Esa mañana no pudo ver a Hester a los ojos, si bien sabía que no había hecho nada malo, sentía que decirle los haría retroceder, así que le dijo que había sido una reunión larga, que había dormido unas horas en una sala de reuniones evitando molestarla tan de madrugada, ella pareció sospechar algo pero terminó por creerle, ¿por qué le ocultaría algo después de arreglar todo?
Esa tarde se reunió con Mark y le relató a grandes rasgos lo que había pasado.
- Esa mujer me tiene harta, si me dejarás encargarme de ella –dice él molesto, aunque sabía porque la dejaba vivir, aún necesitaban el control que ella tenía sobre los enemigos.
- Sólo debo ser paciente y mucho más listo, me siento como un imbécil por haber caído en ese juego, cualquiera pudo notar la trampa –dice antes de vaciar su vaso, el cantinero le sirve otro.
Cerca de media noche ambos se retiraron, lo que más le gustaba a Faddei de volver a casa era verla dormir con el centenar de cobijas encima, él alzaba unas dos mantas, se acostaba cerca de ella y las abrazaba, le daba mucha paz aquello.
Los siguientes días Faddei parecía un hombre diferente, sonreía casi todo el tiempo, le hablaba a la bebé en ruso, estaba al pendiente de hasta el último pensamiento que tenía, y podían llamarla loca, pero algo dentro de ella le decía que algo ocultaba.
No fue hasta un día que visitaron a su abuela, que Lola le hizo ver aquello.
- No fue emocionante como se enteró –no habían podido verse por cuestiones de trabajo, además de que Lola había estado muy ocupada con Mark–, pero bueno, que se le hará, son cosas que pasan –Hester asiente, le había dicho que se le bajó la presión y se enteró en el hospital, que mentira no era, quizás habían faltado algunos detalles, pero no podía decirle.
- Sí, igual estaba emocionado –ahora sabía que sí le hacía ilusión tener a la bebé, en ese momento no supo descifrar su rostro ni sus acciones, le había dicho de manera tajante que no deseaba que abortara, ¿por qué? En primera instancia no lo sabía, pero ahora sí.
- Oye Hest, sabes que te quiero mucho y jamás he buscado hacerte ningún mal, espero que no creas que soy una metiche pero –hace una pausa viendo a Faddei hablar por teléfono dentro de la casa, ellas estaban en el jardín, su abuela tomaba una siesta–, ¿no lo notas como raro? No es que lo conozca mucho, pero siento que esta raro, ¿me explico? –sí, parecía muy pobre esa explicación, pero Hester entendía a que se refería.
- También lo he pensado, hoy le voy a preguntar, espero que sea algo relacionado con la bebé lo que lo tiene así –Lola asiente, podría ser por eso, nunca había visto a un hombre tan feliz con la llegada de un bebé como ese hombre.
Casi al anochecer se despidieron de la abuela y Lola, ella saldría con Mark a bailar.
El camino fue silencioso mientras Faddei revisaba algunas cosas, sabía por Katina y las demás, que las empresas que tenía, servían para tapar su faceta como mafioso, y era entendible, si los políticos u otra gente tenía empresas de fachada, ¿por qué la mafia no? Y no es que justificara nada, todo estaba muy mal, pero a final de cuentas ahora esa era su vida y le gustara o no, la de su hija.
Nada más llegar Faddei la ayuda a bajar y la acompaña a la habitación, era ahora o nunca.
- ¿Necesitan algo? Iré al despacho a revisar unas cuantas cosas –y ahí estaba de nuevo, solía estar atento pero en cuanto se quedaban a solas, huía, no volvía hasta que ella dormía.
- Faddei –lo mira seria, pudo verlo tensarse–, no sé si crees que soy tonta o que me hago la tonta, he intentado estar tranquila y no meterme en tus asuntos, pero llevas varios días con una actitud muy rara, si no me quieres decir esta bien, sólo ten en cuenta que habíamos hablado de esto en dos ocasiones y todo terminó mal porque decidiste ocultarme cosas, no soy de palo ni mucho menos, siento y cada vez que creo conocerte, damos veinte pasos hacia atrás, la verdad eso es muy frustrante y cansado para mí, así que esta es tu oportunidad de decirme las cosas, porque te recuerdo que estoy gestando y soy un manojo de hormonas, no puedo asegurarte como resultará todo si me llego a enterar después y por otra persona –lo mira tranquilo, pero él podía sentir la sutil amenaza en su tono de voz, suspira, ella tenía razón, él temía que ella no le creyese y que todo se fuera a la borda, pero era mejor que él le explicara a que viniera la loca de Clarisse y se lo dijera de un modo que haría que todo se fuese a la m****a.
- No sé si me vas a creer, pero te juro por mi madre, que así fue –se acerca a ella y se sienta a su lado, suspira derrotado–. ¿Recuerdas que hace tiempo te dije que la usaría como ella me usó a mí? –le ve asentir–, la parte que maneja de la mafia es muy importante, si bien puedo hacerme de cierto porcentaje, ella sigue siendo la socia mayoritaria –Hester asiente, esos términos podía entenderlos–. La noche que te dije que algo había surgido, era ella diciendo que había una emergencia, por lo regular son enfrentamientos con grupos pequeños o desacuerdos entre los mismos integrantes, creí que era algo similar o alguna especie de junta –sonríe con burla hacia el mismo–, llegue a donde me cito, la suite más cara y privada del hotel, ahí me di cuenta que era una trampa cuando se me insinuó, sin embargo la rechace, puede parecer difícil de creer, pero para mí ella hace mucho no significa nada, no desde que llegaste a mi vida –sostenía suave sus manos, en sus ojos podía ver la sinceridad, su corazón no había podido evitar saltar–. Al intentar irme de ahí sentí un pinchazo en el cuello y pronto comencé a ver borroso y a sentirme cansado, no supe que pasó hasta la mañana siguiente que desperté desnudo a su lado, ella insinuó que habíamos pasado la noche juntos pero te juro Hester, que no fue así, no he tocado a otra mujer más que a ti en todo este tiempo –Hester no sabía como sentirse, él había ido con ella y le había mentido, también esa mañana cuando le preguntó que pasaba. Muerde su labio y mira sus manos, sabía por Sergei y Katina lo mucho que había amado a su madre, así que si juraba por ella debía ser verdad–. Esta bien si no me crees, es justo –susurra tras unos minutos de silencio–, pero debes entender que aún me cuestan muchas cosas, y expresarme o compartir cosas de mi vida, es una de ellas –ella podía entender eso, tras haber sido traicionado por esa mujer y que todos le dieran la espalda, además de que en ese mundo no podías ser débil o te comerían vivo; pero si algo había notado ella era un cambio en él, ahora era un poco más cálido y atento con ella, quizás era por la pequeña, pero había un cambio.
- No puedes ocultarme cosas como esta Faddei, no si quieres que esto siga, sé que este mundo es difícil, pero yo no soy parte de, no voy a traicionarte de buenas a primeras porque no esta en mi naturaleza hacerlo, no tengo los recursos para hacer nada –sonríe de lado porque era verdad, no podría esconderse sin que él lo supiera–, creo que haberte demostrado que no me iré, y no porque me amenaces, ya te quedo claro eso, sino porque no deseo irme ahora, lo único que pido a cambio es que no me dejes en la oscuridad, que me trates como tu igual y que confíes en que no voy a interponerme en tus planes, incluso si eso significa reunirte con ella, no es que me agradé mucho la idea, pero este es tu mundo del que no sé nada y no sé si quiera saber, así que sólo te pido eso, ¿esta bien? –lo mira atenta, Faddei sonríe con alivio, sostiene suave su rostro.
- Lo haré porque quiero que esto funcioné, no volverá a pasar –susurra suave antes de besarla, esa idea había rondado muchas veces por su mente mientras la veía dormir, pero ahora que sabía que ella no se opondría es que se había atrevido a hacerlo. La siente corresponder y la llamarada fue instantánea, las manos y la ropa no duraron mucho en el mismo sitio, pronto se olvidaron de Clarisse, de la mafia y de cualquier malentendido, sólo fueron un hombre y una mujer disfrutando uno del otro.
A la mañana siguiente Hester abrió los ojos sintiéndose relajada, Faddei era un amante muy bueno, había sido cuidadoso de no lastimarla a ella ni a la bebé, estaba segura que se había controlado bastante.
Tras bañarse y vestirse había bajado a desayunar, Sergei le había informado que había salido, un mensaje en su móvil le había confirmado aquello así como su destino y lo que haría, no había podido evitar sonreír porque él estaba cumpliendo su trato, así que ella cumpliría su palabra y no interferiría.
Estaba de buen humor y todos lo notaban, Mark, quién lo conocía mejor que nadie; sabía que esa felicidad tenía nombre y apellido, y era Hester Valentine Grigoryev. Pero ese humor no duro mucho cuando uno de sus hombres vino a decirle que los estaban atacando una bodega en el este, al parecer eran los Kevyanos, como solían hacerse llamar, al instante supo que era obra de su ex quizás por su reciente rechazo.
- La bodega tiene dos salidas principales –había tenido que apresurarse con el plan–, debemos bloquearlas y usar la tercera entrada, la que esta cerca de la alcantarilla –los hombres asienten, salen tras tomar algunas armas cortas, eran mejores cuando de enfrentamientos cercanos se trataban.
Salen disparados en autos y motos, ya verían lo que los Grigoryev eran capaces de hacer.
Hester había decidido no ir con su abuela hoy, estaba cerca de los siete meses y le costaba un poco de trabajo moverse, tenía hambre y sueño la mayor parte del tiempo, así que había decidido estar un rato en el jardín trasero con algo de comida. Miraba a los perros guardianes jugar, solían dejarlos salir unas horas por la mañana para que se distrajeran; mientras acariciaba su vientre, podía imaginarla como su madre o parecida a su abuela, quizás tendría algún rasgo de los padres de él, de los cuales le había hablado un poco, quizás sería buena idea pedirle una fotografía, al menos podría saber si ella tendría rasgos de ellos o de sus padres. Sonríe al sentir la pequeña patada, parecía más despierta cuando le hablaba alguno de los dos, se sentía muy dichosa. Se pone en alerta cuando ve a los perros correr hacia el frente, algo atípico de ellos. Su inquietud aumenta al escuchar el escándalo dentro de la propiedad, se gira para ver las puertas de cristal abrirse y dos hombres entrar,
Había comenzado a llorar al recordar lo que sintió cuando le hablaron del hospital aquella vez que su abuela se había puesto muy mal, ve a Clarisse sonreír y eso la alivia, parecía que la había engañado, baja la cabeza dejando que el cabello cubra su cara.- ¿Te das cuenta lo mucho que me ama y que no puede resistirse a mí? ‒se jacta con tono victorioso, muerde su labio evitando decirle algunas cuantas verdades, había conocido personas con algún trastorno mental, pero ella estaba a otro nivel.- Basta ‒su voz había salido ahogada, Clarisse ríe. Siente un tirón en su cabello, chilla al tiempo que alza su rostro, la ve tomar su teléfono y después, sacarle una foto, suelta su cabeza con algo de fuerza y la maldice por lo bajo, era probable que su destinatario fuera él.- Me encantaría ver su cara al ver esta foto, seguro se estará burlando de ti y de tu patético sentir ‒tira suave de su cabello, si tuviera las manos desatadas seguro le hubiese dado una buena bofetada, pero debía aguantar
Clarisse miraba con desprecio el vientre abultado de Hester, ella no tenía intención de ser madre, pero si lograba casarse con Faddei tendría que darle un hijo para quitarle el poder al engendro que llevaba esa mujer.- Pobre de tu hijo, no ha nacido y su padre no lo querrá ‒dice con fingida pena, Hester muerde su labio, debía pensar como seguir entreteniéndola, no sabía cuánto tiempo tardarían en venir por ellas, una idea nada agradable vino a su mente, perdóname pequeña mía, no es en serio, piensa mirando su vientre.- Quiero que me ayudes a no tener a este bebé ‒dice con voz apagada, no le diría el sexo de su pequeña, ya se sentía mal por decir aquello‒, no quiero tener al hijo de ese infiel, lo único que ha hecho es mentirme y usarme ‒había comenzado a llorar de nuevo.- Claro que no, eso le corresponde a él decidirlo ‒le dice con burla‒, pero seguro que te dirá que no lo quiere y te llevará a dónde puedas abortarlo o yo qué sé ‒se encoge de hombros.Ella sigue llorando mientras p
- ¿Faddy? ‒lo mira con sorpresa, lo ve hacer una seña y pronto siente un cañón en su nuca. - Se acabo Clarisse, me tienes tan harto que me importa bien poco el poder que tienes, te mataré de una buena vez, debí dejar que Mark te matara hace mucho ‒suelta con fría calma, sin embargo, sonríe‒, mátala y desaparece su cuerpo, ya veremos que inventamos ‒el hombre detrás de ella asiente. - Estoy embarazada de ti ‒casi había gritado aquello, él no se inmuta, sabía que era imposible que sucediera ya que no estuvieron juntos‒, y si me haces daño te expondré ante todo el mundo, el matrimonio falso, como engañaste a tu estúpida y abnegada esposa con tu ex y que me mataste para limpiar tu error, hay una persona de mi absoluta confianza que sacara a la luz todo esto si no me reporto en dos días ‒el hombre detrás de ella había relajado el dedo en el gatillo, miraba a su jefe esperando órdenes. - M*****a ‒sisea bajo, pasa la mano por su pelo antes de abofetearla con fuerza lanzándola al piso, ella
Otro mensaje lo hace maldecir a Mark.Mark: No es cierto, te esperamos en casa y ahí te explico todo, Hester.Estaba seguro que esta vez a quién mataría sería a su mejor amigo, suspira aliviado, eso no era gracioso, para nada.Una vez llega a la casa, nota que ya han limpiado, entra casi corriendo.- La señora está en su habitación señor ‒escucha a Sergei y asiente antes de correr escaleras arriba.Entra en la habitación sin llamar, ella se gira para verlo ya que estaba quitándose el suéter, se acerca y toma con cuidado su rostro antes de besarla con suavidad al inicio y con mayor intensidad conforme pasan los segundos, la pega a él con cuidado, quería sentirla, saber que estaba bien y entera. Desliza la mano hasta su vientre, su pequeña estaba ahí también.- ¿Estás bien? ‒susurra sobre sus labios una vez que termina el beso‒, corrijo, ¿están bien?, ¿tú y la bebé? ‒mira su vientre, acaricia suave, con amor.- Ambas estamos bien, y lo que te dijo Mark es medio verdad ‒muerde su labio‒,
Al día siguiente comenzaron a mover las cosas de Hester a la habitación de Faddei, si podía definirla, usaría la palabra sobria, no había nada, parecía que casi no pasaba el tiempo ahí, y teniendo en cuenta que durante varios meses habían dormido en su habitación, suponía que era normal que se viera así. - Puedes hacer los cambios que desees, sólo quiero que estes cómoda ‒besa su cabeza mientras ella observa a las chicas de servicio acomodar su ropa. - Quizás algunas fotografías, un edredón diferente, cortinas ‒susurra mirando a todos lados. - Hester, ahora que mencionas las fotografías, me gustaría hacer una sesión de bodas después de que nazca nuestra pequeña, y quiero una sesión de ella también, si estás de acuerdo ‒ella le asiente sonriendo. - Sería lindo, podemos colgar las fotos por todos lados ‒eso sería bello, que cada vez pareciera más una casa cálida que sólo una morada. - Se hará como desees ‒besa su frente sonriendo‒, ya que casi terminan, ¿te parece salir a desayunar
- Buenos días ‒le sonríe Hester cuando ve entrar a su esposo a la cocina, su cara de sorpresa era épica‒, me desperté temprano porque Darice no quería dormir más y pensé que hace tiempo no te cocinaba nada ‒siente sus mejillas sonrojarse, se sentía nerviosa. - Muchas gracias a ambas ‒se acerca sonriendo, la rodea con sus brazos y la besa con ternura. - Se te enfría y vas a llegar tarde ‒él asiente antes de volver a besarla, se sienta y la observa servir el desayuno, tenía un suéter largo y unas mallas gruesas junto a unas botas afelpadas, era demasiado tierna. - Gracias ‒susurro cuando pone el plato enfrente, me sirvo café y la veo prepararse un té‒. Hoy haré muchas cosas, una de ellas ir a verla, necesito ir anexando la parte de la mafia que tiene bajo su poder, además de unas cuantas reuniones en las empresas, en fin ‒suspira, ella ríe bajito ante la obvia molestia de él. - ¿Vendrás a cenar? Puedo preparar algo ‒le mira emocionada, hace mucho no se sentían tan en paz, él asiente
- No es necesario que te quedes aquí día y noche, puedes ir a trabajar y Katina se quedará con nosotras ‒no sabía cuántas veces le había dicho aquello en lo que iba de la semana, debido a lo que pasó estaba en observación, pronto podrían irse, uno o dos días más.- Puedo trabajar desde aquí ‒señala su computadora y toda la pila de documentos que tenía, cada cierto tiempo venía Ariosha con papeles y así mismo se llevaba los que ya estaban listos.- Al menos podrías ir a la casa para bañarte y descansar bien, al menos una noche ‒miro a Darice, dormía en completa calma.- Estoy muy bien, tranquila ‒deja la computadora y se acerca a nuestra pequeña, la alza con cuidado y mece suave‒, además, no me perdería ni un minuto con ella ‒besa su cabeza, no podía evitar sonreír al ver lo feliz que era, la mirada tan dulce y cargada de amor con la que la veía, no podía pedir nada más.Tras su salida del hospital, Faddei instalo un despacho provisional dentro de la habitación, le ayudaba a cambiarle