holis mis preciosos fanseses n.n/ ayer ya no pude subir cap porque andaba medio dormida jajaja aquí les dejo qué fué lo que pasó con nuestros dos Betas favoritos; novedades!! ya me aceptaron por fin el libro de La loba blanca se rebela y es gratis XD subiré al menos unos veinte capítulos hoy, así que si quieren ir y ver de qué se trata, son bienvenidos :D Son caps largos jejeje espero que les guste. Y ahora si, esta novela se va a terminar en los próximos dos o tres caps; estén pendientes porque se viene el segundo libro y ese me lo aceptan en otras dos semanas jajaja los amo mil millones de muchooooooo <3 <3 gracias por todo el apoyo :3 :3
El caos reinaba a mi alrededor y tuve que poner un poco de orden. No porque me gustara especialmente tomar el mando, sino porque acababa de notar que mi mareo era debido a mi brazo que no había parado de sangrar. Jodido Alan, me había rebanado bien el brazo. Pedí que me llevaran con algún médico antes de desmayarme porque aun tenía cosas que hacer. -Bombas… ¿Quién m****a las habrá puesto ahí? – Murmuré mientras un grupo de lobos me “escoltaba hacia una habitación cercana. -¡Rose! – Gritó una pequeña voz a mi espalda y me detuve lo suficiente como para que me alcanzara. -Hey, pequeño hombrecito. Tú y yo tenemos que hablar de cosas serias. – Dije en mi mejor tono de reprobación. -Lo sé. – Dijo solemne. – Tenía que salir de aquí para avisarles sobre las bombas. No era mi intención ponerme en peligro o preocuparte. -No importa el motivo, deja que los adultos se encarguen de las cosas peligrosas, ¿De acuerdo? Para este momento ya me encontraba en una cama y algunos lobos en batas co
Lo primero que hice después de que nos aseguráramos de que era seguro salir del búnker fue ordenar que algunos guardias fueran a encontrar al resto de los Alfas. No habían ido muy lejos de todas formas. -Me alegro de que todos nos encontremos bien. – Dije cuando nos reunimos todos los Alfas del Continente. -Bueno, excepto por algunos lobos. Cuando subí las escaleras encontramos algunos cuerpos regados por todas partes. Bastian mandó a un grupo a recolectar a todos y ponerlos en un lugar cercano para que los Alfas pudieran reconociera sus lobos y se los pudieran llevar. -¡¿Y de quién m****a es la culpa?! – Dijo el tipo de la barba horrible. -¡Mis lobos estarían vivos de no ser por ustedes! Jodida humana estúpida. Bastian gruñó y yo le acaricié el brazo tranquilizadoramente. -No. Tus lobos están muertos porque alguien le tendió una trampa a todos los Alfas del Continente; ahora, ya que has llegado hasta aquí buscando una guerra, sabías que perderías a algunos o a todos tus lobos. ¿D
El lobo solamente quiso que utilizara su cuerpo como almohada. No sabía cómo sentirme al respecto. ¿Decepcionada porque no sugirió que hiciéramos cosas divertidas? ¿Aliviada porque respetara que yo quería seguir yendo lento en nuestra relación? Muchas preguntas, pocas respuestas. Así que a la mañana siguiente yo era una humana muy dormida y confundida. No es como si mis preocupaciones me hayan dejado dormir profundamente. -Manadas. – Dijo Bastian con voz Alfa. Lo primero que hicimos después de despertar fue organizar a todos para un desayuno rápido antes de sacar a todos para dar un breve discurso sobre nuestros siguientes pasos. El Alfa Alan había salido por la madrugada del lugar, según los reportes de algunos guardias, así que una preocupación menos. El tipo me causaba escalofríos. -Los hemos reunidos aquí para hacerles un anuncio importante y para decirles qué es lo que pasará con todos nosotros en los próximos días. – Continuó el tipo cruzándose de brazos sobre el pecho desn
Las vacaciones, la búsqueda de nuevos Betas y las citas tuvieron que esperar por algunos días más.Después del ritual fúnebre, la manada comenzaba a volver a la normalidad y yo estaba hasta el cuello de papeleo.Tanto Bastian como yo tuvimos que hacer un montón de tareas con nuestras respectivas manadas, así que no lo vi por cerca de una semana.El que estuvo conmigo todo ese tiempo fue Chase; el cachorro prefería mi compañía porque buscaba algún tipo de cierre con el tema de su madre. (No es que lo culpara). Lo que me pareció extraño y divertido a partes iguales fue que los cachorros de la manada comenzaran a verlo como su líder no oficial e iban a él para resolver sus pequeños problemas. Incluso había colocado su oficina frente al Gran Árbol de Noa consistente en una manta, una libreta y un lápiz.Hacían fila para pedir el sabio consejo de mi cachorro de siete años.Dos o tres días después de que Edson me contara sobre la “oficina” decidí que debía de escaparme del papeleo aburrido
Mi boca estaba en el suelo. ¿Lo habría planeado Bastian así o sería solo coincidencia? Decidí que no pensaría en ello y me concentraría en comparar las muchas casas de campaña para los nuevos lobos mientras se terminaban las cientos de casas en los próximos meses. Esto no tenía nada que ver conmigo extrañando a Bastian ni los meses que sabía que él estaría lejos en el otro territorio. Nada que ver. Los encargué para entrega urgente y eso elevó el precio por las nubes. Me pregunté brevemente con qué dinero se iría de vacaciones Edson cuando le llegue su estado de cuenta. -¿De qué te ríes? – Preguntó el susodicho cuando llegó un par de minutos después. Mi cachorro favorito corrió directo al baño diciendo algo sobre “oler bonito” para su cita con Amanda. -De nada. ¿Saldrás esta noche a buscar suerte? -Paso, dormiré temprano. – Dijo dirigiéndose a la cocina. -Hola. – Dijo otra voz viniendo por el pasillo. - ¿Qué hay de cenar? -Lo que sea que el Beta prepare. – Dije dándole una son
Vanesa. Me tomé solo dos semanas para recuperar energía. Mi hermano había sido comprensivo con mis nulas ganas de moverme de la habitación que Rose me había asignado en su casa. Pasé un montón de tiempo con el sobrino que no sabía que tenía y oyendo a mi hermano y a Rose discutir por tonterías antes de terminar besuqueándose y encerrándose en su habitación. Sorprendentemente me sentía cómoda en esta nueva “normalidad”. Nadie me había presionado por detalles de mi tiempo de cautiverio y ni siquiera parpadeaban cuando gritaba de la nada. Extrañaría todo esto pero era algo que tenía que hacer, se lo había prometido a Nuestra Gran Madre. Así que mis días los había dedicado a bombardear de preguntas a mi pequeño y dulce sobrino mientras que por las noches me ponía a investigar sobre los territorios del Norte. Durante mi tercer día en casa de Rose había comentado que me gustaría tener una pantalla más grande en donde buscar información y a las dos horas mi hermano ya había comprado un
Al parecer hoy tampoco iba a comer. Después de que los guardias de esta prisión se fueran entre risas y apuestas por ver a quién mataría de hambre el día siguiente, me había acercado a la abollada charola en la que se suponía me dejarían comida. No había luz en mi sucia celda, pero no hacía falta usar mis ojos para darme cuenta de que cualquier extraña masa que estuviera ahí, no era comestible solo por el olor. Me arrastré de nuevo al rincón más lejano, que no serían más de cinco pasos, y volví a abrazar mi cuerpo para darme una falsa sensación de comodidad y calor. El dolor constante en mi tobillo derecho era un sordo recordatorio de que ninguna de nosotras podría escapar de este lugar a menos que fuera comprada… o desechada. Había perdido la cuenta del número de días que habían pasado desde que quemaron mi pueblo y nos tomaron prisioneras. Era difícil seguir el paso del tiempo cuando se está encerrado en una prisión subterránea donde no existe la luz del sol y cuando nuestros c
Los guardias se acercaron a mí y me levantaron para llevarme a rastras hacia la habitación de atrás del escenario. Yo no podía dejar de temblar porque estaba muy segura de que aquella voz me había elegido. Sabía lo que seguía y no podía hacer nada al respecto ya que estaba muy débil. Los jodidos guardias me habían privado de la comida durante… un tiempo. El cuarto era oscuro, pero no tanto como mi celda, por lo que podía ver aceptablemente bien que ya había un comité de despedida. El “guardia del maletín”, como lo apodé la segunda vez que lo vi, se acercó a mi y comenzó a examinar mis ojos y boca mientras anotaba cualquier cosa en algunos papeles. Entonces sacó una jeringa y preparó mi brazo mientras otros dos guardias me sometían para quedarme quieta. No sabía qué era lo que contenía el líquido que les inyectaban a las chicas que eran vendidas por lo que puse todas mis fuerzas en tratar de evitarlo. -Tienes dos opciones. – Me dijo el tipo del maletín. – Puedes quedarte quieta y