Kerr y Vanya llegaron a los alrededores de la fábrica, y no encontraron más que un espacio vacío de vida.
La manada no estaba, y Kerr estuvo seguro de que los laboratorios Jábico habían llegado después, todos los catres estaban desperdigados por todo el lugar y las mesas rotas, incluso habían roto parte del suelo, como si pensaran que la manada había escondido algo bajo él
La habitación que hacía de hospital estaba completamente vacía.
— No creo que clarisa se hubiera llevado todo — le dijo Vanya mientras observaba el lugar — Jábico debió de llevarse las cosas que tenía aquí — un duda terrible invadió a Kerr.
— Ella había tomado una muestra de mi sangre — Vanya se encogió de hombros.
— Estuviste mucho tiempo inconsciente allá en los laboratorios, creo que alcanzaron a sacarte hasta medula ósea — Kerr ladeó la cabeza. Estaba vestido únicamente con unos pantalones cortos que había por ahí y se acercó a Vanya desde atrás para darle un casto beso en la cabeza.
— Lo siento — le dijo él y ella se volvió para mirarlo a la cara — allá en la cueva, me quedé paralizado, yo… ese hombre casi te mata y casi no llego a tiempo…
— Pero lo hiciste — le dijo Vanya y le acarició en las mejillas — pero no entiendo qué te digo ella para que te pusieras así — Kerr le apartó la mirada.
— Ella mató a mi mamá — le dijo Kerr y Vanya abrió los ojos — me dijeron que había sido un accidente yo…
— La escuché — le dijo ella — tal vez solo estaba haciendo tiempo y mintió — Kerr negó con la cabeza.
— Ella… el odio con el que me habló. De verdad piensa que es mi culpa que mi papá hubiera sido un perro mujeriego.
— Según escuché eran hombres y mujeres — bromeó Vanya para quitarle parte de la tensión al asunto y Kerr se rio con amargura.
— Tal vez también debería ser como mi padre — dijo él y sonrió de medio lado — en la variedad está el placer —Vanya le golpeó el hombro con fuerza.
— No mientras estes conmigo — lo apretó contra su cuerpo — ya te tengo y no te dejaré ir, aunque tenga que pelear con cuanta mujer u hombre por esos ojitos lindos — Kerr le besó la punta de la nariz, pero a pesar de todo no pudo evitar que el nudo que sentía en el estómago permaneciera. Vanya se alejó de él y miró el lugar con nostalgia — ¿volveremos algún día — le preguntó y Kerr se recostó en una de las frías pardes.
— Podríamos hacerla nuestro hogar cuando todo esto acabe — le dijo él — la casa que me dejó mamá es pequeña — le mención de su madre le produjo una nueva oleada de rabia y dolor y Vanya lo notó.
— Tenemos que encontrar a las manadas — Kerr asintió.
— Sé donde están — saltó hacia el frete después de quitarse el pantalón corto que tenía y cayó trasformado.
Vanya se tomó su tiempo en trepar por el pelaje hasta su lomo, aparte de que Kerr era bastante alto, llevaba horas sin comer y la pelea en la cueva le había quitado la mitad de las fuerzas.
— Si quieres duerme — le dijo Kerr, sintió en la mente de la muchacha lo placida que estaba sobre el suabe y cálido pelaje de él — No dejaré que te caigas — Vanya asintió con la cabeza y recostó la cara en su pelaje.
— ¿Cómo es que no hueles mal? — le preguntó después de que él arrancara a un trote suave — no me malinterpretes, pero eres un lobo, todos tienen un olor fuerte — Kerr lo pensó por un momento.
— De seguro mi lobo superior es así para evitar que me reconozcan, verás, todo lo que soy ahora es ser una máquina diseñada para matar, soy un arma… — Sintió en la conciencia de Vanya que el sueño la había vencido, y corrió lo que le quedaba del camino al lago de la manada Bosque Oscuro evitando que ella cayera de su lomo.
Ya a solas, trató de pensar con más claridad. La mamá de Víctor le había dicho que el anciano del concejo estuvo enamorado de su madre y que en venganza no permitirían que él y Víctor se quisieran como hermanos, ¿enserio el anciano era el que había movido los hilos todo ese tiempo para que él y Kerr se odiaran? Pues Víctor lo tenía en alto estima, y siempre escuchaba lo que el anciano le aconsejaba, ¿Cómo podría convencerlo de que justo él era el causante de su enemistad?
Por suerte para Kerr había notado en su hermano la disposición de arreglar las cosas, y ahora que entendía que estuvo en parte manipulado por Lair, le era un poco más fácil asimilarlo y tratar de ver a Víctor como su hermano.
Después de un par de horas, llegó a las inmediaciones del lago, y le asustó comprobar la cantidad de personas, lobos y humanos, que había ahí.
Despertó a Vanya y extendió la conciencia en busca de Sebastián, pero no lo encontró entre la multitud de pensamientos que se aglomeraron en su cabeza. Buscó a Víctor y le avisó, y cuando llegó corriendo a la mitad del campamento su hermano ya lo esperaba con una toalla en las manos.
Cuando Vanya bajó de él regresó a su forma humana y Víctor le tendió la toalla, y apenas un segundo después de que la envolviera alrededor de su cintura Víctor se abalanzó sobre él y lo abrazó con tanta fuerza que sintió le sacaba el aire.
Cuando se apartó lo miró a los ojos y Kerr notó los de él brillosos, luego le agarró la cara con las manos y lo sacudió un poco.
— Sebastián dijo que eras como una cucaracha — le dijo Víctor y Kerr se rio — ¿Cómo escapaste? — Kerr señaló a Vanya.
— Ella me sacó — Víctor lo soltó y avanzó hasta Vanya para darle un fuerte abrazo. Benjamín corrió desde una de las carpas y se lanzó sobre Kerr.
— Tío — le dijo con la voz conmovida y Kerr lo abrazo — pensé que ya no te volvería a ver — Kerr lo abrazó y le acarició la cabeza.
— Acá estoy — varias personas comenzaron a congregarse a su alrededor, y Kerr percibió en sus conciencias toda la esperanza que pusieron en él. Era el arma que necesitaban para acabar con Jábico y Kerr así lo aceptó, él había entendido que su destino estaba con todas las manadas del mundo.
Karina avanzó entre la multitud, el cabello rojo le brilló con la luz del sol. Apartó a las personas que había alrededor de Kerr, luego lo abrazó y le dio un beso grande en la mejilla muy cerca del labio y Kerr sintió que la cara se le enrojeció, notó como Vanya se tensó a su lado.
— Sabía que escaparías — Vanya carraspeó la garganta.
— En realidad yo lo saqué — le dijo y ambas mujeres se miraron fijamente.
Kerr dio la vuelta, lo último que quería era enfrentar esa situación. Buscó a su hermano entre la multitud y lo encontró avanzando hacia él con su hijo recién nacido. Lo puso en los brazos de Kerr con una amplia sonrisa y Kerr lo miró, y en cuanto Víctor vio sus expresión la sonrisa se desdibujó en su rostro.
— Tenemos qué hablar — le dijo Kerr y el Alpha asintió.
Kerr no sabía como afrontar la situación, no sabía como tomaría su hermano la noticia y eso lo puso nervioso.El Alpha lo llevó hasta su carpa, era amplia, los cuadros de los miembros de la manada desaparecidos estaban colgados en una pequeña repisa que estaba llena de pañales. Lina estaba ahí y le dio un fuerte abrazo a Kerr aplastando a su hijo que él traía cargado.— No creía cuando me dijeron que habías regresado — le dijo la mujer y el sonrió de lado.— Soy como una cucaracha — dijo bromeando y ella al ver la expresión en el rostro de él tragó saliva.— Los dejaré solos — dijo y salió de la tienda.Kerr levantó a su sobrino, el bebé estiró la manito y le agarró con fuerza la nariz, luego sonrió un poco y abrió los ojos azules de par en par. Era muy parecido a él.— Por qué siento que algo marcha mal — le dio Víctor y le tendió a Kerr una silla para que se sentara. Kerr apoyó al bebé en sus piernas y entró en su pequeña conciencia, le gustaba la sensación del cuerpo de Kerr, porqu
Kerr siguió a su hermano hacia a fuera, había visto en su expresión una mescla de rabia y rencor que le preocupó.Cuando salió de la tienda buscó a Lina por todas partes para entregarle al bebé, pero no encontró a nadie, ni a ella ni a Vanya, así que siguió a Víctor con el bebé en brazos que se durmió mientras su tío caminaba tras su padre.Víctor entro en una enorme tienda de unos dos metros de altura y Kerr la reconoció, era la tienda donde intentaron matar a Rak y a él le pareció que aquel suceso había pasado hacia mil años. La habían reconstruido y Lucía más fuerte que nunca.Cuando Kerr entró se encontró con todos los miembros más importantes de las manadas. Karina, la pelirroja, señalaba algo en un mapa cuando reparó en la presencia acelerada de Víctor, también estaba Rodolfo y los miembros del concejo de las tres manadas.Víctor caminó directo hacia Lair y se detuvo a su lado, pero el anciano reparó en Kerr antes que todo y cuando le habló las palabras le produjeron asco.— Ens
Aleck había dejado el aquelarre con una irremediable amargura en la boca, se sintió traicionado, se suponía que ellos eran su aquelarre, que, si los necesitaba, estarían ahí para él, pero no fue así, lo habían dejado de lado por su propio egoísmo y miedo y él esperó que sobrevivieran la próxima arremetida de Jábico, porque claro que regresarían.Pasaron la noche en una cueva cercana y él utilizó en la mañana el celular que le había dado Karina, la Alpha de la manada que había traído Kerr, para darle las noticias y le alegró saber que Vanya y Kerr habían logrado escapar, fue ella quien contestó el celular. — Con él hay muchas posibilidades — le dijo Sebastián dándole un beso en el hombro y Aleck asintió con la cabeza, claro que eran buenas noticias, pero también malas, significaba que Jábico sería más osado a la hora de atacarlos, ellos necesitaban a Kerr y no le dejarían escapar así tan fácil mente. En los huesos Aleck podía sentir una extraña sensación, un presentimiento incómodo,
Cuando Aleck despertó lo primero que sintió fue un tremendo dolor en todo el cuerpo, su organismo sanaba bastante rápido, así que durante su vida cualquier herida era curada en minutos, por eso no estaba muy acostumbrado al dolor. Un gemido fuerte se escapó de su seca garganta y cuando abrió los ojos logró ver los de Sebastián, esos iris verdosos tenían impresos tanta preocupación que lo hicieron sentir más temeroso.Estaban en una cueva, de techo amplo y paredes pintadas de colores artificiales y brillantes, un poco más allá había una cascada cristalina y tan serena que parecía una pared de hielo congelado y tras de ella se lograba otear lo verdoso del bosque.— Jábico — dijo, pero solo hablar le producía un fuerte dolor, Sebastián le posó el pulgar sobre los resecos labios.— No hables, estamos a salvo, encontraron a Exequiel por un rastreador, pero logramos rescatarlo y se lo quitamos, estamos en el aquelarre de la cascada — Aleck intentó levantar la cabeza, pero solo pudo ver borr
Después del momento de conmoción, Kerr logró entregarle su pequeño sobrino a Lina que observó el cadáver de Lair con horror y Víctor ordenó sacarlo de la tienda.Pasaron el resto del día creando estrategias de defensa y ataque, pero en definitiva todas dependían de los vampiros que Sebastián y Aleck deberían de ser capaces de convencer, pero suerte para todos, Kerr había logrado encontrar la manera de que el sonido de los laboratorios no lo afectara, pero de igual forma disminuiría las fuerzas de sus ejércitos a aun noventa y nueve por ciento.Trataron de comunicarse con Aleck, pero el teléfono estaba apagado, y no tenían de otra que confiar en que los dos serían capaz de encontrar la ayuda suficiente.— Hay que tener consideradas todas las posibilidades — les dijo Karina — prácticamente no podemos contar con las habilidades de Kerr, los laboratorios ya tomaron muestras de su sangre, conocen a la raza superior y así como crearon el sonido también crearán algo para inutilizarlo — Kerr
Aleck no pudo evitar una y otra vez sentirse culpable, incluso después de que la mujer le dijera que esa había sido la decisión de Sebastián y él tenía que respetarla, pero cuando sentía en el cuerpo esa energía que la sangre del lobo le había proporcionado un nudo se le formaba en el estómago.Pasaron la noche en la cueva, que era tan amplia como una catedral, bien escondida detrás de la cascada, y a la mañana siguiente el rostro de Sebastián parecía haber recuperado gran parte de su habitual apariencia.Según le comentaron, el lobo pasó mas de dos horas asimilando el veneno en medio de un dolor agónico, y Aleck no estaba seguro de si él valía tanto sufrimiento.Cuando terminó de desayunar caminó hasta la cascada, Sebastián estaba sentado en una piedra observando el agua caer.— Se llama flujo laminar — le dijo y Aleck se sentó a su lado — ese efecto que hace que el agua parezca tan quieta, como si estuviera petrificada — Aleck estiró la mano y le agarró la pierna, a pesar de todo, p
Salieron esa mañana del aquelarre de la cascada por un túnel que los dejó detrás de un árbol enorme y grueso que escondía bien la entrada, la mujer de vestidos coloridos los acompañó a los tres hasta la entrada y antes de que se fueran le dio una última mirada a los ojos de Sebastián. Lo tomó por el mentón y miró dentro de sus iris verdosos.— Él sigue ahí — le dijo y Aleck supuso que habla de su lobo — pero no serás capaz de alcanzarlo, no de nuevo — Sebastián le quitó la cara y le dio la espalda.— Usted dijo que moriría, y aquí estoy, con mis poderes de humano intactos — le dijo él — espero que no se moleste si dejo de creer en sus interpretaciones — la mujer se despidió únicamente con una fría mirada superficial a los tres hombres y regresó por la cueva.— Es un poco dramática — les dijo Exequiel encogiéndose de hombros, pero Sebastián no contestó, ¿y si tenía razón? Podía sentir la presencia de su lobo, pero… tan lejana, y cada vez que trataba de alcanzarlo sentía que se alejaba
Sebastián tuvo un irremediable instinto de transformarse y atacar, pero por más que lo intentó no pudo llegar a sacar su lobo de donde estaba oculto y tuvo que aguantar el impulso de atacar a los seres extraños que se cernían sobre ellos.Eran extraños, a pesar de su común aspecto humano, por lo menos media decena, tenían cuernos en la cabeza agachados hacia atrás, como carneros, unos más largos que otros y las caras llenas de tatuajes extraños en forma de enredaderas.La gente del bosque, a lo largo de la historia habían sido llamados de miles de formas: brujas, hechiceros, hadas. Una de ellas tenía unas amplias alas de libélulas que brillaban reflejando la luz del atardecer.— No queremos problemas — les dijo Aleck poniéndose de pie y metiéndose entre ellos y Sebastián, para protegerlo, pero él lo vio como que lo hacia para que no se metiera en problemas y eso aumentó su malgenio.— Osan irrumpir en nuestros bosques — le dijo uno de ellos dando un paso al frente, tenía los cuernos d