Edward es un chico nada atractivo, feo realmente, callado, tímido, opacado y poco sociable, pero muy listo. La historia comienza cuando crece y se convierte en un hombre, y su padre, Henry piensa que ya es hora de que se ponga al frente de las empresas de la familia, pero a él no le gustaría tener que hacerlo, ya que Edward es feo y sería la burla de todos, también supone que no es su hijo, porque sus otros dos mellizos si son guapos, así que no sabe cómo evitarlo, también desea que se pueda casar con una mujer hermosa de alta sociedad, pero se pregunta quién querría casarse con él, es un hombre tan difícil de mirar, en otras palabras, "horrendo."
Leer másEn algún lugar del país.—Buenos días, bella, durmiente, aquí está tu desayuno. — Él le hace una venía y sonríe.—Buenos días cojoncio, el día está hermoso hoy, saldré a tomar el sol. — Se desespereza levantando sus brazos.—Por supuesto, iré contigo al jardín, mira aparte lo que te traje. — Le muestra un hermoso diario, con una portada de flores en alto relieve y mariposas a su alrededor.—Mi diario, es hermoso, ese jefe tuyo tiene muy buen gusto, este libro se parece mucho a mí, su portada es dulce y romántica. — Lo mira por todos lados mostrándose feliz.Dile que gracias.—Tu siempre tan cursi, pues tendrás que darle las gracias tú misma, él vendrá para la hora del almuerzo, estamos preparando un banquete para ustedes dos. — Le dice mientras mira por la gran ventana.—Es verdad, ¿seguro él vendrá?, ¿y como debería tomar eso?, debería estar nerviosa o preocupada?— Tiembla un poco.—Sí, seguro lo hará, hablé con él y está en camino, supongo que deberías sentirte tranquila, él no es u
—Así se habla Leonor, debes hacerle pagar a tu hermana por todo lo que te ha hecho pasar, es hora de que todos vean que tú no te dejas de nadie. — Le dice sonriendo maldadosamente. —Ya basta Cojoncio, no alteres a la señorita. — Él interviene. —Él tiene razón, siempre todos, todos han querido hacer conmigo lo que se les ha dado la gana, estoy cansada, ya no más Leonor la buena, me van a conocer. — Frunce el ceño. —¿Y qué harás? — Pregunta a la expectativa. —Por ahora nada, pero ya se me ocurrirá algo. — Le dice pensativa con desconcierto en sus palabras. Un mes después. —Ya miraste la prensa madre. — Helena le dice mientras calva sus ojos en el periódico. —No, hija, que noticias tenemos para hoy. — Le habla tejiendo un pequeño saquito de hilo para la bebé. —No te imaginas lo que está sucediendo. — Abre sus ojos grande. —¿Qué?, muéstrame, quiero saber de qué se trata. — Pregunta con curiosidad. —Te voy a leer para que no te fatigues. — Sigue sorprendida con la lectur
—¿Cómo te sientes Helena? — Pregunta kristel un poco incómoda de ver el rostro de malestar de Helena.—Bien, supongo, ya que por fin me sacaron a esa niña, ahora por fin me puedo sentir yo misma otra vez, aunque me molesta un poco que no he podido descinchar mi estómago por completo, esto es una tragedia. — Respira profundo.—Hija ya bajará, espera unos días más y lo verás. — La consuela.—Esperaré, pero si no sucede tendré que tomar cartas en el asunto, no sé, me haré una liposucción, no voy a andar de gorda, eso jamás. — Le dice preocupada.—Ya no te inquietes por eso, todo estará bien, siempre debe pasar más o menos dos meses o tres para que regreses a la normalidad.—No, no puedo esperar tanto, me volveré loca con esta barriga. — Se mira su vientre con molestia.—Pero si está superchiquita, no es nada hija, no hagas berrinches por eso tan insignificante. — Mueve su cabeza en negación.—¿Nada mamá?, esto no es una barriguita, es una montaña de grasa.Es más, ahora mismo iré para qu
—Dime hija, ¿qué es lo que sucede entre tú y Edward? — Pregunta pensativa.—Nada realmente, es solo que, señora Betty, seré sincera con usted porque lo merece. — Tiembla un poco al hablar.—¿Qué pasa Sheily?—Señora Betty, lo diré sin anestesia, estoy enamorada de Edwuard. — Se confiesa.—¿Qué?, ¿y desde cuándo?, ¿él lo sabe?, niña me has impactado. — Abre sus ojos grande.—Yo sé que solo soy la niñera, pero no pude evitar sentir tantas cosas por él, él es demasiado bueno y caballeroso, es imposible no enamorarse, hace más o menos un mes he venido sintiéndome más cómoda de lo normal con él, y él no lo sabe, solo me gusta acercarme y ayudarlo en lo que él necesita. — Lo ha dicho todo.—Ay mi niña, el que seas niñera no es ningún problema, lo que me preocupa es que mi hijo no te corresponda y que aún siga enamorado de ella. — Se muestra ansiosa.—¿Y si hago que se enamore de mí?, usted me apoyaría señora Betty.— Pregunta sonriendo con gentileza.—No lo sé, primero debemos saber si él ya
Algunos meses después.—Por fin ha nacido mi nieta, es una niña muy hermosa, la más bonita. — Se regocija satisfecha.—Mamá no es para tanto, solo es una bebé llorona, ya quiero irme a mi casa para no tener que escucharla nunca más. — Le dice ella de mal humor.—Hija no tengas ese corazón tan duro, los hijos son una bendición, y mírale los ojitos. — Ella voltea la cara con desagrado para el otro lado.— Ya madre no intentes meterme a esa mocosa por los ojos, muy bien sabes que no quiero saber nada acerca de ella, si no sigues lo que te pedí la regalaré o la enviaré a un orfanato, lo que sea, pero ya no la verás más nunca.En ese instante entra la enfermera a la habitación.—Señora es hora de alimentar a su pequeña. — Le dice mientras le acomoda la almohada.—No la voy a alimentar, no voy a dejar que dañe mi cuerpo, más de lo que ya lo ha hecho, usted puede darle la fórmula y déjeme dormir, para eso estoy pagando tanto dinero, estoy muy cansada de cargarla nueve meses. — Se relaja en l
Dos semanas después. —La, la, la, la, e, e, la, la, la, Lala. — Tararea en su habitación de manera apacible. —Hija, ¿y eso?, ¿por qué estás tan contenta el día de hoy? —Madre por las noticias, no pueden ponerse mejores, no sabes lo dichosa que me hace la desgracia de Edward. — Sonríe de oreja a oreja. —Pero hija, no debemos ser tan rencorosas, además aún no creo que Leonor le haya hecho eso a él, es imposible, ella siempre decía estar muy enamorada. — Se asombra. No lo entiendo. —A la final Leonor esta demostrando lo que en realidad es, una mosca muerta capaz de hacer hundir el barco sin importar ahogarse ella misma, es una m*****a buena. — Sonríe maldadosa. — Es aún mejor que yo para la maldad. —No digas eso, sé que algo no está bien, mi corazón me lo dice. — Frunce el ceño. —¿Y qué vamos a hacer?, ya ella decidió su destino, es mejor dejar que sea feliz, tu corazonada debe estar equivocada madre, ya ves que Betty envío el video y todos pudimos ver qué nunca quiso al horripila
—Es un vídeo, espera lo reproduzco.Hola Edward, quiero decirte que no quiero casarme contigo, no estoy enamorada de ti, todo esté tiempo estuve engañándote con alguien más, lo siento, solo fuiste un juego para mí, olvídame, solo eres un hombre horrible que nadie va a tomar en serio jamás, ADIOS.El vídeo se corta, Edward suelta el teléfono de las manos y se sienta en el sofá sin fuerzas, cerrando sus ojos suspira.—Hijo esto no puede ser verdad, Leonor no haría algo así. — Betty exclama impresionada.—¿Qué acabas de ver madre? — Le dice con un nudo en la garganta.—Lo sé, pero quizás la obligaron a decirlo, acaso no la viste, está toda pálida y ojerosa. — Intenta negar la realidad.—No madre, no quieras tapar el sol con un dedo, es ella diciéndome que todo fue una mentira. — Él se retira a su habitación apresurado.—¿Qué pasa señora Betty? — Ella se acerca con gentileza.—Ay Sheily, jamás imaginé que esto sucedería, confíe tanto en Leonor, hubiese apostado mi vida por ella, pero me d
—Ya, siéntate Sheily, todo estará bien, pediré que te traigan un vaso de agua. — Edward toma el teléfono y llama a su secretaria.Serena por favor trae un vaso de agua, no espera mejor que sean dos, gracias.—Sí, señor. — Cuelga el teléfono.—¿Ya te sientes mejor?—No, desde que murieron mis padres todo ha sido horrible Edward, mi vida se destruyó en un instante, he pasado noches enteras entre llanto y sin poder conciliar el sueño, no encuentro la paz que mi corazón necesita. — Le dice melancólica.—De verdad lo siento mucho, es una pena que hayas tenido que pasar tantos momentos tan dramáticos y tristes. — Golpea la puerta y entra Serena con los vasos de agua.—Señor aquí está el agua que pidió. — Los deja en la mesa.—Gracias Serena, puedes retirarte.—Como ordene señor. — Se retira rápidamente.—Toma un poco, te sentirás más tranquila.—Gracias Edward, eres un verdadero caballero, a pesar de como fui contigo tú eres un amor de persona, te agradezco mucho que no me hayas votado de t
Días después.—Buenos días, señorita Wonderwall.—¿Quién es usted y porque me tiene aquí encerrada? — Pregunta con sus ojos vendados acostada boca arriba sobre una cama.—Eso no tiene relevancia, solo quiero decirle que de ahora en adelante está será su casa, no volverá nunca más adonde los Fuller, es eso o la muerte de sus seres queridos. — Le dice la voz gruesa y tenebrosa de un hombre desconocido.—¿Qué le pasa?, acaso está demente, no sé quién es y porque me saco de la mansión a la fuerza y ahora quiere obligarme a vivir aquí, eso no, no se lo voy a permitir. — Le habla con miedo y enojo en sus palabras.—¿Y como cambiará eso?, acaso supone que podrá soltar las cadenas que la atan a la cama e irse nada más, además nadie le está preguntando si lo quiere o no hacer, aquí pasará el resto de su triste vida.—Claro que no, auxilió, sáquenme de aquí, ayuda. — Grita fuerte de la desesperación e intenta desamarrarse de la cadena que la ata de pies y manos en la pequeña cama de hierro sóli