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Capítulo 03. Yo solo quiero vivir

   Adriana tomó la mano de Victoria y la abrazó riendo y dando brincos de alegría.

   —Victoria, me encanta, mi hermano vive detrás de una computadora, puro trabajo y trabajo y trabajo… Pensé que no tenía vida social, pero eres bellísima.

   El helicóptero aterrizó y Stefan sigue con la boca abierta.

   Sí… Ahora lo nombraremos Stefan, ese debe ser ahora, porque está frente a su hermana menor, en medio de un momento complicado para su vida secreta.

   Con Adriana abrazando a Victoria, feliz y aceptándola como nueva integrante de la familia cuando él siente que ella tanto peligro representa para su plan de vida.

   Victoria sonríe y parece la novia más feliz del mundo y no es para menos, encontró la manera de seguir con vida, pues no estaba dispuesta a separarse de la hermana de Stefan.

   Literalmente, su vida depende de ello.

   Un hombre calvo y de bigotes gruesos llega hasta ellos desde el helicóptero y al ver a Adriana arruga el ceño.

   — ¿Qué haces aquí Adriana? —inquirió desconcertado y furioso.

   — ¡Papi! —Exclama la chica roja como un tomate.

   El recién llegado miró a Stefan sin entender nada.

   —Estoy tan sorprendido como tú —expresó Stefan en búlgaro.

   Adriana juega con sus manos, tiene un diminuto traje de baño y su padre la miró de arriba abajo—. Me dijiste que ibas a Miami.

   —Ay, creo que dentro de todo es algo bueno que se reúna la familia —exclamó Adriana y Victoria sonríe, se identifica con la chica saliendo del atolladero con dulzura y risas, la chica inteligente marca a su madre en videollamada—. Hola mami, recuerdas que te dije que una serie de inconvenientes me trajeron a Sicilia a última hora, pues me encontré a mi papá y a Stefan.

   — ¿Pero cómo es eso posible?, creí que ellos estaban en New York —respondió la madre al otro lado de la línea.

   —Yo creí lo mismo, pero mira, te presento a Victoria, la novia de Stefan —Adriana mostró a Victoria en la pantalla y ella agitó la mano sonriendo.

   Stefan pasó la mano por su cabello contrariado e importante ante la situación.

   Victoria disfrutándolo en grande saludó a la señora en perfecto inglés, idioma que uso la mujer.

   — ¡Novia! Pero qué buena noticia, quiero conocerla.

   —Justamente íbamos con usted —respondió Victoria afónica con la mano en su garganta y miró a Adriana—, cuñada, deberías venir con nosotros, no vale la pena Sicilia estas vacaciones, yo me enfermé de influenza, no querrás preocupar a tu papá y hermano —susurró al final.

   Adriana sonrió con Victoria, entendió que ella la quería ayudar, obviamente era un consejo para que mejor no hiciera enojar más a los hombres de su familia.

   —Déjame hablar con Stefan —pidió su madre y Adriana entregó el teléfono a su hermano.

   —Hola mamá —dijo Stefan con voz amable y Victoria no podía creer la transformación, hasta tierno se veía.

   —Mi hermoso hijo, me encanta el cambio de look, te ves muy bien sin anteojos, me haces falta y me encanta que vengas para acá a visitarme.

   —Mamá en realidad, Ivo y yo tenemos trabajo en Europa, no podemos ir todavía.

   La madre de Stefan puso mala cara y se acercó a su propio teléfono poniendo en la cámara sus ojos azules iguales a los de Stefan.

   —Tengo demasiado tiempo sin verte, por favor ven, te necesito.

   Stefan dejó salir el aliento.

   —Está bien mamá, nos vemos.

   —Gracias, por favor dile a Ivo que me llame, necesito hablar con él.

   Stefan finalizó la llamada y pasó el teléfono a su hermana, apenas podía disimular su rabia.

   —Nos vamos todos —dijo Stefan y ahora de nuevo su cara es seria, la del mafioso Franco Slashdot.

   — Ay, ¿pero qué te pasa Stefan?, no te reconozco, tú no eres así de serio.

   Stefan pasó la mano por su cabello, le costaba mantener su papel delante de su hermana cuando quería estrangular a Victoria.

   —Mi amor, ¿aún te duele la espalda? —Preguntó Victoria con toda la ternura de una preocupada novia.

  Stefan la miró entrecerrando los ojos y recordandola metiéndo las uñas en su herida de bala.

   —Claro que debe dolerle la espalda —contestó Adriana sin imaginar la verdadera causa—. De seguro usa sillas con mal respaldo y él no sabe vivir si no está metido en sus negocios.

   —Ni te imaginas cómo nos conocimos —susurró Victoria en forma conspiradora.

   Adriana se echó a reír y aplaudió emocionada.

   —Quiero todos los detalles.

   —Debemos irnos —interrumpió Ivo, padre de Adriana.

   —Papi, pero debo despedirme de mis amigas y mi equipaje está en otro hotel —la muchacha se señaló a sí misma, llevaba un minúsculo traje de baño.

   El hombre puso los dedos índice y pulgar en el puente de la nariz.

   —Nos vamos de una vez y no quiero más sorpresas Adriana.

   Stefan miró con cara de asesino a los hombres que custodiaban a su padrastro y que miraron apreciando los glúteos en pompa de la hermosa muchacha mientras subía al helicóptero enfurruñada.

   Victoria hubiera querido quedarse pegada a la joven irreverente, pero después del corto viaje en helicóptero los esperaba un jet que parecía más bien un barco de lujo.

   Adriana se había encerrado en una habitación privada del avión y Victoria no pudo hacer nada para detenerla.

   Stefan la tomó del brazo y la llevó a una habitación también.

   Victoria se percató de los tonos dorados y crema, pero poco más pudo notar, Stefan la tiró a la cama y se subió encima de ella.

   —Así que eres mi novia.

   —Yo solo…

   Stefan como un tigre al acecho la mantuvo encerrada con su cuerpo, su boca a milímetros de ella.

   —Traspasaste un límite al meter a mi hermana...

   —Yo no hice nada, te ayudé, ella no sospecha que eres un mafioso gracias a mí…

   Stefan la tomó por la barbilla con fuerza.

   —Déjate de jueguitos conmigo.

   Victoria con los ojos llenos de lágrimas lo miró con valentía directamente a los ojos.

   —Querías matarme, ahora no puedes y si me maltratas se lo diré a tu hermana, le diré que me secuestraste y que eres un maldito mafioso.

   Victoria le pegó en el pecho y aprovechó para darle una bofetada.

   Stefan la tomó por las muñecas y las puso encima de su cabeza.

   —Te crees muy inteligente, pero estás lejos de tenerme en tus manos, entiende Victoria Asunsolo, antes de que puedas decirle una palabra en mi contra a mi hermana todos los que amas estarán muertos. Dime Victoria ¿Cómo podrías decirle algo a mi hermana si te matara ahora mismo? Ni siquiera puedes gritar.

  A Victoria le rodaban las lágrimas por las mejillas, pero no le bajó la mirada.

   —Haré lo que sea, por favor Stefan, yo solo…

   — ¿Tú solo qué? —Le increpó—, tú solo crees que es gracioso y no te has dado cuenta que tu vida está por completo jodida…

   —Yo solo quiero vivir —le interrumpió ella con desesperación—, sé que estoy jodida, lo estaba antes de que Luciano me secuestrara y me vendiera a ti, pero algo debo valer para ti si me tomaste.

  —No es lo que ocurrió, tú no me importas para nada, si estás conmigo es por… improvisación, porque Luciano es un idiota —le espetó él con rabia y la soltó, se levantó de encima de ella y la señaló con el dedo índice—. Se acabaron las sorpresas y la improvisaciones, de aquí en adelante me obedecerás, porque podrás ser una caprichosa niña rica acostumbrada a salirse con la tuya, pero yo no soy un pelele al que manipularás.

   Stefan salió de la habitación y Victoria al escuchar la puerta cerrarse se sentó en la cama temblando por la adrenalina.

   —Creí que iba a morir —susurró abrazándose las rodillas.

  Victoria lloraba desesperada y después de tantas veces pensar que su vida no valía la pena se da cuenta que en realidad no quiere morir.

  Se aferra a continuar respirando.

  Stefan fue a un espacio privado donde dispone de un escritorio, un sofá y un bar equipado, se sirve un trago y lo toma para calmarse, se sienta en el escritorio y cierra los ojos.

   «Yo solo quiero vivir»

   Recuerda Estefan como Victoria suplicó, ella no se dio cuenta cómo esas palabras lo desarmaron, furioso una vez más siente cómo esta mujer remueve fibras en él, recuerda cosas que creía enterradas, cosas que sabe lo vuelven débil, porque si de algo está seguro es que no debe dejarse llevar por sentimentalismos; el remordimiento y recuerdos dolorosos solo lo pueden llevar a cometer errores.

   Stefan escuchó que tocaban a la puerta.

   —Adelante…

   Ivo entró.

   — ¿Pero qué demonios? Todo esto es un maldito desastre —espetó el hombre mayor en búlgaro.

   —Ni que lo digas, es una pesadilla.

   —Mi hija está en Sicilia cuando Halcón nos busca.

   Stefan se levantó y metió las manos en los bolsillos.

—Por eso no me preocupo, les dejé pistas falsas en Italia, por ahora pudimos salir, lo importante es que si me dan por muerto no solo Halcón será un problema, y ahora esa m*****a mujer…

   Ivo negó con la cabeza.

   —Stefan, te quiero como a un hijo, sabes que al morir tu padre mi misión fue cuidar de ti y de tu madre, que luego nos enamoramos y la adoro, ustedes y mi hija son todo lo que tengo, esa mujer nos puede poner en evidencia si revela tu nombre.

   —Ella tiene las horas contadas Ivo, no permitiré que le diga a la gente de Halcón que soy un Angelov.

   —Pero no puedes matarla Stefan, es lo que quiero hablar contigo...

   —No podemos confiar en ella, es una condenada adicta, es imposible controlarla —le interrumpió Stefan.

   —Pero podemos utilizarla, recuerda que no hay mejor persuasión que el miedo.

   —Es valiente —susurró Stefan.

  —Pues jamás vi una movilización tan grande de parte de la organización de Halcón para encontrarla, no desde que fue la propia mujer del verdadero Halcón que desapareció hace más de treinta años, esta mujer es importante. Ella es la debilidad de Michael, y obviamente el muchacho no es un simple empleado de Halcón, piensalo Stefan, esta es nuestra oportunidad, ella nos dará la venganza.

   —Es demasiado arriesgado.

   El hombre mayor se quedó callado un instante analizando todos los hechos.

   —Si no la puedes persuadir con miedo tendrás que ponerla de tu parte.

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