58
Vanya sintió el aire en el rostro y se preguntó si aún seguía colgada del helicóptero sobre el cuerpo de Kerr. Quiso respirar, pero le ardió la garganta con tanta fuerza que le fue imposible no toser, pero por más que intentó abrir los ojos no lo logró, era como si una capa espesa estuviera pegada a su cuerpo y le impidiera moverse.
Poco a poco y después de mucho esfuerzo comenzó a abrir los párpados y lo primero que notó fue un color blanco que se extendió hacia todas partes, cuando logró ver bien se encontró en una silla reclinada que le impedía moverse ya que estaba bastante acostada y su cuerpo no obedecía.
—Ya pasará —le dijo una voz y Vanya no la reconoció al principio —inhalaste el gas para dormir a un lobo, así que a tu cuerpo le tomará un par de minutos retomar el control — Vanya volteó a mirar hacia atrás, de donde venía la voz, y logró ver el anguloso rostro de su padre, con los iris fríos puestos sobre ella.
Una cantidad inmensa de sensaciones la invadieron, llevaba años sin verlo, y aunque sintió que debió de alegrarse, una pésima sensación se le instauró en el pecho, como un mal presentimiento y cuando él estiró la mano y la apoyó sobre su hombro Vanya tuvo el instinto de alejarse, pero no pudo moverse.
—Pap… – trató de decirle algo, pero tenía la lengua entumecida y él se rio.
—En unos minutos lograrás hablar bien, tranquila —Vanya respiró, y su padre pareció notar el desprecio que desprendían los ojos de su hija ya que le apartó la mirada —lamento haberme alejado tanto tiempo —le dijo y caminó hasta sentarse detrás de un escritorio y Vanya no le perdió de vista.
El lugar parecía una sala de enfermería, junto a ella había una pequeña mesita con accesorios, jeringas y bisturíes y ella se asustó, pero, era su padre ¿no? Él no le haría daño. No supo estar segura de eso.
—Kerr —logró decir ella después un rato y Saúl pasó saliva.
—él está bien, lo estará —le dijo el hombre y luego se inclinó con la mirada puesta en su hija—pero me preguntó, ¿Por qué mi hija, a la que esa manada había secuestrado, saltó hacia un helicóptero para intentar salvar a un hombre lobo que la tuvo cautiva? —Vanya se levantó un poco, parecía que los músculos de su cuerpo comenzaban de nuevo a funcionar, y trató de mirar a su padre con fastidio.
—Eres un monstruo —le dijo y él se cruzó de brazos.
—Parece que llevas esperando mucho tiempo para decirme eso — en realidad Vanya no lo había pensado de esa forma, llevaba años sin verlo y aparte él nunca había estado presente en la mayor parte de su vida, así que era casi un desconocido.
—No tienes que hacer esto —le dijo ella —lo que haces está mal —el doctor bufó.
—¿mal según quién? —preguntó y se puso de pie para caminar hacia ella —¿según todos esos animalistas y protectores de los derechos humanos? Pues ellos no son humanos — Vanya se aguantó las ganas de escupirle en la cara.
—Son más humanos de lo que alguna vez tú llegarás a ser —él se rio y miró por la ventana el corredor donde varias personas pululaban con sus respectivos quehaceres.
—Parece que ya han comenzado a envenenarte —le dijo —ellos sólo son parte de una vieja cadena evolutiva sin ninguna función biológica en la sociedad actual, antes, ellos defendían a los humanos de cada peligro y así nuestra especie prosperó, era como una simbiosis, pero más pronto que tarde los humanos nos dimos cuenta de que podíamos sobrevivir sin su ayuda y ahí fue donde quedaron relegados – se volvió de nuevo hacia ella —lo que Jábico quería hacer y lo que quiero ahora hacer yo es darles un nuevo propósito más que su mera existencia —Vania aguantó las ganas de lanzarle algo, pero sí que le gritó.
—¡Los estás convirtiendo en armas! —el hombre apenas pestañeó.
—No veo para qué otra cosa podrían servir —Vanya se sintió asqueada, ¿Cómo era posible que ese hombre que estaba ahí de pie fuera su padre? Era un desconocido genocida y ella negó con la cabeza.
—No te importa torturar gente inocente solo para ganar dinero —él negó.
—Ellos no son gente, y el dinero no es lo único por lo que hago esto, mi vida, es mucho más grande que yo y que cualquiera, las especies del submundo son las baterías que necesita el mundo, el puño de hierro para corregir la humanidad y quien sostenga ese puño de hierro hará de todo esto —levantó las manos en el aire —un lugar mejor —Vanya se sentó en la especie de camilla.
—¿y quién será el dueño de ese puño? —él sonrió como si fuera muy obvio.
—Pues yo, yo seré el que guie al mundo hacia un verdadero amanecer —Vanya escupió sobre el suelo y alcanzó a manchar el inmaculado y perfecto zapato negro de su padre y él la miró con lástima —¿acaso no ves todas las injusticias que hay en el mundo? Países que consumen la mitad de los recursos de la tierra, la corrupción de nuestros países sudamericanos y la violencia, las drogas ¿acaso no piensas que todo eso está mal?
—¿Y lo vas a corregir esclavizando especies enteras? —él se encogió de hombros.
—Serán recordados por el sacrificio que harán para el bien de nuestra especie —Vanya negó con la cabeza, ¿Cómo era posible que tuviera ese tipo de pensamientos? Parecía un maníaco genocida y dictador.
—¿Dónde está Kerr? —él sonrió alegremente.
—La verdad amé su llegada, es un espécimen bastante interesante, ¿me preguntó hasta qué punto podrán evolucionar este tipo de criaturas? Él será el eslabón perdido de su evolución , es más grande y fuerte de lo que es Moira Becker y en su interior encontraré todo lo que necesito de todas las especies del submundo.
—¿Qué le harás? —preguntó ella más bien por ganar tiempo, comenzaba a recuperar el control de todo su cuerpo.
—Todas las estas criaturas comparten gran parte de su material genético, aunque la gente del bosque hace algo parecido a la magia, pero estoy seguro de que cuando capture a su reina con la ayuda de Kerr la ciencia logrará explicar las lucecitas explosivas, los hechizos y brebajes.
—Kerr nunca te ayudará a nada —Saúl regresó con una sonrisa en los labios a detrás de su escritorio y cruzó los brazos por sobre la cabeza.
—No será su elección — Vanya apretó los puños.
—Le implantarás esa cosa en la cabeza —más que una pregunta fue una afirmación y el doctor levantó el mentón.
—Si que lo haré, lamentablemente el remitente original desapareció, y Moira logró destruir la copia más cercana a él, pero hemos logrado replicarlo y nuestro remitente, aunque no es tan potente, sí que será suficiente para activar el equipo de drones.
—¡Ellos no son drones! —le gritó Vanya y se puso de pie, estiró la mano y agarró el bisturí que había sobre la mesa, ya no escucharía nada más —y para que lo hagas tendrás que pasar por sobre mi cadáver —avanzó hacia él, y su padre la miró con miedo, y ella pudo sentir que le agradó esa mirada. Lo tomó con fuerza por la bata y apoyó su espalda contra el pecho de ella y le clavó el bisturí un poco en el cuello. El hombre gritó pero ella lo agarró con el brazo y comenzó a arrastrarlo a fuera.
—Llevame con Kerr o te mato aquí y ahora — pateó la puerta y sacó arrastrando a su padre. Dos guardias armados le apuntaron —si me este bisturí sale demasiado rápido de su cuello morirá desangrado —les dijo ella y Saúl les indicó que la dejaran pasar, luego le dijo a Vanya donde encontrar a Kerr.
Vanya lo llevó por las instalaciones arrastrado y sangrando, y aunque no pudo evitar sentir un poco de remordimiento se recordó que ese hombre ya no era su padre, tanto, que nunca quiso rescatarla realmente, todo era un show para atrapar a Kerr.
El lugar era exageradamente amplio, tanto que le tomó al menos veinte minutos llegar hacia la habitación donde Kerr estaba y cuando entró él la miró con los ojos abiertos.
Estaba amarrado con correas de cuero a una camilla llena de artilugios y en su forma humana, al parecer no le habían hecho nada aún y Vanya le ordenó a la doctora que había ahí que lo liberara.
—¿Qué haces? —le preguntó él cuando estuvo libre y Vanya lo miró con alegría.
—Nos saco de aquí —Kerr asintió, los ojos azules le brillaron y tomó a la doctora que estaba con él de rehén —ahora dime cómo salir —le dijo a su padre y movió el bisturí para que le doliera, ya no le importaba.
Arrastraron a sus rehenes hasta una salida de emergencia que estaba después de subir unas escaleras de al menos tres pisos y salieron a la calle de una ciudad, era de noche y todo se veía abandonado y desierto.
Vanya empujó a su padre con el bisturí aun en el cuello y él cayó arrodillado. La doctora lo ayudó y los hombres armados que venían detrás les apuntaron, pero Saúl levantó la mano para evitar que les dispararan justo como Vanya sospechó, los necesitaba vivos.
—¿Lo vas a escoger a él por encima de tu padre y tu especie? —le preguntó el hombre con la voz rota y Vanya miró a Kerr, tenía el cabello rubio húmedo y cuando la miró ella sintió en el cuerpo una sensación inconfundible, estiró la mano y Kerr la tomó.
—Siempre —contestó ella y ambos corrieron por la calle alejándose de las instalaciones.
59Aleck ayudó en lo que pudo, pero la mayoría se asustaba cuando lo veían llegar, así que prefirió sentarse en el comedor con los brazos cruzados y las rodillas sobre la silla mientras los demás trataban de regresar a la normalidad.La Alpha pelirroja y el Alpha de la manada de Sebastián estaban alterados y aunque Aleck pudo haber escuchado lo que decían en su reunión, prefirió no hacerlo.Vanya le había prometido que, si los ayudaba lo dejarían libre, y aunque pudo huir en cuanto destruyó el helicóptero, le pareció más sensatos quedarse, el doctor Saúl Quiroz también lo estaría buscando, o al menos sí que quería pegarlo en la pared como un alfiler y extraerle toda la sangre.La reunión de los alphas se acabó y él vio con terror como el rubio y alto se dirigía a él y no pudo evitar tener la sensación de salir huyendo. Víctor se sentó a su lado y le apoyó la mano en el hombro.—Gracias —le dijo y él lo miró, los ojos oscuros del hombre parecían sonreír un poco.—No sirvió de nada, de
60Kerr se sentía débil, tanto que los pasos se le hacían pesados y por más que lo intentó, no pudo transformarse, era como si le hubieran inyectado una especie de suero similar al púrpura que le habían aplicado antes pero más fuerte. Vanya corría adelante y al verlo rezagado lo tomó de la mano y lo jaló.—No estamos a salvo —le dijo ella y lo jaló más —mi papá nunca nos hubiera dejado ir si no tuviera un plan de reserva para poder atraparnos nuevamente.Kerr trató de seguirle el ritmo, pero tenía unos pantalones delgados, estaba sin camisa y no tenía zapatos y las piedras se le clavaban en las plantas de los pies.Las calles estaban tremendamente vacías, parecía que fuera una ciudad fantasma y eso lo asustó. Cada vez que doblaban una esquina pensó que encontraría a algún guardia de Jábico y tenía el corazón acelerado.Kerr no recordaba mucho, después de que el helicóptero llegó con el sonido los pensamientos se le hicieron pesados, el dolor era tan fuerte que no pudo defenderse ni si
61Sebastián disfrutó sentir el cuerpo del vampiro sobre él, corrió por el bosque a toda velocidad metiéndose entre los demás que parecían cansados y deprimidos y Aleck soltó varias carcajadas, a pesar del mal momento por el que estaban pasando ellos jugaron un rato y Sebastián se sintió tan bien como hacía mucho.Cuando llegaron a la orilla el lago observó que el campamento era tan grande y bien organizado.Regresó a su forma humana y Aleck cayó de cabezas al suelo y de una voltereta hábil se puso de pie.—Avisa la próxima —le dijo y le tendió la ropa para que él comenzara a vestirse —fue divertido —dijo y cuando Sebastián se puso los pantalones le señaló el lago.—espero que no nos quedemos mucho, odio ir al baño en el bosque —Aleck se encogió de hombros.—Puedes transformarte y hacer en cualquier parte —Sebastián lo empujó por el hombro y el vampiro perdió el equilibrio y cayó sentado.—Lo siento —le dijo Sebastián y lo ayudó a poner de pie —necesitas sangre —Aleck negó.—Estoy bie
Por la alcantarilla se escuchó el sonido de los pasos de las personas que venían por ellos y Vanya agarró a Kerr por la muñeca y lo jaló, pero él la tiró hacia él y la apoyó en su pecho y con delicadeza le tapó la boca y estiró la conciencia hacia ella e ignoró todos los sentimientos que ella estaba sintiendo en ese instante.—No te muevas —le dijo en la mente —No hables, no respires —Los poderes de Kerr eran suficientes como para poder esconderlos por completo, pero lo que le habían inyectado aún no se eliminaba de su sistema y le estaba costando recuperarlos por completo.Kerr se alejó de Vanya y conectó con el grupo de hombres que venían por los túneles, eran cuatro y Kerr tuvo que concentrarse al máximo para poder hacerlos invisibles, y cuando la luz de las linternas iluminaron el área donde ellos estaban Kerr la memorizó rápidamente para poder proyectarla, pero hubo algo con lo que no contó, uno de los hombre que venía con ellos eran un vampiro y los ojos rojos le brillaron refle
Kerr sintió los músculos entumecidos cuando el agua fría le golpeó el cuerpo, pero sus poderes ya habían regresado y recuperó el control de su él en solo un instante. La fuerte corriente había alejado el cuerpo de Vanya de él y la buscó con la conciencia. Estaba a unos metro más allá. Nadó de bajo del agua, y el sorprendió la facilidad con la que podía hacerlo, como si hubiera nacido para ello. Se metió debajo de la muchacha que luchaba con un pequeño remolino que la succionaba hacia abajo y cuando salió ella quedó sobre su lomo. —¿Estás bien? —Le preguntó él en la mente y Vanya recostó la cara en el pelaje húmedo de su espalda, al parecer solo estaba asustada. Kerr miró hacia donde las aguas residuales de la ciudad desembocaban en una cascada enorme y olorosa y había varias luces al final del túnel. Incluso pudo ver los ojos brillantes del trasformista que los miraba con el mentón levantado. Pero ya estaban lo suficientemente lejos. Kerr nadó hacia la orilla y cuando Vanya bajó d
Aleck se sintió físicamente bien como hacía mucho no se sentía, los alphas le habían conseguido una buena y fresca ración de sangre saludable de un par de hombres y eso lo puso rocinante como un toro.No le gustaba mucho el sabor de la sangre, y aunque la consumía una vez a la semana desde que que tenía memoria, no le resultaba demasiado atractiva. Se imaginó como vivían los puros y los transformistas para vivir exclusivamente de ella.Sebastián caminaba a su lado por el bosque, estaban cerca del hotel en donde se habían hospedado y se lo quedó mirando.—Te ves bien —le dijo el hombre y Aleck sonrió de lado.—Si, es que tú me estabas matando de hambre, yo al menos te compré una hamburguesa —el lobo soltó una carcajada que resonó por el bosque y Aleck estiró la mano para que se callara, se suponía que él no iba trasformado para no llamar la atención, así que tampoco podían hacer mucho ruido.—Lo siento —le dijo Sebastián y Aleck negó, ya se había disculpado lo suficiente el uno con el
Los aquelarres estaban en una perfecta distancia entre la ciudad y la parte mas oscura del bosque. Aleck recordaba perfectamente el camino, lo había recorrido cientos de veces cuando era niño y le sorprendió ver que no había cambiado mucho.Sebastián caminaba a su lado en silencio mientras el transformista que habían rescatado caminaba un poco rezagado. El lobo había estado cabizbajo desde el encuentro con los suyos en la sede de los laboratorios.Aleck recostó el hombro con el de él y Sebastián apenas le dio un vistazo, de verdad parecía triste, toda la historia que habían tenido desde el secuestro de Vanya había sido por ellos, por lo que estaban metidos en esa celda, con los que habían nacido y criado y él había estado tan cerca como nunca de poder hacer algo al respecto, pero aunque había entendido que no podía rescatarlos no logró evitar que la tristeza lo invadiera.—¿Cómo estás? — le preguntó Aleck después de un rato y Sebastián levantó la cabeza y olisqueó el aire.—Mejor, per
Sebastián no tenía que leer la mente de Aleck para saber que regresar al aquelarre le afectaba en sobre manera. Lo vio dudar en una que otra puerta de las que aparecían de vez en cuando en el enorme pasillo de cueva.—Recuerda los colores —le dijo el muchacho y Sebastián le apoyó la mano en el hombro. Sebastián los recordaba, pero el muchacho se los repitió —entre más oscuro más pura la sangre, el transformista tuene un traje como el petróleo, brillante, los demás son de tela, negro para puros, gris para mestizos…—Ya lo entiendo —le dijo Sebastián, venían acompañados por un séquito de personas que lo hicieron sentir más que un invitado, un prisionero —calma —Aleck respiró profundo, y aunque Sebastián se moría de ganas por escuchar el motivo del nerviosismo del vampiro, prefirió solo darle apoyo moral.Siguieron caminando por el pasillo hasta que el vampiro que les había abierto la puerta los detuvo frente a un par de puertas.A Sebastián lo hicieron entrar por otra puerta mientras qu