Por la alcantarilla se escuchó el sonido de los pasos de las personas que venían por ellos y Vanya agarró a Kerr por la muñeca y lo jaló, pero él la tiró hacia él y la apoyó en su pecho y con delicadeza le tapó la boca y estiró la conciencia hacia ella e ignoró todos los sentimientos que ella estaba sintiendo en ese instante.
—No te muevas —le dijo en la mente —No hables, no respires —Los poderes de Kerr eran suficientes como para poder esconderlos por completo, pero lo que le habían inyectado aún no se eliminaba de su sistema y le estaba costando recuperarlos por completo.
Kerr se alejó de Vanya y conectó con el grupo de hombres que venían por los túneles, eran cuatro y Kerr tuvo que concentrarse al máximo para poder hacerlos invisibles, y cuando la luz de las linternas iluminaron el área donde ellos estaban Kerr la memorizó rápidamente para poder proyectarla, pero hubo algo con lo que no contó, uno de los hombre que venía con ellos eran un vampiro y los ojos rojos le brillaron reflejados por la luz como dos carbones al rojo vivo.
Con Vanya muy cerca a él se recostaron en la pared para evitar que los hombre los tocaran y ahí se quedaron muy quietos, y la única esperanza que tenían era de que el vampiro no proyectara sus habilidades para intentar escuchar sus corazones, pero Kerr lo dudaba.
Sus habilidades regresaban muy lentamente y de verdad le entró un poco de miedo cuando los hombres pasaron uno a un por su lado, y cuando el trasformista cruzó, ambos aguantaron la respiración. Él parecía distraído, y Kerr logró entre ver en sus pensamientos que él pensaba no estaban ahí, así que ni siquiera le prestó atención a los ruidos que había al rededor.
Los otros tres hombre se detuvieron unos metros más adelante.
—No sé, pudo haber sido un auto durante el día el que movió la tapa —dijo uno de los hombres y el otro negó con la cabeza. El vampiro siguió su camino hasta estar varios metros por delante de sus compañeros.
—No creo que hayan venido por aquí —dijo el transformista —lo único que estamos haciendo aquí es perder el tiempo mientras ellos buscan la forma de salir de la ciudad.
—esta es la forma de salir de la ciudad —le dijo otro hombre —estas aguas desembocan en el rio que atraviesa el bosque, así que es la mejor opción —el vampiro chasqueó la lengua y el sonido agudo casi hace que Kerr perdiera la concentración, pero logró mantenerla.
—Acá no hay nada, ustedes decidirán si pierden si tiempo., dijo el vampiro y los hombres dieron media vuelta con cara de decepción, estaban seguros que si encontraban a a Kerr y a Vanya podrían ganarse el favor des su jefe.
Pasaron de nuevo junto a los dos que estaban abrazados y bien pegados a la pared y a Kerr le comenzó a doler la cabeza del esfuerzo.
Cuando el trasformista pasó por su lado contuvieron la respiración y él se detuvo justo en frete y el corazón le dio un vuelco .
Se quedó un par de segundo y luego siguió caminando y antes de doblar la esquina se detuvo de nuevo, luego se volvió lentamente hacía donde estaban ellos y sonrió de lado.
—El latir de un corazón asustado nunca miente —dijo y desenvainó una espada corta que tenía.
—¡Corre! —le gritó Kerr a Vanya y la empujó hacia el frente, perdió toda la concentración y el vampiro comenzó a correr hacia él.
Kerr se interpuso entre él y Vanya y cuando el hombre le lanzó un tajo con la espada él la esquivó y esta chochó en las paredes y elevó chispas junto con fragmentos de cemento.
—Nos tienes que llevar vivos —le dijo Vanya al vampiro, pero él no pareció escucharla, lanzó una puñalada y Kerr la esquivó de pura suerte.
Entró en contacto con el vampiro y trató de recordar la sensación de dolor, pero entre intentar esquivar cada espadazo y pensar en el bienestar de Vanya no fue capaz de concentrarse, y cuando perdió un poco el equilibrio y recibió un tajo profundo en el antebrazo dio un paso atrás.
—Bien —dijo —entonces esto será a la antigua —corrió hacia el vampiro y esquivó un espadazo, liego lo pateó en el estómago y el trasformista voló un par de metros, y de nos porque los poderes de Kerr estaban disminuidos lo hubiera acabado de ese solo golpe.
El vampiro se puso de pie y sus compañeros llegaron corriendo, pero él los detuvo.
—Vamos a ver qué tan fuerte realmente es el lobo más fuerte —corrió hacia Kerr y trató de apuñalarlo, pero él le agarró la muñeca y la estrelló contra la pared con tanta fuerza que lozas de cemento se desprendieron y la espada cayó al suelo.
Kerr cometió el error de intentar tomarla y el vampiro le dio una patada en las costillas que lo hizo estrellarse contra el techo.
Agarró a Kerr por el cabello y luego lo estrelló contra la pared. Vanya gritó algo inentendible y él se enojo con ella por no haberse alejado.
—Parece que no es tan fuerte este lobo —le dijo a modo de burla y Kerr sintió como Vanya desaseguró el arma.
—Por suerte tengo compañía —le dijo él y ella disparó, los disparos produjeron luces como relámpagos y aunque las balas no entraban en la piel del trasformista sí que le dolían los golpes, así que se alejó de Kerr mientras ella seguía disparando y los torso dos hombre cayeron al suelo en medio de un charco de sangre.
El vampiro desapareció uy Kerr recogió el arma que se le había caído al suelo, luego recogió las linternas del los caídos y miró a Vanya que estaba pálida.
—Que ruda —le dijo y ella no sonrió, luego avanzó y la tomó de la muñeca para arrastrarla por el túnel.
Corrieron, y Kerr no supo decir cuanto tiempo pasó, pero sí que le parecieron por lo menos una hora, hasta que llegaron al final del túnel.
Salía de una montaña como una caverna natural y Kerr logró ver con su ojo mejorado que había muchos metros de ahí al rio.
—¿Está muy alto? —preguntó Vanya y Kerr tragó saliva.
—Será peor que la última vez —le dijo él —el rio es más grande y caudaloso.
—Ojalá esta vez no me dejes caer como la ultima vez —le dijo ella como broma, pero Kerr no rio.
El túnel comenzó a vibrar, como un leve rumor lejano y amos miraron el camino que habían recorrido pare llegar ahí, parecía que el trasformista había llamado ayuda.
—Escuchame —el dijo él —no puedo transformarme aquí, es muy estrecho, y si no lo hago el golpe te matará —Vanya asintió con la cabeza entendiendo la situación.
—Entonces debemos saltar y te trasformarás en el aire —él la tomó de las mejillas.
—No podré agarrarte así que tendré que confiar en que tendrás la fuerza para agarrarme —Vanya asintió, se ajustó el arma y le dio un casto beso en los labios.
Kerr la abrazó y antes de saltar comprobó si la fuerza de su lobo interno ya estaba ahí, cuando lo comprobó, saltó.
El vacío se hizo en su pecho y cuando se trasformó trató de buscar en el aire a Vanya que caía a su lado y que se estaba quedando rezagada, él pesaba mas y caía más rápido, así que estiró la cola y valientemente ella logró trepar con habilidad y acomodarse en el estómago de Kerr cuando el fuerte impacto con el agua los sumió en la oscuridad y el frio.
Kerr sintió los músculos entumecidos cuando el agua fría le golpeó el cuerpo, pero sus poderes ya habían regresado y recuperó el control de su él en solo un instante. La fuerte corriente había alejado el cuerpo de Vanya de él y la buscó con la conciencia. Estaba a unos metro más allá. Nadó de bajo del agua, y el sorprendió la facilidad con la que podía hacerlo, como si hubiera nacido para ello. Se metió debajo de la muchacha que luchaba con un pequeño remolino que la succionaba hacia abajo y cuando salió ella quedó sobre su lomo. —¿Estás bien? —Le preguntó él en la mente y Vanya recostó la cara en el pelaje húmedo de su espalda, al parecer solo estaba asustada. Kerr miró hacia donde las aguas residuales de la ciudad desembocaban en una cascada enorme y olorosa y había varias luces al final del túnel. Incluso pudo ver los ojos brillantes del trasformista que los miraba con el mentón levantado. Pero ya estaban lo suficientemente lejos. Kerr nadó hacia la orilla y cuando Vanya bajó d
Aleck se sintió físicamente bien como hacía mucho no se sentía, los alphas le habían conseguido una buena y fresca ración de sangre saludable de un par de hombres y eso lo puso rocinante como un toro.No le gustaba mucho el sabor de la sangre, y aunque la consumía una vez a la semana desde que que tenía memoria, no le resultaba demasiado atractiva. Se imaginó como vivían los puros y los transformistas para vivir exclusivamente de ella.Sebastián caminaba a su lado por el bosque, estaban cerca del hotel en donde se habían hospedado y se lo quedó mirando.—Te ves bien —le dijo el hombre y Aleck sonrió de lado.—Si, es que tú me estabas matando de hambre, yo al menos te compré una hamburguesa —el lobo soltó una carcajada que resonó por el bosque y Aleck estiró la mano para que se callara, se suponía que él no iba trasformado para no llamar la atención, así que tampoco podían hacer mucho ruido.—Lo siento —le dijo Sebastián y Aleck negó, ya se había disculpado lo suficiente el uno con el
Los aquelarres estaban en una perfecta distancia entre la ciudad y la parte mas oscura del bosque. Aleck recordaba perfectamente el camino, lo había recorrido cientos de veces cuando era niño y le sorprendió ver que no había cambiado mucho.Sebastián caminaba a su lado en silencio mientras el transformista que habían rescatado caminaba un poco rezagado. El lobo había estado cabizbajo desde el encuentro con los suyos en la sede de los laboratorios.Aleck recostó el hombro con el de él y Sebastián apenas le dio un vistazo, de verdad parecía triste, toda la historia que habían tenido desde el secuestro de Vanya había sido por ellos, por lo que estaban metidos en esa celda, con los que habían nacido y criado y él había estado tan cerca como nunca de poder hacer algo al respecto, pero aunque había entendido que no podía rescatarlos no logró evitar que la tristeza lo invadiera.—¿Cómo estás? — le preguntó Aleck después de un rato y Sebastián levantó la cabeza y olisqueó el aire.—Mejor, per
Sebastián no tenía que leer la mente de Aleck para saber que regresar al aquelarre le afectaba en sobre manera. Lo vio dudar en una que otra puerta de las que aparecían de vez en cuando en el enorme pasillo de cueva.—Recuerda los colores —le dijo el muchacho y Sebastián le apoyó la mano en el hombro. Sebastián los recordaba, pero el muchacho se los repitió —entre más oscuro más pura la sangre, el transformista tuene un traje como el petróleo, brillante, los demás son de tela, negro para puros, gris para mestizos…—Ya lo entiendo —le dijo Sebastián, venían acompañados por un séquito de personas que lo hicieron sentir más que un invitado, un prisionero —calma —Aleck respiró profundo, y aunque Sebastián se moría de ganas por escuchar el motivo del nerviosismo del vampiro, prefirió solo darle apoyo moral.Siguieron caminando por el pasillo hasta que el vampiro que les había abierto la puerta los detuvo frente a un par de puertas.A Sebastián lo hicieron entrar por otra puerta mientras qu
Vanya no quería salir del agua, aunque sabía que entre más tiempo pasaran allí había más posibilidades de que los encontraran, aunque con las habilidades de Kerr era bastante obvio que tenían la ventaja, no estaban exentos de que volvieran a utilizar el sonido.Estaba recostada en el suelo del pequeño lago de agua termal y Kerr estaba sobre ella acostado sobre su pecho, las manos de Vanya le acariciaban la espalda delicadamente, llevaban ahí por lo menos una hora.— ¿Si traen el sonido que te produce dolor? — le preguntó ella después de un rato y Kerr se encogió de hombros.— Tengo los sentidos extendidos — le dijo él — los vería venir desde un kilómetro a la redonda, así que creo que estamos a salvo por el momento.Vanya se dejó llevar por la somnolienta sensación del agua caliente, tenía el cuerpo molido y el reciente orgasmo le había arrebatado un poco más las fuerzas, así que cerró los ojos. Estaban ya ante una nueva guerra, y presintió que ese sería el último momento en paz que t
Vanya observó con horror como el cuerpo de Kerr se desvanecía frente a ella. Lanzó un grito de horro y logró atraparlo antes de que cayera al suelo. la mujer seguía apuntándole con el arma y avanzo hacia ellos diciendo algo que Vanya no logró entender.Con ella había llevado el arma corta que tenía Kerr, había logrado rescatarla de la caída al rio y no le importó que estuviera húmeda.— Dejalo ir — le dijo desesperada apuntándole con el arma, Kerr se revolcaba en el suelo, pero la mujer la miró con una frialdad que a Vanya le heló la sangre.— No creas que por ser hija de tu padre tendrás un trato especial — le dijo — Ahora eres enemiga del mundo que él quiere formar y así se te tratará — sacó de la parte de atás del pantalón un radio y presionó el botón para hablar, pero Vanya salto hacia el frente, sabía que el arma no dispararía, y no permitiría que vinieran por Kerr, así que agarró a la mujer por la cintura y empujó hacia atrás con todas sus fuerzas apoyando el hombro en su estóma
Pretendían llevar a Aleck y a Sebastián a dos habitaciones diferentes, pero el menor insistió rotundamente en que no quería perder al lobo de vista y Sebastián no objetó nada, le parecía que el aquelarre no era un lugar muy seguro que digamos y el joven vampiro sabia eso, así que terminaron metiéndolos en una habitación estrecha con dos camas a un más estrechas.Las cosas con el trasformista líder de ese aquelarre no habían salido bien, él estaba seguro que bajo la tierra Jábico no sería capaz de entrar, pero según lo que le había comentado Aleck, el veneno de los transformistas que convertía a humanos en vampiros tenia un limite de diez o quince expulsiones diarias, así que necesitaban a más de uno para poder formar un ejercito lo suficiente mente grande como para enfrentar a las manadas, a menos de que ya hubieran podido implantar en el cerebro de Kerr ese aparato que podía controlarlo, de ser así, estaban perdidos ya.— Tenemos que convencerlo de algún modo — dijo Aleck, cada uno
Sebastián siguió a Aleck por los estrechos túneles, para él no eran más que estrechos laberintos que se entrecruzaban los unos con los otros en interminables pasillos, pero el vampiro parecía que tenía impreso en la memoria cada pequeño rincón del lugar.Corrieron chocando con vampiros que iban y venían desesperadamente y eso comenzó a preocuparlo, ¿qué pasaba si lograban secuestrar a Walter? Sin el trasformista que liderara a ese aquelarre, sería más complicado convencerlos de poder pelear a su lado, o todo lo contrario.En el camino se encontraron con Exequiel, el trasformista del aquelarre de la cascada lucía asustado y más pálido de lo normal, de seguro la idea de caer en las manos de Jábico nuevamente lo asustaba, y Sebastián recordó su propia estadía en la cede de los laboratorios, la energía atravesándole el cuerpo y el hambre a la que fue sometido para que confesara donde estaba la fábrica.Llegaron al final del pasillo, había por lo menos dos decenas de puros con ropas negras