Kerr salió corriendo de la fábrica a toda velocidad, trató de buscar el fresco olor de Vanya por todo el lugar pero no logró encontrarlo, solo pudo oler una asquerosa capa de lodo con restos de madera podrida que flotaba en el ambiente como si estuviera por todos lados.
Extendió la conciencia y contactó con los lobos que merodeaban los alrededores.
—¿Hace cuanto se fue? — preguntó y uno le contestó en tono burlón.
—Tú fuiste el que amaneció con ella, deberías saberlo —Kerr sintió rabia y la proyectó hacia el lobo para dejarle bien claro que no estaba bromeando —Benjamín la vio correr detrás de la fábrica, pero cuando salimos a buscarla su aroma había desaparecido —Kerr levantó la cabeza, no podían ser más de la seis de la mañana, y aspiró profundo el aire que le llenó los pulmones, pero no encontró el olor de ella, nada más allá del fango podrido.
—¿Qué es ese asqueroso olor? —preguntó y otro lobo, uno que estaba más lejos, respondió con sentimiento de asco.
—Junto al arroyo hay un fango de tierra con madera podrida, siempre ha olido así, pero hoy más, de seguro por la lluvia de anoche —Kerr negó con la cabeza, aunque sabía que no podían verlo, ese olor no era tan normal, así que corrió hacia un pequeño barranco y lo subió para poder mirar desde arriba y extendió la conciencia, estirándola tan lejos como le fue posible, y le sorprendió poder atravesar la quebrada y seguir más allá, donde percibió cada animal salvaje. Los conejos que huían de los lobos que los acechaban, las ardillas buscando desesperadas las semillas que no recordaban dónde las habían escondido y más allá, más lejos, una conciencia volátil, casi inexistente por la lejanía, pero claramente de una persona angustiada y con la adrenalina al tope.
Kerr levantó las orejas y saltó del barranco haciendo enormes huecos donde su cuerpo aterrizó y corrió por el bosque rompiendo ramas y espantando a los incautos animalitos que se dejaran alcanzar por él, y entre más tiempo pasaba, más clara se hacia la conciencia de Vanya, y también el fuerte olor a lodo podrido.
Un par de minutos más adelante, le pareció observar la cola de un lobo salvaje que desapareció detrás de un árbol, así que aceleró la velocidad, y tal como lo sospechó, una manada de al menos doce perseguía a la pobre Vanya por todo el bosque, así que aceleró.
Pasó por el medio de todos ellos, eran mucho más pequeños y débiles y la mayoría en cuanto lo vieron huyeron, pero varios más osados trataron de acelerar para alcanzar a Vanya en su lugar pero Kerr no lo permitió, saltó a un par de metros de ella y cayó dándole la espalda y gruñendo a los pequeños lobos que frenaron en seco y enseñaron los dientes tratando de amedrentarlo, pero Kerr se irguió cuan alto era, gruñó con tanta fuerza que el suelo bajo él resonó como un tambor y los pocos lobos atrevidos voltearon y desaparecieron por entre los matorrales del bosque.
Kerr se volvió hacia Vanya, la muchacha estaba cubierta de pies a cabeza de un lodo de olor fuerte y asqueroso y tenía en el rostro una expresión fiera y salvaje.
—No volveré contigo — le dijo ella y Kerr enfureció, extendió la conciencia hacia ella y vio cómo la muchacha se agarró la cabeza, como si le doliera.
—Vendrás conmigo —Le dijo y ella negó.
—Ya sabes que no tengo más información de mi papá, no me necesitan.
—No me importa —le dijo Kerr, estaba tan enojado que no quiso pensar que estaba comunicándose con una humana de esa forma —No te puedes ir porque la manada de Rak te encontrará.
—Yo tengo quien me proteja —Kerr bufó.
—¿Tu padre? ¿el genocida que no ha hecho nada para rescatarte? —Vanya negó.
—No necesito a mi padre, me refiero a mis amigos, sabes que casi soy una policía, tengo contactos que me ayudarán a protegerme —Kerr negó con la cabeza.
—Seguirás siendo mi prisionera.
—No quiero —bufó ella y comenzó a avanzar por el bosque.
—Pues de eso se trata, tonta —Le dijo él avanzó y tomó con los dientes la ropa de la muchacha y la arrastró, colgándola como una loba llevaría a su cachorro. Vanya peleó y pataleo, pero al final terminó por dejarse llevar, ¿qué más podía hacer?
—Estoy bien de mi herida, gracias por preguntar —le dijo ella después de un rato.
—Qué bien — le contestó Kerr seco.
—Si, está casi cicatrizado, como si hubieran pasado uno o dos meses —Kerr no quiso hablar con ella, se sintió traicionado y dolido, ellos le habían salvado la vida y ella solo había aprovechado estar mejor para huir. Claro que ellos la tenían secuestrada, pero gran parte era para protegerla de Rak.
De seguro Víctor se enojaría con él, le echaría en cara que estaban protegiendo a una malagradecida y le ordenaría dejarla ir, pero Kerr sabía que no podía, los humanos no conocían el verdadero poder de un lobo y rak podía llegar hasta ella sin importar quien la estuviera protegiendo. Con él estaría a salvo, aunque no quisiera.
—¿Qué diablos tienes encima? — le preguntó después de un rato y ella trató de encogerse de hombros.
—Pensé que así no me olerías —Kerr no quiso concederle que efectivamente había sido muy buena idea, únicamente la llevó de forma humillante de regreso a la fábrica, no sin antes darle un chapuzón de mala gana en la quebrada.
Notó que la herida en el abdomen de la mujer estaba prácticamente sana y le sorprendió que Clarisa y Lina tuvieran razón.
Cuando llegaron a la fábrica Vanya llegó caminando por sus propios medios, no tenía ningún sentido que intentara huir ya que Kerr la atraparía en un segundo. Cuando entraron al comedor, Víctor los estaba esperando. Kerr volvió a su forma humana y se puso unos pantalones que otro compañero buscó en su catre.
—Llevala a la celda y regresa aquí —le indicó a Kerr y él arrastró a Vanya del brazo.
—No entiendo por qué hacen esto —le dijo ella dejándose arrastrar.
—Tratamos de protegerte, pero será mejor que trates de recordar más cosas de tu papá —le contestó Kerr lanzándola dentro de la celda y ella lo miró a través de las rejas cuando él cerró la puerta.
—Esto no es protegerme, es secuestrarme —Kerr no fue capaz de mirarla a la cara, estaba enojado, y por alguna extraña razón, dolido. La noche anterior habían tenido un muy buen sexo, y él pensó que había sido importante para ambos, pero no pudo haber estado más equivocado.
—Velo como quieras —Vanya se mordió el labio con fuerza.
—No puedes tenerme cautiva por siempre,
—¿Quieres apostar? —le contestó él con rabia y esta vez sí la miró a la cara, y la expresión que vio Vanya en él la hizo retroceder y sentarse en el duro catre.
Cuando Kerr subió a la oficina de Víctor Lina estaba ahí y de un solo vistazo supo la razón, Sebastián ya no estaba para apaciguar las cosas entre Kerr y el Alpha.
—¿Qué pasó? —preguntó. Víctor le daba la espalda y así mismo le habló.
—Rak está furioso —comenzó el Alpha —dice que le tendimos una trampa en la cabaña para llevarnos a sus “soldados” como les dice —volteó a mirar a Kerr —pronto habrá una guerra, lo dijo con el emisario que envió anoche, a menos de que le entreguemos a Vanya —Kerr sintió que se le enrojeció la cara, pero trató de guardar la compostura, no podía tentar la ira de Víctor.
—No lo hagas, eso no garantiza que él después no venga por nosotros al descubrir que ella ya no sabe más, y la matará en el proceso —Víctor negó con la cabeza.
—Habrá guerra, Kerr.
—Habrá de todas formas, tenemos que proteger a Vanya, se lo prometí —Víctor golpeó la mesa con el puño y Lina dio un salto.
—No me importa lo que le hayas prometido, mi misión es proteger a los miembros de esta manada —Kerr abrió la boca, pero Víctor lo cayó levantando la mano —Ella no es de esta manada solo porque te acostaste con ella para salvarle la vida, esto ya no es como en los viejos tiempos.
—Claro, dices eso solo cuando te conviene — Lina estiró la mano hacia su esposo para acariciarle el hombro en un claro gesto de “calmate” y Víctor dejó escapar aire —¿entonces que propones, niño bonito? —Kerr pensó por un momento, había algo que se había formado en su cabeza.
—Según lo que sé, Rak es un dictador en su manada, si es inevitable una guerra, pues será contra él, no contra toda Bosque Oscuro —Víctor se rascó una ceja.
—¿A qué te refieres? —Kerr avanzó por la habitación, estaba pensando sobre la marcha.
—Normalmente cuando una manada vence a otra o mata al Alpha, la absorbe, estoy seguro que si matamos solo a Rak, nos evitamos una guerra innecesaria, liberamos a su manada de su yugo y serás el Alpha de un grupo más grande y fuerte.
—No me importa ser el Alpha de una manada más grande, solo quiero proteger a los nuestros.
—Pues es lo único que veo, incluso algunos de los miembros de Bosque Oscuro podrían ayudarnos, me da la impresión de que no les gusta su Alpha —Víctor levantó el mentón.
—No finjas que haces esto por la manada, solo lo haces para proteger a tu noviecita —le dijo Víctor y Kerr ladeó la cabeza.
—Puede ser, pero eso no quita que tal vez tenga razón —Víctor volteó a mirar a su esposa que le acarició el antebrazo.
—Siempre que quiero entregar a Vanya haces algo para impedirlo —Kerr no contestó —si tuvieras esa misma determinación por defender la manada incluso podría considerarte parte del consejo —Kerr se rio con sarcasmo.
—Es porque Vanya sí me trata como si fuera un ser humano que no es odiado sólo por existir —dio un paso al frente —si la manada tal vez tratara de hacerme sentir de verdad bienvenido yo intentaría defenderlos como lo hago con ella, pero ya es muy tarde, tú los tienes ya envenenados —dio la vuelta y antes de salir Víctor le habló.
—Ella seguirá bajo tu cuidado, hablaré con los del consejo sobre tu plan, pero si no funciona, te juro que la voy a entregar, aunque tenga que… —se detuvo y Kerr se volvió para mirarlo.
—¿Matarme? —Víctor no respondió —no te preocupes, no tendrás el gusto de hacerlo por que funcionará —y se fue cerrando la puerta. Tenía que funcionar.
Lina y Víctor se quedaron en silencio dentro de la sala un momento, hasta que la mujer empujó a su esposo por el hombro.
—Sabes que él no tiene la culpa —le dijo y él blanqueó los ojos.
—No comencemos con esto de nuevo, Lina —ella negó.
—Kerr tiene que saberlo, ya es tiempo —Víctor se alejó dándole la espalda.
—No le dirás —ella se acarició la barriga enorme.
—No lo haré, te corresponde a ti, pero, mírame —Víctor no la obedeció —que me mires —a regañadientes el Alpha volteó a mirar a su esposa —si esta guerra explota, y sabes que lo hará, es muy probable que él muera por proteger a Vanya, sabes que las cosas entre ellos están creciendo rápido, ¿serás capaz de cargar con la culpa de que él muera sin saberlo?
—Es mejor que sea así —Lina tomó la taza y la lanzó hacia la cabeza de Víctor y esta se rompió en mil fragmentos, sabía que no lo lastimaría, pero se desquitaba.
—Tu no tienes derecho hacerle esto a Kerr —se acarició la barriga y dicho esto, se alejó cerrando la puerta de golpe.
Víctor se quedó mirando por la ventana, luego sacó del bolsillo del pantalón el caballito de madera que tenía desde niño y lo apretó en el puño.
Kerr pasó la noche incómodo, con una sensación en el estómago que lo hizo voltear sobre el duro catre hasta altas horas de la madrugada hasta que decidió ponerse de pie.Víctor se había reunido con los miembros del consejo, y aunque él podía tomar la decisión sólo si hubiera querido, Kerr agradeció que tuviera la sensatez de tener en cuenta las opiniones de los más viejos, pero aún así no dejaba de martillarle en la cabeza la posible decisión.Si permitían entregar a Vanya eso no les aseguraría que la guerra se detuviera, Rak parecía un lobo asesino y conquistador y Kerr estaba seguro que de alguna u otra forma se las arreglaría para buscar una excusa para atacarlos. Quiso pensar que estaba siendo dramático, el mismo hombre había dicho que no quería una guerra, pero algo dentro de Kerr le gritaba que no podía confiar en él, y lo comprobó cuando, cansado de voltear en el catre, extendió la conciencia hacia el bosque con un único interés de distraerse y practicar, pero más cerca de lo
La fábrica estaba sumida en un silencio intenso, a Kerr le pareció que cualquiera podía escuchar hasta la más mínima respiración que saliera de él. Subió las escaleras y en silencio junto al catre se cambió la ropa de dormir y se puso uno de los últimos pantalones que le quedaba.Cuando salió del lugar entrando en el bosque extendió su conciencia, quería probar algo antes de arriesgarse, así que cuando encontró a uno de los miembros de su manada que merodeaba vigilando los alrededores trató de meterse en su mente con cautela, sintió el mal genio que tenía el lobo con el barro que se le quedaba pegado en las patas y la duda de si lo que veía junto al árbol más allá era un conejo a una ardilla, y cuando Kerr se alejó sonrió con alegría.No le importó cómo había adquirido esas habilidades, pero le alegró poder entrar en contacto con alguien sin que se diera cuenta, así que utilizando su sobrehumana habilidad aún sin convertirse, corrió por el bosque siguiendo el sendero oloroso que habí
Un calor sofocante trepó por el cuerpo de Kerr y lo golpeó en la cara, la vista se le oscureció y no logró ver más allá del rostro crispado de Víctor que lo miraba con una arrogancia que le produjo un vacío en el pecho.Dio un paso atrás y agarró la esquina de la pared con tanta fuerza que desprendió un enorme fragmento de cemento que disolvió como un trozo de cal en su mano.Trató de contenerse, apretó los puños para evitar el arrebato de estirar la mano y agarrar a Víctor del cuello de la camisa y sacudirlo, pero sería una ofensa directa y una pelea a muerte.Pensó que tal vez eso era lo que debía hacer, retar a Víctor, matarlo y hacerse con el liderazgo de la manada, pero no se sintió capaz de hacerlo, no sabía si tenía las fuerzas suficientes para ganarle, pero el cuerpo lleno de adrenalina y la rabia le decían que sí, que sí podía, que lo hiciera.—No puedes entregarla —le dijo tratando de contener un grito y Víctor no le apartó la mirada.—Si, si puedo —Kerr apretó los puños.—E
Cuando Kerr despertó la luz del sol entraba a raudales por la ventana a su lado. Estaba en su catre en el segundo piso y se sintió vacío y ciego como la primera vez que le dispararon el suero, los colores eran menos intensos, no podía oler nada más allá de un par de centímetros de su nariz y se sintió débil, pero le alegró sentir que la fuerza en su interior, esa fuerza incontrolable y cegadora, ya no estaba.Ni siquiera intentó extender la conciencia, sabía que el efecto del suero se lo impediría, así que cerró los ojos y trató de quedarse dormido de nuevo, tenía todo el cuerpo dolorido y lo único que quería en ese momento era volver a entrar a ese mundo de tinieblas para no pensar más, estaba harto de pensar.La cobija que le cubría el cuerpo era cálida y suave, estaba seguro que no era la suya, pero ni siquiera quiso abrir los ojos para comprobarlo. No estaba en una celda ni tampoco amarrado, así que imaginó que sus acciones aún no le habían costado la permanencia en la manada, y
Kerr permaneció el resto de la tarde en la cama, ¿qué más podía hacer? La debilidad del cuerpo ya se le había pasado, pero sus poderes aún no volvían.Clarisa pasó a sacarle por lo menos un litro de sangre para “estudiar” cómo sus genes eliminan lentamente el suero, y Kerr aprovechó para desquitar con ella parte de su frustración.—¿Cómo te prestaste a hacer esto? —le preguntó él y la mujer se limitó únicamente a sacar la sangre de su vena. Era alta y delgada, una de las mejores doctoras de su generación, pero se enamoró de un lobo que murió años después y ella no logró nunca abandonar la manada. Kerr no quiso imaginar todo lo que la mujer dejó por quedarse en ella, una vida próspera y exitosa, tal vez hijos.—Si entramos en guerra no sobreviviremos —le comentó la mujer vaciando la sangre de Kerr en un frasquito —tenemos que estar preparados.—No habría guerra si Víctor me escuchara —le dijo él y ella no contestó —él está perdido y no se deja ayudar, a veces hace las cosas por que era
Kerr corrió por el bosque a toda velocidad, su conciencia extendida hacia el frente al máximo percibiendo hasta el más mínimo animalito que huía despavorido ante su presencia.Cuando estuvo a una distancia considerable, dejó la mochila con su ropa y volvió a su forma humana, y cuando el pelaje desapareció un frío intenso lo invadió. Se vistió rápido y extrañó su chaqueta de cuero.Llegó con paso rápido a la orilla del lago y observó las tiendas al otro lado, a pesar de la hora, había varias luces de antorchas que se movían por todo el campamento, parecía que estaban bastante activos.Utilizó la conciencia hacia el frente para evitar a los vigilantes, y espero que, aunque estuviera en su forma humana, no le llegara su olor a alguno de los merodeadores.De igual forma estaba casi seguro que, de la misma forma en que proyectó el dolor hacia los guardias, podía proyectar hasta un olor, así que se atrincheró detrás de un árbol y contactó la mente de uno de los vigilantes. Trató de recorda
Kerr saltó hacia el frente y cayó completamente trasformado rasgando sus ropas, los hombres que estaban con Rod lo miraron sorprendidos, era un lobo negro grande y se veía agresivo, o eso le habían dicho, además, había derrotado con facilidad al tuerto mano derecha del Alpha.Corrió hacia el árbol donde Benjamín se había escondido, pero cuando llegó no encontró a nadie. Buscó y encontró el olor intenso del niño, era parecido al de Víctor, ahora que era un hombre lobo su olor había aumentado.Kerr corrió lanzando tierra alrededor y cuando encontró al niño este estaba intentando quitarse la camisa con desesperación, de seguro intentando no rasgarla cuando se transformara. Aún tenía mucho que aprender.—Sube— le dijo Kerr y el niño se tambaleó, de seguro era la primera vez que sentía la voz de alguien más dentro de su cabeza.—Yo puedo transformarme —dijo asustado y Kerr se agachó.—¡Qué subas de una puta vez! —le gritó al niño y pareció que le dolió la cabeza, pero sirvió, salió corrien
Kerr sabía que nada podía salir bien de esa situación. Rak y el resto de su manada comenzaba a dispersarse por todos los alrededores de la fábrica, rodeándolos, con los dientes afuera y la baba cayendo por entre las fauces.—¡Todos adentro! —gritó Víctor y la manada corrió dentro el lugar despavorida. Clarisa soltó el brazo de Kerr y corrió con más rapidez de lo normal hacia adentro —¿dime qué fue lo que hiciste? —le preguntó Víctor a Kerr que observaba todo como si fuera un sueño. La morfina lo tenía drogado.—Hablé con unos… —se quedó callado, era obvio que la manada de Bosque Oscuro lo escuchaba, no podía delatar a los hombres con los que casi había hecho negocios o todo empeoraría, así que no dijo nada más mientras los oscuros ojos de Víctor lo asesinaban.—Tu maldito esclavo estaba espiándonos — dijo Rak, cuando el lobo habló en la mente de Kerr él lo escuchó lejano, como un eco que se pierde.—Lo siento —comenzó a decir Víctor —yo no lo envié, no tenemos intención de empezar una