El hombre llevó a Kerr dentro de la sala de reuniones donde antes Víctor reunía a la manada antes del llamado y Kerr sintió una mala vibra, todo le traía malos recuerdos.
Se sentaron en una mesa amplia y adornada con colgantes de colores y cuando el hombre se sentó junto a él, Kerr le apuntó con el dedo.
—¿Hace cuánto sabes esto, Bernard? —le preguntó Kerr y el hombre aspiró hondo antes de hablar.
—En realidad, lo sé desde el principio, al igual que los más mayores de la manada.
—¿Y por qué nadie nunca quiso decirme nada? —Kerr no quería enojarse, pero le era casi imposible contener las emociones, se sentía como un estúpido.
—El Alpha de ese entonces, el papá de Víctor… tu padre, él ordenó que no te dijeran hasta que tuvieras la edad necesaria — Bernard parecía avergonzado.
—¿Y eso cuándo sería? —preguntó Kerr golpeando con el puño suavemente sobre la mesa.
—No sé, pensamos te lo dirían después de su muerte pero…
—Pero Víctor asumió el mandato de la manda y ordenó que nadie me lo dijera —le completó Kerr y el hombre asintió —sí yo soy su hermano, ¿por qué me odia tanto? —preguntó Kerr, Bernard ladeó la cabeza.
—Porque eres el resultado de la infidelidad de su padre, por eso la mamá de Víctor se fue de la manada y lo abandonó, supongo que él cree que es tu culpa.
—¿Cómo va a ser eso mi culpa? —preguntó Kerr con rabia, por suerte, la fuerza que luchaba por salir de él en cada ocasión que perdía el control ya no estaba, ya se había liberado y él podía enojarse cuantas veces quisiera.
—Todo fue muy duro para Víctor en esos tiempos —le comentó el hombre y Kerr soltó una risotada sarcástica.
—¿Y eso justifica que me haya tratado como una m****a todos estos años? —el hombre negó.
—Claro que no —dijo —pero él apenas era un niño que tuvo que ver como su madre lo abandonaba, y como llegaba una desconocida de otra manada con un niño que decían que era su hermano y que por su causa su madre se había ido —Kerr levantó la mano para que se callara y se quedó casi paralizado.
—¿Mi madre era de otra manada? —el hombre le apartó la mirada, abrió la boca y luego la cerró. Se quedó callado un momento mientras jugaba con su larga trenza.
—Si, lo siento, pero ella no pertenecía aquí —Kerr acercó el asiento al de Bernard y lo miró a los ojos.
—Quiero que me cuentes todo, desde el principio —el hombre pensó por un momento, como si buscara en su memoria los acontecimientos.
—Bueno, el Alpha en ese entonces, Eduardo, cuando se posesionó como Alpha visitó varias manadas, es la ley que el nuevo Alpha se presente con las manadas cercanas con las que no se está en guerra, y muy adentro del bosque existe una manada, muy lejos, a la mitad del camino de San Narciso —hizo mención a otra ciudad —él conoció a tu madre allí, era bien sabido que era bastante mujeriego, a decir verdad, y pasó en ella tres meses.
—¿Tres meses? —preguntó Kerr asombrado y Bernard asintió.
— Su travesía visitando a las demás manadas duró seis meses, las cosas por aquí estaban bastante calmas, así que se tomó ese tiempo, pero cuando regresó llegó con una enorme maleta bajo el brazo y una mujer embarazada tras él.
—Mi mamá —dijo Kerr más bien para sí mismo y el hombre asintió con la cabeza.
—Ya te imaginarás cómo se puso la mamá de Víctor, muy mal, incluso llegó a golpearme a mí también por supuestamente ser su amigo y encubrirlo, le encantaba encontrar culpables por todas partes —Kerr ladeó la cabeza.
—Parece que se lo heredó a Víctor —dijo y el hombre respiró profundo.
—Víctor era solo un niño de cinco años, y en su pobre ignorancia comprendió que la criatura que crecía dentro Victoria era la causa del por qué su madre odiaba a su padre y después, cuando ya habías nacido, de que ella se fuera.
—¿Cómo pudo abandonar a su hijo? —preguntó Kerr y Bernard negó.
—Era el hijo primogénito del Alpha, un heredero directo de para gobernar la manada en el futuro y ella sabía que no podía sacarlo de aquí.
—Pero pudo visitarlo —dijo Kerr, por alguna razón sintió aversión hacia la mujer, aunque no la recordara —ella rompió con su esposo, pero que abandonara a su hijo fue asqueroso —Bernard asintió con la cabeza.
—Y Víctor creía que era culpa tuya, ese niño rubio que había heredado los ojos de su padre era el culpable de que su madre lo hubiera dejado —Kerr no pudo evitar que los ojos se le llenaran un poco de lágrimas, recordó la pésima infancia que vivió al lado de Víctor, lo mal que lo trataba y todos los desprecios. En la adolescencia las cosas se redujeron mucho, pero no dejaba de sentir ese rencor por parte del mayor hacia él.
—Pero yo no tenía la culpa —dijo y respiró, tratando de eliminar el nudo en su pecho, varias imágenes se agolparon en su mente, sobre todo la cara de terror de Vanya cuando lo dejó con la mano estirada, pero los alejó de una patada.
—Lo sé, pero él…
—Pero ustedes —dijo ahora Kerr con rabia —aunque esté mal, entiendo por qué Víctor me odia, pero ustedes… ustedes permitieron que él y los demás niños fueran malos conmigo, y después de que Eduardo… —Kerr evitó llamarlo papá —murió, y Víctor asumiera el mandato, todos ustedes comenzaron a tratarme con la misma indiferencia que él, incluso aunque mi madre hubiera muerto y yo estuviera solo.
—No queríamos que Víctor…
—Ustedes solo son unos cobardes —dijo Kerr interrumpiéndolo y cualquier expresión del rostro de Bernard se borró —no les importó tratarme como un cero a la izquierda para no tener problemas con el nuevo Alpha sin importar qué tanto daño me hacía —se puso de pie —que Víctor me sacara de la manada es lo mejor que pudo haber hecho, yo nunca pertenecí porque ustedes nunca me lo permitieron —se alejó, pero Bernard lo tomó de la mano con fuerza.
—Eso no es todo —le dijo el hombre y cuando Kerr lo miró sintió un escalofrío en la espalda por la expresión que le vio en el rostro.
—Tu madre, ella…
—¿Ella qué? —le preguntó él y el hombre se estiró, sacó un papel de un cuaderno que había al lado y un bolígrafo que tenía dentro del saco y escribió algo, luego se lo tendió a Kerr.
—Así llegarás a la manada de donde era tu madre, hay algo de ella muy importante que debes saber, pero es mejor que lo sepas ahí, porque yo no tengo más información que esa —Kerr tomó la hoja y la guardó sin cuidado en el bolsillo del pantalón.
—Ya no quiero tener nada que ver con manadas y lobos, me iré del país, no sé, a Colombia, parece que allá los lobos sí son bienvenidos, tal vez consiga una entrevista con Eduardo Tcherassi y su esposa Ana—soltó con sarcasmo, debido a que ellos eran los que habían expuesto en su periódico la existencia de ellos y caminó hacia la salida.
—Es sobre la fuerza que intenta salir de tu interior —le soltó el hombre y Kerr se detuvo en seco para mirarlo.
—¿Cómo sabes…? Clarisa te contó —Bernard asintió.
—Lo único que podemos saber sobre lo que te está pasando es que en esa manada tendrán las respuestas —Kerr asintió con la cabeza, no sabía si volvería a verlo alguna vez.
—A dios, Bernard, gracias por todo —y salió de la sala y del edificio con pasos lentos.
Con la maleta al hombro llegó hasta un pequeño parque que había casi en el centro de la ciudad y sacó el papelito del bolsillo.
“Llega hasta Pradera, y a mitad del trayecto para llegar a San Narciso, entra al bosque, encuentra el río y síguelo hacia arriba en la montaña. No olvides decir que eres el hijo de Victoria”
Kerr metió de nuevo la nota en el bolsillo y se quedó contemplando a los niños jugar entre ellos y pensó qué hubiera sido de él si se hubiera criado en otra manada.
Se puso de pie y caminó hacia el bosque, llegar a Pradera le tomaría varios días con su antiguo lobo, pero con este, con su nueva fuerza… se pondría a prueba hasta el límite y averiguaría qué era lo que le estaba pasando.
Kerr pasó la noche en el bosque, las cosas que había llevado, aunque pesadas, no le resultaron nada para su nuevo enorme lobo y le preocupó que un lobo de ese tamaño descomunal dejara un olor más fuerte, pero por más que extendió la conciencia en todas direcciones, no logró percibir nada en absoluto más que un par de animales.Las distancias que separaban a la ciudad de Pradera de la suya eran bastante enormes, y aunque hubiera podido ganar dinero de alguna forma para pagarse un boleto de avión que lo llevara a San Narciso, el pueblo contiguo a Pradera, y que lo llevaría en apenas un par de horas, le pareció agradable pasar un par de días completamente a solas para poder estar con sigo mismo.Su habilidad mental había explotado, a tal punto que casi cualquier cosa que pudiera imaginar podía lograr, y las pequeñas ardillas fueron los conejillos de indias de sus descansos entre carreras.Logró no solo controlar su voluntad a tal punto que pudo hasta hacer que olvidaran como respirar, ha
El silencio y la paz, eso fue lo primero que comenzó a molestar a Vanya. Desde la noche en la que había regresado a lomos de Víctor a la fábrica, toda la manada estaba sumida en un extraño silencio expectante.Habían transcurrido dos días desde que todo había pasado, y Rak no daba señales de vida, parecía que, o se había arrepentido de atacarlos, o estaba preparando una brutal arremetida. Fuera cual fuese el caso, Vanya sospechó que la manada no sobreviviría a aquello. Víctor seguía intentando entrenar a todos los menores y los ancianos del concejo se veían inquietos. Los terrenos de la manada se habían limitado al máximo, y en el bosque reinaba una inquietante paz. Vanya pasó la mayoría del tiempo recorriendo los alrededores en busca de rastros de Kerr, pero más allá de un rastro de sangre detrás de la fábrica no fue capaz de encontrar nada más, cosa que la preocupó. —Los desterrados normalmente dejan el país —le dijo Víctor una mañana mientras desayunaban. Vanya había tratado de
Kerr no supo cómo sentirse al respecto, las personas que se reunieron alrededor de él comenzaron a tocarlo y abrazarlo como si fuera parte de ellos de toda la vida y regresara después de un largo viaje, tal vez así había sido.Después de un rato, cuando casi todo el mundo le había estrechado la mano o dado un fugaz abrazo acompañado de un “bienvenido” Kerr se dirigió al hombre de cabello negro que tenía sus ojos y le habló.—No… no entiendo —le dijo, emotivo, y él se acercó, lo abrazó de nuevo y comenzó a arrastrarlo por el bosque.—¿Qué sabes? —le preguntó el hombre —parece que no mucho —Kerr negó con la cabeza.—Hace apenas un par de días me enteré que mamá era de acá —el hombre lo siguió arrastrando, se veía feliz y emocionado, como si hubiera recibido el juguete de navidad que había esperado toda la vida.Cuando llegaron a una tienda de campaña alta y hecha de una tela gruesa e impermeable el hombre lo metió de un tirón y Kerr se quedó asombrado.La tienda de campaña parecía ser p
A Aleck le sorprendió la fuerza con la que Sebastián lo había golpeado, no era ni un cuarto de lo que podía soportar, pero para el lobo, que tenía cegado los poderes, le pareció que fue un buen golpe. Corrió siguiendo el rastro oloroso del lobo con la maleta al hombro, parecía que a pesar de estar atado de manos era bastante rápido. Lo encontró unos metros más allá de pie junto a un árbol, lo miraba fijamente, como si lo estuviera retando y Aleck avanzó con paso firme, dejó caer el bolso al suelo y avanzó con paso firme. —¿Qué pretendías con esto? —le preguntó y Sebastián se lo quedó mirando con una medio sonrisa en la boca —sabes que sin poderes será imposible que huyas de mi —Aleck siguió avanzando y cuando estaba a solo dos metros del lobo, el suelo bajo sus pies se abrió con fuerza y en seco, como un golpe fuerte y cayó al vacío. Era un pozo hondo, bastante, y por suerte los poderes de Aleck le ayudaron a girar en el aire como un gato y voltear los pies hacia el suelo. El fond
42Kerr permaneció sentado a solas en la cabaña mientras la Alpha se retiró. Si era honesto consigo mismo, le asustaba hablar con Moira, apenas hacía una hora que se enteró que él pertenecía a una raza superior de hombres lobo y ya estaba a punto de hablar con una de las primeras que ha existido desde hace siglos.—Es menor que tú —le había dicho la pelirroja — pero su despertar fue mucho antes, tal vez te sirva para aclarar algunas cosas, no lo sé —y se había retirado a buscarla.Las manos de Kerr sudaban, la cabaña era amplia y cálida y aunque no lo fuera, le pareció que su nuevo cuerpo le ayudaba a conservar mejor el calor, ya que a esas alturas de la montaña el frío era bastante intenso.Mientras esperaba miró la silla que tenía Karina a modo de trono y le pareció graciosos, se imaginó que en el momento en que Rak se diera cuenta de ese querría una para sí mismo. La broma interna que se hizo le amargó la boca, le fue imposible no preguntarse qué estaba pasando en la manada. ¿Vícto
43Cuando Kerr salió de la cabaña tenía en el cuerpo una extraña sensación. La conversación con Moira le había ayudado al menos a entender que lo que le había pasado era meramente un acto evolutivo y que no iba a explotar en cualquier momento, pero el qué hacer con eso le dejó un gran vacío.Las antiguas leyes decían que, si un lobo era expulsado no podía regresar jamás a la manada, a menos de que se posesionara un nuevo Alpha y le permitiera regresar, pero las antiguas leyes ya no aplicaban, las manadas dejaron de creer en cuentos fantásticos y actuaban con más libertad, él podía volver si quisiera a la manada, estaba seguro que si ayudaba en la guerra a Víctor no le quedaría más opción que aceptarlo de vuelta si le juraba de nuevo lealtad, pero ¿quería en realidad?Todas las personas, lobos o humanos, que pertenecían a allí lo habían tratado como si nunca hubiera existido, no supo si acreditarles el hecho de que era el hijo de dos lobos o que simplemente eran desagradables por natur
44Cuando Sebastián despertó, la noche comenzaba a caer sobre el bosque y lo inundaba todo con sombras alrededor fantasmagóricas y espesas. Tenía el cuerpo entumecido y dolorido, le recordó la noche después de que despertara cuando le habían disparado el dardo y lo habían llevado a las pequeñas instalaciones del papa de Vanya.Respiró profundo, y los olores estaban un poco más intensos, como si sus habilidades comenzaran a reaparecer. Alguien bajo él se movió y Sebastián se percató de que estaba acostado sobre alguien y cuando volteó la cabeza se encontró con Aleck, el vampiro tenía el entrecejo apretado mientras dormía, era como si estuviera batallando con algún demonio en una pesadilla.Lo tenía abrazado desde atrás, como si lo estuviera protegiendo de algo y Sebastián recordó las convulsiones que le produjo el líquido que él mismo le había tirado. Ese había sido un dolor diferente, como una especie de punzada en la cabeza y su cuerpo comenzó a moverse sin su consentimiento. Intentó
45Kerr se vistió con rapidez, tenía el corazón acelerado por todo lo que había pasado en menos de diez minutos y no entendió la reacción de Karina.La alarma resonó con fuerza por todo el lugar, parecía una corneta fuerte soplada por alguien y Kerr extendió la conciencia y encontró en las mentes de los demás que la alarma era para una reunión extraordinaria del consejo.Guardó sus cosas dentro del bolso y contempló a Alphita con un nudo en el estómago, como si con verlo a él estuviera viendo a Vanya que le reclamara por acostarse con Karina.—Yo no fui el que traicionó primero —dijo y lanzó el peluche contra las paredes de la tienda y rebotó de bajo de la cama, luego se agachó, lo recogió y lo guardó en el bolso junto con sus demás cosas.Cuando salió de la tienda comprobó que las personas de la manada estaban relativamente intranquilas, en sus conciencias Kerr leyó que hacía mucho no sonaba la alarma del concejo, pero esperaban con ansias el que no fuera nada importante.Kerr buscó