Aleck no tenía mucho dinero, así que había alquilado una habitación junto al bosque por el poco dinero que tenía en los bolsillos.
Era una habitación estrecha, con dos camas duras una al lado de la otra y un persistente olor a moho y humedad, y justo para él, con un olfato por encima de lo normal, le pareció bastante asqueroso.
Había esposado a Sebastián al respaldo de la cama con unas esposas que le habían dado en los laboratorios, y mientras esperaban a que llegara la comida que él había ordenado, encendió el televisor para intentar distraerse un rato mientras llegaba la noche.
—No entiendo— dijo Sebastián —hace rato, cuando saliste del auto, la luz no te quemó —Aleck se lo quedó mirando con una mueca de lástima en el rostro y le subió el volumen al programa de chismes que estaba en el televisor, no le apeteció informar a alguien tan ignorante sobre el tema. Por eso odiaba a los hombres lobo, siempre demostraron sentirse tan superiores a las demás especies del submundo que ni siquiera se tomaban la molestia de investigarlos un poco.
La comida llegó, y cuando Aleck abrió la puerta el mensajero se quedó mirando sorprendido al alto y fornido hombre que tenía esposado a la cama.
—Nos gustan este tipo de juegos eróticos —le dijo al repartidor que le entregó la bolsa y salió casi corriendo.
Cuando Aleck regresó dejó una de las bolsas sobre las piernas de Sebastián y se sentó en la otra cama.
—Pude haber gritado y pedir ayuda —le dijo y Aleck se encogió de hombros.
—Entonces hubiera tenido que matarlo y comérmelo para que no arruinara el pal —sacó la hamburguesa barata que tenía la bolsa y le lanzó una mordida, la verdad, por su precio, le pareció que no estaba tan mal, aunque la cebolla estaba medio cruda y la salsa de tomate aguada le escurría por los dedos. Cuando volteó a mirar a Sebastián el lobo lo miraba con curiosidad.
—¿Puedes comer comida de humano? —Aleck blanqueó los ojos y Sebastián revisó la bolsa lanzando una mueca de asco —sé que no eres de alto rango en tu especie por que no tienes los ojos rojos —le dijo y Aleck bufó.
—Gracias por recordármelo —le soltó y luego le apuntó con el dedo —si los lobos no pasaran tanto tiempo matándose entre ustedes y contemplándose vanidosamente en un espejo sabrían un poco más de las otras criaturas del submundo con las que conviven.
—Yo no me miro en un espejo —le soltó Sebastián y le lanzó un mordisco a la hamburguesa y apretó los ojos como si el sabor le produjera náuseas —¿Qué es esto?
—Pues lo siento, pero no tenía para algo más, así que come o muérete de hambre —Sebastián comió en silencio mientras Aleck veía el pésimo programa de chismes en la televisión, y cuando ya había terminado la grasienta hamburguesa se limpió en la ropa áspera que le habían puesto en el laboratorio.
—¿Puedo lavarme las manos? —le preguntó al vampiro, le parecía humillante tener que llegar hasta esa situación , pero solo le quedaban dos opciones, atacar al vampiro y huir, y creyó sería una mala idea, o esperar a que olvidara presionar el botón que le enviaba ese extraño suero al cuerpo y que le quitaba los poderes. Había pensado como poder robarle el control remoto y destruirlo, pero el vampiro estaba super pendiente de cada uno de los movimientos.
Aleck se acercó para soltarle las esposas y se inclinó hacia él, y aunque el olfato de Sebastián estaba reducido por mil veces, logró oler ese fresco perfume dulce y por alguna razón se vio tentado a acercar más la nariz y clavarla en el cuello pálido del muchacho para aspirar el olor y reconocerlo mejor, pero logró hacerse dueño de sus movimientos y volteó la cara.
En el baño se lavó la cara y bebió del agua del grifo, no le importó que no estuviera hervida, nunca le habían dado parásitos en su ida y espero que esa no fuera la ocasión.
—¿Ahora qué? —le preguntó al muchacho que lo estaba esperando en la puerta del baño, y él se encogió de hombros. Sebastián lo miró, debajo de la ropa ancha que traía se lograba otear un cuerpo delgado pero fibroso, pálido y ágil. Sebastián se preguntó qué tal elástico sería y luego apartó los pensamientos de su cabeza, ¿hacia cuanto no tenía sexo? Se preguntó, no era normal que estuviera viendo sexy a su secuestrador, aunque lo fuera.
—Muy sencillo —le explicó a Aleck —me dirás dónde está tu manada, rescataré a Vanya Quiroz, se la llevaré a su padre y él me dará mi dinero —Sebastián quiso escupir sobre el suelo frente al vampiro.
—No puedo creer que sacrifiques una manada entera por el dinero —Aleck lo miró con una frialdad que le heló la sangre al lobo, dio un paso al frente, hasta que estaban separado por al menos un metro y Sebastián aguantó las ganas de estirar la mano para saber cómo se sentiría la piel áspera de la barba bien afeitada.
—Así como tú lees la mente de los tuyos —le comentó el vampiro —yo escucho el corazón de cada persona, siento la sangre correr por sus venas y me pregunto, ¿por qué tu corazón se está acelerando? —Sebastián pasó saliva, no sentía el corazón acelerado, tal vez un cambio que él no logró percibir pero el vampiro sí.
—No cambies el tema —le dijo —En mi manada hay mujeres y niños, también humanos. Si el doctor llega hasta ellos estarán…
—No tendrá que llegar hasta ellos porque ustedes muy amablemente me entregarán a Vanya, y yo les prometo que no le revelaré la ubicación a él —Sebastián se rio.
—¿En serio eres tan ingenuo para pensar que él te dejará así nada más? En cuanto llegues, te atará a una mesa y conectará en tu cuerpo miles de cables, lo sé por que lo vi, vi como lo hacían a los tuyos, ¿acaso no te importan? —Aleck le puso la mano en el pecho y lo empujó con tanta fuerza que Sebastián perdió el equilibrio y cayó sentado en la taza.
—¿Qué me importe un aquelarre que me dio la espalda desde el día de mi nacimiento? —le preguntó con rabia —si fuera por mi, se los entregaría uno a uno a Saúl Quiroz sin remordimiento —Sebastián lo miró a los ojos, y vio en ellos un sentimiento de vacío que él ya había visto antes, lo había visto en los azules ojos de Kerr, el abandono y la soledad.
—Lo siento —le dijo y el vampiro se alejó hacia la puerta —Pero trato de proteger a mi manda.
—Estarán bien si me entregan a la hija de Saúl Quirós —le dijo Aleck, y vio duda en el rostro del lobo —¿crees que me la entreguen fácil? —le preguntó y el hombre negó con la cabeza —Lo siento entonces por tu manada.
—Yo no te llevaré a ellos —le dijo y Aleck se acercó y lo miró a la cara, tan cerca que Sebastián tuvo que voltear la cabeza de lado para evitar que sus narices se rozaran, el vampiro llegó hasta estar a unos centímetros de la oreja y le susurró.
—Soy bueno para sacar información —sintió como el fuerte corazón del hombre latió con fuerza y la sangre le subió al cuello donde la vena palpitó, si no fuera la sangre de un lobo, Aleck estaba seguro que la tentación lo obligaría a morder esa vena palpitante.
Se alejó y se preguntó por qué Sebastián no era el Alpha de su manada, era un hombre fuerte y musculoso, se veía maduro y centrado y su corazón era tan fuerte como el de un guerrero.
—Eso veremos —le dijo Sebastián y Aleck se rio en voz alta, era un ingenuo si pensaba que podía hacer algo al respecto —¿me contarás por qué puedes comer comida humana? —Aleck se recostó en el marco de la puerta, le pareció curioso que el lobo le propusiera un tema de conversación, así que asintió.
— Los vampiros más fuertes son transformistas —comenzó a contarle —son los de ojos rojos y se llaman así por que son los únicos que pueden transformar a humanos en vampiros, descendiendo están los puros, que son hijos de dos vampiros, los mestizos que son hijos de un humano y un vampiro puro y los mezclados que son los hijos de un mestizo y un humano y casi no tienen poderes —Sebastián ladeó la cabeza.
—¿Y cómo nace un transformista? —le preguntó Sebastián.
—Un vampiro con una vampira tienen un hijo puro, si este puro engendra con otra vampira pura nacerá un transformista, son más grandes y fuertes, muy escasos y por eso son los líderes de los aquelarres. Los hijos de un transformista, aunque sea con una humana, serán puros —Sebastián asintió, de verdad se veía realmente interesado.
—¿Y las dietas? — Aleck miró el programa de chismes del televisor, y consideró si era más entretenido verlo o saciar la curiosidad del lobo, al final se volvió hacia él.
—Todos requieren sangre humana exclusivamente menos los mestizos, que se alimentan de ambos, y los mezclados no la necesitan en absoluto, aunque siguen teniendo un par de habilidades sobrehumanas.
—¿Y tú qué eres?
—Mestizo, debo alimentarme de sangre humana al menos una vez a la semana o comienzo a morir, por lo demás, puedo vivir de comida humana —Sebastián asintió —los lobos no se pueden aparear entre ellos, ¿has comprobado si es verdad? —Sebastián negó, luego dejó escapar el aire, como si se diera cuenta de algo –eso es lo que dicen, ¿es así? ¿Lo han comprobado? –era hora de que aleck dejara fluir su curiosidad.
—¿Quién se va a arriesgar? —Le dijo Sebastian y se notó que quiso cambiar de tema, luego se puso de pie y se lavó de nuevo las manos bajo la atenta mirada del vampiro —¿Cómo lo sabes?
—En la escuela, cuando era niño, estudiamos las otras especies. La gente del bosque es un poco diferente, creo que hacen magia, pero casi nadie ha visto a alguno, las sirenas solo heredan el gen de abuela a nieta y los lobos necesitan humanos —Sebastián se sintió bastante ignorante, no conocía nada sobre las criaturas con las que compartían el mundo y eso lo hizo sentir irresponsable.
—Nosotros no estudiamos a las otras especies —le dijo y Aleck se rio.
—Se nota —dijo y luego salió hacia la habitación —prepárate, pulgoso, esta noche me llevarás con tu manada —Sebastián se miró en el espejo, eso no pasaría.
Espero que les esté gustando la historia, si es así, denle like a este mensaje. Nos leemos. DiegoAlmary
Cuando Kerr despertó, a pesar de todos los pensamientos que se agolparon en su mente, lo rodeaba una atmósfera de paz tan absoluta que casi se sintió en un ambiente irreal. Se preguntó si estaba muerto, era lo más probable, Había dejado que la fuerza en su interior, esa con la que tanto había luchado, escapara de su encierro, la dejó fluir por completo y sin remordimientos, dejando que el dolor que le produjo le arrancara todos los demás dolores que tenía en el alma, pero cuando abrió los ojos se encontró tirado en el suelo de la cabaña. El sol entraba a raudales por las ventanas rotas y motas de polvo le daban un aire peculiarmente tranquilizador. Se puso de pie, estaba completamente desnudo y su ropa estaba rasgada a un lado, al parecer, se había transformado en la noche sin darse cuenta.Trató de recordar qué había pasado cuando la fuerza se escapó de su cuerpo y no logró recordar más nada más allá del dolor. Se puso de pie, físicamente se sentía muy bien, más que eso se sentía g
El hombre llevó a Kerr dentro de la sala de reuniones donde antes Víctor reunía a la manada antes del llamado y Kerr sintió una mala vibra, todo le traía malos recuerdos.Se sentaron en una mesa amplia y adornada con colgantes de colores y cuando el hombre se sentó junto a él, Kerr le apuntó con el dedo.—¿Hace cuánto sabes esto, Bernard? —le preguntó Kerr y el hombre aspiró hondo antes de hablar.—En realidad, lo sé desde el principio, al igual que los más mayores de la manada.—¿Y por qué nadie nunca quiso decirme nada? —Kerr no quería enojarse, pero le era casi imposible contener las emociones, se sentía como un estúpido.—El Alpha de ese entonces, el papá de Víctor… tu padre, él ordenó que no te dijeran hasta que tuvieras la edad necesaria — Bernard parecía avergonzado.—¿Y eso cuándo sería? —preguntó Kerr golpeando con el puño suavemente sobre la mesa.—No sé, pensamos te lo dirían después de su muerte pero…—Pero Víctor asumió el mandato de la manda y ordenó que nadie me lo dije
Kerr pasó la noche en el bosque, las cosas que había llevado, aunque pesadas, no le resultaron nada para su nuevo enorme lobo y le preocupó que un lobo de ese tamaño descomunal dejara un olor más fuerte, pero por más que extendió la conciencia en todas direcciones, no logró percibir nada en absoluto más que un par de animales.Las distancias que separaban a la ciudad de Pradera de la suya eran bastante enormes, y aunque hubiera podido ganar dinero de alguna forma para pagarse un boleto de avión que lo llevara a San Narciso, el pueblo contiguo a Pradera, y que lo llevaría en apenas un par de horas, le pareció agradable pasar un par de días completamente a solas para poder estar con sigo mismo.Su habilidad mental había explotado, a tal punto que casi cualquier cosa que pudiera imaginar podía lograr, y las pequeñas ardillas fueron los conejillos de indias de sus descansos entre carreras.Logró no solo controlar su voluntad a tal punto que pudo hasta hacer que olvidaran como respirar, ha
El silencio y la paz, eso fue lo primero que comenzó a molestar a Vanya. Desde la noche en la que había regresado a lomos de Víctor a la fábrica, toda la manada estaba sumida en un extraño silencio expectante.Habían transcurrido dos días desde que todo había pasado, y Rak no daba señales de vida, parecía que, o se había arrepentido de atacarlos, o estaba preparando una brutal arremetida. Fuera cual fuese el caso, Vanya sospechó que la manada no sobreviviría a aquello. Víctor seguía intentando entrenar a todos los menores y los ancianos del concejo se veían inquietos. Los terrenos de la manada se habían limitado al máximo, y en el bosque reinaba una inquietante paz. Vanya pasó la mayoría del tiempo recorriendo los alrededores en busca de rastros de Kerr, pero más allá de un rastro de sangre detrás de la fábrica no fue capaz de encontrar nada más, cosa que la preocupó. —Los desterrados normalmente dejan el país —le dijo Víctor una mañana mientras desayunaban. Vanya había tratado de
Kerr no supo cómo sentirse al respecto, las personas que se reunieron alrededor de él comenzaron a tocarlo y abrazarlo como si fuera parte de ellos de toda la vida y regresara después de un largo viaje, tal vez así había sido.Después de un rato, cuando casi todo el mundo le había estrechado la mano o dado un fugaz abrazo acompañado de un “bienvenido” Kerr se dirigió al hombre de cabello negro que tenía sus ojos y le habló.—No… no entiendo —le dijo, emotivo, y él se acercó, lo abrazó de nuevo y comenzó a arrastrarlo por el bosque.—¿Qué sabes? —le preguntó el hombre —parece que no mucho —Kerr negó con la cabeza.—Hace apenas un par de días me enteré que mamá era de acá —el hombre lo siguió arrastrando, se veía feliz y emocionado, como si hubiera recibido el juguete de navidad que había esperado toda la vida.Cuando llegaron a una tienda de campaña alta y hecha de una tela gruesa e impermeable el hombre lo metió de un tirón y Kerr se quedó asombrado.La tienda de campaña parecía ser p
A Aleck le sorprendió la fuerza con la que Sebastián lo había golpeado, no era ni un cuarto de lo que podía soportar, pero para el lobo, que tenía cegado los poderes, le pareció que fue un buen golpe. Corrió siguiendo el rastro oloroso del lobo con la maleta al hombro, parecía que a pesar de estar atado de manos era bastante rápido. Lo encontró unos metros más allá de pie junto a un árbol, lo miraba fijamente, como si lo estuviera retando y Aleck avanzó con paso firme, dejó caer el bolso al suelo y avanzó con paso firme. —¿Qué pretendías con esto? —le preguntó y Sebastián se lo quedó mirando con una medio sonrisa en la boca —sabes que sin poderes será imposible que huyas de mi —Aleck siguió avanzando y cuando estaba a solo dos metros del lobo, el suelo bajo sus pies se abrió con fuerza y en seco, como un golpe fuerte y cayó al vacío. Era un pozo hondo, bastante, y por suerte los poderes de Aleck le ayudaron a girar en el aire como un gato y voltear los pies hacia el suelo. El fond
42Kerr permaneció sentado a solas en la cabaña mientras la Alpha se retiró. Si era honesto consigo mismo, le asustaba hablar con Moira, apenas hacía una hora que se enteró que él pertenecía a una raza superior de hombres lobo y ya estaba a punto de hablar con una de las primeras que ha existido desde hace siglos.—Es menor que tú —le había dicho la pelirroja — pero su despertar fue mucho antes, tal vez te sirva para aclarar algunas cosas, no lo sé —y se había retirado a buscarla.Las manos de Kerr sudaban, la cabaña era amplia y cálida y aunque no lo fuera, le pareció que su nuevo cuerpo le ayudaba a conservar mejor el calor, ya que a esas alturas de la montaña el frío era bastante intenso.Mientras esperaba miró la silla que tenía Karina a modo de trono y le pareció graciosos, se imaginó que en el momento en que Rak se diera cuenta de ese querría una para sí mismo. La broma interna que se hizo le amargó la boca, le fue imposible no preguntarse qué estaba pasando en la manada. ¿Vícto
43Cuando Kerr salió de la cabaña tenía en el cuerpo una extraña sensación. La conversación con Moira le había ayudado al menos a entender que lo que le había pasado era meramente un acto evolutivo y que no iba a explotar en cualquier momento, pero el qué hacer con eso le dejó un gran vacío.Las antiguas leyes decían que, si un lobo era expulsado no podía regresar jamás a la manada, a menos de que se posesionara un nuevo Alpha y le permitiera regresar, pero las antiguas leyes ya no aplicaban, las manadas dejaron de creer en cuentos fantásticos y actuaban con más libertad, él podía volver si quisiera a la manada, estaba seguro que si ayudaba en la guerra a Víctor no le quedaría más opción que aceptarlo de vuelta si le juraba de nuevo lealtad, pero ¿quería en realidad?Todas las personas, lobos o humanos, que pertenecían a allí lo habían tratado como si nunca hubiera existido, no supo si acreditarles el hecho de que era el hijo de dos lobos o que simplemente eran desagradables por natur