Kerr no sabía como afrontar la situación, no sabía como tomaría su hermano la noticia y eso lo puso nervioso.
El Alpha lo llevó hasta su carpa, era amplia, los cuadros de los miembros de la manada desaparecidos estaban colgados en una pequeña repisa que estaba llena de pañales. Lina estaba ahí y le dio un fuerte abrazo a Kerr aplastando a su hijo que él traía cargado.
— No creía cuando me dijeron que habías regresado — le dijo la mujer y el sonrió de lado.
— Soy como una cucaracha — dijo bromeando y ella al ver la expresión en el rostro de él tragó saliva.
— Los dejaré solos — dijo y salió de la tienda.
Kerr levantó a su sobrino, el bebé estiró la manito y le agarró con fuerza la nariz, luego sonrió un poco y abrió los ojos azules de par en par. Era muy parecido a él.
— Por qué siento que algo marcha mal — le dio Víctor y le tendió a Kerr una silla para que se sentara. Kerr apoyó al bebé en sus piernas y entró en su pequeña conciencia, le gustaba la sensación del cuerpo de Kerr, porque le recordada a su padre, y aunque su cerebro era muy joven para distinguir aún rostros, sí que le gustaba el de su tío, le llamaba la atención la espesura de su barba y los ojos del color del cielo.
— Yo — comenzó Kerr, pero se detuvo, ni siquiera quería mirarlo a la cara, mucho menos entrar en los pensamientos del Alpha para saber qué estaba pasando por su cabeza y qué asaría cuando se lo dijera — vi a tu madre — le soltó después de un rato y notó como todo el cuerpo del Víctor se tensó, como si una fuerte corriente eléctrica le travesara el cuerpo.
— ¿Qué? — dijo con la voz estrangulada, los ojos se le llenaron de lágrimas, pero él se los limpió con dos grandes manotadas — ¿Cómo? — Kerr levantó la mirada, y se enfrentó a esos ojos oscuros que tanto había odiado, ahora ni siquiera sabía qué era lo que sentía. Que Lair lo hubiera manipulado para que se odiaran, no lo exentaba de todos los tratos duros que le había dado su hermano. Kerr se aclaró la garganta.
— Víctor ella… ella trabaja para los laboratorios Jábico — Víctor se quedó mirando a Kerr por un segundo, en el rostro no parecía existir ninguna expresión, parecía en shock, hasta que apretó los labios después de un rato.
— Mientes — le dijo, Kerr acarició con el pulgar la suave piel de la mejilla del bebé.
— No, después de que Vanya me rescatara pensamos que estábamos a salvo, hasta que ella descubrió que tenía un rastreador — comenzó a contarle y el bebé lo miró, le agradaba su voz — entramos a una cueva para que lo sacara y después ella apareció — Víctor negó con la cabeza, apretó los labios y también las sábanas bajo él — fue ella quien me delató con Jábico, pero, como se fue antes de que naciera no sabía cómo me veía, por eso comenzaron a llevarse hombres mas o menos de mi edad — Víctor se puso de pie e hizo ademán de salir de la tienda, como si le faltara el aire, pero se detuvo en la entrada.
— Ella no nos haría daño, somos su manada —Kerr negó.
— Claro que sí, cuando Vanya le dijo que tenía tres nietos ella… — Víctor lo miró y Kerr no supo si decirle aquello, pero luego se aclaró la garganta, él tenía que saberlo — Ella le dijo que había contribuido a aumentar los ejecitos de Jábico o algo así, la verdad no la escuché bien, por que me estaba atacando con el sonido — Víctor regresó hasta la cama y se sentó con pesadez, como si del cuerpo se le hubieran ido la mitad de las fuerzas.
Kerr lo miró, a pesar del rostro comprimido por las emociones, se veía mejor, había regresado el color a sus mejillas y los pómulos estaban menos marcados. Vanya le había dicho que el remordimiento de lo que había pasado con él lo puso en malas condiciones, que el haber expulsado a su hermano le dolió en el alma aunque no quisiera admitirlo.
— Ella mató a mi mamá — le dijo con la vista puesta en el suelo y Víctor abrió los ojos.
— Pero, Victoria murió en un accidente de tránsito, yo apenas era un niño pero recuerdo que…
— Era una loba, Víctor — le interrumpió Kerr — ¿crees que un accidente de tránsito puede matara a un lobo? — fueron los ojos de Kerr los que se llenaron de lágrimas en ese momento y Víctor se levantó y lo abrazó, apretujando al bebé en medio de ellos.
La acción sorprendió Kerr, Sebastián era el hombre de los abrazos esporádicos, pero se dejó llevar y con la mano libre envolvió la espalda de su hermano mientras él le despeinaba el cabello.
— Lo siento — le dijo el Alpha — de verdad lo siento, nunca supe todo el daño que te estaba haciendo — se apartó y lo miró a la cara — no sé qué me pasaba yo…
— Yo sí sé — le dijo Kerr, Víctor se arrodilló a su lado.
— Tú madre me dijo que Lair, el anciano del concejo, estaba enamorado de mamá, no sé qué pasó entre ellos pero, él odiaba a papá por eso y le prometió a mi madre que tú y yo nunca nos veríamos como hermanos, que nos odiaríamos — Víctor se apretó las cienes, como si tanta información le hiciera doler la cabeza —él susurró a tu lado por todos estos años y…
— Me envenenó en tu contra — completó Víctor, se puso de pie y pateó con fuerza una silla más allá que se rompió en varios fragmentos —¡Me manipuló todo este tiempo! — gritó.
— Pues no tanto — le dijo Kerr — él solo dijo las palabras y tu elegiste creerle — la rabia de Víctor desapareció y el cuerpo se le llenó de una pesadez enorme, cayó sentado en la cama y se apoyó en la cuna de su hijo que estaba a un lado.
— Lo sé — dijo — yo… yo sí pensé que era tu culpa, que mamá me había dejado por tu cumpa y él se metió en esa herida. Maldito anciano — luego levantó la cabeza y miró directamente a los ojos de Kerr — ¿crees que algún día podremos estar bien? — Kerr se encogió de hombros — ¿crees que algún día puedas verme como un hermano? — Kerr no contestó. Víctor se puso de pie, avanzó hasta Kerr y después de comprobar a su hijo le dio un beso en la coronilla al hombre y Kerr se sintió sobrecogido por varios sentimientos — aunque no sientas nada por mi — le dijo — sigues siendo mi hermano y le prometí a mi padre que te protegería por sobre todas las cosas, y cumpliré mi promesa — caminó hacia la tienda, pero Kerr lo agarró de la muñeca.
— ¿Qué harás? — le preguntó y Víctor asintió con la cabeza.
— Defender a mi hermano.
Kerr siguió a su hermano hacia a fuera, había visto en su expresión una mescla de rabia y rencor que le preocupó.Cuando salió de la tienda buscó a Lina por todas partes para entregarle al bebé, pero no encontró a nadie, ni a ella ni a Vanya, así que siguió a Víctor con el bebé en brazos que se durmió mientras su tío caminaba tras su padre.Víctor entro en una enorme tienda de unos dos metros de altura y Kerr la reconoció, era la tienda donde intentaron matar a Rak y a él le pareció que aquel suceso había pasado hacia mil años. La habían reconstruido y Lucía más fuerte que nunca.Cuando Kerr entró se encontró con todos los miembros más importantes de las manadas. Karina, la pelirroja, señalaba algo en un mapa cuando reparó en la presencia acelerada de Víctor, también estaba Rodolfo y los miembros del concejo de las tres manadas.Víctor caminó directo hacia Lair y se detuvo a su lado, pero el anciano reparó en Kerr antes que todo y cuando le habló las palabras le produjeron asco.— Ens
Aleck había dejado el aquelarre con una irremediable amargura en la boca, se sintió traicionado, se suponía que ellos eran su aquelarre, que, si los necesitaba, estarían ahí para él, pero no fue así, lo habían dejado de lado por su propio egoísmo y miedo y él esperó que sobrevivieran la próxima arremetida de Jábico, porque claro que regresarían.Pasaron la noche en una cueva cercana y él utilizó en la mañana el celular que le había dado Karina, la Alpha de la manada que había traído Kerr, para darle las noticias y le alegró saber que Vanya y Kerr habían logrado escapar, fue ella quien contestó el celular. — Con él hay muchas posibilidades — le dijo Sebastián dándole un beso en el hombro y Aleck asintió con la cabeza, claro que eran buenas noticias, pero también malas, significaba que Jábico sería más osado a la hora de atacarlos, ellos necesitaban a Kerr y no le dejarían escapar así tan fácil mente. En los huesos Aleck podía sentir una extraña sensación, un presentimiento incómodo,
Cuando Aleck despertó lo primero que sintió fue un tremendo dolor en todo el cuerpo, su organismo sanaba bastante rápido, así que durante su vida cualquier herida era curada en minutos, por eso no estaba muy acostumbrado al dolor. Un gemido fuerte se escapó de su seca garganta y cuando abrió los ojos logró ver los de Sebastián, esos iris verdosos tenían impresos tanta preocupación que lo hicieron sentir más temeroso.Estaban en una cueva, de techo amplo y paredes pintadas de colores artificiales y brillantes, un poco más allá había una cascada cristalina y tan serena que parecía una pared de hielo congelado y tras de ella se lograba otear lo verdoso del bosque.— Jábico — dijo, pero solo hablar le producía un fuerte dolor, Sebastián le posó el pulgar sobre los resecos labios.— No hables, estamos a salvo, encontraron a Exequiel por un rastreador, pero logramos rescatarlo y se lo quitamos, estamos en el aquelarre de la cascada — Aleck intentó levantar la cabeza, pero solo pudo ver borr
Después del momento de conmoción, Kerr logró entregarle su pequeño sobrino a Lina que observó el cadáver de Lair con horror y Víctor ordenó sacarlo de la tienda.Pasaron el resto del día creando estrategias de defensa y ataque, pero en definitiva todas dependían de los vampiros que Sebastián y Aleck deberían de ser capaces de convencer, pero suerte para todos, Kerr había logrado encontrar la manera de que el sonido de los laboratorios no lo afectara, pero de igual forma disminuiría las fuerzas de sus ejércitos a aun noventa y nueve por ciento.Trataron de comunicarse con Aleck, pero el teléfono estaba apagado, y no tenían de otra que confiar en que los dos serían capaz de encontrar la ayuda suficiente.— Hay que tener consideradas todas las posibilidades — les dijo Karina — prácticamente no podemos contar con las habilidades de Kerr, los laboratorios ya tomaron muestras de su sangre, conocen a la raza superior y así como crearon el sonido también crearán algo para inutilizarlo — Kerr
Aleck no pudo evitar una y otra vez sentirse culpable, incluso después de que la mujer le dijera que esa había sido la decisión de Sebastián y él tenía que respetarla, pero cuando sentía en el cuerpo esa energía que la sangre del lobo le había proporcionado un nudo se le formaba en el estómago.Pasaron la noche en la cueva, que era tan amplia como una catedral, bien escondida detrás de la cascada, y a la mañana siguiente el rostro de Sebastián parecía haber recuperado gran parte de su habitual apariencia.Según le comentaron, el lobo pasó mas de dos horas asimilando el veneno en medio de un dolor agónico, y Aleck no estaba seguro de si él valía tanto sufrimiento.Cuando terminó de desayunar caminó hasta la cascada, Sebastián estaba sentado en una piedra observando el agua caer.— Se llama flujo laminar — le dijo y Aleck se sentó a su lado — ese efecto que hace que el agua parezca tan quieta, como si estuviera petrificada — Aleck estiró la mano y le agarró la pierna, a pesar de todo, p
Salieron esa mañana del aquelarre de la cascada por un túnel que los dejó detrás de un árbol enorme y grueso que escondía bien la entrada, la mujer de vestidos coloridos los acompañó a los tres hasta la entrada y antes de que se fueran le dio una última mirada a los ojos de Sebastián. Lo tomó por el mentón y miró dentro de sus iris verdosos.— Él sigue ahí — le dijo y Aleck supuso que habla de su lobo — pero no serás capaz de alcanzarlo, no de nuevo — Sebastián le quitó la cara y le dio la espalda.— Usted dijo que moriría, y aquí estoy, con mis poderes de humano intactos — le dijo él — espero que no se moleste si dejo de creer en sus interpretaciones — la mujer se despidió únicamente con una fría mirada superficial a los tres hombres y regresó por la cueva.— Es un poco dramática — les dijo Exequiel encogiéndose de hombros, pero Sebastián no contestó, ¿y si tenía razón? Podía sentir la presencia de su lobo, pero… tan lejana, y cada vez que trataba de alcanzarlo sentía que se alejaba
Sebastián tuvo un irremediable instinto de transformarse y atacar, pero por más que lo intentó no pudo llegar a sacar su lobo de donde estaba oculto y tuvo que aguantar el impulso de atacar a los seres extraños que se cernían sobre ellos.Eran extraños, a pesar de su común aspecto humano, por lo menos media decena, tenían cuernos en la cabeza agachados hacia atrás, como carneros, unos más largos que otros y las caras llenas de tatuajes extraños en forma de enredaderas.La gente del bosque, a lo largo de la historia habían sido llamados de miles de formas: brujas, hechiceros, hadas. Una de ellas tenía unas amplias alas de libélulas que brillaban reflejando la luz del atardecer.— No queremos problemas — les dijo Aleck poniéndose de pie y metiéndose entre ellos y Sebastián, para protegerlo, pero él lo vio como que lo hacia para que no se metiera en problemas y eso aumentó su malgenio.— Osan irrumpir en nuestros bosques — le dijo uno de ellos dando un paso al frente, tenía los cuernos d
Aleck se quedó mirando el camino por donde desapareció el lobo, con la cabeza gacha las mejillas enrojecidas, no era capaz de entender qué le pasaba, temprano en la mañana parecía tan contento, y ahora era toda una mole de estrés y rabia. «es por mi culpa» se dijo, si lo hubiera dejado morir su lobo no se hubiera perdido y estuviera bien.— ¿Entonces qué es lo que quieren? — le preguntó la muchacha de las alas y Aleck se volvió hacia ella después de limpiarse las lágrimas.— ¿Me dejarán hablar con su señor el cuervo? — preguntó el vampiro. Según lo que había notado, la chica de las alas tenía alto control de los demás. Si lo que había aprendido en la escuela del aquelarre cuando era niño era verdad, de seguro la chica tendría la sangre pura. En los vampiros los convierte en transformistas una línea ininterrumpida, a los lobos en raza superior, tal vez a la gente del bosque una sangre lo suficientemente pura los haría alados.— Yo decidiré si merece la pena que él te vea — le dijo ella