El tiempo pasaba lento, o al menos así le parecía a Hester, no sabía cómo sentirse e incluso ir con su abuela no la hacía sentir mejor, sí, se distraía un rato, pero en cuanto se alejaba de ahí, todo parecía volverse gris, todo era igual.
Cuando estaba en la mansión prefería mantenerse en su habitación, se lamentaba todo el tiempo y rara vez probaba bocado, sentía que todo le sabía a cartón, además sentía el estómago demasiado apretado para siquiera retener algo.
- Señora, debe comer un poco –le susurra Katina acercándole un plato con fruta, no le había agregado nada más por temor a que le cayera mal, como la otra vez.
- No quiero –se gira y se hace un ovillo, se abriga y mete las manos en medio de sus rodillas, cierra los ojos y se queda quieta, como si durmiera, la verdad es que ni siquiera lloraba ya, sólo se quedaba quieta, cual estatua.
- Se lo dejaré aquí por si quiere comer –la mira con tristeza antes de salir, le preocupaba que casi no quisiera comer, estaba triste y por más que intentaban animarla, ella parecía no reaccionar, temía que le pasara algo al bebé.
- Pase por aquí doctor –apunta Sergei a la puerta de su señora, abre tras llamar a la puerta.
- Buenas tardes, señora Grigoryev, soy el doctor Marcus Severide, vengo a revisar como está usted y su bebé –Hester asiente mientras se sienta, ni siquiera lo mira. El doctor la observa con sorpresa, parecía una máquina en modo automático–, deme su brazo izquierdo –ella asiente y se lo extiende, coloca la banda del tensiómetro y comienza a inflar para medir su tensión, ella ni siquiera estaba prestando atención, sólo se dejaba ser.
- ¿Cómo está la señora doctor? –pregunta Katina detrás del doctor, este había intentado explicarle a Hester pero esta se dedicó a ignorarlo, así que ella había tomado la iniciativa, así le informaría a Faddei.
- Esta un poco baja de peso, recomiendo ir al hospital para hacer una ecografía, también necesito que coma mejor y que intente cambiar su estado de ánimo, todo esto le hace daño a su bebé.
- Haré lo que pueda –dice sin mucha convicción, sobre todo porque sabía que si su señora no cooperaba, poco podría hacer; el doctor asiente y guarda sus cosas, es escoltado por Katina.
No había podido hablar con ella debió al trabajo, quería tener lo que más pudiera en orden para poder concentrarse en convencerla de tener al bebé, y bueno, sólo había una manera y eso era contarle todo, o lo más que se pudiera.
- Señor, el doctor ya vino y mencionó que la señora está bien, recomendó llevarla al hospital para una ecografía –Faddei asiente, ahora mismo iría a verla–, señor –le llama dubitativo, no sabía si debía decirle o no, su deber era servir sin cuestionar pero necesitaba ayudar a su señora, ella era muy amable y siempre los trataba con respeto, al inicio incluso les preguntaba como estaban, todos le habían tomado mucho cariño.
- ¿Qué pasa Sergei? –mira al hombre con curiosidad.
- La señora no está feliz, el doctor ha dicho que si sigue deprimida le hará daño al bebé, todos nos preocupamos por ella y no queremos que les pase nada –Faddei lo mira sorprendido, ese hombre era muy serio y discreto, le sorprendía lo mucho que Hester había cambiado aquella casa, esperaba que para bien.
- No te preocupes, arreglaré todo ese asunto –Sergei asiente agradecido, Faddei camina hacia la habitación de Hester, llama y tras escuchar un suave pase, entra–. Escuche que vino el doctor, ¿cómo estás? –pregunta suave, ella no se gira para verlo.
- Bien, supongo, la verdad no le preste atención –se encoge de hombros, Faddei suspira.
- Hester, sé que me he portado como un idiota estos meses, lo siento mucho –se acerca a ella y se arrodilla frente suyo, toma suave sus manos–, sé que parece que me gusta hacerte sufrir pero no es así, y quisiera decirte lo que pasa –eso parece llamar la atención de Hester, ella alza la vista mirándolo atenta.
- ¿Cómo un idiota? Si me preguntas a mí, más bien como un cretino imbécil –eso había salido en un tono ácido, pero era verdad, ella se había sentido tan triste y decepcionada de él, de sentirse una idiota por confiar en él cada vez a pesar de que este le fallaba, así que sí, tenía derecho a decir aquello, suspira–. Te escucho –susurra bajo, Faddei asiente antes de comenzar, sabía que aquellas palabras se las tenía más que merecidas.
- Lamento mucho lo que te he hecho pasar, lo de obligarte a casarte conmigo y mantenerte encerrada, ya aprendí –la ve sonreír con burla–, sé que quizás te parezcan egoístas mis razones pero esto es lo que más deseo en el mundo, hacerme cargo de la mafia como alguna vez se hizo cargo mi padre, ¿puedes entender eso? –asiente a regañadientes–, necesitaba a alguien que no me apuñalara por la espalda y que no quisiera el poder que tenía, quizás era algo arriesgado pero creo que si hubieses querido escalar, te habría resultado muy fácil involucrarte con alguien con dinero, y con la vida que llevabas, dudaba mucho que esa fuese tu intención –asiente, eso jamás se le cruzó por la cabeza–. Tenía mis reservas sobre confiar en ti pero creo que eres de fiar, mi reticencia es gracias a Clarisse –hace una mueca de asco al decir el nombre–, nos conocimos muy jóvenes, ella se mostró dulce, amable y comprensiva, me enamoré como un loco de ella y creí que ella me correspondía, nos íbamos a casar y entonces, en el día de la boda me dejó plantado, al inicio creí que le había pasado algo y me volví loco de angustia, después supe que me había dejado para casarse con el líder de la mafia enemiga, eso me destruyó por completo y gracias a Mark entendí que ella sólo quería poder, un poder que yo no tenía en ese entonces pero que él sí, así que esa es la razón por la cual no me gusta confiar –asiente sin decir nada–. Lo que sea que te haya dicho o mostrado, es falso, la estoy utilizando como ella me usó a mí una vez, le hice creer que al divorciarme de ti me casaría con ella para unir fuerzas, pero no tengo intención de hacer nada de lo que le dije, no quiero estar lejos de ti ni de mi hijo, sé que no puedo obligarte a tenerlo, pero te pido que no lo abortes, dame tiempo, por favor –aquello la hizo sentir más tranquila, incluso se le aceleró el corazón al ver la sinceridad de sus palabras, aunque no bajaría la guardia por completo, ella también había aprendido, que él fuese sincero ahora con ella no le garantizaba nada.
- Te agradezco que me contaras todo esto, yo no sé si quiero tenerlo, hay muchas razones por las cuales esto es mala idea, sé que también es tuyo y debo respetar lo que me pides, pero necesito que me des tiempo, no puedo prometerte nada, después de todo, seré yo quien lleve a cuentas todo, los cambios físicos, hormonales, en fin, veremos qué pasa –Faddei asiente, no le agradaba mucho la idea, pero era mejor a que ella siguiera insistiendo en el aborto.
- Esta bien, sé que llegaremos a un acuerdo, sólo te pido que lo pienses y comas, ¿lo harás?, ¿prometes que te cuidarás? –asiente leve.
- Haré lo mejor que pueda –coloca suave su mano en las manos de Faddei, este le sonríe, ojalá todo fuera así de simple siempre.
El tiempo transcurría normal, o al menos así lo sentía Hester, él era tan amable y considerado con ella, solía acompañarla a todas partes, incluso le había cuestionado sobre el trabajo, él le había informado que había adelantado cuanto había podido para poder estar con ella más tiempo, y lo que saliera, se encargaría Mark. Sabía por Lola que la estaba pretendiendo, su amiga no quería salir con él porque tenía fama de mujeriego, pero igual se mensajeaban de vez en cuando, aunque estaba segura de que Lola no tardaría en caer. - Aquí tienes –dice un muy feliz Faddei extendiéndole un plato con frutos rojos, a Hester se le habían antojado y él había corrido a buscarlos. - Gracias –le sonríe antes de comenzar a comer, la abuela veía todo complacida, si llegaba a fallecer, le alegraba que su amada nieta no se quedase sola. Hester no podía evitar sentirse feliz con cada detalle que él tenía hacía con ella, más pronto que tarde se dio cuenta que estaba enamorada de él, y también descubrió qu
Yakov se detiene frente al hotel, según le había dicho Clarisse, se estaba quedando ahí por algunos problemas que tenía con otros integrantes, para ella era mejor estar ahí que cerca de esos tipos, a él poco le importaba, quería que le dijera eso tan importante que no podía esperar a mañana temprano. - La señorita Capshaw lo espera, señor –asiente sin decir nada más, toma la tarjeta y sube hasta el piso que le indicaron. Clarisse había sido muy clara, entra sin más, no quería hacerlo, prefería estar junto a Hester y su bebé que ver la desagradable cara de su ex. Entra tras pasar la tarjeta, frunce el ceño cuando ve que esta a oscuras, rueda los ojos mientras camina buscando el maldito interruptor, parpadea cuando la luz se enciende y entonces la ve, luce lencería muy fina y delgada que no deja nada a la imaginación, le sonríe coqueta mientras se acerca contoneándose, la verdad es que no le generaba nada, menos cuando a su mente venía el recuerdo de su única noche con Hester, el calo
Esa mañana no pudo ver a Hester a los ojos, si bien sabía que no había hecho nada malo, sentía que decirle los haría retroceder, así que le dijo que había sido una reunión larga, que había dormido unas horas en una sala de reuniones evitando molestarla tan de madrugada, ella pareció sospechar algo pero terminó por creerle, ¿por qué le ocultaría algo después de arreglar todo?Esa tarde se reunió con Mark y le relató a grandes rasgos lo que había pasado.- Esa mujer me tiene harta, si me dejarás encargarme de ella –dice él molesto, aunque sabía porque la dejaba vivir, aún necesitaban el control que ella tenía sobre los enemigos.- Sólo debo ser paciente y mucho más listo, me siento como un imbécil por haber caído en ese juego, cualquiera pudo notar la trampa –dice antes de vaciar su vaso, el cantinero le sirve otro.Cerca de media noche ambos se retiraron, lo que más le gustaba a Faddei de volver a casa era verla dormir con el centenar de cobijas encima, él alzaba unas dos mantas, se ac
Hester había decidido no ir con su abuela hoy, estaba cerca de los siete meses y le costaba un poco de trabajo moverse, tenía hambre y sueño la mayor parte del tiempo, así que había decidido estar un rato en el jardín trasero con algo de comida. Miraba a los perros guardianes jugar, solían dejarlos salir unas horas por la mañana para que se distrajeran; mientras acariciaba su vientre, podía imaginarla como su madre o parecida a su abuela, quizás tendría algún rasgo de los padres de él, de los cuales le había hablado un poco, quizás sería buena idea pedirle una fotografía, al menos podría saber si ella tendría rasgos de ellos o de sus padres. Sonríe al sentir la pequeña patada, parecía más despierta cuando le hablaba alguno de los dos, se sentía muy dichosa. Se pone en alerta cuando ve a los perros correr hacia el frente, algo atípico de ellos. Su inquietud aumenta al escuchar el escándalo dentro de la propiedad, se gira para ver las puertas de cristal abrirse y dos hombres entrar,
Había comenzado a llorar al recordar lo que sintió cuando le hablaron del hospital aquella vez que su abuela se había puesto muy mal, ve a Clarisse sonreír y eso la alivia, parecía que la había engañado, baja la cabeza dejando que el cabello cubra su cara.- ¿Te das cuenta lo mucho que me ama y que no puede resistirse a mí? ‒se jacta con tono victorioso, muerde su labio evitando decirle algunas cuantas verdades, había conocido personas con algún trastorno mental, pero ella estaba a otro nivel.- Basta ‒su voz había salido ahogada, Clarisse ríe. Siente un tirón en su cabello, chilla al tiempo que alza su rostro, la ve tomar su teléfono y después, sacarle una foto, suelta su cabeza con algo de fuerza y la maldice por lo bajo, era probable que su destinatario fuera él.- Me encantaría ver su cara al ver esta foto, seguro se estará burlando de ti y de tu patético sentir ‒tira suave de su cabello, si tuviera las manos desatadas seguro le hubiese dado una buena bofetada, pero debía aguantar
Clarisse miraba con desprecio el vientre abultado de Hester, ella no tenía intención de ser madre, pero si lograba casarse con Faddei tendría que darle un hijo para quitarle el poder al engendro que llevaba esa mujer.- Pobre de tu hijo, no ha nacido y su padre no lo querrá ‒dice con fingida pena, Hester muerde su labio, debía pensar como seguir entreteniéndola, no sabía cuánto tiempo tardarían en venir por ellas, una idea nada agradable vino a su mente, perdóname pequeña mía, no es en serio, piensa mirando su vientre.- Quiero que me ayudes a no tener a este bebé ‒dice con voz apagada, no le diría el sexo de su pequeña, ya se sentía mal por decir aquello‒, no quiero tener al hijo de ese infiel, lo único que ha hecho es mentirme y usarme ‒había comenzado a llorar de nuevo.- Claro que no, eso le corresponde a él decidirlo ‒le dice con burla‒, pero seguro que te dirá que no lo quiere y te llevará a dónde puedas abortarlo o yo qué sé ‒se encoge de hombros.Ella sigue llorando mientras p
- ¿Faddy? ‒lo mira con sorpresa, lo ve hacer una seña y pronto siente un cañón en su nuca. - Se acabo Clarisse, me tienes tan harto que me importa bien poco el poder que tienes, te mataré de una buena vez, debí dejar que Mark te matara hace mucho ‒suelta con fría calma, sin embargo, sonríe‒, mátala y desaparece su cuerpo, ya veremos que inventamos ‒el hombre detrás de ella asiente. - Estoy embarazada de ti ‒casi había gritado aquello, él no se inmuta, sabía que era imposible que sucediera ya que no estuvieron juntos‒, y si me haces daño te expondré ante todo el mundo, el matrimonio falso, como engañaste a tu estúpida y abnegada esposa con tu ex y que me mataste para limpiar tu error, hay una persona de mi absoluta confianza que sacara a la luz todo esto si no me reporto en dos días ‒el hombre detrás de ella había relajado el dedo en el gatillo, miraba a su jefe esperando órdenes. - M*****a ‒sisea bajo, pasa la mano por su pelo antes de abofetearla con fuerza lanzándola al piso, ella
Otro mensaje lo hace maldecir a Mark.Mark: No es cierto, te esperamos en casa y ahí te explico todo, Hester.Estaba seguro que esta vez a quién mataría sería a su mejor amigo, suspira aliviado, eso no era gracioso, para nada.Una vez llega a la casa, nota que ya han limpiado, entra casi corriendo.- La señora está en su habitación señor ‒escucha a Sergei y asiente antes de correr escaleras arriba.Entra en la habitación sin llamar, ella se gira para verlo ya que estaba quitándose el suéter, se acerca y toma con cuidado su rostro antes de besarla con suavidad al inicio y con mayor intensidad conforme pasan los segundos, la pega a él con cuidado, quería sentirla, saber que estaba bien y entera. Desliza la mano hasta su vientre, su pequeña estaba ahí también.- ¿Estás bien? ‒susurra sobre sus labios una vez que termina el beso‒, corrijo, ¿están bien?, ¿tú y la bebé? ‒mira su vientre, acaricia suave, con amor.- Ambas estamos bien, y lo que te dijo Mark es medio verdad ‒muerde su labio‒,