El regreso a casa fue por demás silencioso, no uno cómodo sino letal, al menos así lo sintió Hester, se había concentrado en ver por la ventana, no se había atrevido ni siquiera a ver el móvil para saber si Lola estaba bien, temía que Faddei arremetiese contra ella en ese momento.
Tras unos minutos llegaron, Faddei bajo hecho una furia, ella fue tras él con rapidez, estaba tentada a irse a su habitación, pero sabía que sería peor, lo mejor era enfrentar el problema de una buena vez.
- Es increíble que uses a tu abuela de pretexto para salir a divertirte –casi había ladrado en cuanto cerro las puertas–, te recuerdo que eres mi m*****a esposa, ¿sabes dónde me dejaría eso parado si se enteran de que andas en ese tipo de lugares? –se había acercado a ella, a pesar de temerle, no se movió–. No volverás a salir –sentencia, Hester resopla, estaba harta de todo esto– y si te atreves a desobedecerme, ya sabes quienes pagaran el precio –la apunta con el dedo.
- Sabes una cosa Faddei, estoy harta de esto, soy un ser humano no un animal ni mucho menos uno de tus hombres, tengo derecho a salir sin que me estes autorizando –le mira con el ceño fruncido–, además, yo si fue a ver a mi abuela, puedes preguntarle a Jasha o a Yakov, ellos estuvieron conmigo en todo momento, si me encontraste ahí fue porque quería ayudar a Lola, fuimos al supermercado a comprar unas cosas porque quería hacerte la cena, la vi y estaba bastante tomada así que decidí entrar para buscarla y llevarla a casa, entonces esos tipos de interceptaron, no quería beber con ellos pero me obligaron, eso es todo –lo mira atenta, firme–, y puedes amenazarme con hacerles daño todo lo que quieras, pero si sigues con esto cancelaré nuestro matrimonio y le diré a todos que es falso, así de decidido estoy a que me respetes, o al menos que me veas como un ser humano –podía ver el enfado en la cara de Faddei conforme ella hablaba, pero cambio por completo al mencionar el divorcio.
- Esta bien, pero debes comportarte y evitar ese tipo de espectáculos, no puedes andar por ahí coqueteando con el primero que se te cruce enfrente, te recuerdo que eres mi esposa –le mira serio, Hester rueda los ojos y asiente.
- Yo no estaba coqueteando con nadie, ¿acaso me escuchaste? Esos tipos me interceptaron, me bloquearon el paso y me querían hacer beber, me resistí y por eso huelo a alcohol, yo no coqueteo con nadie –alza los brazos con desesperación, en realidad, no tenía ni el talento natural para coquetear ni identificaba cuando le coqueteaban.
- Como sea, procura no ir sola a ese tipo de lugares, así este en peligro la hija del presidente, déjame solo –se gira dándole la espalda.
- Eres tan –aprieta los puños antes de darse la vuelta y salir, quería golpear su precioso rostro contra la pared.
Casi había corrido a su habitación, cierra la puerta y se deja caer en la cama suspirando de alivio tras calmarse y pensar mejor las cosas, eso había sido muy arriesgado y por demás estúpido, si él hubiese decidido hacer caso omiso de su advertencia, seguro las habría mandado matar, sin embargo había estado dándole vueltas a ese asunto, él la necesitaba y tarde comprendió que a estas alturas le sería muy difícil cambiar de esposa, todo el mundo ya sabía de su existencia, su desaparición o muerte repentina lo pondría en aprietos, así que eso le había jugado a favor.
Tras calmarse sale de la habitación, prepararía la cena para que viese que no le mentía, y si de plano él seguía desconfiando de ella, no le daría importancia.
- Aquí están las cosas señora. –Jasha se había acercado para darle las bolsas.
- Gracias, ve a descansar –el hombre asiente y sale, ella comienza a preparar la pasta con salsa Alfredo, había comprado un Pinot Grigio ya que era un gran acompañante para este tipo de pasta.
Sin tiempo que perder, comienza a coser la pasta y preparar la salsa, la había escogido por ser rápida y sencilla de preparar, además, seguro Faddei ya estaba harto de la comida rusa de esa última semana.
Una vez que tiene todo listo, sirve dos platos y los coloca en una bandeja que encontró. Abraza la botella y con esa mano toma las dos copas, con la otra equilibraba la bandeja, camina decidida al despacho, toca usando el pie.
- Adelante –empuja un poco y suspira de alivio al ver que esta entreabierta, la abre por completo y entra.
- Traje la cena –se acerca hasta él y deja la bandeja en una mesita de noche junto con las copas y por último, la botella–. No sé si te gusta el vino blanco, pero es el mejor acompañante para la pasta –se gira a verlo una vez que termina de acomodar todo, lo ve acercarse y sentarse en el suelo, ella lo imita.
- Sí, lo tomo –dice bajo, ella comienza a servir.
- Provechito –dice suave antes de comenzar a comer, estaba delicioso y la verdad es que tenía mucha hambre.
Tras aquella cena todo estuvo más tranquilo, ella podía ir y venir a su antojo, siempre estaba acompañada por Jasha o Yakov, ambos hombres eran muy amables pesé a su apariencia seria y ruda.
- Hester –su voz la hace dar un respingo, había estado leyendo algunos casos clínicos ya que pensaba en volver a trabajar, esta vez en otro lugar y tenía que estar preparada para cualquier pregunta que le hicieran.
- Dime Faddei –lo mira atento, él nota que deja el móvil para ponerle atención, su cabello estaba recogido en un moño desordenado y lucía una camiseta simple y jeans holgados, podría decirse que era una belleza natural.
- Necesito que te cambies de ropa ya que me acompañaras a una fiesta, ponte lo más elegante que encuentres –y sin más salió de su habitación, aquello la dejó desconcertada, al menos podría haberle dicho de que se trataba el evento.
Se pone de pie y abre el enorme armario, le gustaba porque tenía un mecanismo rotatorio, así podía mover las prendas analizándolas, y justo eso hacía con los vestidos, primero revisó los cortos, había unos muy bonitos y sencillos, pero tenía el presentimiento que a su esposo no le gustarían, así que los descartó. Ahora la cuestión era saber si debía ir de coctel o elegante, lo último que necesitaba era pasar vergüenza, o peor tantito, que Faddei volviese a regañarla.
Tras pensarlo con detenimiento, se decidió por un precioso vestido con escote asimétrico y caída en hombro, cuerpo ajustado hasta la cintura y de ahí caía una falda de vuelo en tul un poco vaporoso, el color era lo que más le había gustado, de un precioso azul amatista, tras escoger unos stilettos negros con correa en el tobillo, bolso y joyería a juego, se apresuró a darse un baño, necesitaba su cabello seco para poder peinarlo, quizás sería bueno enviar a una de las sirvientas a preguntar a qué hora se irían para saber cuánto tiempo tenía para arreglarse, esperaba que se fueran a eso de las siete u ocho, eran las cinco así que eso le daría tiempo.
- A las siete debe estar lista señora –Hester asiente, se coloca las pantuflas y va dónde Faddei, sabía que estaba en su habitación, debía jugar bien esta carta.- Adelante –escucha que autoriza y entra, vestía un short, una blusa de tirantes, sería fácil remover aquello.- Necesito decirte algo –dice tras suspirar, Faddei se gira arreglándose el moño del traje corte inglés que le quedaba como un guante, era probable que fuera a la medida.- ¿Eso tiene que ver con el hecho de que no te has vestido? –la mira serio alzando una ceja, eso la hace volver a la realidad.- Sí, quiero que sepas que no volveré a causar problemas, más que nada porque no me gusta que me castigues –lo mira seria, no creía mucho en lo que acababa de decir pero si quería que accediera, tenía que verse sumisa–, además quiero volver a trabajar, no me gusta estar aquí sin hacer nada –alza la mano deteniendo lo que sea que vaya a decir–, si te niegas, no iré contigo a la fiesta –se encoge de hombros como si aquello no
Se había despertado bastante tarde, y bueno, era entendible después de haberse dormido entrada la madrugada.Tras bañarse y vestirse, supo que su esposo había salido, así que almorzó algo y decidió preparar la comida, de ese modo le mostraría su buena voluntad.Tras terminar la comida procede a enviarle un mensaje a la misteriosa mujer de ayer, esta le respondió encantada porque ella se hubiese animado, le contó que dentro de unos días habría una pasarela y si le interesaba estar, debía asistir a un ensayo, sonriendo presionó la respuesta, debía decir que le emocionaba mucho la idea, era diferente a lo que hacía pero sin duda, le dejaría mayor ingreso, así podría pagar el hospital de su abuela y devolverle a Faddei todo lo que había gastado, así que estaba bien.Fue a su habitación para buscar que se pondría, tenía que ser algo casual pero elegante, ante todo, debía verse como la esposa de un hombre muy rico, una vez seleccionado el conjunto se sentó a leer, cada tanto dejaba el libro
- ¡No me mientas maldita sea! –pronto la ira estaba comenzando a sustituir el miedo, o quizás era instinto de supervivencia.- No sé quién te haya dicho eso, pero miente, no le dije ni a Lola, ¡menos a alguien desconocido! –le espeta molesta–, no soy tan estúpida como crees que soy –ahora estaba rabiosa, estaba harta de que menospreciara su inteligencia.- Habíamos hecho un trato, ¿qué debería hacer?, ¿detengo los pagos al hospital o volvemos esto real? –la miraba con burlesca diversión.- No te atrevas, si lo haces lo pagaras muy caro –al fin había logrado quitarlo de encima, se sienta y tras sentir que sus piernas no van a fallar, se pone de pie, así se sentía menos indefensa.- ¿Sí, qué harás? –si las miradas mataran, ella estaría más que muerta.- Te juro por mi madre que así tenga que vender mi alma al diablo, derribaré esta casa hasta los cimientos –apretaba los puños a su lado, temblaba de rabia y porque no, de miedo.- ¿Así es cómo pagas tus deudas, metiendo en aprietos a otro
No sabía en que punto se habían quedado dormidos, lo único que supo Hester al despertar es que él ya no estaba, y era mejor, le daba tiempo a pensar y reflexionar, claro que había actuado por impulso, si algo tenía era su terquedad.Se pone de pie y muerde su labio, sentía extraño en medio de sus piernas, suponía que era normal. Camina lento hasta el baño, abre las llaves de la tina y una vez lista, entra, nada más hacerlo siente como sus músculos se relajan, cierra los ojos intentando no pensar, pero era inevitable recordar sus besos o sus caricias, jamás pensó que todo resultaría así.Debía analizar todo, si bien se arrepentía de haber actuado por la rabia, no así de haber compartido la cama con él.Estas últimas semanas se habían llevado bien, se habían contado algunas cosas e incluso creyó que podrían considerarse amigos, pero la realidad era otra, cada que ocurría algo él tenía la bendita costumbre de culparla, algo que la molestaba mucho, ¿tan difícil era confiar en su palabra?,
Tras volver a casa ya entrada la noche, pregunto por ella, le pareció muy raro no verla en la cocina, y no es que sólo ahí pudiese estar, pero esperaba con ansias una de sus deliciosas cenas.- Ella no ha salido en todo el día, Katerina le llevó la comida, pero apenas la tocó –Faddei lo mira desconcertado, ¿estaba enojado por lo de anoche? Creyó que tras hablar todo estaba bien, pero bueno, no sabía cómo funcionaba la cabeza de Hester. Suspira antes de camina hacia la habitación, llama a la puerta, pero no hay respuesta, quizás se durmió, piensa antes de volver a llamar, Katina sale con una bandeja casi completa.- La señora no se siente bien, ha pedido que nadie la moleste –Faddei asiente tras suspirar, camina hacia su habitación cabizbajo, quizás podría enviarle un mensaje, no era lo que hubiese querido pero peor era no hacer nada, ¿no?Con esa idea entra en su habitación, saca su móvil y comienza a redactar un mensaje de, ¿disculpa?, ¿preocupación? Suspira escribiendo y borrando va
Hester había pedido de manera explícita que no la molestaran, no tenía ganas de nada. - Señora –llama Katina, era de las pocas que entraban a su habitación–, sé que pidió que nadie la molestara, pero han venido a verla –dice alto, silencio es lo único. - Hester Valentine Grigoryev, abre ahora mismo –aquella voz la hizo saltar, se sienta y mira la puerta como si pudiera ver a través de ella, se apresura para abrir la puerta. - Lola –la abraza sonriendo, su amiga le devuelve el abrazo, se sentía tan feliz. - Qué es eso de qué no quieres salir de aquí, ¿eh? –la mira alzando una ceja, Hester la lleva dentro, hasta unos pequeños sillones individuales. - No me siento con ganas –dice bajo, muerde su labio, no podía decirle la verdad. - No sé qué te hizo ese hombre, pero me llamó pidiendo ayuda para que lo perdonaras, si fuera yo le habría hecho comprarme dos o tres tiendas, pero siendo tú, sé que un lo siento no es suficiente, cuéntame –Hester se sorprende al escuchar aquello, ¿él la h
Hester solía ir y venir a casa de su abuela, a veces la acompañaba Lola y otras ella sola, podía ver que estaba mejor y la enfermera era buena con ella, así que estaba tranquila. - ¿Listo Hest? –Lola le sonríe mientras termina de arreglarse, la aludida asiente y tras ponerse un suéter sale, hacía un poco de fresco y no quería enfermarse. - Me siento muy tranquila con lo de mi abuela, la siguiente semana le toca revisión, pero la veo mucho mejor –Lola asiente de acuerdo. - Hester, Dolores –la voz de Faddei las hace saltar–, buenos días. - Buenos días –le sonríe Lola, a su lado nota a un hombre bastante atractivo, le sonríe coqueta, .. sabía apreciar la belleza masculina–, buenos días caballero desconocido –dice tras terminar de bajar las escaleras. - Buenos días, Dolores, Hester –les sonríe a ambas, ambas eran hermosas, cada una a su manera, Hester era más una belleza clásica, mientras que Lola era exótica, sus rasgos eran por demás llamativos. - Aquí tenemos dos problemas, uno,
Escucharla hablar le estaba generando mucho estrés además de rabia, ella que sabía.- Además, debes saber que soy la única mujer a la que ha amado y que amara, tú sólo eres una mera herramienta, y es tan así que cuando ese falso matrimonio terminé, se divorciara de ti para casarse conmigo –dice con suficiencia y burla–, y por si tienes alguna duda –le ve sacar su móvil, claro que dudaba un poco, Faddei se había portado muy lindo con ella, además, esta mujer podría estar loca.Le entrega el móvil mientras se reproduce un vídeo, aquello la deja de piedra, y bueno, también había sentido que su corazón se rompía, podía ver como la abrazaba y le decía que en efecto, se casaría con ella cuando el contrato con Hester terminara, si aquella mujer dijo algo más no lo supo, fue como si su cuerpo entrara en automático, se sentía adormilada y todo el camino se mantuvo en un silencio sepulcral, su corazón dolía, quizás porque se había hecho la idea de que quizás todo entre ellos era diferente, porq