Kerr sintió los músculos entumecidos cuando el agua fría le golpeó el cuerpo, pero sus poderes ya habían regresado y recuperó el control de su él en solo un instante.
La fuerte corriente había alejado el cuerpo de Vanya de él y la buscó con la conciencia. Estaba a unos metro más allá.
Nadó de bajo del agua, y el sorprendió la facilidad con la que podía hacerlo, como si hubiera nacido para ello. Se metió debajo de la muchacha que luchaba con un pequeño remolino que la succionaba hacia abajo y cuando salió ella quedó sobre su lomo.
—¿Estás bien? —Le preguntó él en la mente y Vanya recostó la cara en el pelaje húmedo de su espalda, al parecer solo estaba asustada.
Kerr miró hacia donde las aguas residuales de la ciudad desembocaban en una cascada enorme y olorosa y había varias luces al final del túnel. Incluso pudo ver los ojos brillantes del trasformista que los miraba con el mentón levantado. Pero ya estaban lo suficientemente lejos.
Kerr nadó hacia la orilla y cuando Vanya bajó de él las piernas temblorosas la hicieron caer de rodillas.
—Espero nunca tener qué volver a hacer eso? —dijo ella y Kerr se hecho a su lado. Ella se olió el cuerpo —que asco, huelo a caca —Kerr había cortado su olfato, tenía el control de cada parte de su cuerpo y le apreció buena idea no utilizar su super olfato en ese momento, así que solo olía el aire neutro y se lo comentó a Vanya —pues qué suerte tienes el poder hacer eso, a mi sí me toca aguantarme.
—Tal vez no — le dijo Kerr y se puso de pie —Estos bosques están llenos de quebradas, habrá que encontrar una para asearnos —Vanya se negó a subir en él, estaba segura que se quedaría congelada del frío si no hacía que su cuerpo caminara, y después de una caminata de una media hora llegaron a una quebrada ancha del que salía un humo espeso.
—¿Esto tiene que ser una broma? —bramó Vanya con entusiasmo y corrió hacia el agua y metió una mano, una cara de placer le llenó el rostro —Está caliente —dijo y comenzó a desnudarse sin pensarlo.
Kerr regresó a su forma humana y no quitó la mirada del cuerpo desnudo de la mujer que comenzó a entrar al agua. Justo en ese momento no se arrepintió de la decisión que tomó en la manada de Karina de no acostarse con ella. La Alpha era una mujer físicamente perfecta, tal vez demasiado, mucho. En cambio , Vanya era tan natural, sus firmes senos no demasiado grandes caían solo un poco a causa de la gravedad, su entrenamiento de policía le forjó un cuerpo curvilíneo, la piel de los glúteos tenía un corto rastro de estrías blanquecinas y Kerr sonrió al ver la seguridad con la que ella le tendió la mano para invitarlo a entrar.
Aunque Kerr se controlaba para no sentir frio, no pudo evitar sentir placer al entrar al agua caliente, el suelo era rocoso y había varias piedras grandes en el fondo y él se sentó sobre una, el agua le llegó al cuello. La luz de la luna inundaba el lugar.
—No sabía que había aguas termales en este bosque —le dijo él y Vanya se sentó a su lado, Kerr sintió la piel de la cadera de la mujer contra la suya y evitó mirar hacia abajo para verla desnuda debajo del agua cristalina —Lo siento —le dijo —siento haberte puesto contra la espada y la pared esa noche —Vanya le acarició el cabello rubio y comenzó a mojarlo con el agua para quitarle el mal olor.
—Lo sé, sé que lo sientes, yo también lo siento. Lamento haber jugado contigo, la verdad es que ni siquiera sabía qué hacía, solo quería irme.
—Kerr tomó agua con las manos y le vertió sobre la coronilla de la cabeza de la mujer y le acarició el cabello oscuro como el petróleo —creo que tengo el síndrome de Estocolmo —bromeó ella y Kerr soltó una carcajada.
—Es que estoy muy bueno, es imposible que no cayeras en mis redes —Vanya sonrió, e hizo lo mismo con él y su cabello.
Se bañaron uno al otro, y más que estregar era acariciar cada parte de la piel, queriendo grabar en sus mentes cada parte de la otra persona hasta que Vanya se acercó y dejó un casto beso en la clavícula de él.
—Tus músculos son más grandes —le dijo y Kerr asintió.
—Si, crecieron en día que floreció el lobo superior —Vanya se mordió el labio y Kerr quiso saber qué estaba pensando, pero se mantuvo fuera de la mente de la mujer, le daría todo el espacio y la libertad que ella se merecía.
—¿Y todo creció? —le preguntó y Kerr sintió como le subió calor a la cara, de seguro se había puesto muy rojo.
—La verdad, si, un poco —claro que Kerr, como hombre que era, lo primero que comprobó después del florecimiento fue el tamaño de su pene y sí que le sorprendió ver que había aumentado su tamaño, nada fuera del otro mundo, pero aún así lo suficiente como para estar orgulloso. Estaba tratando de explicarse a sí mismo que el crecimiento sería científicamente explicable para asegurar la reproducción cuando la mano de Vanya le acarició el vientre debajo del agua y luego le agarró el miembro arrancándole los pensamientos.
—Sé que hay coas más importantes ahora y que nos deben estar buscando —dijo ella y comenzó a masajear con fuerza —pero ya no quiero esperar —acortó la distancia que los separaba y lo besó con fuerza, con pasión y profundidad y metió la lengua dentro de la boca de Kerr y lo escuchó gemir.
La hombría en su mano se endureció en un par de segundos y a Vanya le pareció que estaba más caliente que el agua en la que estaban, así que con el pulgar hizo círculos sobre la suave cabeza y Kerr abrió la boca tratando de respirar calmadamente. Pero Vanya no quería nada calmado, ella lo quería todo.
Lo empujó con todas sus fuerzas para que se acostara sobre la piedra y él flotó sobre el agua, su endurecido miembro sobresalió junto con la mitad de su cuerpo y ella lo acarició de arriba abajo mientras lo miraba a los ojos lascivamente.
La primera vez que lo habían hecho ella estaba medio drogada, pero esa vez no, estaba tan lúcida como podía estarlo y quería disfrutar del hombre como si fuera la última vez.
Succionó la punta suabe y enrojecida y disfrutó de la sensación que le produjo verlo echar la cabeza hacia atrás sobre el agua.
Él podía ser el lobo más fuerte en mil años, pero ella tenía el control en ese momento y sí que le gustó.
Lo dejó resbalarse por su garganta, succionó y masajeó al mismo tiempo y le acarició las portentosas piernas y el marcado abdomen mientras las manos de él le acariciaban el cabello.
Kerr la tomó por el brazo y la sacó del agua, la cargó con habilidad hasta la orilla y la acostó sobre el césped frio y ella sintió un escalofrió, pero el calor le llenó el cuerpo cuando los dedos de Kerr se introdujeron en su entrada al tiempo que la lengua hábil llegaba a ese punto exquisito de placer que tanta atención necesitaba y ella le agarró el cabello, y con la otra mano enterró las uñas en la tierra.
No pudo evitar gritar del placer, es más, no quiso, no le importó que alguien pudiera escucharla. Kerr tenia una extraña y perfecta habilidad con la lengua y los labios, los dedos dentro de ella parecía que conocían cada pequeño punto sensible de la entrada y la mano libre le acarició los pezones endurecidos.
El hombre se alejó, los dedos salieron y fueron remplazados por la lengua ávida y juguetona que movió sus labios. Vanya lo sintió gemir de placer, parecía que el hombre quería succionarle el alma desde abajo.
—Te quiero dentro de mi —le dijo ella con la voz jadeante y Kerr sonrió con malicia, la levantó tirándola de la muñeca, el agua les llegaba por las rodillas y frente a frente Kerr poyó una de las piernas sobre una roca y levantó la pierna de ella sobre la de él.
Cuando Vanya sintió la dura erección en la entrada empujó las caderas, pero Kerr la tenía quieta y bien agarrada por la cintura. Él tenía el control.
—Mirame — le dijo Kerr y ella lo miró a los ojos, a ese azul que le recordaba el océano, con los labios enrojecidos y las mejillas sonrosadas —quiero estar contigo, Vanya —le dijo y comenzó a penetrarla muy lentamente —siempre quiero estar contigo, y lo que siento por ti me es suficiente para entregar mi vida por la tuya —le repitió aquellas palabras mientas su miembro seguía deslizándose dentro de ella y Vanya lo agarró por detrás del cuello.
—Yo quiero estar contigo siempre —le dijo ahora ella y cundo él estuvo completamente dentro juntaron sus frentes y las manos de Kerr sobre sus caderas la alejaron, luego la atrajo de nuevo.
Así comenzaron una danza firme y rítmica, el sonido de la piel contra la piel llenó el aire junto con sus jadeos, sus lenguas se enredaron una con la otra y recorrieron cada parte del cuerpo del otro.
Cuando llegaron al fin, Kerr se hundió tan profundamente en ella que Vanya no pudo dejar escapar un grito mientras le arañaba la espalda, las manos de él sobre sus caderas se enterraron en la piel y estuvo segura que tendría morados al siguiente día, pero no le importó, sus contracciones lo apretaron dentro de ella. Lo miró a los ojos y supo en ese instante que lo que estaba naciendo entre los dos sería tan fuerte e irrompible como el mismísimo sol.
Aun había una guerra por terminar, pero Vanya se sintió fuerte, invencible y poderosa.
Último mes de actualización, se acerca el final. gracias por leer mi historia. DiegoAlmary.
Aleck se sintió físicamente bien como hacía mucho no se sentía, los alphas le habían conseguido una buena y fresca ración de sangre saludable de un par de hombres y eso lo puso rocinante como un toro.No le gustaba mucho el sabor de la sangre, y aunque la consumía una vez a la semana desde que que tenía memoria, no le resultaba demasiado atractiva. Se imaginó como vivían los puros y los transformistas para vivir exclusivamente de ella.Sebastián caminaba a su lado por el bosque, estaban cerca del hotel en donde se habían hospedado y se lo quedó mirando.—Te ves bien —le dijo el hombre y Aleck sonrió de lado.—Si, es que tú me estabas matando de hambre, yo al menos te compré una hamburguesa —el lobo soltó una carcajada que resonó por el bosque y Aleck estiró la mano para que se callara, se suponía que él no iba trasformado para no llamar la atención, así que tampoco podían hacer mucho ruido.—Lo siento —le dijo Sebastián y Aleck negó, ya se había disculpado lo suficiente el uno con el
Los aquelarres estaban en una perfecta distancia entre la ciudad y la parte mas oscura del bosque. Aleck recordaba perfectamente el camino, lo había recorrido cientos de veces cuando era niño y le sorprendió ver que no había cambiado mucho.Sebastián caminaba a su lado en silencio mientras el transformista que habían rescatado caminaba un poco rezagado. El lobo había estado cabizbajo desde el encuentro con los suyos en la sede de los laboratorios.Aleck recostó el hombro con el de él y Sebastián apenas le dio un vistazo, de verdad parecía triste, toda la historia que habían tenido desde el secuestro de Vanya había sido por ellos, por lo que estaban metidos en esa celda, con los que habían nacido y criado y él había estado tan cerca como nunca de poder hacer algo al respecto, pero aunque había entendido que no podía rescatarlos no logró evitar que la tristeza lo invadiera.—¿Cómo estás? — le preguntó Aleck después de un rato y Sebastián levantó la cabeza y olisqueó el aire.—Mejor, per
Sebastián no tenía que leer la mente de Aleck para saber que regresar al aquelarre le afectaba en sobre manera. Lo vio dudar en una que otra puerta de las que aparecían de vez en cuando en el enorme pasillo de cueva.—Recuerda los colores —le dijo el muchacho y Sebastián le apoyó la mano en el hombro. Sebastián los recordaba, pero el muchacho se los repitió —entre más oscuro más pura la sangre, el transformista tuene un traje como el petróleo, brillante, los demás son de tela, negro para puros, gris para mestizos…—Ya lo entiendo —le dijo Sebastián, venían acompañados por un séquito de personas que lo hicieron sentir más que un invitado, un prisionero —calma —Aleck respiró profundo, y aunque Sebastián se moría de ganas por escuchar el motivo del nerviosismo del vampiro, prefirió solo darle apoyo moral.Siguieron caminando por el pasillo hasta que el vampiro que les había abierto la puerta los detuvo frente a un par de puertas.A Sebastián lo hicieron entrar por otra puerta mientras qu
Vanya no quería salir del agua, aunque sabía que entre más tiempo pasaran allí había más posibilidades de que los encontraran, aunque con las habilidades de Kerr era bastante obvio que tenían la ventaja, no estaban exentos de que volvieran a utilizar el sonido.Estaba recostada en el suelo del pequeño lago de agua termal y Kerr estaba sobre ella acostado sobre su pecho, las manos de Vanya le acariciaban la espalda delicadamente, llevaban ahí por lo menos una hora.— ¿Si traen el sonido que te produce dolor? — le preguntó ella después de un rato y Kerr se encogió de hombros.— Tengo los sentidos extendidos — le dijo él — los vería venir desde un kilómetro a la redonda, así que creo que estamos a salvo por el momento.Vanya se dejó llevar por la somnolienta sensación del agua caliente, tenía el cuerpo molido y el reciente orgasmo le había arrebatado un poco más las fuerzas, así que cerró los ojos. Estaban ya ante una nueva guerra, y presintió que ese sería el último momento en paz que t
Vanya observó con horror como el cuerpo de Kerr se desvanecía frente a ella. Lanzó un grito de horro y logró atraparlo antes de que cayera al suelo. la mujer seguía apuntándole con el arma y avanzo hacia ellos diciendo algo que Vanya no logró entender.Con ella había llevado el arma corta que tenía Kerr, había logrado rescatarla de la caída al rio y no le importó que estuviera húmeda.— Dejalo ir — le dijo desesperada apuntándole con el arma, Kerr se revolcaba en el suelo, pero la mujer la miró con una frialdad que a Vanya le heló la sangre.— No creas que por ser hija de tu padre tendrás un trato especial — le dijo — Ahora eres enemiga del mundo que él quiere formar y así se te tratará — sacó de la parte de atás del pantalón un radio y presionó el botón para hablar, pero Vanya salto hacia el frente, sabía que el arma no dispararía, y no permitiría que vinieran por Kerr, así que agarró a la mujer por la cintura y empujó hacia atrás con todas sus fuerzas apoyando el hombro en su estóma
Pretendían llevar a Aleck y a Sebastián a dos habitaciones diferentes, pero el menor insistió rotundamente en que no quería perder al lobo de vista y Sebastián no objetó nada, le parecía que el aquelarre no era un lugar muy seguro que digamos y el joven vampiro sabia eso, así que terminaron metiéndolos en una habitación estrecha con dos camas a un más estrechas.Las cosas con el trasformista líder de ese aquelarre no habían salido bien, él estaba seguro que bajo la tierra Jábico no sería capaz de entrar, pero según lo que le había comentado Aleck, el veneno de los transformistas que convertía a humanos en vampiros tenia un limite de diez o quince expulsiones diarias, así que necesitaban a más de uno para poder formar un ejercito lo suficiente mente grande como para enfrentar a las manadas, a menos de que ya hubieran podido implantar en el cerebro de Kerr ese aparato que podía controlarlo, de ser así, estaban perdidos ya.— Tenemos que convencerlo de algún modo — dijo Aleck, cada uno
Sebastián siguió a Aleck por los estrechos túneles, para él no eran más que estrechos laberintos que se entrecruzaban los unos con los otros en interminables pasillos, pero el vampiro parecía que tenía impreso en la memoria cada pequeño rincón del lugar.Corrieron chocando con vampiros que iban y venían desesperadamente y eso comenzó a preocuparlo, ¿qué pasaba si lograban secuestrar a Walter? Sin el trasformista que liderara a ese aquelarre, sería más complicado convencerlos de poder pelear a su lado, o todo lo contrario.En el camino se encontraron con Exequiel, el trasformista del aquelarre de la cascada lucía asustado y más pálido de lo normal, de seguro la idea de caer en las manos de Jábico nuevamente lo asustaba, y Sebastián recordó su propia estadía en la cede de los laboratorios, la energía atravesándole el cuerpo y el hambre a la que fue sometido para que confesara donde estaba la fábrica.Llegaron al final del pasillo, había por lo menos dos decenas de puros con ropas negras
Al aquelarre le tomó por lo menos medio día volver a una relativa normalidad. La mitad de los vampiros se había quedado sin poderes por culpa del humo que los enviados de los laboratorios habían lanzado y estaban diseminados por todos los túneles como si estuvieran medio muertos.Sebastián caminaba al lado de Aleck, el muchacho parecía mareado y distraído y se había colgado al brazo del lobo como si en cualquier momento pudiera desmayarse.No habían tenido una buena noche, cuando Sebastián llegó a la habitación después de quitarse toda la sangre del cuerpo Aleck estaba acostado en la cama con posición fetal y los ojos brillosos.— Es como si estuviera vacío por dentro — le había dicho y Sebastián lo abrazó, cuando él perdía los poderes no se sentía gran diferencia, aparte de la fuerza que se iba con la telepatía, pero para los vampiros parecía ser algo diferente, como si la fala de poderes les quitara parte de sí mismos, Sebastián no lo tenía muy claro, pero Aleck era de los pocos que