Nuestro Acuerdo Perfecto (Un Acuerdo de Paz)

Nuestro Acuerdo Perfecto (Un Acuerdo de Paz)ES

Romántica
Ninoska  Completo
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9
4 Reseñas
44Capítulos
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Resumen
Índice

Hedda, una princesa de Hedal. Erik, un príncipe de Besian. Los reyes de ambos reinos firmaron un acuerdo para terminar con la guerra entre los dos pueblos. Y decidieron que la mejor forma de sellar la paz y que perdurara por mucho tiempo, fue hacer que sus príncipes contrajeran matrimonio. El problema fue que Hedda no estaba al tanto de su compromiso, hasta que fue llevada por su padre al palacio del príncipe Erik, heredero al trono de Besian, para que se convirtiera en su esposa y futura reina.El corazón de Hedda pertenecía a otro hombre, no quería renunciar a él, por lo que intentó huir del palacio, pero fue descubierta por el príncipe Erik.¿Qué ocurrirá entonces, entre Erik y Hedda? ¿Cumplirán con el acuerdo?

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Nadezhda
parece interesante, la leeré, regresaré de vez en vez para comentar.
2023-09-01 21:32:30
1
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Manuela Maria
Una historia muy agradable de leer. Gracias
2023-08-31 17:15:56
2
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Estefani Morales
me gusto el libro, pero me sorprendió el final, sentí que faltaba algo más y de repente terminó
2023-09-06 09:29:41
0
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Isabella
100% recomendada.
2023-09-14 04:41:49
0
44 chapters
Capítulo 1. El acuerdo
Hedda miró hacia abajo; esa sería una caída de varios metros de altura, ese castillo era realmente enorme. Si no moría al caer, quedaría con muchos o todos sus huesos rotos. Se sostuvo con todas sus fuerzas, pero temía que estaba vez las cosas no saldrían como las había aplaneado.Todo iba bien hasta que resbaló; el plan era perfecto: subir al balcón, llegar a las enormes ramas de los árboles, luego descender hasta el suelo. Estaba seguro que así podría huir de aquel lugar. Era algo sencillo para ella, lo podía hacer desde niña, subir y bajar de los árboles sin ningún problema.—Al parecer la suerte no está de mi lado en esta ocasión. —Dijo casi al borde del llanto.«¿Por qué tuvo que pasar esto? ¿Por qué mi padre tenía que darme en matrimonio con alguien que ni conozco?» —pensó.Quizás a muchas personas no les importaba si conocías o no, con quién ibas a casarte, los intereses de por medio eran lo verdaderamente importante para las familias, en especial para una como la de ella. Aun
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Capítulo 2. La condición
Hedda vio al hombre frente a ella y parecía tener a otra persona diferente a la que le había hablado hace un momento. Su rostro cambió de ser frío a cálido, sus ojos azules estaban fijos en ella, se estremeció ante esa mirada, no había visto a nadie con ese azul tan profundo o «¿tal vez sí?». No, eso era imposible. Su piel se erizó cuando se dio cuenta de su tacto.—¿Qué…, qué acuerdo? —Preguntó limpiando sus mejillas humedecidas por las lágrimas.—Nos casaremos y cumpliremos con nuestras obligaciones. Si en dos años, como máximo, aún quieres irte, lo aceptaré y te dejaré ir.—¿Qué? ¿De qué habla, príncipe? —Cuestionó.—De una oportunidad para todos, tu familia, tu pueblo, y tú…, tú podrás elegir lo que quieras después de un año. Te doy mi palabra.Hedda seguía dudando, no estaba segura de si eso era posible. «¿Pero en que estaba pensando el príncipe Erik? Era una locura»; aun así, él se miraba tan seguro y por un momento quiso confiar él, ¿podría hacerlo? Deseaba tanto que así fuera.
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Capítulo 3. El respeto de un pueblo
Tenía que aceptar que intentar escapar había sido su mayor estupidez.El beso que Erik le dio apagó todo pensamiento, se mordió el labio porque la sensación de aquel beso aún permanecía en sus labios. Su perfume era exquisito y el toque de sus manos hacía que su cuerpo experimentara una especie de hormigueo, y no respondiera a lo que su mente le dictaba. Era como si la hubiera estado controlando. Hedda sacudió su cabeza como si de esa forma pudiera hacer que esos pensamientos salieran de su mente, el rumbo que estaban tomando no era el que debían.—¡Hedda! —Se sobresaltó con la voz aguda de Nilsa.—¿Qué sucede? ¿Por qué gritas? —reclamó Hedda.—Te he estado hablando desde hace tiempo. ¿Qué te sucede? Desde anoche estás distraída. —Ella quería hablar con su amiga y contarle sobre lo que le había dicho el príncipe anoche, pero él le advirtió que sería solo entre ellos dos. Y entendía el motivo.—Tengo que hablar con Karl —dijo en lugar de lo que estaba pensando. No porque pensara que aú
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Capítulo 4. Cuidando del príncipe
—¡Lo encontré! —gritó un soldado. Su mirada estaba puesta en el suelo. Levantó la cabeza de inmediato e intentó ir hacia ahí. Pero la persona que la sostenía de su brazo no la dejó. Frunció el ceño y volteó a ver, era Kaira.—No se preocupe, princesa, lo traerán hasta aquí —dijo la joven sanadora.«¿Estaba preocupada por el príncipe?»Trató de convencerse de que era porque no quería ver morir a nadie, ni siquiera a él. Pero su corazón parecía empeñado en hacerle saber algo más. Sus ojos volvieron a ponerse acuosos cuando vio a varios hombres que cargaban el cuerpo de Erik. Esta vez nadie la detuvo y corrió hacia él. Tomó su mano mientras lo colocaban en una especie de camilla.Se colocó de rodillas a un costado de su cuerpo, mientras al otro lado Kaira empezó a examinarlo. Hedda tomó el rostro del príncipe en sus manos.—Príncipe —musitó mientras limpiaba la tierra de su rostro—, Erik —volvió a llamarlo ella, pero no obtuvo ninguna respuesta.—Presiona aquí —Le pidió Kaira, Hedda sin
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Capítulo 5. Nerviosa
Hedda despertó por la luz del sol que entraba en la habitación. Intentó mover su cuerpo, pero los brazos que rodeaba su cuerpo se lo impidieron. Cuando su mente al fin se aclaró recordó el lugar en donde estaba, lo sucedido el día y la noche anterior. No podía negar que había dormido profundamente, algo que creyó que no era posible. Los labios del príncipe descansaban sobre su frente permitiéndole sentir su respiración acompasada, entonces supo que él aún dormía. Arqueó su cuello para poder ver su rostro y le dio gusto ver que estaba relajado, se hubiera sentido culpable si así no fuera.No había visto o quizás no quería hacerlo, pero tenía que reconocer que el príncipe era un hombre realmente atractivo. Sintió el impulso de acariciar su rostro, pero reprimió ese deseo tan pronto apareció. No quería arriesgarse a que él despertara y no veía forma de salir de la cama sin que se diera cuenta.Se preguntó si Karl la habría ido a buscar al mismo lugar de siempre. Habían pasado casi cuatro
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Capítulo 6. Un año para conquistarla
—Príncipe, si se da cuenta de que no tengo opción, ¿verdad?—¿Te irás dejando atrás a tu hijo?—No, no quiero hacer eso. —Ella no se ve dando a luz a una criatura y luego abandonarla. «¿Qué clase de madre sería? Jamás haría algo así» Vio nuevamente ese brillo en sus ojos. Hedda entrelazó sus dedos algo nerviosa, aún no estaba segura de nada. Pero, si no estaba equivocada, él la quería a su lado, ya sea porque tenía sentimientos por ella o por algún instinto de posesividad, como sea—. Déjeme preguntarle algo, su alteza. ¿Usted desea que yo me quede?—Quiero tener a mi esposa e hijo conmigo —contestó él.Había algo que Hedda no podía pasar por alto. El príncipe salvó su vida cuando intentó escapar, no se desquitó con ella ni con su familia por faltar a su acuerdo. Además, le estaba dando la oportunidad de dejarlo si así lo quería dentro de un año, lo menos que podía hacer era darle una oportunidad a él también. No tenía idea de donde había salido eso, pero recién lo había decidido.—Tie
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Capítulo 7. Discusiones
La mujer mayor se dio la vuelta para volver a llamarles la atención.—Ustedes no… —Pero sus palabras quedaron atoradas en su garganta. Hedda estaba de pie en la entrada de la cocina, las chicas que estaban hablando antes vieron su reacción, se giraron para ver detrás de ellas y sus rostros se pusieron pálidos.—Se… señora —Jonna hizo una reverencia y las demás sirvientas la imitaron—. ¿Puedo ayudarla en algo? —preguntó nerviosa.—Solo necesito un poco de agua —contestó fingiendo estar tranquila. Y la mujer mayor casi corrió para servir el agua a la recién llegada, que pronto sería la dueña del palacio, si es que no lo era ya. Hedda tomó el jarro con agua, agradeció para luego dar media vuelta y salir. Einar fulminó con la mirada a las mujeres antes de salir también de la cocina detrás de Hedda.Hedda llegó a su habitación y mientras tomaba agua no pudo evitar pensar en todo lo que había escuchado en la cocina.—No tiene concubinas, pero sí amantes —Dijo apenas en un susurro. Tal vez d
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Capítulo 8. Cediendo
Erik entró a toda prisa a su habitación mientras llevaba a Hedda en sus brazos, la depositó con mucho cuidado en la cama.—Einar. ¿Dónde está Kaira? —Gritó sin poder quitar la mirada de Hedda. Apenas había entrado con ella al palacio, hizo que todo el mundo corriera en busca de ayuda. Cuando la encontró tirada en el suelo, su corazón se detuvo, y dolía tanto como si le estuvieran clavando una espada.—Viene en camino, señor.—Ve y tráela, ahora —Ordenó. Einar salió corriendo de la habitación.—Con la caída se torció el tobillo, tiene unos raspones en sus brazos, no hay herida en su cabeza —decía Kaira, mientras la examinaba—. Esto deberá despertarla —acercó a su nariz una especie de pañuelo. A los pocos segundos, Hedda empezó a mover su cabeza y fruncir su ceño.El príncipe parecía estar muy impaciente, soltó un suspiro cuando la vio despertar.Hedda, abrió los ojos, pero volvió a cerrarlos mientras se quejaba del dolor. Estaba confundida y toso era borroso. No reconoció el lugar, per
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Capítulo 9. Sinceridad
—Espere un momento, señorita —Le dijo un guarda, Maija se sorprendió, pero no lo pensó mucho, tal vez el príncipe estaba ocupado y dio orden de no ser molestado. Después de un rato la dejaron pasar.Al entrar lo saludó como de costumbre. Erik fue amable también, y la invitó a sentarse.—Me enteré sobre el accidente de la princesa Hedda, lo siento. —Erik, que parecía estar concentrado en unos documentos, alzó su mirada para ver a Maija.—Afortunadamente no fue grave, ella está bien, no te preocupes. —Bueno, no estaba muy preocupada. «¿Será muy egoísta de su parte sentirse así?», pensó.—Lamento que ella escuchara los comentarios que…—Oh, está bien. Tú no tienes por qué disculparte. Ya resolví esos malentendidos de una vez.—Erik, yo… sabes que te quiero… —dijo ella estirando su mano para tocar la de él.—Maija… —La interrumpió Erik; él sabía de sus sentimientos, aunque nunca los había confesado, pero tampoco era buena ocultándolos—. Eres como una hermana para mí.—Pero yo no quiero s
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Capítulo 10. Perdonado
—¿Puedo pasar? —Erik asomó su cabeza por la puerta—Es tu habitación, ¿no?—También es tuya.—Eso no es cierto. Llévame a mi habitación —demandó—Esta es tu habitación, nuestra habitación —corrigió Erik.—Entonces me iré por mi cuenta. —Hedda se sentó en la cama y se apoyó en su pie sano para levantarse, no dio ni un paso porque Erik la levantó en sus brazos.—¿Por qué no cedes un poco? —Se sentó en la cama con ella en sus regazos.—¿Por qué debería? Cuando lo intenté, enviaste a mi doncella a un calabozo sin ningún motivo.—Ya me disculpé por eso. Y prometí no volver hacerlo ¿No vas a perdonarme?—¿Lo hiciste? —Erik dedujo que ella no recordaba su corta conversación de anoche.—Sí, bueno, pero creo que estabas dormida.—Eso no cuenta, pero si de verdad no lo sientes. Es inútil que lo hagas.—De verdad lo siento. Nunca fue mi intensión lastimarla, y menos a ti. —Ella jamás pensó que miraría al príncipe pedir su perdón. Tenía que reconocer que tanto sus palabras como su mirada estaban
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