CAPÍTULO 24

Daiana salió de la mansión con pasos firmes, sujetando con fuerza la muñeca de Javier y arrastrándolo con ella sin mirar atrás solo pensaba que le estaba salvando la vida al tonto y torpe que la tenía loca de amor. Él apenas podía seguirle el ritmo sin tropezar con sus propios pies.

—¿A dónde vamos? —exclamó con nerviosismo, sintiendo un sudor frío recorrer toda su espalda.

Daiana no le respondió de inmediato. En cambio, abrió la puerta de su auto con un movimiento brusco y lo miró con esa intensidad que siempre lograba ponerlo en más nervioso y en jaque mate.

—A mi casa —dijo simplemente Daiana antes de subirse al vehículo.

Javier tragó saliva, ¿por qué irían a la casa de esa hermosa mujer?.

¿Había hecho algo malo? ¿Estaba enojada con él? ¿Iba a matarlo y enterrar su cuerpo en el patio?

Con una torpeza natural en él, subió apresurado, pero en el proceso casi se machuca un dedo al cerrar la puerta. Se quejó por lo bajo, pero prefirió no decir nada. Lo último que necesitaba era darle m
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