Hester solía ir y venir a casa de su abuela, a veces la acompañaba Lola y otras ella sola, podía ver que estaba mejor y la enfermera era buena con ella, así que estaba tranquila.
- ¿Listo Hest? –Lola le sonríe mientras termina de arreglarse, la aludida asiente y tras ponerse un suéter sale, hacía un poco de fresco y no quería enfermarse.
- Me siento muy tranquila con lo de mi abuela, la siguiente semana le toca revisión, pero la veo mucho mejor –Lola asiente de acuerdo.
- Hester, Dolores –la voz de Faddei las hace saltar–, buenos días.
- Buenos días –le sonríe Lola, a su lado nota a un hombre bastante atractivo, le sonríe coqueta, .. sabía apreciar la belleza masculina–, buenos días caballero desconocido –dice tras terminar de bajar las escaleras.
- Buenos días, Dolores, Hester –les sonríe a ambas, ambas eran hermosas, cada una a su manera, Hester era más una belleza clásica, mientras que Lola era exótica, sus rasgos eran por demás llamativos.
- Aquí tenemos dos problemas, uno, estoy en desventaja ya que no sé tu nombre, y dos, que me llamas Dolores cuando podrías llamarme –sonríe coqueta mientras juega con su móvil.
- Eso se soluciona, soy Mark Sloan, un gusto –le guiña un ojo coqueto, Lola comienza a reír.
- Falta que tu segundo nombre sea Everett –lo mira divertida–, vamos, dime tu nombre real, prometo no buscarte en todas las redes sociales –le guiña un ojo.
- Mark Every, un placer –toma su mano y la besa con galantería.
Hester se había acercado a Faddei, ambos veían el intercambio, él parecía fastidiado y ella sonreía, Lola siempre tuve ese efecto en los hombres, era tan segura de si misma porque conocía su belleza, por eso era tan sociable, todo lo contrario a ella, aunque mucho se debió a que siempre estaba trabajando, si debía ser sincera, ella habría querido tener una cuarta parte de la confianza de su mejor amiga. De reojo Faddei mira a Hester, ella parecía encantada e incluso, podría jurar ver un brillo de ilusión, estaba seguro de que si ella se lo propusiera, tendría el mismo efecto que su amiga, un tipo como Mark podría acercarse a ella sin ningún problema, y por alguna razón, eso no le gusto, su estado de ánimo bajo hasta volverse agrio.
- ¿Acabaste Don Juan? –Faddei tenía cara de pocos amigos, quería largarse de ahí, por alguna razón quería darle un puñetazo a su amigo, algo injusto, sin duda.
- Sí –sonríe tras anotar su número en el móvil de la morena.
- Cuando tenga tiempo libre y me sienta mal, lo llamaré doctor Sloan –sonríe con burla antes de acercarse a Hest.
- Te veo después querida –la acerca a él y la besa lento, si bien eso había tomado a Hester por sorpresa, no hizo nada para apartarse, después de todo había público, era probable que el amigo supiera del acuerdo, pero Lola no, así que debía fingir.
- Sí, ten un buen día –le sonríe mientras acomoda su corbata.
- Hasta luego Dolores –la aludida asiente mientras entrelaza su brazo con el de su amiga, ambas salen, como cada día que su amiga venía, se iban en su coche.
- Finges muy bien –susurra Mark sonriendo con suficiencia.
- Dolores no sabe nada, debe ser creíble –le mira mal mientras caminan al despecho.
- Si tú lo dices –se encoge de hombros, pero no agrega más, podía ver que su amigo estaba molesto, ¿la razón? Con Faddei jamás se sabía.
El día transcurrió normal, desayunaron, comieron y hablaron un poco, para Lola, Adelei era como su propia abuela, ella no había conocido a sus abuelos, y esa mujer la había acogido como su nieta, así que estaba feliz de poder pasar tiempo con la mujer.
- Nos vemos mañana abuela –Hester besa su mejilla, seguida de ella, Lola. Ambas salen tras despedirse de la enfermera.
De vuelta a casa, Hester se lleva la mano a la boca y le hace una seña a su amiga para que se detenga, esta se orilla y su amiga sale disparada antes de vomitar.
- ¿Hest? –Lola se había bajado para ver cómo estaba, temía que fuera grave.
- Me siento mal –se limpia la boca antes de incorporarse– como mareada y débil, quizás me enferme –se sostiene de su amiga, la ayuda a subir al auto.
- Vamos al hospital, si es algo grave, se lo puedes contagiar a la abuela –Hester asiente, iba tan bien que no quería que volviese al hospital.
Una vez llegaron, su amiga pidió una silla de ruedas, explicó a grandes rasgos lo que le pasaba y pronto la pasaron para revisarla.
- Te haremos algunos laboratorios –ella asiente extendiendo su mano, cierra los ojos al sentir el pinchazo, no porque le diera miedo ni nada, era más porque temía vomitar, y eso le daría mucha pena–, no descartó un embarazo a pesar de indicar que tienes tu periodo normal, pero ya sabes que a veces pasa –Hester lo vio como si le hubiese salido un tercer ojo, sólo habían estado una vez juntos, ¿podría tener tan mala suerte? Esperaba que no, a qué clase de vida lo traería, eso era insensato de su parte, sin contar que quedaba menos para que el trato llegase a su fin, no podría criar a un niño sola y menos siendo un Grigoryev, su vida siempre estaría en constante peligro, Faddei tenía muchos enemigos y eso la hacía blanco, igual que un hijo.
El doctor le aseguró que pediría los resultados con carácter de urgente, así que junto a su mejor amiga esperaron en la sala de espera durante una hora, una que se le hizo eterna, ¿y si tenía algo grave y ya había contagiado a su abuela? Esa idea, y la del embarazo, la aterraban de sobre manera.
- ¿Qué tengo doctor? –pregunta nada más entrar al consultorio.
- Debes alegrarte, no es nada malo –ella quería suspirar, pero si no era nada grave, sólo quedaba la otra opción–, es una buena noticia, estás embarazada –aquello se sintió como un balde de agua fría, con cuidado se sienta, sentía su cuerpo entumecido.
- Eso es maravilloso, seguro Faddei se pondrá contentísimo –siente los brazos de su mejor amiga–, llámalo para decirle, anda –la anima.
- Esta en una junta, no quiero molestarlo –aquella mentira había salido sin más, debía fingir que esto la ponía contenta–, además quiero prepararle algo especial, noticias así no se dan por teléfono –dice suave mientras sonríe, o lo intenta.
- Tienes razón, pero debes contarme como se lo dijiste, ¿está bien? –Hester asiente de manera mecánica.
- Gracias, con permiso –dice Hester casi en un susurro, Lola parecía muy feliz, a diferencia de ella. En silencio se subió al auto, su mente perdida en sus pensamientos, esto era demasiado que procesar, su relación no era la indicada para traer a este pequeño, ¿podría tenerlo?, ¿Faddei lo querría? Después de todo, esto no era más que un trato, uno que tenía fecha de caducidad–. Gracias –sonríe de manera forzada a su amiga, ella le devuelve la sonrisa antes de marcharse.
Hester camina al interior de la mansión, tenía frío, pero no sabía si era ella la que lo estaba o la casa lo era.
- Bienvenida señora –Katina le sonríe siguiéndola hasta la habitación.
- Por favor, que nadie me moleste –la mujer asiente antes de que se encierre de nuevo, había ocurrido algo con el señor de nuevo, estaba muy segura, sólo no sabía qué.
Faddei no entendía que ocurría, ¿había dicho o hecho algo mal de nuevo? Ella no parecía estar ahí, la notaba nerviosa, como preocupada, pero por más que intentaba que le dijera que tenía, ella se negaba y terminaba por esconderse en su habitación.
Hester no sabía si debía decirle o no, si tenerlo o no, eran tantas las dudas que tenía en su mente que sentía ganas de gritar de la frustración, ¿por qué no podía ser todo fácil? Maldecía a su padre por venderla, a ese maldito cerdo por comprarla y a Faddei por haberla rescatado, aunque esa frase se quedaba corta, también maldecía a sus hormonas y su mal genio por haber caído ante los encantos de ese ruso, lo maldecía también por saber besar tan bien y... Se maldice de manera mental por pensar en esas cosas mientras busca una solución a todo.
Al tercer día recibió una llamada extraña, aunque supo identificar de quién se trataba al escuchar la voz, era Claire, la amable mujer de la agencia, le había pedio que se vieran para tomar un café o algo, al inicio ella había pensado en excusas para no asistir, pero tras meditarlo un momento, era una buena idea que saliera y se distrajera con alguien alejado de todo este desastre que era su vida, amaba muchísimo a Lola, pero ella seguro le estaría recordando lo del bebé y preguntando si se lo había contado a su marido. Claire no sabía nada y no tenía por qué saberlo, así que podría pasar un tiempo hablando de temas triviales sin preocuparse por nada. Al final aceptó, quedaron de verse al día siguiente en una cafetería bastante popular, se sentía agradecida por la distracción.
Al día siguiente se vistió con algo elegante pero cómodo, salió de la habitación en busca de Yakov, este la esperaba en el auto, al verla le abre la puerta y la ayuda a entrar, una vez dentro ella le da la dirección de la cafetería y se ponen en marcha, le había avisado a Sergei que saldría unas horas, por si Faddei volvía no comenzara a buscarla como loco.
Tras uno minutos llegaron, se estacionó enfrente y tras bajar, Yakov arrancó para buscar estacionamiento. Hester camina hacia el interior, Claire le dijo que estaría en el reservado cuatro, era mejor así ya que alguien podría reconocerlas, ella había estado de acuerdo.
Un amable mesero la guio hasta el lugar, tras agradecerle se marchó y ella entró, Claire estaba sentada mirando su móvil, se veía diferente y no supo decir por qué.
- Al fin –dice Claire con fastidio cuando la ve, eso hace a Hester fruncir las cejas confundida, ¿acaso había entendido mal la hora? Hace memoria y niega para sus adentros, era la hora correcta.
- Lamento si llegue tarde –se sienta con cuidado y la mira, Claire se gira a verla y luce una sonrisa de superioridad que no le había visto antes.
- Da igual –rueda los ojos–, sólo te pedí venir porque quiero que sepas la verdad, para empezar no me llamó Claire, sino Clarisse y bueno, soy la ex de tu ahora esposo, estuvimos a punto de casarnos hace unos años, pero pasaron algunas cosas y ya no fue posible –Hester la veía con sorpresa, ¿podría ser que ella le habló a Faddei para decirle que habían descubierto lo del falso matrimonio? Tenía sentido, ese día con la que más había hablado era con ella, no entendía que pretendía esa mujer–, de no ser por eso, no te habrías casado con él, porque seamos sinceras, sólo mírate, una pobre chica salida de quién sabe dónde, no tienes la madera para estar con un hombre como Faddei –la mira con burla, lo que le faltaba.
Escucharla hablar le estaba generando mucho estrés además de rabia, ella que sabía.- Además, debes saber que soy la única mujer a la que ha amado y que amara, tú sólo eres una mera herramienta, y es tan así que cuando ese falso matrimonio terminé, se divorciara de ti para casarse conmigo –dice con suficiencia y burla–, y por si tienes alguna duda –le ve sacar su móvil, claro que dudaba un poco, Faddei se había portado muy lindo con ella, además, esta mujer podría estar loca.Le entrega el móvil mientras se reproduce un vídeo, aquello la deja de piedra, y bueno, también había sentido que su corazón se rompía, podía ver como la abrazaba y le decía que en efecto, se casaría con ella cuando el contrato con Hester terminara, si aquella mujer dijo algo más no lo supo, fue como si su cuerpo entrara en automático, se sentía adormilada y todo el camino se mantuvo en un silencio sepulcral, su corazón dolía, quizás porque se había hecho la idea de que quizás todo entre ellos era diferente, porq
El rostro de Faddei cambio de la rabia a estar sombrío tras escuchar aquello, eso le hizo preguntarse varias cosas, por su cabeza pasó el hecho que sí o sí, ambas tuvieron que encontrarse, de qué modo sabría Hester sobre Clarisse, ¿quién había buscado a quién? Niega, eso no importaba ahora, debía centrarse en que sabía.- No sé porque tienes que meterla a ella en todo esto –sisea molesto, eso hace que Hester se ponga morada del coraje.- ¿Yo la estoy metiendo en todo esto? Por favor, no me hagas reír –niega mientras sonríe–, eres increíble Grigoryev, lo haces ver como si yo la hubiese buscado y dicho que esto era falso, ¿eso crees que hice, eh? –resopla molesta–, seguro yo fui a verme con ella a escondidas tuyo para decirle que me divorciaría y que podían casarse, y además le dije que te citará para hablar de eso y claro, que te deshicieras de mí para casarte con ella, claro, así de maquiavélica soy, brillante, claro que sí –resopla rodando los ojos.- Hester –susurra amenazante, apre
Nada más llegar bajó casi corriendo y gritando que necesitaba a un doctor, una enfermera se acercó junto a un camillero, con cuidado la acostaron.- ¿Qué le pasó? –pregunta un doctor comenzando a revisarla, checa el pulso y los reflejos pupilares, así como su respiración y corazón.- Se desmayó de la nada, noté que le dolía la cabeza porque se frotaba las sienes y cerraba con fuerza los ojos y se desplomó –el doctor asiente, no parecía tener alguna afección cardíaca o respiratoria.- ¿Sabe si tiene alguna enfermedad? –Faddei niega, la verdad es que no sabía mucho de ella, podría llamar a Dolores, pero eso lo expondría y eso era lo último que necesitaba en este momento–. ¿Probabilidad de embarazo? –lo mira atento.- No, imposible –niega confundido, debía calmarse, era una pregunta de rigor.- Le haremos varios estudios para determinar qué fue lo que pasó, por favor aguarde en la sala de espera y en cuanto tenga los resultados se lo haré saber –Faddei iba a replicar, pero se detuvo perm
Hester se sentía un poco cohibida con toda la atención, sabía porque había tantas sirvientas al pendiente de cada cosa que hacía, temía que fuese a hacer alguna locura, no iba a mentir y decir que se sentía convencida de tener a ese pequeño a pesar de que Faddei se había negado en rotundo a que lo abortara, se sentía confundida y harta de sobre pensar todo, de buscar todas las posibles respuestas a las acciones de él, sólo quería estar en paz. - Faddei –había entrado unas horas después de haber llegado, necesitaba hacerle ver lo que era mejor sin pelear y sin alterarse. - Sé lo que quieres decir y no, no quiero que te deshagas de mi hijo –susurra suave tomando sus manos con delicadeza–, sé que todo esto es jodido, pero no saques conclusiones apresuradas, sé que no tengo derecho a decirte esto pero necesito que confíes en mí, sólo por esta vez, ¿puedes? –por primera vez Hester vio algo en los ojos de Faddei que no eran frialdad, indiferencia u odio, había algo cálido que, pese a lo q
El tiempo pasaba lento, o al menos así le parecía a Hester, no sabía cómo sentirse e incluso ir con su abuela no la hacía sentir mejor, sí, se distraía un rato, pero en cuanto se alejaba de ahí, todo parecía volverse gris, todo era igual. Cuando estaba en la mansión prefería mantenerse en su habitación, se lamentaba todo el tiempo y rara vez probaba bocado, sentía que todo le sabía a cartón, además sentía el estómago demasiado apretado para siquiera retener algo. - Señora, debe comer un poco –le susurra Katina acercándole un plato con fruta, no le había agregado nada más por temor a que le cayera mal, como la otra vez. - No quiero –se gira y se hace un ovillo, se abriga y mete las manos en medio de sus rodillas, cierra los ojos y se queda quieta, como si durmiera, la verdad es que ni siquiera lloraba ya, sólo se quedaba quieta, cual estatua. - Se lo dejaré aquí por si quiere comer –la mira con tristeza antes de salir, le preocupaba que casi no quisiera comer, estaba triste y por m
El tiempo transcurría normal, o al menos así lo sentía Hester, él era tan amable y considerado con ella, solía acompañarla a todas partes, incluso le había cuestionado sobre el trabajo, él le había informado que había adelantado cuanto había podido para poder estar con ella más tiempo, y lo que saliera, se encargaría Mark. Sabía por Lola que la estaba pretendiendo, su amiga no quería salir con él porque tenía fama de mujeriego, pero igual se mensajeaban de vez en cuando, aunque estaba segura de que Lola no tardaría en caer. - Aquí tienes –dice un muy feliz Faddei extendiéndole un plato con frutos rojos, a Hester se le habían antojado y él había corrido a buscarlos. - Gracias –le sonríe antes de comenzar a comer, la abuela veía todo complacida, si llegaba a fallecer, le alegraba que su amada nieta no se quedase sola. Hester no podía evitar sentirse feliz con cada detalle que él tenía hacía con ella, más pronto que tarde se dio cuenta que estaba enamorada de él, y también descubrió qu
Yakov se detiene frente al hotel, según le había dicho Clarisse, se estaba quedando ahí por algunos problemas que tenía con otros integrantes, para ella era mejor estar ahí que cerca de esos tipos, a él poco le importaba, quería que le dijera eso tan importante que no podía esperar a mañana temprano. - La señorita Capshaw lo espera, señor –asiente sin decir nada más, toma la tarjeta y sube hasta el piso que le indicaron. Clarisse había sido muy clara, entra sin más, no quería hacerlo, prefería estar junto a Hester y su bebé que ver la desagradable cara de su ex. Entra tras pasar la tarjeta, frunce el ceño cuando ve que esta a oscuras, rueda los ojos mientras camina buscando el maldito interruptor, parpadea cuando la luz se enciende y entonces la ve, luce lencería muy fina y delgada que no deja nada a la imaginación, le sonríe coqueta mientras se acerca contoneándose, la verdad es que no le generaba nada, menos cuando a su mente venía el recuerdo de su única noche con Hester, el calo
Esa mañana no pudo ver a Hester a los ojos, si bien sabía que no había hecho nada malo, sentía que decirle los haría retroceder, así que le dijo que había sido una reunión larga, que había dormido unas horas en una sala de reuniones evitando molestarla tan de madrugada, ella pareció sospechar algo pero terminó por creerle, ¿por qué le ocultaría algo después de arreglar todo?Esa tarde se reunió con Mark y le relató a grandes rasgos lo que había pasado.- Esa mujer me tiene harta, si me dejarás encargarme de ella –dice él molesto, aunque sabía porque la dejaba vivir, aún necesitaban el control que ella tenía sobre los enemigos.- Sólo debo ser paciente y mucho más listo, me siento como un imbécil por haber caído en ese juego, cualquiera pudo notar la trampa –dice antes de vaciar su vaso, el cantinero le sirve otro.Cerca de media noche ambos se retiraron, lo que más le gustaba a Faddei de volver a casa era verla dormir con el centenar de cobijas encima, él alzaba unas dos mantas, se ac