Victoria fue secuestrada por un mafioso que quería venganza, sin embargo, termina siendo la cautiva de Franco Slashdot, un peligroso mafioso que se la lleva como seguro y estaba dispuesto a venderla al mejor postor, pero ella descubrió su verdadero nombre, debía matarla o ponerla de su parte y terminó enamorándose de ella. Michael ama a Victoria y no se detendrá ante nada para recuperar a Victoria y aunque antes fue un simple muchacho obligado a entrar en la organización de Halcón, ahora no le temblará el pulso para hacer lo necesario y vengarse de Slashdot. Pero la venganza es más que la motivación de Michael. Para Franco Slashdot la venganza ha marcado su existencia. Esconde más de lo que todos creen y acabar con la organización de Halcón es algo personal. ¿Qué hará Victoria cuando se dé cuenta que más que la cautiva de un mafioso, es cautiva del sentimiento por dos hombres? Con la esperanza de regresar a su vida y el miedo de escapar se difuminan las fronteras entre el amor y el odio. ¿Qué pasa cuando la redención está envenenada de resentimiento y la venganza afectada de amor? Acompáñame en esta compleja historia llena de pasiones discordantes donde el verdadero amor será muy difícil de discernir.
Leer másUna cosa es que tu umbral de dolor fuera alto, otra que no dolieran las balas, aun con chaleco antibalas, el golpe era igual de doloroso. Michael se había lanzado por una inclinación en el terreno que lo había salvado, pero al caer se había hecho varias heridas con la vegetación que lo había cortado en varias partes. Diego lo había encontrado, varios de sus hombres no tuvieron suerte y habían muerto. Diego estaba furioso, preocupado y fuera de sí, lo llevaron a la casa Coppola. Massimo esperaba en casa más calmado. —Mickey, ¿estás bien? —Preguntó al verlo llegar. —Estoy bien viejo, solo que la montaña me ralló como si fuera queso. —Le dieron un balazo con arma larga, el chaleco recibió el impacto, pero puede tener daño interno —refutó Diego. —Ya el doctor viene en camino —contestó Massimo Coppola. —Necesito buscar a Joe —dijo Diego refiriéndose a su amigo chef, el malnacido Wilmer Padilla está suelto y quiere su cabeza. —Yo voy —contestó Alessandro—. Esta
Stefan no estaba de acuerdo en que Victoria se quedara en Italia, pero ella usó todas las artimañas posibles para quedarse. Su principal excusa: Giancarlo estaba bien con Adelina protegido. Aunque los padres de Victoria anhelaban verla y ella también quería verlos, Victoria siempre prefería evitar el juicio de su madre, no quería que la viera llegar sin su esposo y comenzara su eterna critica. Si Victoria llegara a Alemania sola con Giancarlo, su madre le daría una larga lista de razones por las cuales no se deben criar niños ajenos. Por otra parte, las mujeres eran demasiadas y Stefan tenía mucho trabajo para encargarse de las 50 chicas. Así que a regañadientes, Stefan le permitió quedarse, pero hasta hoy. Victoria se había podido salir con la suya algunos días, se preparaba para irse hasta Milán donde la esperaban Adelina con Giancarlo para irse a Alemania. Victoria estaba arreglando sus maletas, pensando en cómo haría para librarse esta vez de tener que irse sin
Victoria logró escapar de sus propios hombres, con los años se había hecho ágil y escurridiza si lo deseaba, de igual manera sus hombres no sospechaban que ella escaparía. Le dejó una nota a Adelina, ella no huía para no regresar, solo lo haría con Stefan. Se dirigió al galpón donde Slashdot hace negocios y no se equivocó, allí estaba el auto de Stefan y sus hombres, al verla levantaron las armas ella los hizo echar atrás. — ¿Sirena? —Preguntó el hombre en la puerta. —Todo está bien, Franco me espera. Victoria entró y vio a un hombre frente a Slashdot, era joven, rubio y con espaldas anchas, este volteó a verla y sus ojos se quedaron mirándola con admiración. —Esta debe ser la Sirena. —Me conoce, pero yo a ti no —contestó Victoria con acento italiano. — ¿Qué demonios haces aquí Sirena? —Preguntó Stefan con voz letal. Victoria se impresionó, Stefan jamás trataba a la Sirena de manera brusca, por lo contrario, la admiraba y daba el puesto de reina. Victoria
Poco más de un mes pasó y Victoria se mantenía enfocada en la ubicación de las 50 mujeres en Italia, ya habían llegado y concentrada en ellas pasaba el día. Stefan continuaba de mal humor y no le daba explicaciones. Victoria trató varias veces de que compartiera con ella sus preocupaciones, pero él se iba sobre ella y le hacía el amor como si necesitara el sexo para drenar mucha furia. Ella lo había permitido, pero estaba preocupada por él. Esta tarde de domingo Victoria decidió quedarse en casa para pasarlo con Stefan y Giancarlo. Ya que pronto se irían a Alemania y Giancarlo estaba furioso por tener que alejarse. Victoria quería limar asperezas entre padre e hijo. Victoria programó la pantalla y encargó palomitas y refrescos. — ¡Los estoy esperando! —Gritó Victoria. Las noticias locales se proyectaron en la pantalla y Victoria se quedó mirando cómo la prensa relataba un evento social. Era un matrimonio de un empresario italiano, chef de los hoteles Larsson q
Michael entró al estudio de Halcón, ya pasaba la medianoche y las mujeres se habían retirado con sus hijos, Alessandro se había retirado a su apartamento de la ciudad, aunque entre Michael y él no hubo enfrentamiento, Alessandro prefirió darle espacio. Michael le dio un abrazo a Diego, el que no le dio frente al resto, y es porque no quería soltarse a llorar. Ahora lo hacía. Diego lo sostuvo en silencio, aunque fuera más bajo que él. Michael se sintió de nuevo el niño adolorido que después de recibir una paliza Diego salvó, en aquel entonces él era un niño y Diego un adolescente. —Ya estás en casa hermano —dijo Diego con seguridad. Michael sonrió, solo Diego que también creció como huérfano podría entender el significado de esas palabras, ser aceptado como un Coppola era algo invaluable para él. —Ahora hasta llevamos el mismo apellido. —Siempre fuimos hermanos —respondió Diego con naturalidad. Cuando se conocieron Diego vivía en un gimnasio de artes marciales
En Milán, en la casa de Massimo Coppola había fiesta. Los Coppola se reunían por un motivo especial, recibían a Michael, después de 5 años solo, regresaba con ellos. Michael fingía no haberse dado cuenta como las empleadas domésticas de la casa corrían como gallinas sin cabeza cuando él llegó, gritando en italiano que no estaban listos aún. Así que cuando entró a la casa y Rebeka gritó sorpresa y la pequeña Daphne sopló un silbato, fingió sorprenderse. Alessandro se acercó y le dio un abrazo, con una sonora palmada en la espalda. —Hermano, te ves igual que antes, creo que más musculoso aun. Michael sonrió de lado, era cierto que había recuperado la masa muscular perdida, quizás estaba más grande, pero él jamás estaría igual que antes. —No tenía mucho que hacer, tanto tiempo sin estar en línea, sin hacer nada manual, solo podía hacer pesas. Michael por cinco años viajó por el mundo, buscando un remedio para recuperar la vista por completo. No se conformó con
Unos 5 años después. Génova, Italia En esta ciudad portuaria el empresario Stefan Angelov puede manejar sus negocios de manera satisfactoria sin ser visto demasiado. Ha sido feliz junto a Victoria más de lo que hubiera soñado, Victoria está de lleno comprometida con la reinserción a la sociedad de mujeres compradas, con ayuda de Mathew y Adriana, que se encargan de las clínicas logran atender de manera integral a muchas. Por cierto que Adriana y Mathew se casaron y tienen una pequeña hija. Giancarlo está entrando a la adolescencia y no solo se parece mucho a su padre físicamente, también ha heredado la habilidad con las computadoras. Es un muchacho tranquilo, disfruta de hacerse pasar por tonto igual que su padre, pero Victoria sospecha que de haber tenido una vida más dura sería muy sanguinario. A menudo Victoria se pregunta qué habría pasado si ella lo hubiera llevado con Michael como quería Lina. La respuesta ella la tenía clara. Hubiera muerto, o estaría en ví
Pocos días después, en menos tiempo de los que cualquiera hubiera tardado en preparar una boda. Victoria y Stefan hicieron una ceremonia privada. Aunque no era legal ya que Victoria estaba declarada muerta por sus padres, sí era muy real, simbólica y con toda la intención que lleva una boda sentenciada por un juez. De hecho la presidió un clérigo, ya que en Kosovo, Stefan sencillamente hacía lo que le daba la gana. La capilla hermosa, con representaciones de iconos religiosos estaba llena de flores blancas, el aire perfumado y dulce de los lirios embriagaba el ambiente. Las velas brillaban con una luz cálida, y la música suave llenaba el espacio sagrado. Stefan, vestido impecablemente, esperaba en el altar con una mezcla de anticipación y nerviosismo. No era por miedo a casarse, sino a perderla. A su lado estaba Mathew, al otro lado donde corresponde estar la madrina de Victoria estaba hermosa con un vestido azul, Adriana, aunque llevaba cabestrillo, Anka lloraba llena de
Guadalupe se quedó muda, estaba en shock. —Dime algo —susurró Michael apenado y perdido, no puede ver sus expresiones, solo tiene su silencio—. ¿Si te he ofendido? —Inquiere dudoso… — ¿Te refieres a solo una noche? —Preguntó Guadalupe de forma atropellada. Michael pasó una mano por su nuca. —Entiendo que no quieras, que es algo absolutamente egoísta, pero no puedo… Michael sintió las manos de Guadalupe deslizarse por sus brazos, llegar hasta su cuello, el aliento de ella rozar su cuello hasta finalmente sentirla a ella tan cerca. — ¿Estás seguro? —No quiere decir que no contarás conmigo, que estaré para ti si me necesitas —respondió Michael colocando sus manos en su cintura—. Pero quiero que tengas un futuro, y yo no te lo puedo ofrecer. —Michael, pero yo no estorbaré… —Yo te estorbo a ti y no al revés… — ¡Jamás!, no lo haces, no quiero alejarme de ti, no me importa si no me ofreces nada, si ella aparece me desaparezco… —Lupita —Michael negó con la cab