A muerte.

Cuando Kerr llegó a su catre se encontró con su chaqueta de cuerpo perfectamente doblada y lavada sobre la cama. La tomó entre sus manos y la olió.

Ni siquiera valía la pena empacar sus cosas, si ganaba la pelea se convertiría en el Alpha de la mandada, si perdía Víctor lo mataría sin compasión y se libraría de él de una vez por todas.

Buscó únicamente con qué cubrirse de la cintura para abajo y cuando bajaba las escaleras se encontró con Clarisa que subía asustada y con la cara pálida.

—No puedes hacer esto —le dijo y Kerr intentó rodearla, pero la mujer le apretó con intensidad el brazo.

—No tengo opción —le dijo y la mujer lo apretó aún más.

—Claro que tienes, solo no lo retes, uno de los dos morirá a manos del otro, eso no estará bien.

—Tengo que hacerlo —le dijo Kerr y le arrebató la mano con fuerza —Víctor llevará al exterminio a esta manada por su arrogancia y yo no lo voy a permitir.

—él cree que hace lo correcto —lo justificó la doctora y Kerr la miró a los ojos.

—Solo porque crea que lo es no lo hace correcto, dime , clarisa, ¿crees que lo que él hará con la guerra es lo correcto? —la mujer no contestó.

— Intenta convencerlo, sé que él razonará —Kerr negó y siguió bajando las escaleras y la mujer corrió tras él.

—Ya me harté de andar rogándole a Víctor que me escuche, yo nunca quise ser el Alpha de esta manada pero si tengo que hacerlo para protegerla pués lo haré.

Dejó a la mujer atrás y cuando salió de la fábrica toda la manada estaba reunida sobre el césped de entrenamiento.

Lina lloraba a mares mientras otras mujeres intentaban calmarla y Kerr la ignoró, si él ganaba y mataba a Víctor no se imaginó enfrentando a la mujer, estaba seguro de que ella no se lo perdonaría , pero él también hacía eso por sus hijos, ellos al lado de Rak no serán más que asesinos despiadados.

Cuando llegó al final del enorme óvalo que la manada había hecho estaba Víctor, con la mandíbula apretada y el cuerpo aún lleno de la sangre de los los lobos que había herido en la manada del bosque y Kerr respiró profundo, se quitó los pantalones que dejó a un lado y ambos desnudos comenzaron a caminar en círculos alrededor mientras esperaban atentos a ver cuál hacía el primero movimiento.

—Aún estás a tiempo de arrepentirte de esto —le dijo Víctor y Kerr negó con la cabeza, nunca había estado tan seguro de algo en su vida.

—¿Seguirás con esta absurda forma de manejar la guerra o me escucharas? —Víctor levantó el mentón.

—Nunca debí escucharte —le dijo y saltó hacia el frente cayendo transformado y Kerr hizo lo mismo.

Cuando se encontraron en el centro chocaron con fuerza y cada uno intentó agarrar el cuello del otro lobo, eso no era como en el entrenamiento, no era como nada a lo que Kerr se hubiera enfrentado en su vida.

Víctor era fuerte, y Kerr era veloz, y cada uno intentó utilizar sus habilidades a su favor.

Víctor empujó a Kerr metiendo la cabeza debajo de él y levantándolo como un toro y Kerr cayó de espaldas al suelo, pero antes de que el otro lobo se le lanzara encima él volteó y saltó sobre victor mordiéndole la parte trasera del cuello y zarandeándolo con violencia.

Sintió como las fauces se le hundieron en el pelaje y la sangre de su Alpha le llenó la boca, pero no aflojó el agarre, apretó con más fuerza mientras el otro intentaba quitárselo de encima con todas sus fuerzas.

En un descuido de Kerr, Víctor lo tomó por una de la patas y lo sacó volando un par de metros y Kerr sintió cuando cayó como el hueso se fracturó al instante, y también sintió como comenzó a sanar de nuevo, pero no tenía tiempo para esperar los minutos que fueran necesarios para sanar, saltó hacia el frente y trató de agarrar el cuello de Víctor, pero el lobo se le escapó.

Saltó un metro más atrás para estar lejos de la mordida de Kerr y en solo un segundo en que el menor no alcanzó a sentir nada, regresó volteado boca arriba a Kerr y mordiéndole el cuello.

Kerr sintió el dolor cuando los dientes de Víctor se hundieron en su carne, y casi sin pensarlo, la fuerza llegó intentando salir y él extendió la conciencia rompiendo todas las barreras de Víctor y enviándole dolor.

Kerr lo empujó y saltó sobre él. Víctor estaba completamente sometido a la voluntad de Kerr y él dudó por un momento. No quería matarlo, claro que no quería hacerlo, había algo dentro de él que le decía que no. Pero si era la única manera de poder salvarlos a todos él pagaría ese precio. Abrió la boca y mordió el cuello del Víctor que intentó zafarse, los dientes comenzaron a hundirse en la piel.

—¡No! —gritó alguien a su lado y Kerr volteó a mirar, se encontró con Lina, la mujer tenía la cara enrojecida y sostenía un cuchillo, pero no era para amenazar a Kerr, era para amenazar a las personas que intentaban desesperados alejarla del combate —¡no puedes matarlo! —Kerr proyectó su conciencia hacia la mujer y le envió todas las imágenes que necesitó: EL diálogo de Rak donde decía que entrenaría al hijo de Víctor, imágenes de la manada del bosque y lo poderosa que era y también todo el dolor y la rabia que Víctor le había hecho pasar a lo largo de su vida.

La mujer pareció mareada, de seguro por ser la primera vez que se comunicaban con ella por telepatía y luego Kerr le habló.

Dime un motivo para no matarlo ahora y salvar a la manada — Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas y volteó a mirar a su esposo que estaba paralizado bajo Kerr por el dolor.

—Lo siento —le dijo ella y Kerr apretó con más fuerza, Víctor chilló de dolor y ella lo mencionó casi como un susurro, pero Kerr lo escuchó perfectamente —Porque son hermanos —Kerr sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo y soltó el cuello del lobo que cayó sin fuerza al suelo.

¿Qué dices? —preguntó Kerr en la mente de la mujer y ella asintió.

—Tú y Víctor son hermanos, su padre embarazó a tu mamá de otra manada y luego la trajo a vivir aquí contigo —Kerr sintió mareo, los ojos se le nublaron y vio borroso cuando volteó a mirar a los ojos del lobo que tenía debajo ¿entonces eso era? ¿Era eso lo que sentía por parte del Alpha cada vez que lo miraba? Una mezcla entre lástima y rabia.

¡Por qué? —Le gritó Kerr en la mente a Víctor con tanta rabia que le produjo dolor. No era capaz de entender por qué el mayor lo odiaba si era su hermano, no entendió por qué nunca se lo dijeron y el vacío en su pecho no hizo más que incrementar la debilidad. La fuerza intentó salir de nuevo y el dolor hizo fruncir cada músculo del cuerpo de Kerr.

Víctor aprovechó el dolor para empujarlo de espaldas y mordelo, lo agarró del estómago casi arrancándole la piel y lo lanzó varios metros hasta que el cuerpo de Kerr, dolorido por dentro y por fuera, casi se estrella con los espectadores que observaban atónitos toda la pelea.

Víctor corrió hacia él, se subió encima y le apoyó la mano sobre la punta del hocico para dejar el cuello completamente expuesto y mostró los dientes a punto de atacar.

Kerr cerró los ojos, y comprendió que ese era el fin, no tenía fuerzas para pelear y el dolor por mantener la fuerza en su interior lo enloquecía, pero no se permitió dejarla salir, ni siquiera en ese momento, sintió que era algo tan poderoso y le atemorizó en qué podría transformarse.

Una sensación amarga lo invadió, estaba a punto de morir, y sería su propio hermano el que lo haría, sería él el que le arrebataría la vida del cuerpo y a Kerr le pareció un final poético, estuvo seguro que en el futuro se cantarían canciones con su historia. El bastardo que mató su hermano.

Abrió los ojos una última vez para ver como Víctor acabaría con su vida y una sombra fugaz pasó junto a él y notó una presión sobre el cuello, como si algo se hubiera subido.

—¡No! —gritó una voz que Kerr reconoció como la de Benjamín y abrió los ojos de par en par cuando comprobó lo que estaba pasando. El niño se había subido sobre el cuello de Kerr y lo abrazó para protegerlo del ataque de su padre.

¡Quítate! —Le gritó el Alpha a su hijo y Kerr también logró escucharlo, aún estaba conectado al lobo.

—No —le dijo el niño que aferró el cuello de Kerr con fuerza —no dejaré que mates a mi tío —le dijo con la voz rota y Kerr sintió una extraña sensación en el pecho, como una paz mezclada con melancolía que le ayudó a disminuir la fuerza que intentaba escapar —yo no quiero que mates a mi tío —le dijo el niño, lloraba intensamente pero aun así en su tono de voz Kerr notó una determinación digna del hijo de un Alpha —Kerr notó en la conciencia de Víctor antes de que se alejara un nudo en la garganta que le impidió respirar y Kerr se preguntó qué sentimiento sería ese, ¿culpa? ¿dolor? ¿ambos?

El Alpha se alejó unos metros y se quedó echado más allá, y Kerr se quedó estático, con el niño aún aferrado a su cuello sollozando.

Se quedaron así, todos en un silencio absoluto y cuando Kerr sintió que su lobo había curado todas las heridas se permitió regresar a su forma humana.

Benjamín se apuró a quitarse la camisa para que Kerr se cubriera y él aceptó únicamente por no hacer sentir mal al niño, aún le hacía falta acostumbrarse a la desnudez de los demás. Luego lo abrazó.

—Gracias —le dijo al niño y él le devolvió el abrazo.

—Me alegra que seas mi tío —le dijo el niño en un susurro y luego se alejó lentamente hacia su madre que estaba arrodillada unos metros más allá y lo abrazó, se veía muy conmovida y emotiva.

Kerr se puso de pie y miró a Víctor, el hombre había regresado a su forma humana y Kerr le observó el cuerpo, lleno de sangre, tierra y césped, con los músculos hinchados y la mancha de nacimiento junto a la ingle más vistosa que nunca, se preguntó si él también tendría esa mancha.

—No puedo pasar esto por alto —le dijo Víctor y Kerr se tambaleó un poco —hoy te perdonaré la vida, pero ya no eres parte de esta manada.

—¡No! —gritó Benjamín, un grito desgarrador que le dolió en el corazón a Kerr, y ante la protesta del niño un par de hombres se lo llevaron a la fuerza dentro de la fábrica bajo órdenes de Víctor. El Alpha se dirigió de nuevo a Kerr.

—A partir de este momento quedas desterrado de esta manada, y serás considerado marginado y enemigo, tienes veinte minutos para empacar tus cosas e irte y nunca regresar. Si te llego a ver de nuevo no habrá compasión —Lina volteó a mirar a su esposo con una expresión indescifrable, pero él la ignoró.

Kerr comenzó a avanzar entre la multitud que lo miraba con lástima y él no quiso pensar en lo que debería estar sintiendo en ese momento, lo único que le atravesó la cabeza fue la imagen de Vanya en la celda, aún tenía una cosa que hacer antes de irse para siempre.   

  

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