El viento ondeaba el cabello oscuro de Vanya, el nudo que tenia en el estómago nunca lo había sentido en su vida. Sintió la fuerza que el hijo que llevaba en su vientre le otorgaba y se unió a ella cerrando los ojos y respirando.
Si su padre estaba controlando al ejército, no creyó ser capaz de convencerlo de que detuviera esa locura. Recordó cuando era niña, y las miles de horas que él pasaba en su laboratorio, ignorando todo a su alrededor, a su esposa, a su hija, todo por fundar los laboratorios que tanto daño habían hecho.
Le pareció poético que fuera justo ella la que intentara detenerlo, él le había dicho una vez que todo aquello lo había hecho por ella, para darle un mundo mejor, y ahora era ella la que estaba volando por sobre las copas de los árboles apretando un arma con fuerza dispuesta a lo que fuera.
Si Saúl y Jábico ganaba perdería todo en la vida, el submundo le había dado algo que la policía y su padre nunca le había dado, amigos de verdad, alguien a quien amar y un hijo. Saúl veló por dejarle a ella un mundo mejor, y ya era su turno de hacer lo mismo por el hijo que venia en camino, y haría lo que fuera necesario.
Miró a Aleck a su lado, el vampiro tenía sangre en a cara y cuando sus ojos se encontraron le sonrió, ¿esa seria su nueva familia? ¿vampiros y lobos? Si se lo hubieran dicho hacía unos meses se hubiera reído tan fuerte, pero ahora, ahora estaba luchando por ellos, con ellos, por el futuro de todos.
Cuando llegaron a la parte final del boque, muy cerca de la fábrica, lograron ver a un pequeño grupo de lobos custodiando una tienda de techo amplio y la muchacha los dejó a unos doscientos metros.
— ¿Cómo llegaremos allá? — le preguntó Aleck y Vanya apretó los ojos para pensar.
— ¿Cuántos contaste? — le preguntó ella al a muchacha del bosque.
— Al menos diez lobos, pero no sabemos si en la tienda hayan puros — Aleck se irguió y cerró los ojos.
— Tal vez pueda escuchar sus corazones — dijo y se quedó un momento así —cuando abrió los ojos negó con la cabeza — solo pudo escuchar el corazón de los lobos, pero nada más, no sé si es por la distancia o porque no hay más — Vanya revisó el cargador del arma, tenía cuatro balas.
— Entonces vamos allá.
Comenzaron a avanzar por el bosque, parecía que al final la arrogancia de Saúl Quiroz le costaría, no había ni un guardia, solo los lobos que estaban apostados en la entrada.
— Necesitamos una distracción — dijo la muchacha y Vanya asintió con la cabeza, así que ella salió volando por entre los árboles y ella se quedó con Aleck que limpió el cuchillo con la corteza de un árbol.
— Cuando los lobos salgan, alguno quedara — le dijo el vampiro — yo pelearé con los que queden y tú destruyes el remitente — Vanya asintió con la cabeza.
Esperaron atentos la distracción, y llegó en forma de un haz de luz que explotó en medio de todos los lobos y los lanzó a varios metros, luego otra y otra, más de la mitad salieron corriendo tras la muchacha que voló por entre los árboles y Aleck le dio una última mirada a Vanya antes de salir corriendo hacia los demás lobos.
Vanya corrió con todas sus fuerzas hacia la tienda amplia que había junto a los lobos, corrió como su su vida dependiera de ello, por que así era, y cuando entró por la amplia entrada se topó con su padre, que estaba detrás de una consola amplia y tecleaba sin parar, un radio le daba indicaciones y él abrió los ojos en cuanto la vio.
— Creo que no vienes a a decirme que te arrepentiste y que estarás de mi lado — Vanya levantó el arma y le apuntó .
— Apaga los drones — le dijo, la voz le temblaba. Aleck pelaba afuera con los lobos, parecía que era más rápido y no lograban alcanzarlo.
— Vanya — le dijo el hombre. Apagó el radio por donde le daban indicaciones y Vanya logró escuchar que los helicópteros habían caído — mi querida hija — Vanya negó con la cabeza.
— No me mientas — le dijo ella — nunca te he importado en absoluto, lo único por lo que vives es por esto — señaló con el arma la consola grande — ahora apaga los drones.
— No puedo hacerlo — le dijo el hombre, el corazón de Vanya palpitó con tanta fuerza que le impidió hasta tragar saliva — este es el mundo que necesitamos ahora, para eso está el sub mundo.
— ¡Tú no sabes eso! — le gritó ella, con tanta rabia que temió que un disparo se le escapara — ellos solo quieren ser felices y tener una buena vida. Tú no se los puedes arrebatar — él asintió con la cabeza.
— Parece una decisión difícil, todas lo son, por eso la cacería por el remitente original, luego el programa CERBERO y todo lo demás — Vanya apretó el arma con fuerza — toda mi vida he luchado por este ideal.
— Y morirás por él también — le dijo ella, no era una pregunta.
— Es para lo que ellos nacieron — Vanya se acarició el vientre.
— ¿Eso es lo que harás cuando nazca tu nieto? — el hombre bajó la mirada hacia el estómago de su hija y se agarró de la consola. Un lobo chilló afuera — ¿tu nieto también será un esclavo?
— ¿Te dejaste embarazar de él? — le dijo, pero tenía asco en la voz.
— Detén los drones — le dijo y luego un grito de afuera llamó su atención, el último lobo que quedaba sometió a Aleck en el suelo y ella se volvió hacia su papá.
— Detén todo esto, todavía estas a tiempo — le suplicó pero él negó.
— Lo siento, mi niña — estiró la mano y sacó un arma que tenia sobre la consola, pero Vanya cerró los ojos y jaló el gatillo. Escuchó como el cuerpo cayó al suelo, y no tuvo que ver donde le había dado, estaba segura que había sido en la mitad de la frente, porque ahí había apuntado.
Abrió los ojos y le disparó las tres balas restantes a la consola que lanzó un montón de chispas y luego se apagó.
Volteó a mirar afuera, donde el lobo que tenía sometido a Aleck lo habría soltado y regresaba a su forma humana.
— Lo siento — dijo, era un hombre mayor — de verdad lo siento, no podía controlarme — Aleck corrió hacia Vanya, estaba sucio y lleno de sangre, pero aun así la abrazó.
— Lo hiciste — le dijo y ella se dejó abrazar, — lo hiciste — pero Vanya no se sentía feliz.
Sin el remitente controlando los drones, el ejército de Jábico había perdido el noventa por ciento. Kerr vio como los lobos se quedaron paralizados por un momento, como si algo dentro de sus cabezas hubiera dejado de funcionar, luego regresaron poco a poco a su forma humana y los puros que peleaban con los laboratorios huyeron hacia el bosque y fueros perseguidos y cazados uno por uno. En medio de la conmoción Víctor regresó a su forma humana y señaló a Kerr hacia atrás, y ahí, apretados unos con otros sin saber qué pasaba, estaban todos los miembros de su manada, los que habían desaparecido antes de que se escondieran en la fabrica y tanto él como el Alpha corrieron hacia ellos. Sebastián los acompañó y se unieron todos en un abrazo fuerte, muy fuerte. La manada de Bosque Oscura también recuperó decenas de sus soldados y a Víctor le faltaron brazos y besos para recibir a todos los miembros de su manada que volvían a casa. Por ellos había comenzado esa gran y compleja historia y Kerr
La observó desde las sombras, cubierto por la oscuridad y el silencio. La ciudad entera dormía bajo el más profundo y pesado sueño y él respiró profundo el aire fresco que le llenó los pulmones.No quería hacerlo, de verdad que no quería, su manada nunca se había metido en esos tipos de problemas, pero los tiempos habían cambiado.Será solo una mujer, a ver si eres capaz de hacer algo bien. Por órdenes del alfa, tuvo que seguir a una mujer indefensa que bajaba las cosas de su auto lista para entrar a su casa, Kerr la observó de lejos metido entre la oscuridad del bosque que rodeaba la ciudad.El viento cambió, y el aroma de la muchacha le llegó, era una mezcla extraña que Kerr no logró identificar de inmediato, como algo detrás del sudor, fresco y por alguna razón sintió remordimiento.Sacó la fotografía que su Alpha, Víctor, le había dado y comprobó entre las sombras si era la misma. Efectivamente era ella, con la piel pálida y la mandíbula definida, el cuerpo escultural y firme y
Kerr iba descalzo, cubierto únicamente por el pantalón, llevaba la chaqueta de cuero en la mano y sobre el hombro el cuerpo inconsciente de Vanya. El cabello negro le entorpeció la visión cuando empujó la puerta de la fábrica abandonada donde Víctor los obligó a esconderse. Kerr tenía una vida relativamente normal, pero cuando miembros comenzaron a desaparecer y el mundo se enteró de su existencia, le fue imposible ignorar el llamado de su Alpha y ahora sus días estaban entre tratar de sobrevivir a la manada mientras encontraba su lugar en ella.El lugar estaba vacío, la mayoría debería estar durmiendo a esas horas de la noche y los vigilantes de turno llegaron corriendo a él.—No puedo creer —le dijo uno, era muy alto y delgado y su lobo era igual de flacucho, pero era un genio para las computadoras, eso ya lo ponía por encima de él que solo le aportaba a la manada su cara bonita.—¿Pensabas que no sería capaz? —le preguntó Kerr y dejó a la muchacha sobre una mesa metálica y amplía
Vanya levantó el mentón, el hombre frente a ella la miró fijamente, como si quisiera arrancar de su rostro los pensamientos, tenía unos ojos azules que le sorprendieron de momento y se vio obligada a apartarle la mirada.—¿Esto es por mi padre? —se atrevió a preguntar y el hombre respiró profundo —pues no sé nada de él, ya le dije todo a la policía cuando los laboratorios donde él trabajaba se desmantelaron por hacer experimentos con humanos y personas de tu especie.El hombre chasqueó la lengua, se puso de pie y caminó por la habitación, traía una chaqueta de cuero ajustada que dejaba ver su ancha espalda y cuando llegó a la pequeña ventana se quedó mirando hacia afuera, hacia el cielo, luego volteó a mirar a Vanya que lo observaba detenidamente.—A tu cuenta de ahorros llegan constantemente pagos misteriosos provenientes de diferentes lugares de la ciudad —le dijo él —es nuestra investigación hemos descubierto que no haces ningún otro tipo de trabajo aparte de la cantina en donde si
Kerr apretó los puños, el lobo seguía corriendo hacia él y no tuvo tiempo para pedir ayuda, así que se deshizo de la chaqueta de cuero y saltó hacia el frente. El cuerpo creció, los huesos se alargaron y su lobo, negro como las alas de un cuervo, cayó hundiendo la tierra bajo sus patas.Trató de hablarle de nuevo a Stiven, pero, no encontró ninguna conciencia a la cual aferrarse, era como si el lobo no tuviera el don, peor aún, era como si no hubiera nadie. Era un mero cascarón vació y eso asustó a Kerr.Cuando el lobo llegó hasta él trató de morderle el cuello, pero Kerr agachó la cabeza y aprovechando la velocidad con la que el otro venía metió la cabeza bajo su estómago y de un levantamiento fuerte lo lanzó hacia la columna que él había golpeado hacía unos minutos y Stiven lanzó un chillido. Cuando cayó se lanzó sobre Kerr con fuerza, como si el dolor en el cuerpo no lo hubiera enceguecido ni por un momento.Kerr se preparó para el golpe, el lobo pardo lo envistió como un toro s
Kerr recuperó la estabilidad apenas un segundo después, se puso de pie como un relámpago y miró a la muchacha que estaba observándolo desde la esquina, había arrancado la pata de la cama y lo golpeó con ella.—Necesitarás más que eso para huir de mí —le dijo y un segundo después sintió como un hilo de cálida sangre se deslizaba por su frente. Con la yema de los dedos la tanteó y luego los miró, ¿cómo era posible que hubiera logrado herirlo? Volteó a mirarla, la pata de la cama tenía un clavo salido y él le apuntó con el dedo —tuviste que golpearme con mucha fuerza para que eso entrara en mi piel —le dijo — si hubiera sido un humano el que hubiera entrado lo hubieras matado —Vanya miró la punta del clavo ensangrentada y la dejó caer.—Yo no sabía que aquí había humanos —dijo como única excusa —además, ustedes me tienen secuestrada, ¿Qué quieres? ¿Qué les de la vivienda cada vez que entran? —Kerr avanzó hacia ella, la tomó por la muñeca y la lanzó con fuerza sobre la cama.—Vas a deci
Kerr dio un salto tremendo desde el segundo piso y creyó hacer un agujero en el suelo al caer, pero no se detuvo a observar, corrió por los pasillos y cuando abrió la puerta de la celda de Vanya de una patada comprobó que no había nadie dentro. Las varillas metálicas de la ventana estaban dobladas y el agujero lo suficientemente amplio como para que la muchacha cupiera por él.Sebastián se asomó por sobre el hombro de Kerr y lanzó un silbido.—Víctor te va a matar —Kerr lo empujó para que lo dejara salir, se quitó la chaqueta de cuero y se la lanzó al hombre para que la cuidara.—No si la atrapo primero —se lanzó hacia el frente. El aire se hizo más espeso cuando el cuerpo se agrandó y los huesos se alargaron. Cayó completamente transformado y observó solo por un segundo su ropa rasgada en el suelo antes de correr por los pasillos y salir al exterior.Mientras corría, elevó la mirada al cielo y olfateó, cientos de olores le llenaron la nariz alargada, olía a más miembros de la manad
Kerr sintió como se le hacía un tremendo vació en el pecho mientras caía, Vanya gritó y se aferró al cuerpo del lobo con tanta fuerza que él pensó que lo rompería.Los demás miembros de la manada del bosque no se atrevieron a seguirlos, así que Kerr aprovechó. De un movimiento agarró la ropa de Vanya y la quitó de encima de su lomo para protegerla del golpe, poniéndola sobre su estómago y volteandose para recibir todo el impacto. La sintió gritar, y quiso extender la conciencia hacia ella para calmarla, pero en medio de la caída no fue capaz de encontrar la concentración para hacerlo, y cuando su cuerpo chocó con el agua fría el impacto lo llevó a la oscuridad.Tuvo un sueño extraño donde se sintió arrastrado por el agua, donde la oscuridad se hacía espesa como petróleo y no era capaz de pensar con claridad. Unas manos lo arrastraron, lo sintió, el frio lo invadió, y cuando abrió los ojos vio entre la bruma borrosa el cabello negro de Vanya y los ojos verdes que lo miraban desde arrib