Serie: Cachorros asombrosos. Libro 1: ¡Papá compró una humana! Libro 2: ¡Ámame, Alfa testarudo! Libro 3: Beta Alfa, ¡Aléjate de nuestra hija! Libro 4: ¡No arrestes a mi hermano! Un incendio privó a la humana Rose de su familia y lo redujo a un humilde esclavo. En una subasta, un hombre misterioso apareció de repente y cambió su destino. —La compro. —¿Por qué estás maltratando a la humana por la que pagué? —No me interesa si se estaba o no comportando; ella es mía. Pensó que podía confiar en este hombre, pero en lugar de eso fue conducida accidentalmente a una tierra misteriosa. La manada Firebuck Y ese hombre, no es humano, es… Alfa Bastian Crow Quería huir, pero… —¿Pensando en huir, humana? ¡No es posible!
Leer másVanesa. Me tomé solo dos semanas para recuperar energía. Mi hermano había sido comprensivo con mis nulas ganas de moverme de la habitación que Rose me había asignado en su casa. Pasé un montón de tiempo con el sobrino que no sabía que tenía y oyendo a mi hermano y a Rose discutir por tonterías antes de terminar besuqueándose y encerrándose en su habitación. Sorprendentemente me sentía cómoda en esta nueva “normalidad”. Nadie me había presionado por detalles de mi tiempo de cautiverio y ni siquiera parpadeaban cuando gritaba de la nada. Extrañaría todo esto pero era algo que tenía que hacer, se lo había prometido a Nuestra Gran Madre. Así que mis días los había dedicado a bombardear de preguntas a mi pequeño y dulce sobrino mientras que por las noches me ponía a investigar sobre los territorios del Norte. Durante mi tercer día en casa de Rose había comentado que me gustaría tener una pantalla más grande en donde buscar información y a las dos horas mi hermano ya había comprado un
Mi boca estaba en el suelo. ¿Lo habría planeado Bastian así o sería solo coincidencia? Decidí que no pensaría en ello y me concentraría en comparar las muchas casas de campaña para los nuevos lobos mientras se terminaban las cientos de casas en los próximos meses. Esto no tenía nada que ver conmigo extrañando a Bastian ni los meses que sabía que él estaría lejos en el otro territorio. Nada que ver. Los encargué para entrega urgente y eso elevó el precio por las nubes. Me pregunté brevemente con qué dinero se iría de vacaciones Edson cuando le llegue su estado de cuenta. -¿De qué te ríes? – Preguntó el susodicho cuando llegó un par de minutos después. Mi cachorro favorito corrió directo al baño diciendo algo sobre “oler bonito” para su cita con Amanda. -De nada. ¿Saldrás esta noche a buscar suerte? -Paso, dormiré temprano. – Dijo dirigiéndose a la cocina. -Hola. – Dijo otra voz viniendo por el pasillo. - ¿Qué hay de cenar? -Lo que sea que el Beta prepare. – Dije dándole una son
Las vacaciones, la búsqueda de nuevos Betas y las citas tuvieron que esperar por algunos días más.Después del ritual fúnebre, la manada comenzaba a volver a la normalidad y yo estaba hasta el cuello de papeleo.Tanto Bastian como yo tuvimos que hacer un montón de tareas con nuestras respectivas manadas, así que no lo vi por cerca de una semana.El que estuvo conmigo todo ese tiempo fue Chase; el cachorro prefería mi compañía porque buscaba algún tipo de cierre con el tema de su madre. (No es que lo culpara). Lo que me pareció extraño y divertido a partes iguales fue que los cachorros de la manada comenzaran a verlo como su líder no oficial e iban a él para resolver sus pequeños problemas. Incluso había colocado su oficina frente al Gran Árbol de Noa consistente en una manta, una libreta y un lápiz.Hacían fila para pedir el sabio consejo de mi cachorro de siete años.Dos o tres días después de que Edson me contara sobre la “oficina” decidí que debía de escaparme del papeleo aburrido
El lobo solamente quiso que utilizara su cuerpo como almohada. No sabía cómo sentirme al respecto. ¿Decepcionada porque no sugirió que hiciéramos cosas divertidas? ¿Aliviada porque respetara que yo quería seguir yendo lento en nuestra relación? Muchas preguntas, pocas respuestas. Así que a la mañana siguiente yo era una humana muy dormida y confundida. No es como si mis preocupaciones me hayan dejado dormir profundamente. -Manadas. – Dijo Bastian con voz Alfa. Lo primero que hicimos después de despertar fue organizar a todos para un desayuno rápido antes de sacar a todos para dar un breve discurso sobre nuestros siguientes pasos. El Alfa Alan había salido por la madrugada del lugar, según los reportes de algunos guardias, así que una preocupación menos. El tipo me causaba escalofríos. -Los hemos reunidos aquí para hacerles un anuncio importante y para decirles qué es lo que pasará con todos nosotros en los próximos días. – Continuó el tipo cruzándose de brazos sobre el pecho desn
Lo primero que hice después de que nos aseguráramos de que era seguro salir del búnker fue ordenar que algunos guardias fueran a encontrar al resto de los Alfas. No habían ido muy lejos de todas formas. -Me alegro de que todos nos encontremos bien. – Dije cuando nos reunimos todos los Alfas del Continente. -Bueno, excepto por algunos lobos. Cuando subí las escaleras encontramos algunos cuerpos regados por todas partes. Bastian mandó a un grupo a recolectar a todos y ponerlos en un lugar cercano para que los Alfas pudieran reconociera sus lobos y se los pudieran llevar. -¡¿Y de quién m****a es la culpa?! – Dijo el tipo de la barba horrible. -¡Mis lobos estarían vivos de no ser por ustedes! Jodida humana estúpida. Bastian gruñó y yo le acaricié el brazo tranquilizadoramente. -No. Tus lobos están muertos porque alguien le tendió una trampa a todos los Alfas del Continente; ahora, ya que has llegado hasta aquí buscando una guerra, sabías que perderías a algunos o a todos tus lobos. ¿D
El caos reinaba a mi alrededor y tuve que poner un poco de orden. No porque me gustara especialmente tomar el mando, sino porque acababa de notar que mi mareo era debido a mi brazo que no había parado de sangrar. Jodido Alan, me había rebanado bien el brazo. Pedí que me llevaran con algún médico antes de desmayarme porque aun tenía cosas que hacer. -Bombas… ¿Quién m****a las habrá puesto ahí? – Murmuré mientras un grupo de lobos me “escoltaba hacia una habitación cercana. -¡Rose! – Gritó una pequeña voz a mi espalda y me detuve lo suficiente como para que me alcanzara. -Hey, pequeño hombrecito. Tú y yo tenemos que hablar de cosas serias. – Dije en mi mejor tono de reprobación. -Lo sé. – Dijo solemne. – Tenía que salir de aquí para avisarles sobre las bombas. No era mi intención ponerme en peligro o preocuparte. -No importa el motivo, deja que los adultos se encarguen de las cosas peligrosas, ¿De acuerdo? Para este momento ya me encontraba en una cama y algunos lobos en batas co
Edson. En cuanto sacamos de esa gran pila de escombros una caja negra con un contador y vi a Bastian congelarse, supe que tenía que hacer algo. En ese momento no lo pensé detenidamente, solo debía alejar el peligro de mi manada. El contador decía treinta y tres segundos cuando lo tomé. “Dulce Madre, dame fuerza.” Utilicé toda mi fuerza de voluntad y la velocidad de mis piernas; por fin ser el más rápido sería útil el día de hoy. Esquivé a un montón de lobos en retirada que chillaron asustados al verme cargar con esta cosa. Yo solo esperaba que todo el movimiento no activara la detonación más rápido. Árboles, rocas, pequeños roedores salvajes pasaban como un borrón ante mis ojos. Sería incluso más rápido en mi forma de lobo, pero no sería capaz de llevar muy bien el peso entre mis dientes. La cosa pesaba al menos unos cinco kilos. Di un vistazo rápido hacia abajo mientras saltaba sobre una gran rama. Ocho segundos. -Joder… No creía estar tan lejos como me hubiera gustado. Me d
Bastian. ¡¿Qué carajo hacía mi hijo aquí afuera?! El cachorro llamó mi atención y pude distinguir de sus labios la palabra “Bomba” Joder, lo que me faltaba. Proferí un grito de frustración. -¿Acaba de decir que hay una bomba? – Preguntó incrédulo el Beta Cadáver. -Lo dijo. Averigua lo que puedas discretamente. -Dije con dientes apretados y luego utilicé mi comando Alfa. -Roger, Titus, Gustav, Asmodeus y George, ¡Traigan sus culos hasta aquí! Lo sentí deslizarse para comenzar a buscar. Francamente, no esperaba que me obedeciera ya que no era su Alfa. Mientras los otros Alfas me miraban inseguros, yo vigilaba no solo los movimientos de mi hijo, sino de mi pareja. Por el momento parecía estar bien; se defendía y atacaba maravillosamente contra el Alfa Alan. No había necesidad de interferir… pero lo haría de todas formas. Usaría la ley de parejas para poder matar al bastardo ante la menor señal de que mi Rose no podría con él. Verla así toda enojada y letal hacía que se me pusiera
Rowan.Si íbamos un poco más lento gritaría de frustración.El auto que tuve que tomar junto a otros guardias era una basura con ruedas que no podía superar los cien kilómetros por hora. En consecuencia, mi Alfa se había adelantado desde hace varios kilómetros.Sabía que estaba siendo un poco dramático ya que en realidad a lo mucho llegaríamos unos cinco o diez minutos detrás de ellos, pero aun así estaba frustrado.Además me sentía incómodo sin saber la información que el Beta Edson le estaba pasando a mi Alfa mientras yo trataba de seguirles el ritmo.Por fortuna, habíamos llegado por fin al camino de entrada de la manada. Nunca, en mis veintitrés años de vida me había alegrado tanto por ver una puerta destrozada.Detuve abruptamente el auto.-¡Listos para cualquier situación de mierda, lobos!Bajé del auto y fui abordado casi inmediatamente por una mujer pequeña que tomaba mi mano. Arqueé una ceja en su dirección.Parecía estar desesperada. Olfateé discretamente: Humana. ¿Qué hacía