Kerr saltó hacia el frente y cayó completamente trasformado rasgando sus ropas, los hombres que estaban con Rod lo miraron sorprendidos, era un lobo negro grande y se veía agresivo, o eso le habían dicho, además, había derrotado con facilidad al tuerto mano derecha del Alpha.
Corrió hacia el árbol donde Benjamín se había escondido, pero cuando llegó no encontró a nadie. Buscó y encontró el olor intenso del niño, era parecido al de Víctor, ahora que era un hombre lobo su olor había aumentado.
Kerr corrió lanzando tierra alrededor y cuando encontró al niño este estaba intentando quitarse la camisa con desesperación, de seguro intentando no rasgarla cuando se transformara. Aún tenía mucho que aprender.
—Sube— le dijo Kerr y el niño se tambaleó, de seguro era la primera vez que sentía la voz de alguien más dentro de su cabeza.
—Yo puedo transformarme —dijo asustado y Kerr se agachó.
—¡Qué subas de una puta vez! —le gritó al niño y pareció que le dolió la cabeza, pero sirvió, salió corriendo y subió al lomo de Kerr de dos grandes manotadas y se agarró con fuerza a su pelaje.
Cuando Kerr corrió, notó como manchas de colores oscuros salían disparados del lago, pero él sabía que era más rápido, así que corrió con toda la velocidad que sus fuertes patas le permitieron, rompiendo las ramas y las desafortunadas zarzas que se enredaron en su pelaje.
Estaba comenzando a dejar rezagados a los lobos que lo perseguían cuando notó una presencia a su lado. Se volvió para mirar y comprobó que era el mismísimo Rak que corría casi a su lado, así que aceleró, pero el Alpha era bastante veloz. La conciencia del otro lobo se coló dentro de la suya, y Kerr no tuvo la concentración para detenerlo.
—Maldito espía lo vas a pagar —Le dijo y Kerr no contestó, tal vez podía sacar provecho de que fue el mismo Rak el que creó la conexión, así que cuando sintió por el estrés del momento la fuerza en su interior que quiso salir, Kerr tomo un poco de ella, solo un poco, se permitió sentir esa fuerza incontrolable y esperó hasta que vio un grueso árbol frente a ellos.
Rak estiró el cuello e intentó morder la cabeza de Benjamín que lanzó un grito cuando las grandes fauces se dirigieron hacia él, y Kerr aprovechó el momento para proyectar hacia el Alpha dolor, le envió el dolor que se sentía con el ácido líquido púrpura del dardo y el lobo grande chilló dando un salto, y por el descuidó chocó estrepitosamente contra el árbol por el que Kerr pasó rozando y desapareció entre el bosque sin que ningún otro pudiera atraparlo.
Unos metros más adelante, ya llegando a su territorio Kerr tuvo qué parar, tenía la adrenalina al límite y la fuerza dentro de él luchaba por salir, pero le bastó respirar pausadamente para disminuirlo. Cuando desapareció se dirigió a Benjamín.
—¿Qué diablos estabas pensando? —Le preguntó enojado y el niño bajó la cabeza, se sentía nervioso, avergonzado y sobre todo dolido, así que Kerr avanzó de nuevo —Siento haberte gritado de esa forma, pero es que, ¿Cómo se te ocurrió?
—Quería pasar más tiempo contigo —le dijo el niño en voz alta, de seguro aún no sabía cómo proyectar sus pensamientos.
—Pues debiste hablar conmigo, no perseguirme en la noche por el bosque, esperemos que tu papá no se haya dado cuenta —Pero cuando llegaron la moral le cayó al suelo, a pesar de la hora, la manada estaba despierta, las luces de la fábrica encendidas y una revolución por todas partes.
Cuando los vieron llegar, Lina corrió hacia ellos y bajó a Benjamín tirándolo con fuerza del lomo de Kerr, luego golpeó a Kerr en el hombro.
—¿Cómo se te ocurre? —le preguntó enojada y Kerr regresó a su forma humana.
—¿Podrías traerme mi ropa? —le preguntó él a otro muchacho que salió disparado y luego se volvió hacia Lina —escúchame.
—¡No! —le gritó ella —¿Cómo pudiste ser tan irresponsable? Apenas hoy tuvo su transformación y tu ya te lo llevas en la noche.
—Eso no fue así.
—No me hables en ese tono —lo regañó la mujer —toda la manada lo estaba buscando, pensé que algo le había pasado —Benjamín intentó hablar, pero su madre lo tenía apretado contra la barriga —el muchacho llegó con la ropa de Kerr y él se vistió bajo los regaños de Lina y la mirada de los curiosos de la manada.
Víctor salió de la fábrica abriendo la enorme puerta de golpe y Kerr dejó escapar el aire, esa sería una gran pelea. Cuando llegó donde Kerr, lo tomó por el borde de la camisa y lo sacudió con fuerza.
—¿A dónde te llevaste a mi hijo? —Kerr intentó zafarse sin empujarlo para que no se enojara.
—Déjame hablar, yo no…
—Yo me escapé y lo perseguí —gritó Benjamín y su padre lo volteó a mirarlo con rabia.
—¿Por qué hiciste eso? —le preguntó y el niño le apartó la mirada.
—Vi que salió a escondidas y quería ver a donde iba —Víctor volteó a mirar a Kerr con rabia.
—¿Ves lo que haces que mi hijo haga? —Kerr lo miró extrañado, y esta vez sí que lo empujó.
—Siempre tengo la culpa —le dijo él —para ti yo soy siempre el culpable, ¿acaso no ves que tu hijo prefiere estar conmigo porque eres muy duro con él? —el rostro de Víctor se desfiguró, Kerr le había dado donde de verdad le dolía y el Alpha casi se quedó sin habla.
—Yo lo hago por su bien —Kerr negó.
—¿Es lo que te dices en las noches para sentirte mejor? ¿Que tratas a todo el mundo como una m****a porque es por su bien? —Kerr avanzó, la fuerza intentó volver a escapar y él apretó el estómago, luego señaló a Víctor con el dedo —tú no haces las cosas por el bien de nadie, tú eres una mala persona egoísta y sorda —uno de los miembros del consejo salió a toda carrera de la fábrica, era uno de los más ancianos y cuando llegó donde Víctor trató de separarlos, Kerr nunca había cruzado palabras con él, era calvo y delgado.
—Tú no sabes lo que es tener esta responsabilidad sobre los hombros —le dijo Víctor apartando el dedo con el que Kerr lo apuntaba de una manotada.
—Si es tan difícil entonces deberías de dejar que te ayuden, desde el principio tengo un plan para evitar la guerra y salvar a Vanya y tu no me escuchas.
—El concejo dijo que no era buena idea, ya te lo dije —Kerr se mandó la mano al estómago, le dolía de tanto evitar que la fuerza escapara, pero quería seguir peleando con Víctor.
—El concejo no es el que guía a esta manda —le dijo —eres tú, tú eres el Alpha, más bien di que eres demasiado orgulloso para aceptar que mi idea es mejor.
—Tú lo único que quieres es salvar a la zorra de tu amante —le dijo Víctor y Kerr saltó sobre él, y alcanzó a conectarle un puñetazo en el mentón. El Alpha no se quedó así, apartó de una manotada al anciano del concejo que intentaba detenerlos y le devolvió el puño a Kerr.
Kerr pudo haberlo evitado, los movimientos de Víctor eran lentos, pero la fuerza dentro de Kerr luchó por salir y el dolor lo cegó. El golpe de Víctor le dio en el ojo, pero comparado con el dolor en su estómago no fue nada.
Cayó al suelo en medio de un grito, no quería perder el control como la última vez, pero por más que intentaba contenerlo más quería salir. Víctor se arrodilló frente a él y lo agarró por la espalda.
—Otra vez esto, ¿dime que te pasa, Kerr? —pero él no fue capaz de contestar, los ojos se le llenaron de lágrimas y apretó con fuerza la mandíbula.
Clarisa llegó corriendo, tenía ropa de dormir y una inyección que introdujo dentro del brazo de Kerr, como si ya la tuviera preparada. Él sintió como el líquido entró dentro de su cuerpo y el dolor comenzó a disminuir.
—Respira, Kerr —le dijo ella y él cayó acostado sobre el suelo, toda la manada lo miraba con terror sin comprender el ataque de dolor que le había dado, se sintió adormilado y mareado —te apliqué morfina.
—¿Qué es lo que tiene? —le preguntó Víctor, Kerr notó un tono de preocupación en su voz —es la segunda vez que le pasa y mira lo que hizo la primera vez.
—No lo sé, pero empeora cuando sus emociones lo hacen, así que deja de hacerlo enojar.
—Yo no lo hago… —Víctor estaba protestando, pero se quedó callado de repente mirando hacia el bosque —Kerr volteó a mirar, un grupo grande de lobos comenzaba a aparecer y entre ellos estaba Rak, se veía sangre sobre su pelaje mezclado, de seguro el choque con el árbol sí le había dolido. Kerr se puso de pie y Víctor le habló con rabia.
—¿A dónde fuiste esta noche? —él no contestó —Kerr, ¿dime qué hiciste?
La conciencia de Rak se extendió hacia todos los miembros que alcanzó, entre ellos Víctor y Kerr, y cuando habló en su tono había rabia y seguridad.
—La espera se acabó —Dijo — hoy será el fin de esta manada y no tendremos misericordia.
Kerr sabía que nada podía salir bien de esa situación. Rak y el resto de su manada comenzaba a dispersarse por todos los alrededores de la fábrica, rodeándolos, con los dientes afuera y la baba cayendo por entre las fauces.—¡Todos adentro! —gritó Víctor y la manada corrió dentro el lugar despavorida. Clarisa soltó el brazo de Kerr y corrió con más rapidez de lo normal hacia adentro —¿dime qué fue lo que hiciste? —le preguntó Víctor a Kerr que observaba todo como si fuera un sueño. La morfina lo tenía drogado.—Hablé con unos… —se quedó callado, era obvio que la manada de Bosque Oscuro lo escuchaba, no podía delatar a los hombres con los que casi había hecho negocios o todo empeoraría, así que no dijo nada más mientras los oscuros ojos de Víctor lo asesinaban.—Tu maldito esclavo estaba espiándonos — dijo Rak, cuando el lobo habló en la mente de Kerr él lo escuchó lejano, como un eco que se pierde.—Lo siento —comenzó a decir Víctor —yo no lo envié, no tenemos intención de empezar una
Aleck esperó en el primer piso, lograba escuchar latiendo con fuerza los corazones de muchas personas dentro del lugar y se preguntó cuántas personas trabajaban ahí.Desde que Ana Avendaño con su actual esposo Eduardo Tcherassi, a través del periódico Sole Imprimiere, demostró la evidencia de que el el submundo existía: Lobos, Vampiros, Sirenas y cuanta criatura mágica, los laboratorios Jábico habían quedado en evidencia como los principales responsables de la trata de estas especies para su experimentación.Fue un escándalo sin precedentes, no solo para los humanos el saber que existía el submundo, si no también para todo el submundo saber que un laboratorio los estaba capturando para experimentos.Muchas manadas de lobos se mudaron de las ciudades para protegerse, incluso grandes aquelarres de vampiros como al que Aleck pertenecía desaparecieron del mapa para cuidarse.Aleck pensó que todos ellos estaban siendo unos exagerados, ningún humano sería capaz de identificar a alguien del
Cuando Kerr salió de las habitaciones de abajo donde estaba la celda de Vanya, comprobó que la fábrica estaba completamente vacía, así que se dirigió a su catre y buscó el último par de zapatos que le quedaban. Prefirió dejar la chaqueta de cuero, no le apetecía arruinarla.Mientras bajaba trató de pensar en las personas del concejo, normalmente eran los más ancianos de la manada, pero también los más fuertes, por eso Sebastián estaba ahí y él también debería de estarlo.Eran, a lo mucho, seis sin Sebastián. Kerr nunca había llegado a hablar con ninguno que recordara, siempre pasaban altivos como si fueran los seres más importantes del mundo, pero sobre todo había uno que le ponía los pelos de punta, Larr, el hombre calvo y delgado que siempre andaba detrás de Víctor como un perrito faldero y uno de los principales cabecillas del séquito del consejo. Siempre había tenido especial aversión hacia Kerr, incluso desde que era niño.Cuando salió al patio de la fábrica comprobó que todos es
Kerr subió las escaleras con un poco de ansiedad, ya la mayoría de la manada estaba en sus respectivos catres, pero muy temprano aun para dormir, y se limitaron a verlo subir las escaleras en silencio como un condenado a muerte que camina hacia la silla eléctrica.Tocó un par de veces con los nudillos y nadie le indicó que podía entrar, así que abrió la puerta y se encontró con varios pares de ojos que se posaron sobre él.Víctor estaba de pie en la cabecera de la mesa y los ancianos del consejo alrededor lo miraron superficialmente.—Bien, Kerr —le dijo el Alpha indicándole que se sentara en la silla al otro lado de la cabecera —quiero escuchar por qué me has desobedecido —Kerr miró a cada miembro del concejo, uno a uno, sabía que eran ellos los que estaban convenciendo a Víctor de seguir con la guerra de esa forma, pero cuando se posó sobre el rostro de Lair, el anciano le devolvió una mirada de hastío superior a los demás. Kerr siempre había notado que lo miraba mal, pero pensó qu
Kerr sintió un vacío en el pecho cuando las conciencias que se acumularon en su pecho le indicaron que las cosas estaban saliendo mal desde el principio, y se preguntó si sería sensato o no dejar la misión por terminada, pero luego negó con la cabeza para sí mismo.Rodolfo era el único dentro de la manda que podía ayudarlos a acabar con el mandato de Rak y tenía que ayudarlo de alguna forma, así que se volvió hacia Víctor que tenía las mejillas rojas por la adrenalina.—Rak descubrió a Rodolfo y a un par de sus hombres, no podrán ayudarnos —el Alpha asintió con la cabeza y dio media vuelta.—Genial, entonces nos vamos — intentó alejarse, pero Kerr lo agarró por el hombro.—No, tenemos que ayudarlos —le dijo —es la oportunidad perfecta para acabar con él ahora que ya no tiene poderes, si no aprovechamos este momento entonces no podremos detenerlo después —Víctor se apretó el puente de la nariz y pensó por un momento, luego volteó a mirar a Raúl, el hombre alto de cabello negó y mirada
Cuando Kerr llegó a su catre se encontró con su chaqueta de cuerpo perfectamente doblada y lavada sobre la cama. La tomó entre sus manos y la olió.Ni siquiera valía la pena empacar sus cosas, si ganaba la pelea se convertiría en el Alpha de la mandada, si perdía Víctor lo mataría sin compasión y se libraría de él de una vez por todas.Buscó únicamente con qué cubrirse de la cintura para abajo y cuando bajaba las escaleras se encontró con Clarisa que subía asustada y con la cara pálida.—No puedes hacer esto —le dijo y Kerr intentó rodearla, pero la mujer le apretó con intensidad el brazo.—No tengo opción —le dijo y la mujer lo apretó aún más.—Claro que tienes, solo no lo retes, uno de los dos morirá a manos del otro, eso no estará bien.—Tengo que hacerlo —le dijo Kerr y le arrebató la mano con fuerza —Víctor llevará al exterminio a esta manada por su arrogancia y yo no lo voy a permitir.—él cree que hace lo correcto —lo justificó la doctora y Kerr la miró a los ojos.—Solo porque
Kerr caminó hacia la fábrica, no quiso permitirse sentir nada, nada en absoluto, únicamente apretó con fuerza el estómago intentando retener la fuerza que intentaba escapar mientras los pasos se le hacían difíciles de dar, como si caminara en una mezcla extraña de arena y miel.Abrió la puerta y entró a trompicones, los ojos se le llenaron de una niebla oscura que casi no le permitía ver nada alrededor.Subió las escaleras de dos en dos y se vistió, tenía el cuerpo sucio y lleno de sangre, pero no le importó, así se vistió, y cuando tomó la chaqueta de cuero la observó con duda, la apretó contra el pecho y luego la apartó. Lo había acompañado toda la vida, y sabía que la iba a echar de menos, era lo único que le quedaba del padre que nunca conoció, o que eso creía, pero no le importó, parecía que en ese momento ya nada le importaba.Bajó hasta la habitación de Benjamín y la dejó bien doblada sobre la cabecera de la cama, en ese momento sí le fue imposible evitar una lágrima fugaz por
Vanya le costó salir del bosque esa noche, llegó hasta el acantilado donde Kerr y ella habían saltado cuando Rak los acorraló y un nudo se formó en su garganta, durante todo el trayecto no hizo más que pensar en él, a cada momento y en cada instante, se sentía culpable y eso fue lo que la atormentó, ver sus ojitos azules entristecidos y con la mano estirada esperando que ella la tomara, eso la rompió un poco, pero, ¿Qué podía hacer ella? Ya no podía seguir sosteniendo esa mentira. Una mentira…A lo lejos vio las luces de la ciudad por sobre las copas de los árboles y apretó el arma en las manos, estaba alerta por si cualquier lobo parecía, pero esperó que con el atentado que le escuchó a los guardias que estaban haciendo a Rak, el lobo estuviera muy ocupado en sus campamento y no había más manadas en ese bosque, no al menos oficialmente, así que siguió caminando mirando alrededor y cuando llegó a la calle, rodeada de faroles y letreros que advertían que existían lobos en el bosque, si