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Víctor no quería enfrentar la situación, cuando Sebastián entró por las puertas de la fábrica con el vampiro en brazos él mismo envió a un par de muchachos para adecuar una de las celdas para la criatura de la noche, aunque tenía superfuerza, le tomaría un par de minutos liberarse y apostó allí varios guardias armados con dardos por si el vampiro intentaba huir.
Se encerró en su habitación y aunque Sebastián tocó la puerta un par de veces él lo despachó con un: “estoy ocupado” pero lo cierto era que estaba sentado en la orilla de la cama con la mirada perdida por la minúscula ventana que daba al bosque.
observó la habitación, que no era más que una bodega con una cama y un par de cuadros con fotos que a la fuerza Lina había traído de su antigua casa, por lo demás, las paredes estaban mohosas y en mal estado de un color gris cemento.
La puerta se abrió y Lina entró meneando la enorme barriga por todas partes y se quedó mirándolo con los brazos cruzados sobre el pecho. Víctor le apartó la mirada, llevaba muchos años con la mujer como para entender perfectamente qué le diría, así que apretó los dientes esperando la arremetida pero en vez de eso la mujer se acercó, le puso la enorme barriga contra la cara para que él se recostara y le acarició el cabello.
—Sé lo que haces —le dijo ella y él escuchó el sonido de su hijo al moverse dentro del vientre.
—No hago nada —contestó seco y ella le jaló el cabello.
—Exactamente, no haces nada —le dijo ella — sabes que haber echado a Kerr estuvo mal y aun así no haces nada al respecto.
—Echarlo era…
—Estuvo mal —le interrumpió ella —las antiguas reglas ya no aplican a nuestro estilo de vida, mi amor, y él ya se había rendido, se rindió y tú lo pensabas matar de igual forma, de no ser por Benjamín en este momento el remordimiento que sientes por haber expulsado a tu hermano sería por matarlo – Víctor no estaba seguro si realmente quería matarlo, algo dentro de él durante la pelea lo detenía.
—No tengo remordimiento —Lina soltó una buena carcajada sarcástica.
—Claro que lo haces, crees que no me daría cuenta. No duermes, no comes, y estoy segura de que si yo pudiera entrar en tu cabeza te encontraría repitiendo una y otra vez la pelea en tu mente — Víctor se aferró con fuerza a su mujer y la abrazó.
—Toda la vida lo odié —le contó él —y aunque sabía que no era su culpa todo lo que me había pasado pensé que era más fácil odiarlo que enfrentar mis problemas y esa noche, en la pelea, yo no peleaba contra él, peleaba conmigo mismo —Lina le acarició el cabello con ternura —y ahora él ya no está y no tengo nadie para recostar mis frustraciones más que a mi mismo.
—Pues Kerr nunca debió haber sido esa persona —le dijo ella y él se apartó dándole la espalda.
—¿Crees que no lo sé? —le dijo el Alpha y se despeinó el cabello —pero no podía mirarlo sin culparlo, sin ver los ojos de mi madre cuando se despidió de mí, ni los de mi padre cuando murió en la cama y me pidió que lo cuidara, que cuidara al hermano que me quitó todo en la vida.
—Él no lo hizo — le repitió la mujer y él asintió.
—Lo sé, ahora lo sé.
—Justo ahora que ya no está —Víctor se agarró de la cara y dejó escapar el aire, hacía años que no lloraba, muchísimos, tantos que no creyó reconocer la sensación en la punta de la nariz.
—Quise buscarlo después de la pelea —comentó y Lina se sentó en la cama genuinamente interesada —aunque soy orgulloso sabía que nos serviría para la guerra y le permitiría volver si me juraba lealtad, pero…Lair, el anciano del concejo, él me dijo que no era lo correcto, que cambiar mi parecer me haría lucir débil ante la manada, y estos son momentos peligrosos —Lina le golpeó la espalda con fuerza.
—Tu eres el maldito Alpha —le dijo y él volteó a mirarla asustado —puedes hacer lo que te dé la gana sin pedirle permiso a nadie.
—Yo no le pedí permiso, fue concejo.
—Y aun así piensas que no fue lo correcto —él le apartó de nuevo la mirada —¿Por qué no haces por primera vez lo que quiera hacer tu corazón, lo que te diga tu lobo interno, y no lo que un anciano amargado crea que es lo necesario?
—Él aconsejó a mi papá durante todo su mandato y nada salió mal —se defendió Víctor y Lina lo golpeó de nuevo en la espalda.
—Pues tu papá nunca se se enfrentó a la guerra, tuvo el mandato más pacífico y lo único que hizo fue ponerle los cuernos a tu madre con cuanta persona se le atravesó, hombres y mujeres si mal no me contaron, fue un irresponsable, si él hubiera tenido que enfrentar lo que tú se hubiera rendido hacía años, así que deja de culpar a personas que no tienen nada que ver.
»Tu madre te abandonó, sí, pues fue su culpa, tu padre embarazó a otra mujer, sí. Pues es culpa de ellos y no de Kerr —se puso de pie y lo miró con una profundidad que le hizo un hueco en el alma a Víctor —ponte de pie ahora, has sido el mejor Alpha que ha tenido esta mañana y tu mandato no acaba, agarrate de las pelotas y haz lo que creas que es correcto sin importar lo que piensen los del consejo, así nos has mantenido vivos y así lo seguirás haciendo —Víctor se lanzó sobre el cuerpo de su esposa y le dio un fuerte abrazo, escuchó como el corazón de la mujer bombeaba con fuerza —Hacía años quería decir eso —soltó mucho más calmada, masbién conmovida y le besó la mejilla.
—Lo haré —contestó él y ella asintió.
—Habla con Benjamín también, necesita a su padre, alguien tiene que enseñarle a doblar las mangas de la chaqueta —Víctor la miró a los ojos, esa era la mujer que de la que él se había enamorado, la que le dijo esa vez en la cara que era un niño privilegiado y mimado y que por eso no quería ser su novia, pero él se había negado a desistir, y ahí la tenía, once años después y con un hijo de diez y otro por nacer y aun dándole una muy buena lección. Siempre que Víctor hacía lo que creía correcto sin escuchar concejos absurdos acertaba, con Lina él había acertado.
Le dio un enorme beso y se alejó hacia la puerta, de repente, era como si de su cuerpo se hubiera quitado un gran peso, uno muy grande de verdad. Entender que solo él era el culpable de sus frustraciones era más sencillo que pensar que los demás eran los que tenían que arreglar las cosas para que él estuviera bien.
Él era el Alpha, él haría lo que creyera correcto y punto final.
Cuando abrió la puerta se encontró con varias personas que lo estaban esperando, Vanya, Sebastián y varios del concejo entre ellos Lair que trató de tomar lo del brazo para alejarlo de los demás, pero Víctor se negó.
—¿Echaste a Kerr? —le preguntó Sebastián encolerizado, tenía las mejillas rojas y el cabello húmedo, de seguro se había duchado.
—Si, lo sé, fue un error —dijo y estiró las manos para agarrar a su amigo por los hombros —no debe estar lejos, Kerr no tiene ningún lugar a donde ir, si salimos ahora tal vez podamos encontrarlo —Vanya se metió entre los dos hombres.
—Yo voy con ustedes — les dijo y Sebastián negó, pero ella reafirmó su autoridad empujándolo.
—Que él se fuera también es parte mi culpa, necesito encontrarlo —volteó a mirar a Víctor y el Alpha vio en sus ojos una expresión de dolor y arrepentimiento, ¿así se veía él también? Se preguntó, y luego asintió hacia la muchacha. Los tres dieron la vuelta, pero Lair se interpuso en su camino.
—No —dijo — un lobo que estaba desterrado no puede regresar a la manada —Víctor se acercó a amenazante hacia el hombre, ahora que lo notaba, parecía que el anciano tenía una especie de aversión por Kerr, al principio, Víctor pensó era porque su hermano era hijo de dos lobo, todos le temen a lo desconocido, pero en ese momento que lo miraba con un ojo más crítico, notó que ahí había algo más personal.
—Iré por mi hermano —le dijo y el anciano negó, los pocos cabello blancos que tenía en la cabeza se menearon.
—Pero las leyes…
—Me meto las leyes por…— Víctor se interrumpió —Soy el Alpha, Lair —le dijo más calmado —Lo que yo hago no se cuestiona —pasó por el lado del hombre y cuando Vanya pasó junto a él le chocó el hombro.
Cuando llegaron al comedor, Rodolfo, el lobo de la manada de Rak, estaba sentado en la mesa con los suyos y cuando vio a Víctor se puso de pie.
—Que bueno que al fin sales ¿Qué haremos para defendernos de Rak? —preguntó Rodolfo y Víctor le comenzó a explicar que primero irían por Kerr, pero una alarma sonó por toda la fábrica y él se miró con Sebastián.
Corrieron fuera de la fábrica, donde un hombre completamente desnudo los observaba desde el inicio del bosque y Rodolfo dio un paso al frente.
—Es uno de mis hombres, de los que queríamos derrocar a Rak —Víctor le indicó que podía acercarse, el hombre desnudo, de seguro porque venía transformado, tenía en la cara una expresión de alarma que asustó a Víctor —Lim, ¿qué pasó? —le preguntó Rodolfo y el hombre tragó saliva.
—Rak, marcha para acá, atacará al anochecer. Lo escuché y tenía que venir a contarles —a Víctor le subió un escalofrío por la espalda, luego volteó a mirar a Vanya.
— Sé que tienes un plan —le dijo y la muchacha asintió con la cabeza, comenzaba a palidecer — pues entonces hazlo ahora, ya no hay tiempo —luego se volvió hacia los demás que estaban observando desde la puerta —la guerra ya llegó a casa —dijo —prepárense a sobrevivir la noche.
Kerr entró a la tienda que le habían asignado y la miró con decepción, por alguna razón se hizo a la idea de que pasaría al menos unos cuantos días en la manda y que no tendría que enfrentar sus problemas tan rápido, pero ahí estaba, empacando sus cosas listo para regresar a enfrentarlo todo, pero claro que no estaba preparado, si lo estuviera se hubiera dejado llevar por Karina y hubiera tenido una buena noche de sexo, pero el maldito Alphita de peluche tenía que haber aparecido para recordarle lo miserable que tenía que seguir siendo.Se acostó en la cama a pensar, afuera había cierta conmoción de todas las personas que estaban empacando sus cosas y Kerr creyó que debería salir a ayudar, pero no lo hizo, no quería salir de la cama.Se quitó los zapatos y se cubrió con las sábanas y cerró los ojos con fuerza, recordó la humedad de Vanya y lo que sintió en el cuerpo cuando se hundió dentro de ella, lo que sintió cuando la miró a los ojos verdes dilatados y como terminó dentro de ell
48Sobrevivir a la nocheVanya terminó de subir las escaleras con el corazón en la mano, en el comedor estaba ya reunida toda la manada, los humanos y los jóvenes, mientras que los lobos adultos se dispersaron por todo el lugar.De una rápida mirada comprobó alrededor, las ventanas estaban bien selladas con gruesos palos de madera y la puerta principal había sido soldada con enormes vigas de metal que Vanya no sabía de dónde había sacado Víctor.Estaban bien fortificados dentro de la fábrica y Vanya se sintió un poco segura, solo tenían que sobrevivir la noche, si así lo hacían, tal vez Rak se alejara para buscar otra forma de abordarlos.Se unió a los demás que estaban amontonados en el comedor, la mayoría armados con armas artesanales llenas de dardos listos para disparar a cuanto un lobo se le atravesara y Vanya agarró la mano de Lina, la esposa del Alpha, que se veía sudorosa y pálida.—Ya verás que todo va a salir como lo planeado —le comentó ella y Lina apenas la miró cuando asi
Vanya vio como Clarisa se agachó entre las piernas de Lina y tanteó con los dedos la entrada, a lo lejos, se podía escuchar el ruido que hacía la manda acercándose.—Estás muy dilatada, ¿desde hace cuanto estás en trabajo de parto? —le preguntó la doctora y Lina ladeó la cabeza y se mordió el labio cuando la acometió una nueva contracción.—Desde esta mañana, pero pensé que era otra cosa, o estrés —contestó, Lina miró a Vanya y ella notó en sus ojos una preocupación absoluta —¿Por qué ahora mi amor? —le dijo la mujer al bebé y se acarició la enorme barriga.Clarisa la tomó de la mano y comenzó a llevar a Lina hacia la enfermería, un par de ancianas se metieron con ella y Vanya tuvo que ayudarla a llevar. Lina estaba pálida y sudorosa y cuando una contracción le llegó casi se le escapa de las manos a Vanya. La dejaron sobre la camilla y Clarisa comenzó a desinfectar los instrumentos que utilizaría.—¿Qué hago? —preguntó Vanya, tenía el control remoto aferrado a la mano con fuerza y Cla
50Kerr corrió tan rápido como sus nuevas habilidades le permitieron, pero aun así estaba bastante lejos de la fábrica y le tomó al menos un par de horas estar ya en las inmediaciones del bosque que rodeaba el lugar.El ambiente olía a lobos y a sangre y temió no haber llegado a tiempo. A lo lejos una bengala de luz roja iluminó el bosque como una luna de sangre y él extendió la conciencia, tan lejos como nunca lo había hecho y percibió a las decenas de lobos que estaban intentando entrar a la fábrica, pero estaba demasiado lejos como para proyectarles dolor o algo, así que lanzó un fuerte suspiro. Corrió dando enormes zancadas que rompían las ramas y los árboles a su alrededor.Los minutos que tardó en llegar le alteraron los nervios, ¿y si no llegaba a tiempo? Se preguntaba una y otra vez ¿y si la encontraba muerta? Todos los pensamientos se fueron cuando salió del bosque y las patas se le hundieron en la suave tierra que separaba el bosque de la fábrica.Contactó con todos los lob
Kerr observó como Vanya desapareció dentro de la enfermería y pasó en silencio junto a Víctor que miraba a Kerr con una expresión indescifrable. El Alpha dio un paso al frente y luego se detuvo al ver la expresión fría con la que Kerr lo miraba y retrocedió, cerrando la puerta detrás de sí.Kerr bajó a Benjamín que aún seguía colgado de su cuello y le dio un beso en el cabello.—Logré someter a ese lobo de allá —le dijo el niño y señaló hacia donde había otro lobo, también era menor, pero considerablemente más grande que él, se veía nervioso y un poco aporreado y contemplaba a su nuevo Alpha que comenzaba a reunir a los miembros de la manada del bosque.—Bueno, me alegra que no le hubieras hecho mucho daño —le dijo Kerr, el comedor parecía una morgue, había varios cadáveres regados por todas partes y él intentó que Benjamín no los viera, así que se coló por entre la multitud que lo había rodeado seguido de Sebastián y entraron a la cocina.—¿Ahora me explicarás qué fue eso? — le preg
52Kerr estaba frente a la antigua celda de Vanya, en la pared, colgaban los retratos de los miembros de la manada que habían desaparecido y que estaban ahí colgados por orden de Víctor para recordarles a todos por qué en esa habitación tenían secuestrada a una mujer inocente.Recordó que había dicho que, si era necesario perder la humanidad para recuperar a los suyos él lo haría, y ese fue el principio de todo.Kerr estiró la mano y acarició uno de los papeles descoloridos donde un muchacho de unos veinte le devolvía la mirada con una sonrisa.—¿Crees que aún estén vivos? —le preguntó él a Clarisa, la doctora se acercaba desde atrás en silencio, pero Kerr la sintió desde que salió de su habitación.—No lo sabemos —contestó la mujer —espero que sí —traía una jeringa en la mano y toda la intención de escurrir a Kerr para poder analizar qué había cambiado en él. Kerr vio dentro de la mujer una curiosidad sana por comprender su nueva anatomía y todo lo que representaba para los hombres l
53Kerr estaba afuera esperando la llegada de la manda de Karina, podía sentir las conciencias de la juraría que se acercaba a toda velocidad.Los miembros de la manda de Víctor se reunieron en la entrada de la fábrica con mucha curiosidad y Víctor se paró al lado de Kerr.—¿Crees que sea buena idea? —le preguntó el Alpha a Kerr y él se encogió de hombros.—Mejor que las tuyas, sí —en tiempos del pasado Víctor lo hubiera reñido por ser tan grosero, pero en ese momento únicamente lo miró con una tristeza extraña y Kerr prefirió ignorarlo, no le apetecía pensar en ese momento el cambio de actitud que el hombre tenía, quería seguir estar enojado con él, le era más fácil que entender que tal vez él tenía razones, malas, pero al fin razones para haber sido así con él y que ahora quería enmendar las cosas. Kerr no quería enfrentar eso.—¿Entonces ahora es tu manada? —le preguntó el Alpha y Kerr carraspeó la garganta.—Yo no pertenezco a ninguna manda —le dijo Kerr y Víctor estiró la mano y
54Vanya no pudo entrar a la reunión del consejo, así que bajó las escaleras hacia las habitaciones de abajo y cuando llegó a donde estaba Aleck se sentó frente a la celda.El vampiro había recobrado el color de las mejillas, se veía de nuevo robusto y saludable y Vanya comprobó que era bastante atractivo.Se quedaron mirando un rato el uno al otro sin decir una palabra hasta que Vanya le indicó al guardia que podía descansar.—Yo también estuve presa en esa celda —le comentó Vanya y Aleck apenas pestañeó.—Luego pudiste escapar y preferiste quédate con ellos —ella ladeó la cabeza.—Es más complicado que eso —Aleck se acurrucó en la cama —¿Cómo es que tu madre está enferma? Pensé que los vampiros no se enfermaban al igual que los lobos —él se tomó un tiempo en contestar, como si decidiera si valiera la pena o no entablar conversación con ella.—No lo hacemos, pero mi mamá es humana —Vanya apretó el entrecejo confundida —mamá humana papá vampiro puro, por eso soy mestizo.—O sea que er