37

Esa tarde, luego de pasar varias horas estudiando con Aine en el prado, regresé a mi habitación para hallar algo envuelto en tela sobre mi cama.

Aparté el envoltorio con curiosidad y sentí que enrojecía hasta las orejas: era un enagua traslúcido y escotado, el breve corpiño profusamente bordado. La falda estaba formada por dos pliegues independientes que caían hasta los pies sin cerrarse ni por delante ni por detrás.

Entonces advertí el pequeño trozo de papel que cayera sobre las mantas. Lo levanté y hallé las dos palabras escritas en una letra hermosa, inclinada a la derecha, grande y clara para que la leyera sin inconvenientes: te amo.

Besé el papel con los ojos llenos de lágrimas.

Por la noche, vestí el atrevido enagua que me dejara el lobo, pero decidí gastarle una pequeña broma y lo cubrí con el vestido m&aacut

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo