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Capitulo 4, "Soy un ángel feo madre"

Al día siguiente.

—Madre, estás muy hermosa hoy, resplandeciente.

Tu sonrisa está más bonita que en otros días.

—Ya basta, hijo, que vas a hacer que me sonroje.

—Pero es la verdad, te pones cada día más linda.

—Gracias, todo fue desde la última vez que me iba a ir contigo y tus hermanos, cuando me dijiste que hablara con Henry, sobre nuestro matrimonio y todo se arregló desde ese momento, él cambió mucho.

Hasta contigo.

—Bueno, no del todo madre, pero sí, me ha aceptado un poco más, gracias por cuidarme siempre, por no abandonarme, tu amor me ha hecho más fuerte, he tenido que lidiar con gente superficial y variable, que piensan que por qué como me veo así pueden pasar por encima de mí.

—Lo sé hijo, sé que has pasado por momentos complejos, sobre todo aquí con tu padre, que eso nunca debió ser así, él tiene que protegerte y solo te ha humillado…

—Sí madre, pero es mejor que olvidemos todo eso, y pensemos en ese matrimonio que mi padre ha impuesto, madre, no quiero casarme con ninguna mujer, sé que también sucederá lo mismo, y vendrá el desprecio.

Además, no sé cómo tratarla no he tenido una novia, ¿qué debo hacer?

—Hijo mío, eres un dulce, tratarla como siempre has tratado a tu madre, con respeto, amor y cariño, es algo que debes hacer hijo, tu padre y tus abuelos pasaron por lo mismo, un matrimonio, bueno, no arreglado como en este caso, pero sí debieron hacerlo cariño.

—Ojalá no tuviera todas estas inseguridades madre, pudiera sentirme cómodo de salir como los demás, sin pensar en que me ven como un fenómeno.

—Respecto a eso, hijo, estuve pensando…—Interrumpe Henry Fuller

—Acabo de hablar con Abraham Wonderwall mañana vendrán a la cena de compromiso, para que le pidas la mano a Helena Wonderwall.

—Y ¿por qué aquí?, creo que lo más correcto sería en la mansión Wonderwall.

—Eso mismo les dije, pero insistieron que acá, no le vi nada de malo, solo es una cena, prepárate Edward esta tarde habrá una reunión con los inversionistas de la banca y debemos estar preparados para sus preguntas.

—No hay ningún inconveniente padre, ya está todo listo y resuelto, todos los cuestionamientos serán resueltos.

—Perfecto, y ¿adónde están los mellizos?, no los veo desde que volví de mi viaje.

—Tenemos que hablar sobre ellos Henry, estos niños se están portando muy mal, la maestra llamo esta mañana y están siendo los villanos de la escuela.

Debes hacer algo, he intentado enfrentarlos y me ignoran, te dije que no les des todo lo que pidan, los has malcriado demasiado.

—No te preocupes mujer, hablaré con ellos y con la maestra, seguramente no es tan malo como parece, son solo niños, que tan malo podría ser, relájate.

Iré a hablar con ellos.

—Madre iré a comprar un traje para la cena de mañana, ya ves que si no mi padre dirá también que no sé cómo vestir.

—Lo sabes hijo, esos trajes te quedan hermosos, y se nota que vas en las noches al gimnasio, mira esos músculos, qué guapo.

—No me mientas madre, sé cómo me veo,

—Hijo, tú serás bello ante los ojos de una mujer enamorada, seguro llegará, pero de verdad, esos 1,85 y esos músculos te quedan fascinantes.

—Gracias madre, me voy, te veo en la noche.

—Cuídate, hijo mío.—Besa a su hijo con mucho amor y él sale en busca del traje para la cena con su futura esposa.

Esa mujer que no le convendría a ningún hombre en este momento, por su forma de pensar y de ver la vida, pobre Edward su vida a pesar de nacer en la riqueza ha sido demasiado caótica y ahora tener que casarse con esa ladilla de Helena.

Al otro día.

—Buenos días, hijo mío, ¿cómo estás? ¿Cómo te sientes hoy?

—Buenos días, madre hermosa, un poco pensativo por lo que me espera el día de hoy, ya sabes, pero con la mejor energía para conocer a esa mujer que va a ser mi esposa.

—Te entiendo, y sé que siempre has buscado la manera de complacer a tu padre para no tener problemas con él, pero hijo, si no te gusta esa muchacha, si le ves algo de malo no te cases con ella, él tendrá que entenderlo al final.

—No quiero llevarle la contraria a mi padre madre, nuestra relación no ha sido la mejor, haré siempre lo que a él le haga feliz enteramente.

—No quiero que sacrifiques tu paz y felicidad por darle gusto a tu padre, sea lo que sea que decidas, yo te apoyaré, pero, por favor, no destruyas ese buen humor y esa sonrisa por una mujer que puede apagarla en un segundo, solo espero que no sea verdad lo que he escuchado de esa niña.

—¿Qué eso lo que te desconcierta madre? ¿Dime qué has escuchado?…

—Es una malcriada, arrogante, grosera, mimada, se hace lo que la mocosa diga, ya tiene veintidós y actúa como una niña de cinco, Helena Wonderwall es el diablo.

Y tú eres un ángel hijo, ¿cómo la vas a soportar?

—Soy un ángel feo madre, no te preocupes, seré feo, horroroso, el más adefesio, pero recuerda que soy muy listo y jamás dejaré que una mujer como ella o nadie más me humille.

Aprendí que no debo dejar que pasen por encima de mí, tendrá que hacer mucho para dañarme, pues tengo muchas capas de fortaleza, soy como una roca y no lo voy a permitir.

—Que bueno que piensas así, me quedo más tranquila, no permitas ningún tipo de grosería, hijo, mantente alerta, te amo.

—Yo a ti, gracias madre, iré a la oficina, vuelvo en la noche.—Besa a su madre en la frente y sale para la oficina.

—Cuídate mi musculoso de ojos bonitos.

—Solo eso madre, te amo.

Al otro lado de la ciudad.

—Hoy es el gran día, te vas a comprometer.

—No, pues que gran día, comprometerme con ese adefesio.

—Ya olvídalo.

—Como me dices que lo olvide, claro como tú no eres la que se va a casar con ese coco.

—Trata de tomártelo como unas vacaciones, piensa en que vas a tener todo lo que siempre has soñado, tú que sueñas con tantas cosas materiales, carros, una mansión para ti, ropa, muchos zapatos, todo a pedir de boca hermana.

—Tienes razón, debo pensar en los beneficios que me traerá casarme con el horroroso ese.

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