buena fuente que esta buscando quedarse con el poder que tiene su esposito, según sé ha sobornado, comprado y extorsionado a varios de los subordinados para que la obedezcan a ella, según me dijeron lo hace tan bien que ese imbécil ni siquiera sospecha, la verdad es que debes agradecer haberte deshecho de esa mujer porque lo que perdiste en aquella ocasión, no habría sido ni la cuarta parte de todo lo que pudiste haber perdido de haber seguido con ella ‒Faddei asiente, al menos lo único que le interesaba a Hester era su libertad, su abuela y su amiga, mientras ella fuera obediente ambas mujeres estarían bien, todo para él era un fin para un medio, incluido su padre muerto.
Hester veía el monitor de su abuela mientras pensaba en todo lo que había pasado, parecía que fue ayer, y quizás lo era, no lo sabía con certeza.- Quizás no me gusté su forma de hacer las cosas, es un mandón de primera y bastante temperamental, pero debo agradecerle por haberme sacado de ese lugar –le cuenta bajo a su abuela–, también está pagando tu tratamiento, ni vendiendo todos mis órganos podría pagar una sola hora en este hospital, te prometo que se lo agradeceré como es debido –besa su mejilla, las enfermeras la habían dejado estar otro ratito.- Ya no podemos extender más esto –dice una de las amables enfermeras, asiente mientras sale, tras la llamada con su mejor amiga había ido con la recepcionista para preguntarle quienes se encargaban de cuidar a su abuela en los diferentes turnos, una de las enfermeras encargadas de ese piso le había dado toda la información, Hester le había contado que también era enfermera sólo que ella trabajaba en un hospital público, eso hizo que la
Estaba asustada, se había despertado sintiendo que todo le daba vueltas, y se había preocupado cuando notó que no podía ver, creyó haberse quedado ciega, poco después se dio cuenta que tenía una venda en los ojos y que estaba amarrada a una silla, agudizo el oído y notó que estaba sola, eso le dio tiempo a pensar en quién pudo haberla secuestrado, quizás su padre con ayuda de algún enemigo de su nuevo esposito, aunque lo dudaba, su padre no tenía forma de saber dónde estaba su abuela y mucho menos que ella iría a visitarla, a menos que la hubiese seguido o hecho guarda durante muchos días, algo que le parecía poco creíble teniendo en cuenta que su padre amaba apostar más que otra cosa en el mundo, entonces sólo le quedaba la idea de que era algún enemigo, uno de los muchos que tenía Faddei. A los pocos segundos pudo escuchar una puerta abrirse y a alguien entrar, las botas resonaban contra el piso, eran de un hombre, lo supo por lo pesadas que se escuchaban, también pudo sentir que e
Había estado meditando durante esos días, y había llegado a la conclusión que nada ganaba con esto, él no iba a cambiar de parecer, así que era hora de aceptarlo y seguir, quizás en un punto lograría convencerlo, con esto en mente, se fue a dormir.Faddei se despertó más temprano que de costumbre, quizás porque ayer le había llegado todo el cansancio de golpe y se había dormido temprano.Hizo su rutina de todos los días, baño, entrenamiento y regadera antes de irse a la cocina, grande fue su sorpresa al ver que Hester estaba ahí.- Buenos días –le dice suave, deja un plato en la isla de la cocina–, siéntate, ahora te sirvo el café, cargado y sin azúcar, ¿verdad? –él asiente mientras se sienta, la observa servir el café y dejarlo frente a él, mira el desayuno y se sorprende al ver que era su comida favorita, un platillo tradicional ruso que mi madre me hacía en la infancia, syrniki–, no sé qué prefieras, si mermelada o miel, así que te dejo ambas –se gira tras dejar las cosas frente a
El regreso a casa fue por demás silencioso, no uno cómodo sino letal, al menos así lo sintió Hester, se había concentrado en ver por la ventana, no se había atrevido ni siquiera a ver el móvil para saber si Lola estaba bien, temía que Faddei arremetiese contra ella en ese momento.Tras unos minutos llegaron, Faddei bajo hecho una furia, ella fue tras él con rapidez, estaba tentada a irse a su habitación, pero sabía que sería peor, lo mejor era enfrentar el problema de una buena vez.- Es increíble que uses a tu abuela de pretexto para salir a divertirte –casi había ladrado en cuanto cerro las puertas–, te recuerdo que eres mi maldita esposa, ¿sabes dónde me dejaría eso parado si se enteran de que andas en ese tipo de lugares? –se había acercado a ella, a pesar de temerle, no se movió–. No volverás a salir –sentencia, Hester resopla, estaba harta de todo esto– y si te atreves a desobedecerme, ya sabes quienes pagaran el precio –la apunta con el dedo.- Sabes una cosa Faddei, estoy hart
- A las siete debe estar lista señora –Hester asiente, se coloca las pantuflas y va dónde Faddei, sabía que estaba en su habitación, debía jugar bien esta carta.- Adelante –escucha que autoriza y entra, vestía un short, una blusa de tirantes, sería fácil remover aquello.- Necesito decirte algo –dice tras suspirar, Faddei se gira arreglándose el moño del traje corte inglés que le quedaba como un guante, era probable que fuera a la medida.- ¿Eso tiene que ver con el hecho de que no te has vestido? –la mira serio alzando una ceja, eso la hace volver a la realidad.- Sí, quiero que sepas que no volveré a causar problemas, más que nada porque no me gusta que me castigues –lo mira seria, no creía mucho en lo que acababa de decir pero si quería que accediera, tenía que verse sumisa–, además quiero volver a trabajar, no me gusta estar aquí sin hacer nada –alza la mano deteniendo lo que sea que vaya a decir–, si te niegas, no iré contigo a la fiesta –se encoge de hombros como si aquello no
Se había despertado bastante tarde, y bueno, era entendible después de haberse dormido entrada la madrugada.Tras bañarse y vestirse, supo que su esposo había salido, así que almorzó algo y decidió preparar la comida, de ese modo le mostraría su buena voluntad.Tras terminar la comida procede a enviarle un mensaje a la misteriosa mujer de ayer, esta le respondió encantada porque ella se hubiese animado, le contó que dentro de unos días habría una pasarela y si le interesaba estar, debía asistir a un ensayo, sonriendo presionó la respuesta, debía decir que le emocionaba mucho la idea, era diferente a lo que hacía pero sin duda, le dejaría mayor ingreso, así podría pagar el hospital de su abuela y devolverle a Faddei todo lo que había gastado, así que estaba bien.Fue a su habitación para buscar que se pondría, tenía que ser algo casual pero elegante, ante todo, debía verse como la esposa de un hombre muy rico, una vez seleccionado el conjunto se sentó a leer, cada tanto dejaba el libro
- ¡No me mientas maldita sea! –pronto la ira estaba comenzando a sustituir el miedo, o quizás era instinto de supervivencia.- No sé quién te haya dicho eso, pero miente, no le dije ni a Lola, ¡menos a alguien desconocido! –le espeta molesta–, no soy tan estúpida como crees que soy –ahora estaba rabiosa, estaba harta de que menospreciara su inteligencia.- Habíamos hecho un trato, ¿qué debería hacer?, ¿detengo los pagos al hospital o volvemos esto real? –la miraba con burlesca diversión.- No te atrevas, si lo haces lo pagaras muy caro –al fin había logrado quitarlo de encima, se sienta y tras sentir que sus piernas no van a fallar, se pone de pie, así se sentía menos indefensa.- ¿Sí, qué harás? –si las miradas mataran, ella estaría más que muerta.- Te juro por mi madre que así tenga que vender mi alma al diablo, derribaré esta casa hasta los cimientos –apretaba los puños a su lado, temblaba de rabia y porque no, de miedo.- ¿Así es cómo pagas tus deudas, metiendo en aprietos a otro
No sabía en que punto se habían quedado dormidos, lo único que supo Hester al despertar es que él ya no estaba, y era mejor, le daba tiempo a pensar y reflexionar, claro que había actuado por impulso, si algo tenía era su terquedad.Se pone de pie y muerde su labio, sentía extraño en medio de sus piernas, suponía que era normal. Camina lento hasta el baño, abre las llaves de la tina y una vez lista, entra, nada más hacerlo siente como sus músculos se relajan, cierra los ojos intentando no pensar, pero era inevitable recordar sus besos o sus caricias, jamás pensó que todo resultaría así.Debía analizar todo, si bien se arrepentía de haber actuado por la rabia, no así de haber compartido la cama con él.Estas últimas semanas se habían llevado bien, se habían contado algunas cosas e incluso creyó que podrían considerarse amigos, pero la realidad era otra, cada que ocurría algo él tenía la bendita costumbre de culparla, algo que la molestaba mucho, ¿tan difícil era confiar en su palabra?,