Vanya observó con horror como el cuerpo de Kerr se desvanecía frente a ella. Lanzó un grito de horro y logró atraparlo antes de que cayera al suelo. la mujer seguía apuntándole con el arma y avanzo hacia ellos diciendo algo que Vanya no logró entender.
Con ella había llevado el arma corta que tenía Kerr, había logrado rescatarla de la caída al rio y no le importó que estuviera húmeda.
— Dejalo ir — le dijo desesperada apuntándole con el arma, Kerr se revolcaba en el suelo, pero la mujer la miró con una frialdad que a Vanya le heló la sangre.
— No creas que por ser hija de tu padre tendrás un trato especial — le dijo — Ahora eres enemiga del mundo que él quiere formar y así se te tratará — sacó de la parte de atás del pantalón un radio y presionó el botón para hablar, pero Vanya salto hacia el frente, sabía que el arma no dispararía, y no permitiría que vinieran por Kerr, así que agarró a la mujer por la cintura y empujó hacia atrás con todas sus fuerzas apoyando el hombro en su estómago.
La pared de la cueva la recibió con fuerza y el arma que emitía el sonido se escapó de sus manos, pero seguía funcionando, la mujer perdió el aliento y Vanya corrió hacia el aparato para apagarlo, pero la mamá de Víctor la tomó por el pie y la jaló hacía el lado contrario.
Hubo una enorme pela entre las dos mujeres, Luana parecía estar muy bien entrenada, había sido la esposa de un Alpha, pero Vanya era joven y más fuerte y se golpearon una a otra hasta que la mayor sacó un cuchillo e inmovilizó a Vanya apoyándole el cuchillo en el cuello.
— Tu papá ya no te protegerá más, los drones comenzaron a activarse y si te metes en su camino acabarás igual que ellos — señaló a Kerr en el suelo.
— ¿Como puedes hacer esto? — le preguntó Vanya con la voz estrangulada, intentó zafarse, pero no podía.
— Es el mundo que necesitamos, las criaturas del submundo nacieron para servirnos — Vanya la miró con horror.
— Su hijo es un lobo, y tiene tres nietos, ¿acaso no le importan? — la mujer se acercó a ella, hasta que lo único que las separaba era el cuchillo en el cuello de Vanya.
— Entonces contribuí con cuatro especímenes más para el nuevo mundo — Vanya la miró con asco.
Kerr sintió que la cabeza le iba a explotar, observó como Vanya se estiró intentando atacar a la mujer, pero todo le fue en vano, parecía que ella estaba entrenada o tenia alguna especie de fuerza sobre humana con la que la menor no podía competir, y cuando vio que sacó un cuchillo y lo puso sobre su cuello le invadió un terrible miedo.
Lanzó un grito, el dolor en su cabeza era tan intenso y el sonido parecía que aumentaba a cada segundo, ¿qué podía hacer? ¿Cómo salir de esa situación?
Trató de extender su conciencia, pero no podía salir de sí mismo, necesitaba más concentración para hacerlo.
Su respiración comenzó a hacerse entre contratada, y pensó que no podría respirar en un par de minutos, las lágrimas le perlaban las mejillas y cerró los ojos. Si ese era el fin, entonces trataría de morir con el recuerdo de Vanya, y ese olor que le traía paz.
De repente, como una inmensa relación , recordó que en el río pudo recortar su sentido del olfato para no oler los desechos de la ciudad, si tan solo pudiera…
Se concentró en el ruido que entraba por sus oídos, aunque el dolor era cegador, casi que pudo ver las ondas de sonido que se esparcían por el aire como ondas de agua después de ser perturbadas por una piedra.
Sintió como aquellas ondas entraban por sus oídos y cerró la puerta, así, sin más, solo con imaginar que lo haría lo hizo, cundo el dolor despareció de su cuerpo Kerr se estiró relajado, y luego le entró miedo, ¿de qué otra cosa sería capaz su cuerpo? ¿Qué haría Jábico con él si era capaz de tomar el control? No podía permitirlo, claro que no.
El sonido seguía retumbando en el lugar, pero a Kerr ya no le afectaba y se puso de pie con la cara roja y caliente por la rabia.
No podía escuchar nada más, tenía que cerrar su sentido del oído por completo para poder evitar que el dolor regresara, así que caminó hacia las mujeres sin saber de qué hablaban y tomó del cabello a la madre de Víctor y la lanzó con fuerza hacia atrás alejándola de Vanya que se puso de pie rápido, le sangraba la nariz y le dijo algo a Kerr, pero él no logró escucharla.
Volteó por todas partes y cuando encontró el arma que producía el sonido la aplastó con la planta del pie desnudo como si estuviera hecho de poliestireno. Respiró profundo y permitió que su audición regresara, escuchó a lo lejos el río, los animales nocturnos y luego el grito de Vanya.
— ¡Kerr! — le gritó la muchacha y cuando él se volvió no logró evitar que la mujer, que había recortado la distancia que los separaba, estirara la mano y clavara con fuerza un dardo cuyo líquido era rojo, pero la punta afilada revotó en la dura piel de Kerr.
Entendió eso de repente, él tenía supremo control de su cuerpo y sus poderes, tanto, que unos minutos atrás permitió que la piedra afilada le rasgara la carne, pero ahora estaba tan dura como una pared de concreto.
Kerr agarró el cuello de la mujer y la levantó en el aire.
— Traicionaste a tu manada y a tu hijo — le dijo él, Luana habló con la voz apretada por el puño de Kerr.
— Tú y tu madre fueron los que me arrebataron todo lo que yo tenía en la vida — Kerr se aguantó las ganas de romperle el cuello en ese instante — la perra de tu madre — Kerr la lanzó contra una de las paredes con la suficiente fuerza como para hacerle daño, pero no para herirla de gravedad.
— ¿Por qué vino sola? — preguntó Vanya detrás de Kerr, de seguro sabía que era extraño.
— No vino sola — le dijo él, hacía rato que había percibido a los hombres que se acercaban a la cueva, pero no había nada que pudieran hacer para detenerlo. Vanya tenía razón, los habían dejado escapar por el rastreador únicamente.
— ¿Y por eso abandonaste a tu hijo? — le preguntó Kerr y la mujer, Luana, no contestó. Únicamente lanzó una fuerte carcajada.
— Te pareces a tu padre, con el cabello rubio y el cuerpo perfecto, pero esos ojos, esos son los de ella, los de Victoria. Mi rostro fue lo único que vieron eso ojos cuando le arrebaté la vida — Kerr parpadeó un segundo, incapaz de entender del todo lo que había acabado de escuchar.
— Kerr vámonos, ella solo está haciendo tiempo — le dijo Vanya, apuntó hacia la entrada de la cueva y disparó, varios de los disparos no detonaban por la pólvora mojada, pero Kerr estaba concentrado en los ojos oscuros de Luana.
— Tú la mataste — dijo y la mujer se recostó en la pared,
— Un precio justo por lo que ella me quitó — Kerr dio un paso al frente, pero la mujer, en vez de intimidarse, levantó el mentón con orgullo.
— Lair, el hombre del concejo — continuó ella — estaba enamorado de tu madre, la celó y persiguió hasta que yo la maté, solo que él no lo supo, me prometió que haría lo posible por que tú y Víctor nunca se quisieran, jamás. Era su venganza con con tu padre por habérsela quitado — Kerr tomó la piedra filosa aun con su sangre que estaba en el suelo y avanzó hacia la mujer. Vanya estaba unos metros más allá, peleaba cuerpo a cuerpo con uno de los hombres que había llegado primero y parecía ganarle.
— ¿Él fue el que me separó tanto de Víctor? — ella se rio.
— Parece que hizo bien su trabajo — Kerr dio otro paso al frente. La mujer le dio una repasada de los pies a la cabeza y detalló el cuerpo desnudo de Kerr — Eres asquerosamente igual a él — Luego se puso de pie ante la atenta mirada de Kerr. Él estaba paralizado por la rabia y lo que había acabado de escuchar, como si le hubieran soldado los pies al suelo. quería matarla, matarla en ese instante, pero no pudo. La mujer se inclinó hacia él — Saluda a mi hijo cuando lo vuelvas a ver. Nos veremos pronto, Kerr — Vanya gritó más allá, el hombre la había sometido y sacaba un cuchillo de la parte de atrás de su uniforme.
— La próxima vez que nos volvamos a ver — le dijo él — yo la mataré con mis propias manos — saltó hacia el frente y su lobo oscuro emergió, la cueva era estrecha y varias lozas de roca se desprendieron.
Kerr agarró al hombre de la cabeza y lo quitó de encima de Vanya. La muchacha trepó en él y Kerr salió corriendo, derribando a unos cuantos hombres que estaban atravesados a punto de entrar. Dardos volaron y revotaron en su grueso pelaje, por suerte Vanya estaba bien protegida sobre su lomo.
El bosque se hacía espeso y Kerr siguió corriendo, y en su forma de lobo no pudo llorar, pero por dentro un nudo le impedía respirar.
Pretendían llevar a Aleck y a Sebastián a dos habitaciones diferentes, pero el menor insistió rotundamente en que no quería perder al lobo de vista y Sebastián no objetó nada, le parecía que el aquelarre no era un lugar muy seguro que digamos y el joven vampiro sabia eso, así que terminaron metiéndolos en una habitación estrecha con dos camas a un más estrechas.Las cosas con el trasformista líder de ese aquelarre no habían salido bien, él estaba seguro que bajo la tierra Jábico no sería capaz de entrar, pero según lo que le había comentado Aleck, el veneno de los transformistas que convertía a humanos en vampiros tenia un limite de diez o quince expulsiones diarias, así que necesitaban a más de uno para poder formar un ejercito lo suficiente mente grande como para enfrentar a las manadas, a menos de que ya hubieran podido implantar en el cerebro de Kerr ese aparato que podía controlarlo, de ser así, estaban perdidos ya.— Tenemos que convencerlo de algún modo — dijo Aleck, cada uno
Sebastián siguió a Aleck por los estrechos túneles, para él no eran más que estrechos laberintos que se entrecruzaban los unos con los otros en interminables pasillos, pero el vampiro parecía que tenía impreso en la memoria cada pequeño rincón del lugar.Corrieron chocando con vampiros que iban y venían desesperadamente y eso comenzó a preocuparlo, ¿qué pasaba si lograban secuestrar a Walter? Sin el trasformista que liderara a ese aquelarre, sería más complicado convencerlos de poder pelear a su lado, o todo lo contrario.En el camino se encontraron con Exequiel, el trasformista del aquelarre de la cascada lucía asustado y más pálido de lo normal, de seguro la idea de caer en las manos de Jábico nuevamente lo asustaba, y Sebastián recordó su propia estadía en la cede de los laboratorios, la energía atravesándole el cuerpo y el hambre a la que fue sometido para que confesara donde estaba la fábrica.Llegaron al final del pasillo, había por lo menos dos decenas de puros con ropas negras
Al aquelarre le tomó por lo menos medio día volver a una relativa normalidad. La mitad de los vampiros se había quedado sin poderes por culpa del humo que los enviados de los laboratorios habían lanzado y estaban diseminados por todos los túneles como si estuvieran medio muertos.Sebastián caminaba al lado de Aleck, el muchacho parecía mareado y distraído y se había colgado al brazo del lobo como si en cualquier momento pudiera desmayarse.No habían tenido una buena noche, cuando Sebastián llegó a la habitación después de quitarse toda la sangre del cuerpo Aleck estaba acostado en la cama con posición fetal y los ojos brillosos.— Es como si estuviera vacío por dentro — le había dicho y Sebastián lo abrazó, cuando él perdía los poderes no se sentía gran diferencia, aparte de la fuerza que se iba con la telepatía, pero para los vampiros parecía ser algo diferente, como si la fala de poderes les quitara parte de sí mismos, Sebastián no lo tenía muy claro, pero Aleck era de los pocos que
Kerr y Vanya llegaron a los alrededores de la fábrica, y no encontraron más que un espacio vacío de vida.La manada no estaba, y Kerr estuvo seguro de que los laboratorios Jábico habían llegado después, todos los catres estaban desperdigados por todo el lugar y las mesas rotas, incluso habían roto parte del suelo, como si pensaran que la manada había escondido algo bajo élLa habitación que hacía de hospital estaba completamente vacía.— No creo que clarisa se hubiera llevado todo — le dijo Vanya mientras observaba el lugar — Jábico debió de llevarse las cosas que tenía aquí — un duda terrible invadió a Kerr.— Ella había tomado una muestra de mi sangre — Vanya se encogió de hombros.— Estuviste mucho tiempo inconsciente allá en los laboratorios, creo que alcanzaron a sacarte hasta medula ósea — Kerr ladeó la cabeza. Estaba vestido únicamente con unos pantalones cortos que había por ahí y se acercó a Vanya desde atrás para darle un casto beso en la cabeza.— Lo siento — le dijo él y e
Kerr no sabía como afrontar la situación, no sabía como tomaría su hermano la noticia y eso lo puso nervioso.El Alpha lo llevó hasta su carpa, era amplia, los cuadros de los miembros de la manada desaparecidos estaban colgados en una pequeña repisa que estaba llena de pañales. Lina estaba ahí y le dio un fuerte abrazo a Kerr aplastando a su hijo que él traía cargado.— No creía cuando me dijeron que habías regresado — le dijo la mujer y el sonrió de lado.— Soy como una cucaracha — dijo bromeando y ella al ver la expresión en el rostro de él tragó saliva.— Los dejaré solos — dijo y salió de la tienda.Kerr levantó a su sobrino, el bebé estiró la manito y le agarró con fuerza la nariz, luego sonrió un poco y abrió los ojos azules de par en par. Era muy parecido a él.— Por qué siento que algo marcha mal — le dio Víctor y le tendió a Kerr una silla para que se sentara. Kerr apoyó al bebé en sus piernas y entró en su pequeña conciencia, le gustaba la sensación del cuerpo de Kerr, porqu
Kerr siguió a su hermano hacia a fuera, había visto en su expresión una mescla de rabia y rencor que le preocupó.Cuando salió de la tienda buscó a Lina por todas partes para entregarle al bebé, pero no encontró a nadie, ni a ella ni a Vanya, así que siguió a Víctor con el bebé en brazos que se durmió mientras su tío caminaba tras su padre.Víctor entro en una enorme tienda de unos dos metros de altura y Kerr la reconoció, era la tienda donde intentaron matar a Rak y a él le pareció que aquel suceso había pasado hacia mil años. La habían reconstruido y Lucía más fuerte que nunca.Cuando Kerr entró se encontró con todos los miembros más importantes de las manadas. Karina, la pelirroja, señalaba algo en un mapa cuando reparó en la presencia acelerada de Víctor, también estaba Rodolfo y los miembros del concejo de las tres manadas.Víctor caminó directo hacia Lair y se detuvo a su lado, pero el anciano reparó en Kerr antes que todo y cuando le habló las palabras le produjeron asco.— Ens
Aleck había dejado el aquelarre con una irremediable amargura en la boca, se sintió traicionado, se suponía que ellos eran su aquelarre, que, si los necesitaba, estarían ahí para él, pero no fue así, lo habían dejado de lado por su propio egoísmo y miedo y él esperó que sobrevivieran la próxima arremetida de Jábico, porque claro que regresarían.Pasaron la noche en una cueva cercana y él utilizó en la mañana el celular que le había dado Karina, la Alpha de la manada que había traído Kerr, para darle las noticias y le alegró saber que Vanya y Kerr habían logrado escapar, fue ella quien contestó el celular. — Con él hay muchas posibilidades — le dijo Sebastián dándole un beso en el hombro y Aleck asintió con la cabeza, claro que eran buenas noticias, pero también malas, significaba que Jábico sería más osado a la hora de atacarlos, ellos necesitaban a Kerr y no le dejarían escapar así tan fácil mente. En los huesos Aleck podía sentir una extraña sensación, un presentimiento incómodo,
Cuando Aleck despertó lo primero que sintió fue un tremendo dolor en todo el cuerpo, su organismo sanaba bastante rápido, así que durante su vida cualquier herida era curada en minutos, por eso no estaba muy acostumbrado al dolor. Un gemido fuerte se escapó de su seca garganta y cuando abrió los ojos logró ver los de Sebastián, esos iris verdosos tenían impresos tanta preocupación que lo hicieron sentir más temeroso.Estaban en una cueva, de techo amplo y paredes pintadas de colores artificiales y brillantes, un poco más allá había una cascada cristalina y tan serena que parecía una pared de hielo congelado y tras de ella se lograba otear lo verdoso del bosque.— Jábico — dijo, pero solo hablar le producía un fuerte dolor, Sebastián le posó el pulgar sobre los resecos labios.— No hables, estamos a salvo, encontraron a Exequiel por un rastreador, pero logramos rescatarlo y se lo quitamos, estamos en el aquelarre de la cascada — Aleck intentó levantar la cabeza, pero solo pudo ver borr