Sebastián no tenía que leer la mente de Aleck para saber que regresar al aquelarre le afectaba en sobre manera. Lo vio dudar en una que otra puerta de las que aparecían de vez en cuando en el enorme pasillo de cueva.
—Recuerda los colores —le dijo el muchacho y Sebastián le apoyó la mano en el hombro. Sebastián los recordaba, pero el muchacho se los repitió —entre más oscuro más pura la sangre, el transformista tuene un traje como el petróleo, brillante, los demás son de tela, negro para puros, gris para mestizos…
—Ya lo entiendo —le dijo Sebastián, venían acompañados por un séquito de personas que lo hicieron sentir más que un invitado, un prisionero —calma —Aleck respiró profundo, y aunque Sebastián se moría de ganas por escuchar el motivo del nerviosismo del vampiro, prefirió solo darle apoyo moral.
Siguieron caminando por el pasillo hasta que el vampiro que les había abierto la puerta los detuvo frente a un par de puertas.
A Sebastián lo hicieron entrar por otra puerta mientras que a los dos vampiros que lo acompañaban por otra. Sebastián quiso protestar, pero Aleck le indicó con una movimiento de cabeza que no dijera nada.
En la habitación había únicamente una camilla, una ducha y una mujer que le indicó que se desnudara. Sebastián la obedeció, la mujer vestía completamente de blanco y eso le generó duda, si entre más pura era la sangre de un vampiro era más oscura el traje, ¿qué significaba el blanco? ¿aquella mujer era humana?
Desnudo, la mujer se dedicó a observarlo detalladamente, incluso, con las manos enguantadas, le agarró los genitales y los comprobó. Sebastián tuvo que aguantar el impulso de apartarla, pero la mujer se fue después de un segundo. Le sacó un litro entero de sangre y luego le indicó de malos modos que se diera una buena duchan con los jabones que había ahí.
Sebastián se sintió bastante humillado, los jabones líquidos parecían ser químicos que le irritaron la piel por un segundo, como si creyeran que él tuviera sarna y se las pudiera contagiar.
La mujer le tendió un mono ajustado de tela suabe y de color café oscuro.
—¿Qué significa este color? —le preguntó él y la mujer se tomó un tiempo en contestar.
—Lobo —dijo únicamente y luego salió. Le dio la orden directa de que no saliera hasta que vinieran por él y Sebastián paso por lo menos media frustrante hora sentado en la camilla.
La puerta se abrió después de un rato y Aleck entró, tenía el mismo mono de Sebastián pero en color gris oscuro, bien ajustado al cuerpo que le marcaba la figura esbelta y los músculos marcados.
La imagen difuminó el mal genio que tenía el lobo, de verdad que el muchacho se veía bastante atractivo.
— Mirate — le dijo Aleck — esa cosa te merca el cuerpazo — Sebastián se miró el cuerpo, sí que le dejaba ver todos los músculos, pero le apretaba los testículos.
—¿Siempre visten así? —le preguntó y él asintió con la cabeza.
—La mayoría de los vampiros no viven en el aquelarre, así que es fácil soportar el uniforme un par de veces por semana, pero, sí, aprieta por aquí — estiró el mono en la parte de la ingle y luego señaló el gran bulto que se le marcaba a Sebastián.
— Eso desconcentrará mucho al aquelarre — Sebastián dio un paso al frente.
—Tal vez me ayude a persuadirlos, ¿ a ti te persuadiría de algo? —el vampiro miró hacia abajo y se mordió el labio, pero luego una expresión de miedo le invadió el cuerpo y se notó en su expresión, así que Sebastián le levantó el rostro del mentón para que lo mirara.
— No sé qué pasó aquí — le dijo el lobo y con el pulgar le acarició los labios — pero yo voy a estar a tu lado en todo momento — Aleck recortó la distancia que los separaba y le dio un casto beso en los labios
— El trasformista nos espera.
Cuando salieron, Exequiel ya los estaba esperando a fuerza, tenía un mono brillante de color oscuro como el petróleo, pero una línea gris le marcaba el pecho. Aleck le explicó que la línea gris significaba que era visitante.
El eterno pasillo de roca desembocó en una inmensa sala amplia con decenas de largas mesas alrededor, algunos vampiros estaban sentados en las mesas, divididos por sus respectivos colores y el ruido de sus conversaciones se disipó en cuanto los vieron.
—Miren nada más quien volvió a casa — dijo un vampiro de ropas negras y señaló a Aleck con el dedo.
— Esta ya no es mi casa — le contestó él y caminó hacia uno de los costados. El vampiro se rio.
Sebastián siguió muy de cerca a Aleck por el costado de las mesas, parecía que su presencia no llamaba mucho la atención y se preguntó cuantos lobos visitarían al aquelarre.
Aleck entró por una puerta de metal pesado y cuando entraron se toparon directo con los ojos rojos de un trasformista que sonrió al verlos.
— Bienvenidos — les dijo — estaba detrás de una mesa que tenía impreso el enorme mapa del bosque que rodeaba gran parte del país.
— Walter — dijo Aleck y le estrechó la mano al vampiro —así que tú te convertiste en el líder — Sebastián sintió que la preocupación se le fue un poco, si ellos eran amigos, tal vez había posibilidades de llegar a un acuerdo.
— Si, y asumo que tu visita no es de pura cortesía — señalo al otro transformista que estaba en la sala — ¿qué es lo que pasa? —Aleck tragó saliva.
— Jábico, eso pasa — le dijo Aleck y él se agarró el mentón pensativo.
— Jábico desapareció después de que el periódico Sole Imprimiere lo expusiera — le contestó el líder del aquelarre y el otro transformista dio un paso al frente.
— Mi nombre es Exequiel, soy el líder del aquelarre de la cascada — Walter lo miró pensativo — Jábico me secuestró hace un par de semanas y estaba utilizando mi veneno para crear puros — Walter apoyó ambas manos en la mesa.
— El aquelarre de la cascada… ¿no es el aquelarre que se separó de uno más grande para poder convivir con humanos? — las palabras le salieron con una especie de desprecio que puso en alerta todos los sentidos de Sebastián — Exequiel no pestañeó.
— Si, el mismo, pero eso no importa. Lo importante aquí es que los laboratorios están de vuelta y todos están en riesgo — Aleck se volvió hacia el líder de ese aquelarre que apretó la mandíbula.
— Si a eso era lo que habían venido, pues gracias, mi aquelarre está bien fortificado, estaremos a salvo.
— No es a lo único que vinimos — dijo Aleck — la guerra ya está en las puertas del bosque, necesito que peleen con nosotros — el trasformista sonrió de lado, dejando ver sus colmillos largos y los ojos roso centellearon cuando habló.
— Su guerra no es la nuestra ni lo será — les dijo — si eso es todo, permitiré que pasen la noche en los túneles y se irán mañana temprano — Sebastián miró a Aleck, pero la expresión en el rostro del vampiro mestizo era calmada, como si ya estuviera esperando esa respuesta, así que suspiró profundo y habló.
— No te librarás tan fácil de esto — le dijo Aleck y el otro se rio
— Ya lo hice, mi querido amigo — Sebastián vio en el rostro de Aleck una inconfundible decisión.
Vanya no quería salir del agua, aunque sabía que entre más tiempo pasaran allí había más posibilidades de que los encontraran, aunque con las habilidades de Kerr era bastante obvio que tenían la ventaja, no estaban exentos de que volvieran a utilizar el sonido.Estaba recostada en el suelo del pequeño lago de agua termal y Kerr estaba sobre ella acostado sobre su pecho, las manos de Vanya le acariciaban la espalda delicadamente, llevaban ahí por lo menos una hora.— ¿Si traen el sonido que te produce dolor? — le preguntó ella después de un rato y Kerr se encogió de hombros.— Tengo los sentidos extendidos — le dijo él — los vería venir desde un kilómetro a la redonda, así que creo que estamos a salvo por el momento.Vanya se dejó llevar por la somnolienta sensación del agua caliente, tenía el cuerpo molido y el reciente orgasmo le había arrebatado un poco más las fuerzas, así que cerró los ojos. Estaban ya ante una nueva guerra, y presintió que ese sería el último momento en paz que t
Vanya observó con horror como el cuerpo de Kerr se desvanecía frente a ella. Lanzó un grito de horro y logró atraparlo antes de que cayera al suelo. la mujer seguía apuntándole con el arma y avanzo hacia ellos diciendo algo que Vanya no logró entender.Con ella había llevado el arma corta que tenía Kerr, había logrado rescatarla de la caída al rio y no le importó que estuviera húmeda.— Dejalo ir — le dijo desesperada apuntándole con el arma, Kerr se revolcaba en el suelo, pero la mujer la miró con una frialdad que a Vanya le heló la sangre.— No creas que por ser hija de tu padre tendrás un trato especial — le dijo — Ahora eres enemiga del mundo que él quiere formar y así se te tratará — sacó de la parte de atás del pantalón un radio y presionó el botón para hablar, pero Vanya salto hacia el frente, sabía que el arma no dispararía, y no permitiría que vinieran por Kerr, así que agarró a la mujer por la cintura y empujó hacia atrás con todas sus fuerzas apoyando el hombro en su estóma
Pretendían llevar a Aleck y a Sebastián a dos habitaciones diferentes, pero el menor insistió rotundamente en que no quería perder al lobo de vista y Sebastián no objetó nada, le parecía que el aquelarre no era un lugar muy seguro que digamos y el joven vampiro sabia eso, así que terminaron metiéndolos en una habitación estrecha con dos camas a un más estrechas.Las cosas con el trasformista líder de ese aquelarre no habían salido bien, él estaba seguro que bajo la tierra Jábico no sería capaz de entrar, pero según lo que le había comentado Aleck, el veneno de los transformistas que convertía a humanos en vampiros tenia un limite de diez o quince expulsiones diarias, así que necesitaban a más de uno para poder formar un ejercito lo suficiente mente grande como para enfrentar a las manadas, a menos de que ya hubieran podido implantar en el cerebro de Kerr ese aparato que podía controlarlo, de ser así, estaban perdidos ya.— Tenemos que convencerlo de algún modo — dijo Aleck, cada uno
Sebastián siguió a Aleck por los estrechos túneles, para él no eran más que estrechos laberintos que se entrecruzaban los unos con los otros en interminables pasillos, pero el vampiro parecía que tenía impreso en la memoria cada pequeño rincón del lugar.Corrieron chocando con vampiros que iban y venían desesperadamente y eso comenzó a preocuparlo, ¿qué pasaba si lograban secuestrar a Walter? Sin el trasformista que liderara a ese aquelarre, sería más complicado convencerlos de poder pelear a su lado, o todo lo contrario.En el camino se encontraron con Exequiel, el trasformista del aquelarre de la cascada lucía asustado y más pálido de lo normal, de seguro la idea de caer en las manos de Jábico nuevamente lo asustaba, y Sebastián recordó su propia estadía en la cede de los laboratorios, la energía atravesándole el cuerpo y el hambre a la que fue sometido para que confesara donde estaba la fábrica.Llegaron al final del pasillo, había por lo menos dos decenas de puros con ropas negras
Al aquelarre le tomó por lo menos medio día volver a una relativa normalidad. La mitad de los vampiros se había quedado sin poderes por culpa del humo que los enviados de los laboratorios habían lanzado y estaban diseminados por todos los túneles como si estuvieran medio muertos.Sebastián caminaba al lado de Aleck, el muchacho parecía mareado y distraído y se había colgado al brazo del lobo como si en cualquier momento pudiera desmayarse.No habían tenido una buena noche, cuando Sebastián llegó a la habitación después de quitarse toda la sangre del cuerpo Aleck estaba acostado en la cama con posición fetal y los ojos brillosos.— Es como si estuviera vacío por dentro — le había dicho y Sebastián lo abrazó, cuando él perdía los poderes no se sentía gran diferencia, aparte de la fuerza que se iba con la telepatía, pero para los vampiros parecía ser algo diferente, como si la fala de poderes les quitara parte de sí mismos, Sebastián no lo tenía muy claro, pero Aleck era de los pocos que
Kerr y Vanya llegaron a los alrededores de la fábrica, y no encontraron más que un espacio vacío de vida.La manada no estaba, y Kerr estuvo seguro de que los laboratorios Jábico habían llegado después, todos los catres estaban desperdigados por todo el lugar y las mesas rotas, incluso habían roto parte del suelo, como si pensaran que la manada había escondido algo bajo élLa habitación que hacía de hospital estaba completamente vacía.— No creo que clarisa se hubiera llevado todo — le dijo Vanya mientras observaba el lugar — Jábico debió de llevarse las cosas que tenía aquí — un duda terrible invadió a Kerr.— Ella había tomado una muestra de mi sangre — Vanya se encogió de hombros.— Estuviste mucho tiempo inconsciente allá en los laboratorios, creo que alcanzaron a sacarte hasta medula ósea — Kerr ladeó la cabeza. Estaba vestido únicamente con unos pantalones cortos que había por ahí y se acercó a Vanya desde atrás para darle un casto beso en la cabeza.— Lo siento — le dijo él y e
Kerr no sabía como afrontar la situación, no sabía como tomaría su hermano la noticia y eso lo puso nervioso.El Alpha lo llevó hasta su carpa, era amplia, los cuadros de los miembros de la manada desaparecidos estaban colgados en una pequeña repisa que estaba llena de pañales. Lina estaba ahí y le dio un fuerte abrazo a Kerr aplastando a su hijo que él traía cargado.— No creía cuando me dijeron que habías regresado — le dijo la mujer y el sonrió de lado.— Soy como una cucaracha — dijo bromeando y ella al ver la expresión en el rostro de él tragó saliva.— Los dejaré solos — dijo y salió de la tienda.Kerr levantó a su sobrino, el bebé estiró la manito y le agarró con fuerza la nariz, luego sonrió un poco y abrió los ojos azules de par en par. Era muy parecido a él.— Por qué siento que algo marcha mal — le dio Víctor y le tendió a Kerr una silla para que se sentara. Kerr apoyó al bebé en sus piernas y entró en su pequeña conciencia, le gustaba la sensación del cuerpo de Kerr, porqu
Kerr siguió a su hermano hacia a fuera, había visto en su expresión una mescla de rabia y rencor que le preocupó.Cuando salió de la tienda buscó a Lina por todas partes para entregarle al bebé, pero no encontró a nadie, ni a ella ni a Vanya, así que siguió a Víctor con el bebé en brazos que se durmió mientras su tío caminaba tras su padre.Víctor entro en una enorme tienda de unos dos metros de altura y Kerr la reconoció, era la tienda donde intentaron matar a Rak y a él le pareció que aquel suceso había pasado hacia mil años. La habían reconstruido y Lucía más fuerte que nunca.Cuando Kerr entró se encontró con todos los miembros más importantes de las manadas. Karina, la pelirroja, señalaba algo en un mapa cuando reparó en la presencia acelerada de Víctor, también estaba Rodolfo y los miembros del concejo de las tres manadas.Víctor caminó directo hacia Lair y se detuvo a su lado, pero el anciano reparó en Kerr antes que todo y cuando le habló las palabras le produjeron asco.— Ens