El rostro de Faddei cambio de la rabia a estar sombrío tras escuchar aquello, eso le hizo preguntarse varias cosas, por su cabeza pasó el hecho que sí o sí, ambas tuvieron que encontrarse, de qué modo sabría Hester sobre Clarisse, ¿quién había buscado a quién? Niega, eso no importaba ahora, debía centrarse en que sabía.
- No sé porque tienes que meterla a ella en todo esto –sisea molesto, eso hace que Hester se ponga morada del coraje.
- ¿Yo la estoy metiendo en todo esto? Por favor, no me hagas reír –niega mientras sonríe–, eres increíble Grigoryev, lo haces ver como si yo la hubiese buscado y dicho que esto era falso, ¿eso crees que hice, eh? –resopla molesta–, seguro yo fui a verme con ella a escondidas tuyo para decirle que me divorciaría y que podían casarse, y además le dije que te citará para hablar de eso y claro, que te deshicieras de mí para casarte con ella, claro, así de maquiavélica soy, brillante, claro que sí –resopla rodando los ojos.
- Hester –susurra amenazante, apretaba los puños en un vago intento por calmarse.
- Hester qué, Hester qué m*****a sea, ya me cansé de esto Grigoryev, ya estoy harta –niega sintiéndose decepcionada y por sobre todo, herida y traicionada–, no quiero pelear contigo, menos por esto o en todo caso, por nada –suspira derrotada, frota sus sienes, todo este estrés comenzaba a pasarle factura, se sentía como cuando trabajaba hasta tres turnos en el hospital, cansada, hambrienta, adolorida y harta.
- ¿Entonces qué quieres? –había bajado el tono de su voz, Hester parecía derrotada, ella se gira a verlo con algo que pudo catalogar como tristeza y decepción.
- Sólo hay una cosa que necesito hablar contigo –lo mira seria, en ese momento su corazón se removió, tenía el presentimiento de que ella le pediría terminar el contrato, y no sabía si se sentía dispuesto a hacerlo, no porque la amará como le había sugerido Mark, si no por lo que eso implicaría, no perdería el poder absoluto de la mafia, ella sabía que si lo amenazaba con eso lo tenía en su poder, lo había dejado ver la ocasión pasada, porque no tenía tiempo de hacer otro contrato y el maldito abogado a cargo se lo haría saber, no entregaría con tanta facilidad la mafia, era suya por derecho de nacimiento, se había esforzado tanto y no iba a perder nada de eso por estupideces como esta.
- De ningún modo vas a romper el contrato, no cuando falta tan poco –sentencia serio.
- Claro, olvidaba cuáles son tus prioridades –rueda los ojos, le ve apretar los ojos mientras presiona sus sienes.
Le estaba costando mucho trabajo mantenerse concentrada, le dolía la cabeza y comenzaba a sentirse mareada. Necesitaba decirle lo del embarazo y sobre qué harían, ella había tenido sus dudas, pero al escucharlo hablar todo se había vuelto claro, a él no le importaba ella ni nadie salvo la mafia, aunque odiara admitir que Clarisse tenía razón, ella era una mujer más adecuada para Faddei, idiotas, traicioneros y dispuestos a todo por poder sin detenerse a pensar en los sentimientos de los demás.
- ¿Hester? –la llama suave, ella niega, no quería escucharlo más, ¿sería conveniente seguir hablando a pesar de no sentirse en óptimas condiciones? Quizás no, ¿pero cuando tendrían tiempo de hacerlo? Lo mejor era hacerlo lo más pronto posible para evitar que el tiempo pasara y no pudiera abortar a ese pequeño cúmulo de células. Pensar en la idea no era agradable, ¿pero qué otra opción tenía? Una vez que se separasen ella no tendría nada, estaría desempleada y con un niño a cuestas sería más complicado volver al ritmo que tenía antes, además era práctico, si Faddei la estaba usando de la manera más cruel posible, ¿quién le aseguraba que querría a ese pequeño? Sentía pena por el pobrecillo, pero también no era la mejor situación para traerlo, un niño nacido de la rabia, quizás hasta la culparía a ella de haberse quedado embarazada, incluso no sólo acusarla de ser irresponsable sino de hacerlo a propósito para conseguir algo después del divorcio, quisiera decir que no sería así pero con todo lo que Faddei le había reclamado esa noche, no lo dudaba ni tantito, y ella estaba harta de que la acusaran sin razón, de ser ella la mala sólo por intentar ejercer su libertad.
- Espera –frota sus sienes y el puente de su nariz, da unos pasos hacia atrás y siente que pierde el equilibrio, no sabía cómo es que se había mantenido de pie todo este tiempo, siente su cuerpo pesado y algo frío golpear su cuerpo. A lo lejos le parece escuchar la voz de Faddei, sin embargo, su mente no coopera, de a poco se va sumiendo en una neblina oscura hasta que no escucha ni siente nada.
La había visto dar dos pasos hacia atrás y entonces caerse, había sido tan rápido que no había podido sostenerla siquiera, lo único que había conseguido hacer era gritar su nombre. Cuando el aturdimiento pasó se acercó a ella.
- Hester, Hester –la llamo suave, o eso intentaba a pesar del miedo que comenzaba a sentir. Golpea suave sus mejillas mientras la llamo, al ver que no hay respuesta la alza cual princesa y se acercó a la puerta–. ¡Sergei! –el hombre se acerca corriendo, cuando ve a Hester desmayada se pone pálido.
- ¿Sí señor? –me mira intentando guardar la calma, pero se veía muy preocupado por ella.
- Ve por Yakov y dile que necesito ir rápido al hospital, lo espero en el auto –Sergei asiente y sale disparado para hacer lo que le pedí.
Salgo de la casa y voy al auto, con cuidado la subo y pronto veo a Yakov salir del área de empleados, sin preguntar nada se sube y arranca, poco me importaba si se pasaba algún alto o rompía alguna ley de tránsito, necesitaba llegar y que me dijeran que estaba bien, sentía un miedo abrazador pensando en que algo le pudiese pasar, su mente trabajaba a mil por hora pensando que pudo haber sucedido, pero esa respuesta sólo la obtendría hasta llegar al hospital.
Nada más llegar bajó casi corriendo y gritando que necesitaba a un doctor, una enfermera se acercó junto a un camillero, con cuidado la acostaron.- ¿Qué le pasó? –pregunta un doctor comenzando a revisarla, checa el pulso y los reflejos pupilares, así como su respiración y corazón.- Se desmayó de la nada, noté que le dolía la cabeza porque se frotaba las sienes y cerraba con fuerza los ojos y se desplomó –el doctor asiente, no parecía tener alguna afección cardíaca o respiratoria.- ¿Sabe si tiene alguna enfermedad? –Faddei niega, la verdad es que no sabía mucho de ella, podría llamar a Dolores, pero eso lo expondría y eso era lo último que necesitaba en este momento–. ¿Probabilidad de embarazo? –lo mira atento.- No, imposible –niega confundido, debía calmarse, era una pregunta de rigor.- Le haremos varios estudios para determinar qué fue lo que pasó, por favor aguarde en la sala de espera y en cuanto tenga los resultados se lo haré saber –Faddei iba a replicar, pero se detuvo perm
Hester se sentía un poco cohibida con toda la atención, sabía porque había tantas sirvientas al pendiente de cada cosa que hacía, temía que fuese a hacer alguna locura, no iba a mentir y decir que se sentía convencida de tener a ese pequeño a pesar de que Faddei se había negado en rotundo a que lo abortara, se sentía confundida y harta de sobre pensar todo, de buscar todas las posibles respuestas a las acciones de él, sólo quería estar en paz. - Faddei –había entrado unas horas después de haber llegado, necesitaba hacerle ver lo que era mejor sin pelear y sin alterarse. - Sé lo que quieres decir y no, no quiero que te deshagas de mi hijo –susurra suave tomando sus manos con delicadeza–, sé que todo esto es jodido, pero no saques conclusiones apresuradas, sé que no tengo derecho a decirte esto pero necesito que confíes en mí, sólo por esta vez, ¿puedes? –por primera vez Hester vio algo en los ojos de Faddei que no eran frialdad, indiferencia u odio, había algo cálido que, pese a lo q
El tiempo pasaba lento, o al menos así le parecía a Hester, no sabía cómo sentirse e incluso ir con su abuela no la hacía sentir mejor, sí, se distraía un rato, pero en cuanto se alejaba de ahí, todo parecía volverse gris, todo era igual. Cuando estaba en la mansión prefería mantenerse en su habitación, se lamentaba todo el tiempo y rara vez probaba bocado, sentía que todo le sabía a cartón, además sentía el estómago demasiado apretado para siquiera retener algo. - Señora, debe comer un poco –le susurra Katina acercándole un plato con fruta, no le había agregado nada más por temor a que le cayera mal, como la otra vez. - No quiero –se gira y se hace un ovillo, se abriga y mete las manos en medio de sus rodillas, cierra los ojos y se queda quieta, como si durmiera, la verdad es que ni siquiera lloraba ya, sólo se quedaba quieta, cual estatua. - Se lo dejaré aquí por si quiere comer –la mira con tristeza antes de salir, le preocupaba que casi no quisiera comer, estaba triste y por m
El tiempo transcurría normal, o al menos así lo sentía Hester, él era tan amable y considerado con ella, solía acompañarla a todas partes, incluso le había cuestionado sobre el trabajo, él le había informado que había adelantado cuanto había podido para poder estar con ella más tiempo, y lo que saliera, se encargaría Mark. Sabía por Lola que la estaba pretendiendo, su amiga no quería salir con él porque tenía fama de mujeriego, pero igual se mensajeaban de vez en cuando, aunque estaba segura de que Lola no tardaría en caer. - Aquí tienes –dice un muy feliz Faddei extendiéndole un plato con frutos rojos, a Hester se le habían antojado y él había corrido a buscarlos. - Gracias –le sonríe antes de comenzar a comer, la abuela veía todo complacida, si llegaba a fallecer, le alegraba que su amada nieta no se quedase sola. Hester no podía evitar sentirse feliz con cada detalle que él tenía hacía con ella, más pronto que tarde se dio cuenta que estaba enamorada de él, y también descubrió qu
Yakov se detiene frente al hotel, según le había dicho Clarisse, se estaba quedando ahí por algunos problemas que tenía con otros integrantes, para ella era mejor estar ahí que cerca de esos tipos, a él poco le importaba, quería que le dijera eso tan importante que no podía esperar a mañana temprano. - La señorita Capshaw lo espera, señor –asiente sin decir nada más, toma la tarjeta y sube hasta el piso que le indicaron. Clarisse había sido muy clara, entra sin más, no quería hacerlo, prefería estar junto a Hester y su bebé que ver la desagradable cara de su ex. Entra tras pasar la tarjeta, frunce el ceño cuando ve que esta a oscuras, rueda los ojos mientras camina buscando el maldito interruptor, parpadea cuando la luz se enciende y entonces la ve, luce lencería muy fina y delgada que no deja nada a la imaginación, le sonríe coqueta mientras se acerca contoneándose, la verdad es que no le generaba nada, menos cuando a su mente venía el recuerdo de su única noche con Hester, el calo
Esa mañana no pudo ver a Hester a los ojos, si bien sabía que no había hecho nada malo, sentía que decirle los haría retroceder, así que le dijo que había sido una reunión larga, que había dormido unas horas en una sala de reuniones evitando molestarla tan de madrugada, ella pareció sospechar algo pero terminó por creerle, ¿por qué le ocultaría algo después de arreglar todo?Esa tarde se reunió con Mark y le relató a grandes rasgos lo que había pasado.- Esa mujer me tiene harta, si me dejarás encargarme de ella –dice él molesto, aunque sabía porque la dejaba vivir, aún necesitaban el control que ella tenía sobre los enemigos.- Sólo debo ser paciente y mucho más listo, me siento como un imbécil por haber caído en ese juego, cualquiera pudo notar la trampa –dice antes de vaciar su vaso, el cantinero le sirve otro.Cerca de media noche ambos se retiraron, lo que más le gustaba a Faddei de volver a casa era verla dormir con el centenar de cobijas encima, él alzaba unas dos mantas, se ac
Hester había decidido no ir con su abuela hoy, estaba cerca de los siete meses y le costaba un poco de trabajo moverse, tenía hambre y sueño la mayor parte del tiempo, así que había decidido estar un rato en el jardín trasero con algo de comida. Miraba a los perros guardianes jugar, solían dejarlos salir unas horas por la mañana para que se distrajeran; mientras acariciaba su vientre, podía imaginarla como su madre o parecida a su abuela, quizás tendría algún rasgo de los padres de él, de los cuales le había hablado un poco, quizás sería buena idea pedirle una fotografía, al menos podría saber si ella tendría rasgos de ellos o de sus padres. Sonríe al sentir la pequeña patada, parecía más despierta cuando le hablaba alguno de los dos, se sentía muy dichosa. Se pone en alerta cuando ve a los perros correr hacia el frente, algo atípico de ellos. Su inquietud aumenta al escuchar el escándalo dentro de la propiedad, se gira para ver las puertas de cristal abrirse y dos hombres entrar,
Había comenzado a llorar al recordar lo que sintió cuando le hablaron del hospital aquella vez que su abuela se había puesto muy mal, ve a Clarisse sonreír y eso la alivia, parecía que la había engañado, baja la cabeza dejando que el cabello cubra su cara.- ¿Te das cuenta lo mucho que me ama y que no puede resistirse a mí? ‒se jacta con tono victorioso, muerde su labio evitando decirle algunas cuantas verdades, había conocido personas con algún trastorno mental, pero ella estaba a otro nivel.- Basta ‒su voz había salido ahogada, Clarisse ríe. Siente un tirón en su cabello, chilla al tiempo que alza su rostro, la ve tomar su teléfono y después, sacarle una foto, suelta su cabeza con algo de fuerza y la maldice por lo bajo, era probable que su destinatario fuera él.- Me encantaría ver su cara al ver esta foto, seguro se estará burlando de ti y de tu patético sentir ‒tira suave de su cabello, si tuviera las manos desatadas seguro le hubiese dado una buena bofetada, pero debía aguantar