60
Kerr se sentía débil, tanto que los pasos se le hacían pesados y por más que lo intentó, no pudo transformarse, era como si le hubieran inyectado una especie de suero similar al púrpura que le habían aplicado antes pero más fuerte. Vanya corría adelante y al verlo rezagado lo tomó de la mano y lo jaló.
—No estamos a salvo —le dijo ella y lo jaló más —mi papá nunca nos hubiera dejado ir si no tuviera un plan de reserva para poder atraparnos nuevamente.
Kerr trató de seguirle el ritmo, pero tenía unos pantalones delgados, estaba sin camisa y no tenía zapatos y las piedras se le clavaban en las plantas de los pies.
Las calles estaban tremendamente vacías, parecía que fuera una ciudad fantasma y eso lo asustó. Cada vez que doblaban una esquina pensó que encontraría a algún guardia de Jábico y tenía el corazón acelerado.
Kerr no recordaba mucho, después de que el helicóptero llegó con el sonido los pensamientos se le hicieron pesados, el dolor era tan fuerte que no pudo defenderse ni siquiera cuando se transformó para evitar que le introdujeran aquellos tuvo por las fosas nasales.
No recordaba nada más allá de eso hasta que despertó atado y sin poderes en ese lugar y apenas unos minutos después apareció Vanya.
—Espera —le dijo él y se recostó en una de las paredes, estaba exhausto y le ardía el pecho, como si se hubiera tragado un fierro ardiente. Vanya se acercó a él y le levantó la cara agarrándolo de las mejillas con ambas manos.
—Sé que estás cansado, pero tenemos que seguir, has de cuenta que aun seguimos secuestrados, sé que mi papá nos capturará de nuevo si le damos oportunidad —lo tomó de nuevo de la mano y tiró de él.
—Pudiste quedarte con él —le dijo Kerr y Vanya se detuvo para mirarlo.
—¿Crees que será capaz de dejarte ahí? —le preguntó ella y Kerr pasó saliva, tenía tantas cosas qué decir, tantas que quería escuchar, pero no tenían tiempo y Kerr no estaba entendiendo mucho, pero lo único que le quedó claro en ese momento era que ella lo había elegido por encima de su propio padre y el pecho se le llenó de un calor que le aportó un poco de fuerza.
Cuando doblaron una esquina se encontraron con un guardia que les gritó.
—¡Esperen! —el grito resonó por las calles vacías y Kerr dio la vuelta, doblando de nuevo la esquina, pero Vanya se detuvo justo en el borde.
—Espera —le dijo ella y él se quedó ahí paralizado «hay que huir» pensó, pero no se atrevió a hablar, Vanya lo empujó y para que se recostara en la pared y cuando el guardia apareció ella le dio un certero golpe con la palma en una de los oídos y lo desestabilizó, luego saltó, y con el codo golpeó la coronilla de la cabeza del hombre que cayó desplomado al suelo.
Vanya tomó el arma de largo alcance que tenía el hombre y luego le tendió una pistola que él tomó con seguridad.
—¿sabes disparar?— le preguntó ella y Kerr meneó la cabeza.
—Cuando éramos jóvenes, Víctor compró una y Sebastián y yo la tomamos prestada sin permiso —la movió en su mano y comprobó que estuviera completamente cargada —cuando su papá se enteró no recuerdo a cuál de los tres no fue peor —Vanya quitó el seguro de la metralleta pequeña que le quitó al hombre y le indicó que siguieran corriendo.
Kerr seguía sin poderes, pero la debilidad en el cuerpo comenzaba a remitir y al final pudo seguirle el ritmo a Vanya.
Llegaron a una esquina y Vanya miró antes de cruzar, pero regresó de golpe.
—Hay cinco ahí —dijo y Kerr le quitó el seguro al arma.
—Pues hay más de cinco balas —avanzó pero ella lo detuvo poniéndole la palma de su mano en el pecho desnudo de él y Kerr se estremeció al sentir lo cálida que estaba.
—Si los matamos llamaremos la atención, tenemos que buscar otra forma de escapar, tal vez entrar a una de las casas —Kerr volteó a mirar para todas partes, hasta que encontró una alcantarilla y la señaló.
—no creo que nos busquen allá abajo — le dijo y Vanya sonrió.
Les tomó bastante poder mover la tapa de la alcantarilla, con más de cien kilos de peso Kerr se preguntó cómo Aleck la había levantado con tanta facilidad, Kerr logró verlo de reojo.
Levantaron la tapa y observó la oscuridad profunda que había dentro, luego bajó por las escaleras y Vanya detrás de él. Lograron acomodar la tapa de la alcantarilla justo cuando sintieron que las voces de los hombres se escuchaban por encima.
El lugar estaba exageradamente oscuro, y por suerte para ellos no muy húmedo, al parecer, los desechos de la ciudad pasaban por un grueso tubo a su lado y Vanya calculó la dirección en la que fluía el agua y la siguieron.
—Gracias por ir por mi —le dijo Kerr después de un rato, aunque no veía, lograba percibir la presencia de la mujer frente a él y ella suspiró.
—nunca te dejaría —le dijo y Kerr sintió un nudo en el pecho, sabía que ese no era un buen momento, pero ya no podía cargar con lo que estaba sintiendo.
—Pues esa noche sí me dejaste —Vanya se detuvo y él chocó con ella, luego volteó y lo empujó.
—No seas injusto —le dijo ella y Kerr se mordió la lengua.
—¿Injusto yo? —le soltó al fin él —tu me enamoraste por conveniencia, jugaste conmigo —Vanya le dio la espalda y siguió caminando.
—Si, lo hice — le confesó y Kerr sintió mareo —Pero Víctor tiene razón, me enredé en mi propia telaraña.
—¿Me dirás que mientras jugabas a enamorarme te enamoraste? —Vanya no le contestó y Kerr nunca en su vida había deseado tener tan intensamente sus poderes para saber qué pasaba por la cabeza de la mujer. Siguieron caminando sin hablar por otro rato hasta que ella se aclaró la garganta.
—Tuve miedo —le dijo ella —no había siquiera aceptado lo que estaba sintiendo por ti y llegaste así, alterado y herido y me dijiste que ya no tenías nada en la vida y yo tuve miedo —Kerr no había querido entender en ese entonces, pero con la mente fría ahora, sí que era capaz de notar lo mucho que él la había forzado y después culpado por eso, era una decisión difícil. Su tío Irán tenía razón.
—Lo perdí todo esa noche —le comentó él —a mi manada, a mi familia, y a la mujer que pensé sí sentía cosas por mí.
—Sí sentía cosas por ti —casi le interrumpió Vanya y se detuvo, esta vez Kerr no chocó con ella, se detuvo hasta que su nariz se metió entre el oscuro y suelto cabello de la mujer y aspiró ese fresco olor que le encantaba.
—¿Y ahora? —le preguntó él, el aliento se deslizó por la oreja de Vanya y la hizo estremecer.
—Hora más que nunca —le contestó ella y se giró para estar frente a él, con la mano libre le acarició los firmes pectorales y depositó un suave y casto beso en uno de ellos y Kerr aguantó el arrebato que le dio de abrazarla —desde el instante en que te fuiste me sentí tan mal… Kerr yo regresé a la fábrica decidida a salir a buscarte, pero Víctor no me dejó, y después de todo lo que pasó con Rak yo no…—Kerr estiró la mano y le acarició la mejilla.
—te entiendo —le dijo —yo fui muy injusto, sé que era una decisión imposible, de verdad lo siento, siento haberte puesto esa presión sobre los hombros —Vanya negó con la cabeza.
—Ambos estábamos en condiciones imposibles —levantó la cabeza, aunque en la oscuridad absoluta no se veía nada, Kerr presintió la mirada de la mujer sobre su rostro y acortó la distancia que los separaba, y cuando sus labios se juntaron le atravesó una corriente eléctrica por toda la columna.
Kerr la agarró por la cadera y la recostó contra su cuerpo, ella no era como Karina, era cálida y pura, y él disfrutó de sus labios, y los probó como un sediento al agua, llevaba días esperando, soñando, con ese momento y no lo desaprovechó.
La lengua de la mujer se coló dentro de su boca y sus lenguas juguetearon una con otra y cuando la pronunciada erección de Kerr se le clavó en la ingle de Vanya ella se apartó y con ella se fue todo el calor.
—Lo siento —le dijo Kerr —es que este pantalón es muy delgado.
—No, creeme, tuve que hacer mucho esfuerzo para poder alejarme y que mi mano se quedara arriba, pero creeme, aunque quiero no es buen momento —Vanya tenía la voz agitada y la respiración rápida, y Kerr sintió como la oscuridad comenzaba a desaparecer, tanto que el rostro de Vanya apareció ante él.
—Mis poderes regresan —dijo y luego un sonido fuerte detrás de ellos los hizo saltar.
—Esta tapa estaba mal puesta —dijo una voz —de seguro se fueron por acá —Kerr respiró profundo, ahora sí se pondrían divertidas las cosas.
61Sebastián disfrutó sentir el cuerpo del vampiro sobre él, corrió por el bosque a toda velocidad metiéndose entre los demás que parecían cansados y deprimidos y Aleck soltó varias carcajadas, a pesar del mal momento por el que estaban pasando ellos jugaron un rato y Sebastián se sintió tan bien como hacía mucho.Cuando llegaron a la orilla el lago observó que el campamento era tan grande y bien organizado.Regresó a su forma humana y Aleck cayó de cabezas al suelo y de una voltereta hábil se puso de pie.—Avisa la próxima —le dijo y le tendió la ropa para que él comenzara a vestirse —fue divertido —dijo y cuando Sebastián se puso los pantalones le señaló el lago.—espero que no nos quedemos mucho, odio ir al baño en el bosque —Aleck se encogió de hombros.—Puedes transformarte y hacer en cualquier parte —Sebastián lo empujó por el hombro y el vampiro perdió el equilibrio y cayó sentado.—Lo siento —le dijo Sebastián y lo ayudó a poner de pie —necesitas sangre —Aleck negó.—Estoy bie
Por la alcantarilla se escuchó el sonido de los pasos de las personas que venían por ellos y Vanya agarró a Kerr por la muñeca y lo jaló, pero él la tiró hacia él y la apoyó en su pecho y con delicadeza le tapó la boca y estiró la conciencia hacia ella e ignoró todos los sentimientos que ella estaba sintiendo en ese instante.—No te muevas —le dijo en la mente —No hables, no respires —Los poderes de Kerr eran suficientes como para poder esconderlos por completo, pero lo que le habían inyectado aún no se eliminaba de su sistema y le estaba costando recuperarlos por completo.Kerr se alejó de Vanya y conectó con el grupo de hombres que venían por los túneles, eran cuatro y Kerr tuvo que concentrarse al máximo para poder hacerlos invisibles, y cuando la luz de las linternas iluminaron el área donde ellos estaban Kerr la memorizó rápidamente para poder proyectarla, pero hubo algo con lo que no contó, uno de los hombre que venía con ellos eran un vampiro y los ojos rojos le brillaron refle
Kerr sintió los músculos entumecidos cuando el agua fría le golpeó el cuerpo, pero sus poderes ya habían regresado y recuperó el control de su él en solo un instante. La fuerte corriente había alejado el cuerpo de Vanya de él y la buscó con la conciencia. Estaba a unos metro más allá. Nadó de bajo del agua, y el sorprendió la facilidad con la que podía hacerlo, como si hubiera nacido para ello. Se metió debajo de la muchacha que luchaba con un pequeño remolino que la succionaba hacia abajo y cuando salió ella quedó sobre su lomo. —¿Estás bien? —Le preguntó él en la mente y Vanya recostó la cara en el pelaje húmedo de su espalda, al parecer solo estaba asustada. Kerr miró hacia donde las aguas residuales de la ciudad desembocaban en una cascada enorme y olorosa y había varias luces al final del túnel. Incluso pudo ver los ojos brillantes del trasformista que los miraba con el mentón levantado. Pero ya estaban lo suficientemente lejos. Kerr nadó hacia la orilla y cuando Vanya bajó d
Aleck se sintió físicamente bien como hacía mucho no se sentía, los alphas le habían conseguido una buena y fresca ración de sangre saludable de un par de hombres y eso lo puso rocinante como un toro.No le gustaba mucho el sabor de la sangre, y aunque la consumía una vez a la semana desde que que tenía memoria, no le resultaba demasiado atractiva. Se imaginó como vivían los puros y los transformistas para vivir exclusivamente de ella.Sebastián caminaba a su lado por el bosque, estaban cerca del hotel en donde se habían hospedado y se lo quedó mirando.—Te ves bien —le dijo el hombre y Aleck sonrió de lado.—Si, es que tú me estabas matando de hambre, yo al menos te compré una hamburguesa —el lobo soltó una carcajada que resonó por el bosque y Aleck estiró la mano para que se callara, se suponía que él no iba trasformado para no llamar la atención, así que tampoco podían hacer mucho ruido.—Lo siento —le dijo Sebastián y Aleck negó, ya se había disculpado lo suficiente el uno con el
Los aquelarres estaban en una perfecta distancia entre la ciudad y la parte mas oscura del bosque. Aleck recordaba perfectamente el camino, lo había recorrido cientos de veces cuando era niño y le sorprendió ver que no había cambiado mucho.Sebastián caminaba a su lado en silencio mientras el transformista que habían rescatado caminaba un poco rezagado. El lobo había estado cabizbajo desde el encuentro con los suyos en la sede de los laboratorios.Aleck recostó el hombro con el de él y Sebastián apenas le dio un vistazo, de verdad parecía triste, toda la historia que habían tenido desde el secuestro de Vanya había sido por ellos, por lo que estaban metidos en esa celda, con los que habían nacido y criado y él había estado tan cerca como nunca de poder hacer algo al respecto, pero aunque había entendido que no podía rescatarlos no logró evitar que la tristeza lo invadiera.—¿Cómo estás? — le preguntó Aleck después de un rato y Sebastián levantó la cabeza y olisqueó el aire.—Mejor, per
Sebastián no tenía que leer la mente de Aleck para saber que regresar al aquelarre le afectaba en sobre manera. Lo vio dudar en una que otra puerta de las que aparecían de vez en cuando en el enorme pasillo de cueva.—Recuerda los colores —le dijo el muchacho y Sebastián le apoyó la mano en el hombro. Sebastián los recordaba, pero el muchacho se los repitió —entre más oscuro más pura la sangre, el transformista tuene un traje como el petróleo, brillante, los demás son de tela, negro para puros, gris para mestizos…—Ya lo entiendo —le dijo Sebastián, venían acompañados por un séquito de personas que lo hicieron sentir más que un invitado, un prisionero —calma —Aleck respiró profundo, y aunque Sebastián se moría de ganas por escuchar el motivo del nerviosismo del vampiro, prefirió solo darle apoyo moral.Siguieron caminando por el pasillo hasta que el vampiro que les había abierto la puerta los detuvo frente a un par de puertas.A Sebastián lo hicieron entrar por otra puerta mientras qu
Vanya no quería salir del agua, aunque sabía que entre más tiempo pasaran allí había más posibilidades de que los encontraran, aunque con las habilidades de Kerr era bastante obvio que tenían la ventaja, no estaban exentos de que volvieran a utilizar el sonido.Estaba recostada en el suelo del pequeño lago de agua termal y Kerr estaba sobre ella acostado sobre su pecho, las manos de Vanya le acariciaban la espalda delicadamente, llevaban ahí por lo menos una hora.— ¿Si traen el sonido que te produce dolor? — le preguntó ella después de un rato y Kerr se encogió de hombros.— Tengo los sentidos extendidos — le dijo él — los vería venir desde un kilómetro a la redonda, así que creo que estamos a salvo por el momento.Vanya se dejó llevar por la somnolienta sensación del agua caliente, tenía el cuerpo molido y el reciente orgasmo le había arrebatado un poco más las fuerzas, así que cerró los ojos. Estaban ya ante una nueva guerra, y presintió que ese sería el último momento en paz que t
Vanya observó con horror como el cuerpo de Kerr se desvanecía frente a ella. Lanzó un grito de horro y logró atraparlo antes de que cayera al suelo. la mujer seguía apuntándole con el arma y avanzo hacia ellos diciendo algo que Vanya no logró entender.Con ella había llevado el arma corta que tenía Kerr, había logrado rescatarla de la caída al rio y no le importó que estuviera húmeda.— Dejalo ir — le dijo desesperada apuntándole con el arma, Kerr se revolcaba en el suelo, pero la mujer la miró con una frialdad que a Vanya le heló la sangre.— No creas que por ser hija de tu padre tendrás un trato especial — le dijo — Ahora eres enemiga del mundo que él quiere formar y así se te tratará — sacó de la parte de atás del pantalón un radio y presionó el botón para hablar, pero Vanya salto hacia el frente, sabía que el arma no dispararía, y no permitiría que vinieran por Kerr, así que agarró a la mujer por la cintura y empujó hacia atrás con todas sus fuerzas apoyando el hombro en su estóma